Libia 2012, hacia la inclusión

Nota Internacional CIDOB 43
Fecha de publicación: 12/2011
Autor:
Juan Garrigues, Research Fellow, CIDOB
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Notes internacionals CIDOB, núm. 43

Mientras los egipcios participaban en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias en un contexto de tensión creciente entre el consejo militar y los manifestantes en las calles, un tipo muy diferente de protesta tenía lugar en la propia plaza de Tahrir en Trípoli. El 7 de diciembre, la plaza Mártir se llenó de cientos de manifestantes (entre ellos muchos policías) llevando carteles en los que se leía “por una Trípoli sin armas”. Los manifestantes no coreaban slogans contra las autoridades de transición, como ha sido el caso recientemente en Egipto y en Túnez, sino contra las qatibas (milicias armadas) que aún patrullan las calles de las ciudades libias.

La protesta, pese a no ser muy grande, es una clara ilustración tanto de lo diferente que ha sido la revolución libia de otras de la región como la de Túnez y Egipto, como también de lo diferentes que son los desafíos que Libia está afrontando. Tras un conflicto de ocho meses que ha afectado la mayor parte de la pequeña población libia de 6.5 millones, el principal reto a corto plazo no es asegurarse de que aquellos que ocupan la autoridad legal actúen con responsabilidad, sino que los cientos de milicias armadas que aún patrullan las calles entreguen las armas.

Más allá de las muchas muestras de alegría tras la caída del régimen de Muammar Gaddafi, algunos están preocupados. En Trípoli, en las últimas semanas, se han producido enfrentamientos armados entre milicias. El gobierno de transición ha fijado fechas límite para que las milicias abandonen la ciudad, pero han sido ignoradas. A lo largo y ancho del país estos grupos armados semiautónomos controlan las calles. El aviso del anterior primer ministro interino Mahmoud Jibril de que Libia corría el riesgo de pasar de una “confrontación nacional al caos” y de que se podría pasar a una “lucha política sin límites” todavía está lejos de ser una realidad pero parece más cerca que unas semanas antes.

Los libios por lo general confían en el sentido común de la mayoría de milicias y creen que, en su momento, entregarán las armas, pero la lucha entre autoridades de transición y milicias revela una realidad más preocupante para la transición libia. Según las palabras de un líder juvenil de Misrata que prefería permanecer anónimo: “el mayor problema hoy por hoy es que aquellos que tienen autoridad legal (los políticos) no tienen poder, y la gente que no tiene autoridad legal (líderes de la milicia) tienen todo el poder”.

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