Las alternativas aparecen y se desvanecen, como el Sur Global. La vida cotidiana de las mayorías urbanas
¿A qué nos referimos cuando hablamos del Sur Global?
Ninguna de las anteriores concepciones normativas parece ser suficiente. Las zonas urbanas a las que solemos asignar esta designación han seguido en gran medida su propio camino, o bien los caminos por los que los han llevado sus conexiones particulares con el resto del mundo (con sus dependencias y oportunidades). Distintos grados de imposición colonial, diferentes formas de participación mundial y distintas valoraciones geográficas han empujado a un primer plano a determinados procesos de urbanización en algunas regiones y no a otros.
Las movilizaciones de sentimiento popular y compromiso político han abierto y, al mismo tiempo, cerrado la proliferación de conectividades a través de las cuales se configura la vida urbana. Los cambiantes compromisos del Estado con respecto a las transformaciones económicas y sociales que pone en marcha la urbanización también aceleran y ralentizan las cosas. Sin duda, la capacidad viral que posee un conjunto limitado de formas de habitar para replicarse a sí mismas a gran velocidad, independientemente de las texturas e historias singulares locales, es la manifestación de una fuerza totalizadora que barre por completo las prácticas, vigentes durante mucho tiempo, de producción de la ciudad. Pueden verse en los países más pobres extensiones significativas de inversión inmobiliaria de alto nivel. Las energías creativas, sinergias e intersecciones de la vida urbana, creadas colectivamente, se abstraen cada vez más: como fórmulas, ventajas de ubicación, ajetreo y alquiler de terrenos. El ahora urbano se transforma en un valor de especulación financiera, algo destinado al consumo, a precios cada vez más elevados.