Francia: Una derecha radical triunfante y su impacto ambivalente en el papel de Francia en Europa

Monografia CIDOB nº 88
Fecha de publicación: 05/2024
Autor:
Georgina Wright, investigadora sénior y directora adjunta de estudios internacionales, Institut Montaigne, París
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«Lucharé cada día por mejorar la Unión Europea y por defenderla Eso fue lo que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió en 2019 antes de las últimas elecciones al Parlamento Europeo. Cinco años después, su promesa se ha convertido en una cruda advertencia: la Unión Europea (UE) debe tomar decisiones audaces para «adaptar[se]» a las nuevas realidades geopolíticas o podría «morir». La ciudadanía europea se enfrenta a la disyuntiva política de elegir a políticos que desean una UE más fuerte o decantarse por quienes quieren romperla. 

Para gran parte de la ciudadanía francesa, las elecciones europeas de junio no tratan realmente de Europa; consisten más bien en expresar su apoyo al presidente y el Gobierno, o el descontento con ellos. Y, lo que es peor, una encuesta reciente de Odoxa muestra que alrededor del 20% del electorado francés no sabe que se van a celebrar elecciones, y alrededor del 50% de las personas con derecho a voto piensan abstenerse. Estas cifras suponen un batacazo para el presidente francés, que ha hecho de la Unión Europea la piedra angular de su política interior y exterior. Los sondeos de finales de abril de 2024 realizados por IPSOS, indican que el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, Rassemblement National (RN), obtendría más del 30% de los escaños, por delante de la lista de Macron, Besoin d’Europe, que se situaría en el 17% (claramente por debajo del 22,24% logrado en 2019). También se espera que el partido de extrema derecha Reconquête, de Éric Zemmour, obtenga el 5% de los votos. 

Una victoria de la extrema derecha en junio tendría importantes consecuencias para la política nacional francesa. Jordan Bardella, que encabeza la lista de RN, ya ha manifestado que su partido pediría una moción de censura contra el Gobierno francés y una nueva ronda de elecciones legislativas. Esto perjudicaría a Emmanuel Macron, cuya coalición no logró asegurarse una mayoría cómoda en las elecciones parlamentarias francesas de junio de 2022. Una mayoría más reducida, o la pérdida de esta, haría casi imposible que el Gobierno francés aprobara nuevas leyes con el consentimiento del Parlamento. Un buen resultado de RN también reforzaría las credenciales de Le Pen de cara a las elecciones presidenciales de 2027, sin garantizarle necesariamente las llaves del palacio del Elíseo.  

Este resultado tendría consecuencias ambivalentes para el papel que desempeña Francia en la Unión Europea. Una menor representación de su lista reduciría, desde luego, el apoyo que Macron tiene en el Parlamento Europeo. No obstante, Francia seguiría siendo un actor clave en el Consejo Europeo. Hay tres razones para ello. Para empezar, el sistema presidencial-parlamentario francés otorga una amplia capacidad de decisión a la figura presidencial, especialmente en los asuntos europeos. En segundo lugar, Francia es el segundo mayor estado miembro de la Unión Europea, por lo que su voz y sus opiniones cuentan. Y, pese a que sus declaraciones son a veces controvertidas, el actual presidente francés sigue teniendo más aliados que enemigos en todas las capitales europeas. Por último, Emmanuel Macron hará todo lo posible para dejar en 2027 un sólido historial en Bruselas como parte de su legado; para cumplir esa aspiración, necesita reunir el apoyo del resto de la UE. 

Un panorama político dividido y poco conocimiento sobre la Unión Europea 

El panorama político francés está extremadamente fragmentado y esta polarización se refleja en los sondeos sobre las elecciones al Parlamento Europeo. Hoy por hoy, el electorado francés puede elegir entre varias listas, a su vez formadas por un solo partido (como Les Républicains, de centroderecha) o un grupo de partidos (como la lista Ensemble, que incluye cuatro partidos centristas: Renaissance, de Macron; Horizons, del ex primer ministro Édouard Philippe; MoDem/Mouvement Démocrate, del ex ministro de Justicia François Bayrou; y UDI/Union des Démocrates et Indépendants, de Jean-Christophe Lagarde). Solo las listas que obtengan al menos el 5% de los votos podrán tener a sus miembros en el Parlamento Europeo. 

RN lidera actualmente las encuestas con más del 30% de intención de voto. La sigue la lista centrista de Macron, Ensemble, con el 17%, y la coalición de centro-izquierda de Raphaël Glucksmann, Parti Socialiste y Place Publique, con el 14,3%. France Insoumise, de extrema izquierda, Les Républicains, de centroderecha, y el partido ecologista (Los Verdes), obtendrían entre el 6% y el 8% de los votos. Por último, Reconquête, otro partido de extrema derecha, obtendría el 5,5% de los votos. Para el presidente Macron, cualquier resultado por debajo del 20% de los votos sería un duro golpe. Esto explica probablemente la reciente oleada de entrevistas sobre Europa que ha ofrecido a The Economist y a los periódicos nacionales franceses, y sus vídeos breves en las redes sociales en los que responde a las preguntas de la ciudadanía. En cualquier caso, al presidente se le ha complicado bastante diferenciar su postura sobre la Unión Europea de la del resto de partidos. A diferencia de 2019, ninguna formación francesa defiende ahora abandonar la UE, lo que no es sorprendente teniendo en cuenta que el 62% del electorado francés desea que Francia permanezca en ella. Este porcentaje se eleva al 80% entre los votantes de entre 18 y 24 años, y al 86% entre los que trabajan en el sector agrícola. 

Sin embargo, las encuestas también muestran que alrededor del 57% de la ciudadanía francesa cree que la Unión Europea será más débil dentro de cinco años. El electorado francés de todo el espectro político pide cambios en el funcionamiento de la UE. Incluso la lista de Macron —la única que se muestra a favor de la Unión Europea en su forma actual— ha cuestionado algunas decisiones comunitarias recientes, como la postura sobre el libre comercio, y ha pedido menos y mejores normas europeas. 

En cuanto a las preocupaciones del electorado, la inmigración es la principal inquietud en Francia, con el 41,7% de las respuestas, seguida del cambio climático, con el 36,3%, y el futuro de la agricultura europea, con el 35,3%. Sin embargo, cuando se les pregunta qué cuestiones determinarán su voto definitivo en las elecciones de junio, los votantes franceses mencionan la reducción del poder adquisitivo (22%), la creciente preocupación por la inmigración (15%) y la saturación del sistema sanitario (9%) como los principales factores. No es de extrañar, entonces, que gran parte de la campaña electoral se haya centrado en debatir si la Unión Europea aumenta o reduce la competitividad de Francia (incluyendo la política energética y su apoyo a la industria y la agricultura francesas), si la UE aumenta o reduce la seguridad del país (todos los partidos condenan ya la invasión rusa de Ucrania, aunque la izquierda radical y la derecha radical siguen mostrándose escépticas sobre una defensa a nivel comunitario) y si la Unión aumenta o reduce la capacidad de Francia de hacer frente a los principales motivos de preocupación ciudadana (como la inmigración y el cambio climático). 

Para la mayor parte de la ciudadanía francesa, estas elecciones serán una ocasión propicia para votar sobre cuestiones nacionales y no tanto europeas. El 37% de las personas encuestadas también han afirmado que utilizarían esta votación para expresar su descontento con Emmanuel Macron y/o el Gobierno francés. Lo que la campaña ha dejado claro hasta el momento es que la mayoría de los ciudadanos franceses no creen conocer bien la Unión Europea ni entender qué funciones lleva a cabo. Solo el 24% de las personas consideran que están «bien informadas» sobre las decisiones de la UE. El porcentaje de quienes creen que Francia ejerce alguna influencia en Bruselas es aún menor. 

El resurgimiento de la derecha radical y la centroizquierda 

La derecha radical siempre ha tendido a arreglárselas bien en las elecciones europeas. Este año se espera que obtenga el mejor resultado de su historia por motivos diversos. En primer lugar, su retórica antieuropea, que disuadió a muchas personas de votar a este segmento del espectro político en 2014 y 2019, se ha moderado hasta casi desaparecer. Ni RN, de Marine Le Pen, ni Reconquête, de Éric Zemmour, piden el «Frexit». En lugar de ello, y al igual que la mayoría de los demás partidos, han preferido hacer hincapié en la necesidad de emprender una «reforma de la Unión Europea». En realidad, muchas de sus propuestas —como abandonar el mercado energético europeo o primar la legislación francesa sobre la europea— irían mucho más allá de una simple reforma. Si se llevaran a cabo, esas medidas modificarían, dividirían y paralizarían la UE, algo que sus oponentes se han apresurado a señalar. 

En segundo lugar, estos partidos —especialmente RN— son considerados la principal oposición en Francia. La progresiva normalización de este último y el hábil uso que hace de las redes sociales lo han convertido en uno de los partidos con más repercusión de la política francesa, si no el principal. Jordan Bardella ya es el segundo político más popular de Francia (38%), a solo cuatro puntos del ex primer ministro Édouard Philippe. Marine Le Pen es tercera (35%). RN, además, tiene mucho alcance en plataformas de redes sociales como TikTok. El grupo Identidad y Democracia (ID) del Parlamento Europeo, del que forma parte RN, llega en promedio a más de un millón de personas en esta red social. Además, tanto Jordan Bardella (RN) como Marion Maréchal (Reconquête) son muy conocidos en Francia y, sin duda, más que la cabeza de lista de Macron, Valérie Hayer. 

En tercer lugar, la extrema derecha se ha beneficiado de las divisiones internas y la pérdida de apoyo popular de Les Républicains, de centroderecha, gran parte de cuyo electorado ha optado por votar a partidos centristas o a RN. Ni siquiera la proximidad con Rusia parece haber mermado la base de apoyo de la derecha radical. Tanto RN como Reconquête han condenado públicamente la invasión rusa de Ucrania, pero a pocas personas parece importarles el hecho de que RN votara en contra de las resoluciones del Parlamento Europeo sobre la prestación de apoyo financiero y militar a Ucrania. 

Al otro lado del espectro político, también se espera que la lista de centroizquierda de Raphaël Glucksmann obtenga buenos resultados, con algunos sondeos señalando que conseguirá entre el 14% y el 16% de los votos. Su llamamiento a una mayor acción para mitigar el cambio climático encuentra eco entre las personas jóvenes, incluidas aquellas de centroizquierda que habían votado por Emmanuel Macron en 2017 y 2022. Glucksmann, además, ha sido uno de los políticos más prominentes durante la campaña electoral europea. 

Macron: (más) débil en Francia, pero aún fuerte en la Unión Europea 

Es demasiado pronto para saber quién ganará las elecciones presidenciales francesas de 2027. En cualquier caso, Emmanuel Macron está pensando en el legado que quiere dejar para la posteridad. Teniendo en cuenta el auge de la derecha radical, Macron probablemente intentará consolidar su reconocimiento como líder clave y visionario de la UE. La influencia europea de Francia creció significativamente en los primeros años bajo su gobierno, debido en gran parte a su estilo y sus ideas personales, que presentó en el discurso de la Sorbona de 2017 y siguió defendiendo, sobre todo, durante la presidencia semestral francesa del Consejo de la Unión Europa de 2022. Su discurso más reciente pronunciado en la Sorbona, en 2024, constituye otro indicador de lo que espera lograr en los próximos cinco años. 

Una mayor debilidad de Macron a nivel interno podría tener implicaciones en el papel que desempeña Francia en la Unión Europea. Para empezar, podría dificultar al Gobierno francés la aprobación de iniciativas de reforma necesarias como, por ejemplo, aquellas enfocadas en reducir el gasto público y la deuda, algo que preocupa a los estados miembros más austeros. Un panorama político más fragmentado y volátil también podría absorber gran parte de su atención, como ocurrió durante el primer año de su segundo mandato. Al mismo tiempo, el presidente francés seguirá teniendo mucha influencia en la política europea y es poco probable que renuncie a desempeñar esa función. Macron sabe que, para conseguir resultados en la UE, necesita el apoyo de la mayoría de los estados miembros y también trabajar en estrecha colaboración con la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. 

En su primer año en el cargo, Macron había visitado todas las capitales de la Unión Europea. En 2019, los eurodiputados de su lista constituyeron la mayor delegación del grupo centrista Renew, lo que garantizó que sus opiniones también se tomaran en cuenta en el Parlamento Europeo. Por último, también se aseguró de tener voz y voto en la asignación de los puestos europeos de más alto nivel (Ursula von der Leyen fue considerada durante mucho tiempo como su elegida). Aunque es probable que la influencia de Macron en el Parlamento Europeo se vea mermada, cabe esperar que tanto él como el Gobierno francés participen activamente en el Consejo y se involucren a fondo en la formación de la nueva Comisión Europea. 

La gran pregunta es quién ocupará la presidencia francesa después de 2027 y hasta qué punto eso tendrá un impacto en la influencia de Francia en la UE. Las elecciones europeas llegan demasiado pronto para despejar este interrogante. 

Monografia CIDOB -88- 2024