Cadenas de valor y comercio en Barcelona. una visión histórica y una propuesta de futuro
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«Estamos en un entorno de guerra.» No es una frase extraída de algún documento de hace 100 años, cuando en Barcelona nuestras empresas sintieron agudamente la escasez de importaciones y la inflación causadas por la I Guerra Mundial, la población sufrió una de las pandemias más mortales del siglo XX, y se rompieron —y más profundamente que hoy en día— las cadenas de valor y el comercio en la ciudad y en el resto de Europa. No. Esa frase la dijo, el 3 de septiembre de 2020, Martín Sellés, presidente de Farmaindustria, patronal de las empresas farmacéuticas del país. Están asociados a ella 141 laboratorios, a 29 de junio de 2020; 45, nacionales, y los demás, filiales o propiedad de multinacionales del resto de Europa y de Estados Unidos. Entre los nacionales están algunos de los grupos familiares más antiguos creados en nuestra ciudad, en Barcelona: Almirall, Esteve, Ferrer. Grifols no está en Farmaindustria como empresa asociada, pero produce medicamentos, y siendo una de las tres mayores corporaciones del mundo en derivados del plasma, tiene su sede corporativa en Sant Cugat del Vallés, y su centro histórico, en plena calle de Jesús y María, junto al paseo de la Bonanova, en Barcelona. La frase del presidente de Farmaindustria es importante; su voz representa a un sector muy competitivo e internacionalizado, en el que Barcelona brilla desde el primer tercio del siglo xx de manera resiliente, muy vinculado a la existencia de redes con el exterior; un sector acostumbrado, desde los años veinte del siglo pasado y sobre todo tras la II Guerra Mundial, y con el acelerón de la entrada en la CEE, a las alianzas estables con empresas de países líderes.