Franziska Giffey

En las elecciones del 26 de septiembre de 2021 en Berlín, por quinta vez consecutiva en dos décadas, se alzó con la victoria el Partido Socialdemócrata (SPD). Su candidata a la alcaldía de la Ciudad-Estado es Franziska Giffey, una especialista en fondos europeos y miembro de su Ejecutiva que hasta mayo de este año fue ministra de Familia y Mujeres en el Gobierno Federal de gran coalición. La próxima alcaldesa tendrá que abordar la penuria de vivienda de renta asequible, un serio problema en toda Alemania, agudizado en tiempos de pandemia y recesión, pero que en la capital federal, donde solo el 14% de los residentes vive en casas de su propiedad, presenta unas características particulares.

Simultáneamente a la elección de la Cámara estatal, los berlineses se pronunciaron en un referéndum promovido por las asociaciones de inquilinos, y apoyado por algunos partidos y sindicatos, sobre la expropiación indemnizada de más de 200.000 pisos pertenecientes a grandes compañías inmobiliarias que hacen negocio con los alquileres. La polémica medida inédita en la UE, una alternativa radical a la limitación por ley de los precios en el mercado del alquiler durante cinco años —que el Tribunal Constitucional vetó en abril—, mereció la aprobación del 57,6% de los votantes.

Giffey fue rotunda en su rechazo a expropiar inmuebles para destinarlos al alquiler social, salida que ve contraproducente y jurídicamente problemática, y ahora manifiesta que el resultado de la consulta, fruto de una iniciativa popular no vinculante para las autoridades, debe ser asumido con "respeto" y "responsabilidad". Opina que, una vez descartado el tope legal de los 9,8 € el metro cuadrado, si se pretende contener la escalada de los precios, la opción más razonable es incrementar drásticamente la oferta multiplicando el volumen de construcción. La Asamblea debatirá seguramente la vía de la expropiación/socialización, pero no está obligada a aprobar un proyecto de ley sobre el particular. Giffey es consciente de que por ella y su partido votaron 400.000 berlineses, mientras que en favor de expropiar lo hicieron un millón.

Las conversaciones poselectorales emprendidas por Giffey, primera mujer Oberbürgermeister y Ministerpräsident de este municipio con rango de estado federado desde 1949, se encaminan a reeditar el Senado de coalición entre el SPD, Los Verdes y La Izquierda; las dos últimas formaciones, a diferencia de la primera, pidieron el sí en el referéndum sobre la vivienda arrendada y su coste desorbitado, aunque con algunas reservas los ecologistas. El tripartito rojo-verde-rojo, o R2G, arrancó en 2016 bajo el liderazgo del ahora alcalde saliente, el también socialdemócrata Michael Müller, y difiere de la fórmula semáforo del SPD, Los Verdes y los liberales del FDP con la que Olaf Scholz espera suceder a Angela Merkel como canciller federal de Alemania. Con 3,7 millones de vecinos censados, Berlín es la urbe más populosa de la UE y un centro internacional de la cultura, las ciencias y las industrias creativas.


(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 27/10/2021. Franziska Giffey fue investida alcaldesa de Berlín por la Cámara de Diputados de la Ciudad-Estado el 21/12/2021, poniéndose al frente de un Senado que preservaba la coalición tripartita SPD-Die Grünnen-Die Linke. Debido a las numerosas irregularidades producidas en la elección del 26/9/2021, el Tribunal Constitucional del Estado de Berlín declaró nulos sus resultados y ordenó la repetición de las votaciones el 16/11/2022. Las nuevas elecciones tuvieron lugar el 12/2/2023, con el resultado de la derrota del SPD de Giffey frente a la CDU de Kai Wegner. De los otros dos socios del Gobierno saliente, Los Verdes experimentaron una subida y Die Linke sufrió un descenso; en conjunto, el tripartito gobernante perdió dos escaños. A continuación, Giffey abrió con la CDU unas conversaciones que desembocaron en un acuerdo de gran coalición. Como resultado, el 27/4/2023 el democristiano Kai Wegner recibió la alcaldía de Giffey, quien siguió en el Gobierno berlinés como vicealcaldesa).

Franziska Giffey, oriunda de la antigua RDA, conoció la reunificación a la edad de 12 años. En 2001 se sacó una licenciatura en Derecho Administrativo por la Universidad de Ciencias Aplicadas para la Administración y la Justicia (FHVR) de Berlín, tras lo cual empezó a practicar en la oficina del alcalde del distrito (Bezirk) berlinés de Treptow-Köpenick, el socialdemócrata Klaus Ulbricht. Desde 2002 ejerció de comisionada de Asuntos Europeos en el vecino distrito de Neukölln.

Hasta el final de la década compaginó este trabajo funcionarial y unos estudios de maestría en Gestión Administrativa Europea, cursados en la FHVR, y de doctorado en Ciencias Políticas, realizados en el Instituto Otto Suhr de la Universidad Libre de Berlín (FUB), obteniendo las correspondientes titulaciones en 2005 y 2010. Su tesis doctoral, defendida con el nombre de El camino de Europa hacia la ciudadanía: la política de la Comisión Europea sobre la participación de la sociedad civil, iba a generar una controversia con consecuencias personales una década más tarde. A la vez, desarrolló sendos cometidos para la Representación de la Ciudad-Estado de Berlín ante la UE en Bruselas y para la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en Estrasburgo. Entre 2004 y 2009 dio además clases de manera esporádica sobre gestión de fondos y proyectos europeos en diversos organismos académicos de Berlín, Hesse, Sajonia y Baja Sajonia.

En 2007 Giffey se hizo militante del SPD y arrancó una carrera política en las secciones distritales del capítulo berlinés. En aquella época, el líder de los socialdemócratas de Berlín era Klaus Wowereit, entre 2001 y 2014 alcalde de la Stadtstaat y jefe de cuatro senados (gobiernos) de coalición distintos, siendo sus socios sucesivamente Los Verdes, los ex comunistas del PDS, La Izquierda (Die Linke, partido sucesor del PDS) y finalmente los democristianos de la CDU. En septiembre de 2010 Giffey fue elegida concejal de Educación, Escuela, Cultura y Deporte del distrito de Neukölln, y en mayo de 2014, meses antes de ceder Wowereit la alcaldía estatal a su correligionario Michael Müller, quien mantuvo por el momento la gran coalición con los democristianos, la especialista en administración europea asumió también la presidencia del SPD en su distrito.

La progresión de Giffey en la política local subió un nuevo escalón en abril de 2015 con su elección para la alcaldía de Neukölln, distrito del sur de Berlín con más de 300.000 vecinos y un elevado porcentaje de población inmigrante, la mitad perteneciente a las comunidades turca, kurda y árabe, así como escenario de un intenso proceso de gentrificación. Neukölln presentaba asimismo unas tasas de paro, pobreza y criminalidad más elevadas que otros distritos.

Ministra federal e investigación por plagio doctoral
En marzo de 2018, al constituirse el cuarto Gobierno Federal de la democristiana Angela Merkel, tercero de gran coalición con el SPD, Giffey estrenó en su misma ciudad un nuevo y más eminente despacho institucional situado a escasos kilómetros del que tenía en Neukölln: el de ministra federal de Asuntos de la Familia, Ciudadanos Mayores, Mujeres y Juventud; del departamento se despedía su colega del partido Katarina Barley, en adelante ministra de Justicia y Protección del Consumidor. En diciembre de 2019 Giffey reforzó su posición en la política federal al ser elegida miembro de la Presidencia (Parteivorstand) del SPD en el Congreso (Parteitag) de Berlín. Fue el Congreso que instaló un inédito liderazgo bicéfalo del partido, conformado por los miembros del ala izquierdista Norbert Walter-Borjans y Saskia Esken, para tomarle el relevo a Andrea Nahles, dimitida en la presidencia a raíz del histórico batacazo sufrido por los socialdemócratas en las elecciones europeas de mayo.

En 2020 el SPD berlinés fue preparando la sucesión de Müller, alcalde en coalición tripartita con Los Verdes y La Izquierda tras las elecciones de septiembre de 2016 pero que descartaba optar a un tercer mandato. En su conferencia del 28 de noviembre, la formación estatal, reproduciendo el esquema aplicado en la ejecutiva federal, eligió copresidentes orgánicos a la ministra de Familia y a Raed Saleh, jefe del grupo parlamentario en la Abgeordnetenhaus o Cámara de Diputados de la Ciudad, con el 89,4% y el 68,7% de los votos, respectivamente.

Como ministra federal, Giffey ejecutaba una estrategia de equidad de género que incidía en la supresión de las aún acusadas brechas y asimetrías en la adjudicación de puestos de responsabilidad dentro del organigrama federal de agencias y empresas públicas, así como en las escalas salariales del sector privado. Un instrumento clave, pero a todas luces insuficiente, era la Ley de Transparencia de la Remuneración (Entgelttransparenz-Gesetz), aprobada por el Bundestag en 2017 y que el SPD, en su programa electoral, quiso reemplazar por una Ley de Igualdad de la Remuneración (Entgeltgleichheits-Gesetz), la cual habría obligado a todas las empresas, independientemente del tamaño de sus plantillas (incluidas las de menos de 200 trabajadores, no afectadas por la Ley de Transparencia), a pagar lo mismo a sus empleados con idénticas funciones y categoría, independientemente de su género. No obstante, esta ambiciosa reforma legislativa, fuertemente criticada por la patronal alemana, se había quedado en el tintero en virtud del nuevo acuerdo de gran coalición con la Unión de democristianos y socialcristianos bávaros.

De todas maneras, una vez elegida copresidenta del SPD berlinés, Giffey apuntaba con nitidez a la empresa electoral de suceder a Müller como alcalde de la Ciudad-Estado. Sin embargo, desde 2019 la ministra venía arrastrando una polémica personal que en los últimos tiempos había alcanzado la condición de clásico de la política alemana al afectar a varios políticos de diversas tendencias, algunos de gran relieve: el descubrimiento de aspectos dudosos o espurios en el currículum universitario; en su caso, se trataba de unos sólidos indicios de plagio y citación incorrecta en la disertación doctoral de 2010.

Giffey negó haber copiado pasajes de su trabajo académico de manera deliberada sin la debida acreditación de fuentes, pero se comprometió a dimitir del Gobierno Federal y a renunciar a sus ambiciones del liderazgo socialdemócrata en su circunscripción si la Universidad Libre de Berlín le retiraba el título de doctora. El proceso interno de revisión e investigación, bastante embrollado, se dilató más de lo esperado y Giffey llegó a la conferencia socialdemócrata de noviembre de 2020 con su título de doctora en vigor. Lo mismo sucedió en el cónclave del 24 de abril de 2021, cuando sus conmilitones la eligieron con el 85,7% de los votos cabeza de lista para las elecciones estatales de septiembre.

El 19 de mayo siguiente, Giffey renunció al Ministerio Federal de Asuntos de la Familia, Ciudadanos Mayores, Mujeres y Juventud. La salida fue anunciada tras saberse que la FUB estaba considerando revocarle el doctorado en Ciencias Políticas por mala praxis científica. Al día siguiente, Merkel colocó en su lugar a Christine Lambrecht, sin descargo de su cartera de Justicia y Protección del Consumidor.

Al marcharse del Gobierno de Alemania, Giffey expresó su "lamento por haber cometido errores" en la preparación de su tesis doctoral, pero confirmó que seguía siendo candidata en Berlín. Giffey seguía así los pasos de otros dos ministros de los gobiernos Merkel, el responsable de Defensa Karl-Theodor zu Guttenberg en 2011 y la titular de Educación Annette Schavan en 2013, ambos de la CDU/CSU, envueltos en sendos escándalos de apropiación de material intelectual ajeno para sus trabajos de doctorado. Irregularidades académicas que, también, estuvieron cerca de costar en 2015 el Ministerio de Defensa a Ursula von der Leyen, la hoy presidenta de la Comisión Europea, y, justamente en estos momentos, su candidatura a la Cancillería a la colíder de Los Verdes, Annalena Baerbock. Al poco, el 10 de junio, la FUB decidió efectivamente despojar a Giffey de su título de doctora al constatar la existencia de "al menos una cantidad limitada de engaño intencional de un grado considerable" en la citación indebida o inexistente de 69 pasajes de texto de su tesis de 205 páginas.

Candidata a gobernar Berlín y la crisis del alquiler en la ciudad
En su programa electoral para convertirse en la primera alcaldesa de Berlín desde 1949, Giffey expuso el compromiso de proseguir y fortalecer los ambiciosos proyectos adoptados por el Senado Müller, a saber, la campaña de digitalización Smart City Berlin, la Estrategia Residuos Cero (Zero Waste Strategie) y el Concepto de Desarrollo Urbano (Stadtentwicklungskonzept, StEK) Berlín 2030. Esta última estrategia, estructurada en ocho subestrategias para cubrir todos los ámbitos de la planificación urbana, la movilidad, la acción climática, la cohesión social, la economía, la convivencia, la educación, la ciencia y la cultura, establecía el marco para el desarrollo sostenible de la ciudad más populosa de Alemania (y de toda la UE, atendiendo a sus límites administrativos): 3,7 millones de habitantes concentrados en un área de 891 km2, vecindad que supera con creces los 4 millones de personas si se considera la conurbación con los distritos circundantes del Land de Brandeburgo (la conocida como Berliner Umland) y que alcanza los 6 millones en el caso de la gran región metropolitana de Berlín-Brandeburgo. La candidata proclamaba su deseo de "desarrollar Berlín como una metrópolis habitable, sostenible, innovadora, intercultural y segura".

Ahora bien, Giffey subrayaba que la lucha contra las situaciones de "declive, pobreza y exclusión social" requería enfrentar con energía el que seguramente era el problema estructural más acuciante de Berlín, y de muy difícil solución: la falta de vivienda de alquiler a unos precios razonables, penuria que amenazaba con abrir graves fracturas en el tejido social, ya dañado durante la pandemia de la COVID-19, en una metrópolis con más personas en riesgo de pobreza (el 19,3%) que en el conjunto del país (el 15,9%). En la capital federal de Alemania, donde el 86% de la gente vivía en pisos y apartamentos que no eran de su propiedad (uno de los porcentajes más elevados de Europa), la oferta de vivienda de renta estaba absolutamente mercantilizada al acapararla las grandes empresas inmobiliarias, principalmente la Deutsche Wohnen & Co.

El propio sector inmobiliario reconocía que entre 2012 y 2019 los contratos de alquiler de la vivienda nueva se habían encarecido a un desaforado ritmo promedio del 11% anual. Es decir, si el metro cuadrado en 2012 costaba de media 8,5 euros, siete años después valía ya 16 euros, un crecimiento próximo al 90%, con el agravante de la inversión de la oferta de los distintos tramos: si antes las casas de los segmentos económicos eran las más abundantes, ahora el segmento más caro predominaba de manera abrumadora. Con los arriendos de las viviendas antiguas los ajustes en los precios y los tramos eran similares, si acaso algo menos acusados. En 2020, el primer año de la pandemia, esta tendencia había continuado, con la salvedad del aumento significativo del número de viviendas ofertadas de nueva construcción. El descenso puntual de la demanda por las restricciones sanitarias se hizo notar. Pero en este 2021 la oferta de viviendas, tanto nuevas como antiguas, estaba cayendo en picado, y la inmensa mayoría de las casas nuevas disponibles costaban más de 14 euros el metro cuadrado. Los distritos donde más rápido subían los precios de los alquileres nuevos eran Mitte, Wilmersdorf y Tempelhof, con alzas de más de 30% en solo 12 meses.

En febrero de 2020, en un intento de atajar el problema, el Senado Müller había sacado adelante una ley para poner topes temporales al precio del alquiler en el mercado libre de la Ciudad-Estado. La nueva norma fijaba un máximo de 9,8 euros por metro cuadrado, nivel situado francamente por debajo de los precios habituales, y no solo en las áreas con el suelo más caro. Esto implicaba que el 90% de los aproximadamente 1,5 millones de contratos de arriendo en vigor quedaban congelados durante cinco años en sus valores de junio de 2019. Además, los inquilinos podían demandar a sus caseros si estos les cobraban una renta que violaba el tope legal. Las inmobiliarias llevaron la medida, que según ellas generaba inseguridad jurídica además de detraer la oferta en perjuicio de los arrendatarios, ante el Tribunal Constitucional de Alemania y el 15 de abril de 2021 este dictaminó que los Länder carecían de competencias para limitar el precio del alquiler; únicamente las autoridades federales, establecía el alto tribunal de Karlsruhe, podían regular en ese ámbito.

Paralelamente a este proceso, las asociaciones de inquilinos de Berlín estaban batallando por la celebración de un referéndum en el que los ciudadanos pudieran pronunciarse sobre la conveniencia de que el Gobierno estatal, directamente, expropiara con derecho a indemnización unos 243.000 pisos y apartamentos, los pertenecientes a Deutsche Wohnen, Vonovia y el resto de compañías del gremio con un parque de más de 3.000 unidades habitacionales en la ciudad. Este volumen representaba el 16,3% del total de viviendas alquiladas en Berlín. La iniciativa popular, que de salir adelante no tendría un carácter vinculante al carecer de naturaleza legislativa, recabó las adhesiones de varios sindicatos, entre ellos el primero de Alemania, IG Metall, y de dos de los partidos que gobernaban en coalición en Berlín, Los Verdes (no sin ciertas dudas y algunas voces discrepantes) y La Izquierda (de manera entusiasta).

Estos sectores hablaban de poner fin a la especulación con la vivienda y a su consideración en la práctica no como un bien básico y un derecho elemental, sino como una mera mercancía o una inversión con afán de lucro. En cambio, el SPD de Müller y Giffey (pero no su sección juvenil, los Jusos, en este punto alineados con la extrema izquierda), la CDU, los liberales del FDP y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se posicionaron en contra, al igual que la Asociación de Empresas de Vivienda de Berlín-Brandeburgo (BBU). Giffey, categórica en este tema, advirtió que expropiar casas era una "línea roja" que no se podía franquear, sobre todo porque transmitía una imagen internacional de intervencionismo público agresivo que podía ahuyentar las inversiones, las startups y el emprendimiento importado.

En junio de 2021, tras dos años de recogida de firmas, los promotores del referéndum cumplieron con los requisitos legales y obtuvieron su convocatoria para el 26 de septiembre, coincidiendo con las elecciones simultáneas a la Abgeordnetenhaus estatal y al Bundestag. Giffey recibió con incomodidad la luz verde la iniciativa popular. Aunque los inquilinos argüían que la Ley Básica alemana —en sus artículos 14 y 15 alusivos a la propiedad como "servicio al bien público" y a la eventual "socialización" con "compensación" de los recursos del país en manos privadas— daba un soporte constitucional a la transferencia de casas a la propiedad pública, la aspirante socialdemócrata insistía en que expropiar "no era el camino correcto" para solucionar el problema de la vivienda asequible.

Ella y Müller, el alcalde saliente, sostenían que lo lógico era aumentar drásticamente la oferta mediante la construcción de hasta 20.000 apartamentos nuevos cada año, y ese esfuerzo precisaba obviamente de la implicación de la BBU. Cualquier intervención de calado desde el sector público pasaba, valoraba Giffey, por un consenso transversal con las asociaciones de inquilinos, las cooperativas de vivienda y las empresas propietarias. Una medida unilateral como expropiar "no creará un solo apartamento nuevo y requerirá gastar millones, dinero que necesitamos urgentemente para construir más casas", aseveraba la dirigente socialdemócrata.

El 26 de septiembre de 2021, a la vez que el SPD federal y su candidato a suceder a Angela Merkel, el vicecanciller y ministro de Finanzas Olaf Scholz, se imponían tímidamente a la CDU/CSU de Armin Laschet, el SPD berlinés de Giffey revalidaba su condición de primera fuerza de la Ciudad-Estado con el 21,4% de los votos obtenidos en la parte del sistema proporcional de listas y un total de 36 de los 147 escaños de Landtag, dos menos que en la pasada legislatura. Segundos quedaron Los Verdes de Bettina Jarasch con 32 diputados, tercera la CDU de Kai Wegner con 30 y cuarta La Izquierda de Klaus Lederer con 24. Para gobernar con mayoría absoluta, se requerían 74 escaños, cuota que alcanzaba con creces el tripartito rojo-verde-rojo del segundo Senado Müller: la suma de las pérdidas de socialdemócratas e izquierdistas y la subida de los verdes volvía a dar los mismos escaños que hasta ahora, 92.

En cuanto al polémico referéndum, que tomaba el nombre de su plataforma promotora, Deutsche Wohnen & Co. Enteignen (literalmente, Expropiar a Deutsche Wohnen & Co.), ganó el sí con el 57,6% de los votos, frente al 39,8% de votos negativos. Independientemente de su carácter no vinculante para la Abgeordnetenhaus, la consulta fue consideraba válida al alcanzar el quórum legal del 25% del total de electores, abstencionistas incluidos, pronunciados a favor. La participación fue del 73,5%. Giffey celebró su victoria en las urnas, que la convertía en alcaldesa electa, y valoró con cautela el referéndum. Según ella, el resultado de la consulta debía ser "respetado" y las autoridades de la Ciudad-Estado procederían a hacer una "evaluación muy importante" acerca de la "legitimidad, constitucionalidad y viabilidad económica", así como sus "consecuencias" para Berlín, de la eventual expropiación con indemnización (sin duda, muy onerosa para las arcas estatales) de cerca de un cuarto de millón de viviendas, que en tal caso pasarían a una nueva empresa pública de gestión de alquileres.

Franziska Giffey, cuyo apellido de soltera es Süllke, está casada con Karsten Giffey, veterinario de profesión. La pareja ha tenido un hijo.

(Cobertura informativa hasta 1/10/2021)