Emomali Rahmon
Presidente de la República (1992-)
Tras graduarse como electricista en una escuela técnica se colocó en una fábrica en la ciudad de Kurgán-Tyube (hoy Qurghonteppa) en 1969. Allí trabajó hasta 1976, excepto el período, entre 1971 y 1974, en que prestó el servicio militar en la Armada soviética, concretamente en las flotas del mar Rojo y el Pacífico. En 1976 comenzó una carrera de apparatchik clásica en el Partido Comunista de Tayikistán (PCT), rama republicana del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), siempre ligada al área agropecuaria. Durante 12 años ejerció de secretario en la administración del comité sindical del sovjoz (granja estatal) Lenin de su Dangara natal. En 1982 obtuvo un título superior en Economía por la Universidad Estatal de la entonces República Socialista Soviética Tayika (RSST) y en 1988 fue nombrado director del sovjoz. Desde abril de 1990 simultaneó esta función con la de diputado al Soviet Supremo de la RSST, y su doble profesión no experimentó alteraciones tras el golpe de Estado fallido del 19 de agosto de 1991 en Moscú y la subsiguiente vorágine que liquidó al PCUS y a la propia URSS unos meses más tarde.
En Dushanbé, los dirigentes comunistas, confrontados con una vigorosa oposición nacionalista y confesional musulmana, decidieron desembarazarse el 31 de agosto del primer secretario del partido y presidente de la República, Kajar Majkámov (que exhibió una actitud ambigua ante el golpe) cuando transigió con las demandas de la oposición y proscribió el PCT. Tras el interinato de Kadriddin Aslónov, el 23 de septiembre fue elegido presidente Rahmon Nabíyev, un apparatchik especialmente conservador que se aprestó a preservar el statu quo con un simple cambio de fachada.
No obstante, una coalición de fuerzas anticomunistas integrada por el Partido del Renacimiento Islámico (HNI), el nacionalista movimiento Rastajiz, el igualmente laico Partido Democrático y la comunidad ismailí concentrada en la región autónoma de Gorno-Badajshán, organizó una serie de manifestaciones que forzó a Nabíyev a compartir el poder en mayo de 1992. El HNI tenía sus bases en Qurghonteppa, estaba liderado por Said Abdullo Nuri y contaba con el apoyo del qazi (esto es, el cabeza de las instituciones musulmanas oficiales) Khoji Akbar Turajonzoda. Esta espinosa cohabitación terminó rompiéndose en septiembre del mismo año cuando los opositores a Nabíyev consiguieron su renuncia y, entre fuertes luchas, hacerse con el control de Dushanbé. El 7 de septiembre la jefatura del Estado en funciones fue asumida por el presidente del Soviet Supremo, Akbarsho Iskandarov, pero esta vez intervinieron las tropas rusas -oficialmente neutrales- en ayuda de los partidarios procomunistas de Nabíyev, generalizándose la guerra civil y convirtiéndose la capital en campo de batalla.
Incapaces de decantar la victoria de su lado, los bandos, cuya mutua animosidad se nutría tanto de ideologías ciertamente contrapuestas pero no menos de viejas rivalidades territoriales o comunitaristas, se avinieron a una fórmula transaccional por la que Iskandarov y su gobierno dimitían, Nabíyev, que pugnaba por la restauración en el poder desde su bastión norteño de Khujand (Leninabad), era marginado y se elegía a un nuevo jefe del Estado en funciones. El 19 de noviembre Rahmónov, que acababa de convertirse en presidente del Comité Ejecutivo del óblast de Kulyab, fue elegido presidente del Soviet Supremo en una sesión que los diputados, casi todos de antigua obediencia comunista, celebraron a buen recaudo en Khujand.
Nabíyev hubo de resignarse a presentar la dimisión formal, que fue aceptada por el Soviet Supremo después de declarar "ilegal" su derrocamiento en septiembre, y Rahmónov formó de mala gana un gobierno de coalición con los islámico-demócratas en cuya jefatura fue renovado Abdumalek Abdulajánov. El 27 de noviembre el jefe del Estado fue confirmado y dejó de regir en funciones. El antiguo poder burocrático quedó así restablecido, pero ni lo conformaban ya los mismos altos cuadros del extinto PCT ni buena parte de la desalojada coalición opositora renunció a combatirlo con las armas. El ascenso de Rahmónov supuso de hecho la asunción de los resortes del poder por los kulyabíes del sur (región ampliamente dominada por el sentir islámico, a excepción precisamente de la ciudad de Kulyab) en perjuicio de los leninabadíes de Khujand, de donde habían salido todos los primeros secretarios del PCT desde los años cuarenta. De momento, ambos grupos soterraron la rivalidad para detener los embates guerrilleros de la oposición, que en 1993 se reorganizó en Afganistán como Movimiento para el Renacer Islámico en Tayikistán (HNIT) bajo la dirección de Nuri y Turajonzoda.
Rahmónov debió mucho de su elección en noviembre y su consolidación inicial en el poder al Frente Popular (SM), una fuerza paramilitar creada por Nabíyev cuando los sucesos de mayo de 1992 que encuadraba básicamente a gentes de Kulyab; el SM jugó un papel fundamental en la reconquista de Dushanbé, y a comienzos de 1993 no tuvo reparos en disolverse (al menos sobre la letra, porque en la práctica varios comandantes mutaron en auténticos señores de la guerra, dotándose de sus propios miniejércitos y bases territoriales de operaciones y mostrando una lealtad cuando menos incierta a las autoridades centrales) a cambio de nutrir las filas del Ejército nacional tayiko en gestación y mandado por oficiales rusos.
Aunque el principal sostén del nuevo régimen era Rusia, en los primeros meses el Uzbekistán de Islam Karímov dio señales de aspirar a un protectorado sobre su montañoso vecino, entre otras razones para mejor contener las influencias fundamentalistas. La minoría uzbeka local tomó parte de la alianza de kulyabíes y leninabadíes, pero la volatilidad de ésta y las suspicacias, nutridas por un nacionalismo tayiko en vías de definirse, frente a las intenciones de un país con ínfulas de potencia regional, frustraron pronto los planes de Tashkent. Moscú, por lo demás, no toleró intromisiones extrarrusas en la gestión de las cuestiones tayikas en el seno de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
En la cumbre de la CEI del 22 de enero de 1993 en Minsk se aprobó el envío de una fuerza de paz de 7.500 soldados rusos, kazajos, uzbekos y kirguises que se concentró en la vigilancia de la frontera tayiko-afgana, escenario de un trasiego permanente de hombres y armas debido a que entonces la importante minoría tayika de Afganistán estaba integrada en el Gobierno mujahid de Kabul. Las gestiones conjuntas de Rusia e Irán (obviamente interesado en el devenir de la única república centroasiática persáfona en una vasta región dominada por lo turcófono) para poner término a la guerra civil cristalizaron en un acuerdo de alto el fuego que fue suscrito por las partes en Teherán el 17 de septiembre de 1994 y que principió un sumamente volátil proceso de reconciliación y de reparto de poderes en el turbulento país.
Dando la impresión de seguir en todo momento el dictado de sus protectores rusos, Rahmónov dispuso una serie de reformas políticas que debían favorecer las conversaciones intertayikas. El 6 de noviembre de 1994 un referéndum aprobó con el 90% de síes la nueva Constitución y al mismo tiempo se celebraron elecciones al restaurado puesto de presidente de la República; Rahmónov, nominado por la Unión de la Juventud (el antiguo Komsomol) y el Consejo regional de Kathlon (nuevo óblast surgido de la fusión de los óblast de Qurghonteppa y Kulyab), se deshizo de su único rival, el ex primer ministro Abdulajánov y candidato de Khujand, con el 58,3% de los votos. El perdedor, que poco después formó el Partido de la Unidad Popular, denunció la comisión de fraude y, ciertamente, la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) se negó a enviar observadores por estimar que la consulta no tenía garantías de equidad y transparencia. El 16 de noviembre Rahmónov tomó posesión de su cargo, pero quedando constancia de que apenas había conseguido votos en Gorno-Badajshán y Khujand.
Las mismas cortapisas a las garantías y representatividad democráticas presidieron los comicios legislativos del 26 de febrero y 12 de marzo de 1995 al nuevo Parlamento o Majlisi Oli de 181 miembros, que como las presidenciales del año anterior fueron ampliamente boicoteados por el frente de partidos desterrados tras el contragolpe de 1992, reagrupados ahora como Oposición Tayika Unida (OTU). Sólo cuatro partidos fueron autorizados a presentar candidatos, siendo uno de ellos el Comunista, que colocó a 60 representantes. Otros 85 electos respondieron al tícket de "funcionarios independientes", si bien tanto unos como otros se alinearon con el proyecto político de Rahmónov.
Las conversaciones entre el Gobierno y la OTU, incluidos varios encuentros directos entre Rahmónov y Nuri, registraron en 1995 y 1996 sucesivas rondas asistidas por los países de la región sin otros logros que las periódicas renovaciones del alto el fuego. Ya puesto en entredicho por las escaladas de violencia en la frontera con Afganistán, el teórico cese de hostilidades voló por los aires en agosto de 1996 cuando la OTU lanzó una ofensiva y tomó temporalmente Tavil-Dara, a 200 km al este de Dushanbé. La guerra civil volvió por sus fueros, y sólo el denuedo ruso logró emplazar a Rahmónov y Nuri ante un acuerdo de paz que fue firmado en Moscú el 23 de diciembre de 1996.
Más convincente que el mero cese de hostilidades de 1994, el acuerdo de Moscú estableció medidas de distensión militar y fórmulas de reparto del poder en Dushanbé. Las prisas de Rusia en aquietar la situación en la pequeña república centroasiática estaban relacionadas con la victoria en Afganistán de la milicia talibán, fundamentalistas sunníes especialmente rigoristas que por razones religiosas y políticas colocaban, teóricamente, en el mismo bando de sus enemigos a Rusia, Irán, Uzbekistán y las distintas facciones de Tayikistán, fueran kulyabíes, leninabadíes, ismailíes del Pamir o islamistas de la OTU.
El HNI mantenía excelentes vínculos con los tayikos afganos del derrocado presidente Burhanuddin Rabbani y el comandante mujahid Ahmad Shah Masud, ahora acorralados en el extremo norte de su país, y una significativa cumbre persáfona tuvo lugar en Dushanbé el 9 de mayo de 1997 entre Rahmónov, el presidente iraní Ali Akbar Hashemi Rafsanjani y Rabbani, reconocido por los otros dos como el legítimo jefe del Estado afgano. Piedra angular del proceso de distensión que comenzaba era la Comisión de Reconciliación Nacional (CRN), que otorgaba representación paritaria al Gobierno y la OTU y que tenía la misión de elaborar un esquema de reformas constitucionales e instituciones representativas, aunque por el momento tal organismo no se concretó.
La posición de Rahmónov se tornó si cabe más subordinada a Rusia por el temor a un desbordamiento en su país de la desestabilización talibán, en forma tanto de olas de refugiados como de acciones subversivas de islamistas penetrados por el sunnismo wahhabí profesado por el régimen de Kabul, o incluso de una agresión militar directa. En las diversas cumbres subregionales sostenidas bajo la égida rusa Rahmónov ha sido, junto con Karímov, el presidente más preocupado por la capacidad de las fuerzas conjuntas, a tenor de los instrumentos provistos por el Tratado de Seguridad Colectiva de la CEI, para salvaguardar de perturbaciones el antiguo espacio soviético, así como el más partidario de adoptar medidas de fuerza contra el régimen Talibán.
25.000 soldados rusos repartidos entre la brigada de pacificación multinacional de la CEI, la 201 división acantonada en el interior y las tropas guardafronteras, han subvenido las necesidades de seguridad, librando no pocos combates y escaramuzas en los límites con Afganistán. Para Vladímir Putin, como para su predecesor, Borís Yeltsin, Tayikistán continúa siendo un país altamente estratégico por razones prácticas de seguridad y de prestigio incompatibles con la dispersión de los antiguos copartícipes de la URSS; para Rahmónov, Rusia es el "único socio fiable" con que cuenta el país, de suerte que la expiración el 16 de septiembre de 2000 del mandato de la brigada de pacificación de la CEI no supuso ningún cambio estratégico.
La introducción a un decreto suyo de una moneda nacional, el rublo tayiko, en 1995 (a su vez reemplazada por el somoni en 2000) no cuestionó la absoluta dependencia de Rusia también en lo comercial y financiero. El Tayikistán de Rahmónov no sólo ha secundado de buen modo todas las iniciativas rusas de vivificar a la CEI e integrar (forzosamente mediante alineamientos subregionales, por la reluctancia de varias repúblicas a seguir la pauta del Kremlin) a sus miembros, sino que muchas veces ha dado la sensación de desenvolverse como un simple apéndice de la Federación Rusa con soberanía limitada. Ahora bien, al no compartir frontera, ni historia, ni cultura eslava, Rusia tampoco aspiraría a establecer con Tayikistán una unión interestatal como la practicada con Bielarús (cuyas autoridades, por otro lado, no han tenido ambages en criticarle determinadas actitudes no obstante sus entusiasmos integracionistas).
El 3 de noviembre de 1995 Tayikistán se unió a la recién lanzada unión aduanera de Rusia, Bielarús y Kazajstán, y el 27 de abril de 1996 fue socio fundador del denominado Grupo de Shanghai con Rusia, China, Kazajstán y Kirguistán. Creando una excepción en el seguidismo de la potencia heredera de la URSS, el 26 de marzo de 1998 el país se integró en la unión aduanera exclusivamente de Asia Central que auspiciaban Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán, si bien muy poco después, el 28 de abril, Moscú, Minsk y Almaty acordaron la entrada de Tayikistán en la más estructurada unión aduanera de la CEI.
El proceso de paz en Tayikistán se ha desarrollado desde 1996 con lentitud suma e importantes altibajos. La animosidad contra Rahmónov incubada en los sectores laicos, incluido los clanes kulyabíes, por la forzosa componenda con la oposición se ha manifestado violentamente en varias ocasiones, siendo las más graves: el magnicidio frustrado del 30 de abril de 1997 en Khujand, del que el presidente escapó con heridas leves en una pierna y que desató una ola de detenciones en esa región norteña; el confuso intento de golpe de Estado, supuestamente perpetrado por militares contrarios al proceso de paz, del 9 de agosto de 1997; y la invasión del coronel de etnia uzbeka Mahmud Khodaberdáyev el 4 de noviembre de 1998 desde Uzbekistán (donde había recibido acogida tras ser expulsado por los gubernamentales de su bastión en Qurghonteppa), cuyos hombres ocuparon por unas horas la ciudad de Khujand con un saldo elevado de muertos y heridos.
Estos intentos de derribar a Rahmónov han presentado indudables trasfondos políticos en los que se adivina el temor a una revisión del Estado laico consagrado en la Constitución, pero se confunden también con dinámicas puramente delictivas o mafiosas que han proliferado al socaire de la guerra civil. Otrosí: en los últimos tiempos también han menudeado las acusaciones al núcleo duro de kulyabíes que encabeza Rahmónov de amparar prácticas depredatorias exclusivistas, sin ningún concepto nacional, de los recursos del país. Por otro lado, la responsabilidad de Tashkent en la incursión de Khodaberdáyev en 1998 puso en la picota unas relaciones bilaterales trufadas de desconfianza desde tiempo atrás. No se ocultaba que a Karímov, confrontado con su propia disidencia confesional, le desagradaba profundamente el modelo tayiko de reparto de cuotas de poder con el islamismo político, sin olvidar que Rahmónov desarrolló desde la crisis afgana de 1996 un incipiente nacionalismo tayiko doblemente adverso a las pretensiones de hegemonía regional de Tashkent y a las emanaciones desestabilizadoras de Kabul.
Un prolongado período de reproches por la libre actividad a ambos lados de la frontera común de milicianos uzbekos (que de paso sembraron de violencias la hasta entonces tranquila Kirguistán) dio paso el 15 de junio de 2000 a un tratado tayiko-uzbeko de "Amistad Eterna" firmado por Rahmónov y Karímov en Dushanbé. El documento incluía un memorándum sobre la delimitación de los limites entre los estados y el desarrollo de la cooperación bilateral. Por el denominado Acuerdo de Paz y Reconciliación Nacional suscrito con Nuri en Moscú el 27 de junio de 1997, Rahmónov se comprometió con el retorno de los exiliados y los refugiados, la liberación de los prisioneros políticos, la legalización de los partidos de la OTU y la integración de sus efectivos tanto en el Ejército nacional como en el Gobierno, donde obtendrían el 30% de los puestos. También se decidió convocar la demorada CRN, cuya presidencia fue concedida a Nuri y cuya primera reunión se celebró en la capital el 15 de septiembre.
El 10 de marzo de 1998 tomó forma el Gobierno multipartito con la inauguración de Turajonzoda (el cual inició un acercamiento al poder que le acarreó su expulsión del HNI) como primer viceprimer ministro, pero la aprobación dos meses después por el Majlisi de una ley que proscribía todo partido de índole religiosa levantó tal tensión que Rahmónov hubo de propiciar unas enmiendas que al menos no imposibilitaran la legalización de nuevo del HNI. Aquella no fue fallada por el Tribunal Supremo hasta el 12 agosto de 1999 con motivo del levantamiento de la prohibición de 1993 sobre los partidos de la oposición, medida liberalizadora que siguió a la culminación el 3 de agosto del proceso de desarme e integración de los combatientes de la OTU en las fuerzas de seguridad del Estado.
La voluntad de aperturismo y concordia de Rahmónov pasó examen en las consultas electorales del 6 de noviembre de 1999, presidencial, y del 27 de febrero y 12 de marzo de 2000, legislativa, pero los observadores no dieron una buena calificación. De cara a la primera convocatoria, Rahmónov, que tras el Acuerdo General de 1997 hizo el Hadj o peregrinación a La Meca en pública demostración de su fue mahometana, ordenó crear, en julio de aquel año, un Movimiento por la Unidad Nacional y el Renacer de Tayikistán cuya presidencia asumió. Esta fuerza no tardó en ser relevada en su cometido por uno de sus integrantes, el Partido Democrático Popular de Tayikistán (HKDT), evolución del Partido Popular de Tayikistán que obtuvo cinco escaños en las legislativas de 1995 y que en junio de 1997 se articuló como la más importante agrupación del campo presidencial. De proclamado ideario centrista aunque sus cuadros proceden de las élites comunistas, el HKDT otorgó la membresía a Rahmónov el 10 de marzo de 1998 y el 18 de abril siguiente le eligió su presidente.
Rahmónov ya tenía un partido que le avalara y optó a la reelección en unas circunstancias muy favorables: Abdulajánov y su partido fueron vetados por hallárseles una conexión con la disidencia de Khodaberdáyev, mientras que la OTU, pasto de las defecciones y disidencias en torno a la conveniencia de seguir participando en la CRN ante las continuas obstrucciones del régimen, llegó a las urnas muy debilitada.
Por otro lado, el 26 de septiembre los votantes aprobaron en referéndum 27 enmiendas a la Constitución para la creación de un Parlamento bicameral, el refuerzo de los poderes del presidente y la extensión de su mandato de los cinco a los siete años, y la autorización de los partidos políticos de índole religiosa, lo que dio carpetazo definitivo a la polémica abierta por la ley de mayo de 1998.
Así las cosas, el 6 de noviembre de 1999 el candidato de la OTU -virtualmente reducida al HNI-, el ministro de Economía Davlat Usmon, sólo cosechó un 2% de los votos frente al 97% de Rahmónov, en unas elecciones que no fueron monitorizadas por la OSCE por razones idénticas a las aducidas en la edición de 1994. El 16 de noviembre Rahmónov prestó juramento de su segundo mandato quinquenal, que salvo que se revise de nuevo la Constitución no podrá ser renovado en 2006. Las esperanzas de la oposición de ampliar su presencia en la vida pública se vieron frustradas en las elecciones de 2000 a la Asamblea de Representantes o Cámara Baja del Majlisi. Entre acusaciones de violar un protocolo de garantías electorales, el HKDT conquistó el 64,5% de los votos y 30 escaños, seguido por el afín Partido Comunista con el 20,6% y 13. El HNI sólo registró el 7,5% de los sufragios y 2 actas, y la supremacía del partido del presidente se aseguró con la adición de los 15 diputados electos como independientes.
Tras estos procesos el orden de cosas no ha variado en Tayikistán, con los kulyabíes de Rahmónov detentando lo esencial de la administración, la economía y los órganos de fuerza, los pamiríes y leninabadíes marginados de la vida política y las fuerzas islámico-demócratas maniatadas por sus contradicciones internas y unas reglas del juego desventajosas. Paradójicamente, el país ofrece el escenario más abierto de toda Asia Central, donde los sistemas presentan aspectos de mayor intolerancia con la oposición y de una concentración de poder unipersonal que les convierten en dictaduras sin tapujos.
(Cobertura informativa hasta 6/9/2001)