Soberanía de datos y democracia participativa para construir ciudades digitales de abajo arriba: el caso de Barcelona
¿Qué función tienen las ciudades actualmente frente a una crisis de sistema que se ha vuelto insostenible, en la que se multiplican desafíos de ámbito mundial que van desde el aumento de las desigualdades, el cambio climático, la inmigración, o la inestabilidad geopolítica y financiera al estancamiento laboral y la reducción de los salarios? Si examinamos algunas de estas tendencias y desigualdades, podemos hablar de una crisis del orden mundial liberal occidental que es, en esencia, una crisis del imaginario neoliberal y, más en concreto, una crisis de representación política. Las elites políticas parecen cada vez más incapaces de representar a una población que se siente excluida, lo que está teniendo como consecuencia que el nacionalismo de derechas gane poder en todo el mundo. La extrema derecha es una de las posibles respuestas a la crisis general motivada por las políticas fallidas de la última década, pero no la única.
¿Pueden las ciudades revertir estas tendencias y convertirse en un laboratorio político en el que ensayar alternativas democráticas y sostenibles? ¿Pueden ser las ciudades lugares pensados para quienes viven en ellas, para quienes resisten e intentan ofrecer respuestas colectivas y de ámbito local a los problemas mundiales a través de la solidaridad y la autoorganización? En este capítulo expondré que ciertas características de las ciudades, como su proximidad a los ciudadanos o su escala, que es idónea para ensayar políticas radicales que se basen en las verdaderas necesidades de las personas y en sus preocupaciones medioambientales, las han llevado a establecer redes y coaliciones eficaces a través de las cuales proponen programas y soluciones políticas alternativas.