La guerra y la pandemia empujan a Occidente a intentar producir en países “amigos”

El mundo es un lugar más peligroso que hace un lustro. Más inestable. ¿Habrá guerra en Taiwán? ¿Seguirá mucho tiempo la invasión de Ucrania? Los Gobiernos están en alerta, y también las grandes empresas. Hay que dejar de depender de los países que son enemigos o pueden llegar a serlo en un futuro cercano. Occidente ya no se fía de China como fábrica del mundo ni de Rusia como gasolinera global. Se impone pasarse al friendshoring, la producción e importación de países amigos. “Ha surgido la necesidad de que las cadenas de valor sean más resistentes a los shocks externos e internos”, dice Víctor Burguete, investigador sénior de CIDOB. “Con la guerra de Ucrania todo el foco pasó al abastecimiento energético, que no deja de ser otra cadena de valor”.

 

 

>> Acceder a la información