Afganistán dos años bajo el régimen talibán: un país asfixiado económicamente con los derechos sepultados

El Emirato Islámico de los talibanes cumple este martes dos años de vuelta al poder en Kabul. El régimen autárquico, contra todo pronóstico, ha aguantado dos años en un Afganistán quebrado que amanece cada día más oscuro y silenciado. “Afganistán pende de un hilo porque hay otros países que colaboran con el régimen actual y porque las agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales siguen manteniendo a la población”, explica Ana Ballesteros Peiró, doctora en Estudios Árabes e Islámico e investigadora senior en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB). Insiste en que si no fuera por el exterior, el régimen no habría sobrevivido, “ya habría colapsado”. El régimen talibán es tan hermético que ha conseguido que no se manifiesten al exterior las divisiones internas que, sin embargo, existen. Hay muchas dificultades para conocer lo que está ocurriendo dentro, matiza la analista de CIDOB, que “nuestros” contactos se marcharon y que se trata de un régimen que desde su llegada se ha hecho con el control de la prensa y se ha esforzado en borrar todo rastro de medios independientes. Esto se añade a la “gran cantidad de propaganda de que todo va bien para tapar la realidad”, aclara Ballesteros.

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