Reseña de libros | Robots como reflejos de humanidad

Revista CIDOB d'Afers Internacionals_138
Fecha de publicación: 12/2024
Autor:
Candela Ollé, Profesora agregada de los Estudios de Ciencias de la Información y la Comunicación, Universitat Oberta de Catalunya
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Coeckelbergh, Mark. La ética de los robots. Editorial Cátedra, 2024, 200 págs.

El libro se plantea como una guía para la reflexión y toma de conciencia como ciudadanos de un mundo complejo. Mark Coeckelbergh es profesor de Filosofía de los Medios de Comunicación y Tecnología en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Viena, con una dilatada trayectoria como escritor. El autor organiza el libro en ocho capítulos: una introducción para conocer la estructura, enfoque y objetivos (cap.1); seguidamente profundiza en diferentes tipologías de robots, desde los industriales (cap. 3), del hogar (cap. 4), los focalizados en la atención sanitaria (cap. 5), los coches autónomos (cap. 6), y los drones asesinos (cap. 7). El último capítulo aborda la ética medioambiental y, para cerrar la monografía, se incluyen un glosario, la bibliografía y un índice analítico. 

Se adivina en cada capítulo la vocación didáctica del autor; incita a la reflexión constante e intenta que se comprendan mejor las implicaciones derivadas, a través de detalles que partiendo de un filósofo pueden parecer lógicos, de sentido común, pero que actualmente cada vez son más escasos: la ética es más necesaria que nunca en una sociedad enmarañada. Los capítulos empiezan captando la atención del lector con ejemplos cinematográficos o una nota manuscrita. Y las referencias bibliográficas citadas son exhaustivas, detalle que podría permitir al autor posicionarse mejor, pero este no suele hacerlo, y va avanzando el relato con un «recomiendo mayor discusión» –una de sus frases habituales–. Sería osado, sin ser experta ni filósofa, dar más respuestas que el propio autor, pero sí que me atrevo a expresar mi posicionamiento con el cumplimiento de las leyes de la robótica o leyes Asimov, datadas del 1942, en concreto la primera: «un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño» –citada en más de una ocasión por Coeckelbergh– y con esta premisa sigo la reseña. 

Destacaría de los robots industriales su papel en el trabajo del futuro, donde la automatización de profesiones lleva consigo una pérdida de empleo y la sustitución laboral, a pesar de que los humanos serán necesarios para tareas de supervisión. Según datos de 2018 del Foro Económico Mundial, «destrezas como la creatividad, la originalidad, la iniciativa, el pensamiento crítico, la persuasión, la negociación, la resiliencia, la inteligencia emocional y el liderazgo mantendrán su valor o se volverán más valiosas»  En el mismo contexto industrial, se plantea cuál podría ser el papel de la robótica y la IA, como tecnologías que pueden resolver problemas (medioambientales, por ejemplo), aunque también cuestionando su dependencia.

De la industria pasamos al domicilio, donde encontramos robots denominados compañeros de hogar. De la variedad de aspectos que presenta el autor destacaría la triangulación entre robots, ética y edad (jóvenes en contraposición a usuarios mayores, su salud y grado de dependencia). El uso de los robos domésticos lleva a plantear: ¿Qué sucede cuando ocurre algo malo?, ¿quién es el responsable? El autor nos adentra en una sociedad vigilada, donde tener robots también es sinónimo de dar nuestros datos y reducir nuestra privacidad. 

El capítulo 4 pone el foco en la telemedicina y enfermería, desde la perspectiva de los cuidados. Cita el potencial demostrable en cirugías del robot da Vinci, pero no pasa por alto cómo se distribuye la responsabilidad legal. Además, expresa la preocupación cuando los robots se usan solo para ahorrar dinero sin beneficio claro para el paciente. El libro plantea de nuevo un tema de gran interés en la interacción entre los robots y las personas con demencia y/o edades avanzadas: ¿Qué se considera un buen cuidado? ¿Qué cuidados queremos? 

El autor exhorta a la investigación e innovación responsables, dónde la ética esté presente desde el principio del proceso de desarrollo. Además, introduce conceptos como la agencia moral y la responsabilidad distribuida entre las muchas manos implicadas en la creación. «Sería altamente irresponsable no hacer responsables a los humanos de las acciones y consecuencias de los artefactos más bien limitados y, a veces, graciosamente torpes, que son llamados robots, tanto automatizados como no» afirma. La idea es que la brecha de responsabilidad y la brecha de conocimiento sean abarcables e insiste en la posibilidad de crear regulación que exigiera que solo se pudieran construir robots y sistemas autónomos que cumplan las condiciones de responsabilidad. 

Seguidamente, cuando se abordan los coches autónomos, el autor expresa que «nos deberíamos centrar en la ética de los humanos en lugar de intentar desarrollar máquinas morales».[IV3]  Veo relevante e imprescindible el hecho de estar informados para ser conscientes de las acciones y consecuencias de la tecnología usada –una afirmación que no por ser coherente y de sentido común se debe obviar–.

El foco en los robots androides llega en el capítulo 6. A pesar de que la gente sabe que los robots son máquinas (son cosas y no tienen estados mentales, ni conciencia, ni sensibilidad) interactúan con ellos como si fueran seres humanos o animales. Consecuentemente, con el tiempo, los robots se volverán normales, dejaremos de temerlos y los aceptaremos. El capítulo 7 trata de las armas letales autónomas militares y los grados de autonomía de estas; se plantea la brecha de responsabilidad mediante el uso de regulación y estándares –aspectos ya comentados en otras tipologías de robots–. Para terminar, el libro añade más reflexiones acerca de por qué creamos robots y por qué deberíamos construirlos. «Los robots nos ayudan a comprender lo que nos hace humanos, hablar de la ética de los robots abarca temas sobre lo humano, nos sirve para distinguirnos de otras entidades» afirma el autor. Una de las cuestiones reiteradas también en otros libros del autor son las medioambientales, como el cambio climático y la destrucción del ecosistema del planeta Tierra. Sin planeta ni humanos, ¿cuál es el futuro de los robots?

Coeckelbergh establece un diálogo con una ética y filosofía moral general, desde la que se pueda aprender y a la que pueda contribuir. Incide en la dependencia de los robots, en la regulación del uso, los límites y nuestro futuro como especie, donde es clave la educación. Termino con otra cita del autor: «Dejemos que el espejo robótico nos muestre cuán democráticos somos realmente, cuánto podemos y queremos ser cuando se trata del futuro de la tecnología y de la sociedad»

Revista CIDOB d’Afers Internacionals, nº 138
Cuatrimestral (octubre-diciembre 2024)
ISSN:1133-6595 | E-ISSN:2013-035X