Las regiones y ciudades del norte de África: esperando su primavera
Notes internacionals CIDOB, núm. 38
Las revueltas que han tenido lugar a principios de año en Egipto y Túnez y que en ambos casos han provocado la caída del régimen, han abierto un periodo de transición que intenta refundar el orden político y jurídico de ambos países. Se trata de un complejo proceso constituyente en el que muchos elementos deberán tenerse en cuenta.
El debate acerca de la reforma de los Estados en el norte de África y la transición democrática se enmarca en un proceso que se había iniciado ya en algunos países de la región. Las revueltas populares han precipitado reformas también en Argelia y Marruecos, donde ya se estaban produciendo ciertos cambios. La transición hacia la democracia abre un periodo complejo que debería sustituir las dictaduras existentes por nuevos regímenes más democráticos e inclusivos y en los que la descentralización política, económica y administrativa del poder a favor de las administraciones más cercanas a las necesidades del territorio, ayuntamientos y regiones, podrían ser elementos clave para asegurar el éxito de esta nueva etapa. Se trata de un camino de largo recorrido en el que muchos interrogantes quedan aún sin responder. ¿Cómo organizar el proceso constituyente? ¿Cual será el reparto de poderes en esta nueva etapa? ¿Qué papel pueden desempeñar los diferentes actores que componen el Estado? Y cómo plantear una cuestión que hasta ahora está teniendo menos protagonismo: ¿Se puede avanzar hacia la democracia sin plantearse también una descentralización del poder hacia el territorio y la ciudadanía, donde precisamente nacieron las reivindicaciones que han provocado los cambios de regímenes?
Para avanzar en esta senda habría que abordar un problema estructural común al conjunto de países del norte de África: el escaso interés por parte de sus dirigentes históricos en promover la gobernanza local y regional para la mejorar “la prestación de servicios públicos, propiciar la consolidación del Estado y de la paz, mejorar la representación democrática” desde su ámbito de actuación más cercano. Por todo ello, el papel de los gobiernos locales y regionales en la configuración democrática de los Estados en el norte de África, a pesar de parecer una cuestión marginal, es relevante tanto por ser el espacio físico (municipios y regiones) donde se nacen y toman aliento las protestas como también porque a menudo ha reproducido las mismas dinámicas autoritarias y represivas del poder central a escala local, sin permitir el margen de autonomía necesario para el desarrollo inclusivo de los territorios.
(...)