Introducción: desinformación y poder, la crisis de los intermediarios

Revista CIDOB d'Afers Internacionals_124
Fecha de publicación: 05/2020
Autor:
Daniel Innerarity y Carme Colomina
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Este número 124 de Revista CIDOB d'Afers Internacionals se presenta en un momento de excepcionalidad global; entre medidas de protección y aislamiento decretadas para luchar contra una pandemia, la de la COVID-19, que ha amplificado las vulnerabilidades de un mundo conectado física y comunicativamente. Nuestra necesidad de respuestas ante la incertidumbre que vivimos nos ha sumergido en una sobreexposición informativa que se ha visto plagada de noticias falsas, bulos, pseudociencia o teorías conspirativas, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud nos ha declarado víctimas, no solo del coronavirus, sino también de la infodemia, es decir, de una sobrecarga de información no fiable que se propaga rápidamente entre la población. Otra de las consecuencias de este confinamiento que nos ha recluido temporalmente en nuestros hogares ha sido la aceleración de la digitalización de una parte importante de la población, desde la organización de la cotidianidad privada y laboral hasta el contacto afectivo virtual impuesto por la distancia social. A su vez, el control tecnológico de la ciudadanía ha emergido como un recurso efectivo para limitar la propagación del virus, y se ha ensanchado así la asimetría de la información que, desde hace tiempo, permite a gobiernos y grandes corporaciones tecnológicas saber cada vez más sobre la privacidad de los ciudadanos, ante la ausencia de una gobernanza compartida de los datos. Sin embargo, este número sobre “Desinformación y poder: la crisis de los intermediarios” se concibió mucho antes de este momento determinante para unas relaciones internacionales que ya se reescriben a través de las nueva líneas de confrontación tecnológica.

El conflicto entre verdad y política viene de muy lejos. Aunque la democracia no tiene por objetivo alcanzar la verdad, sino la gestión de lo público con la contribución de la ciudadanía, la información y las narrativas compartidas son una precondición del discurso democrático. Sin embargo, la digitalización del espacio público ha añadido complejidad a nuestra relación con la verdad. Las redes sociales han acelerado también el proceso de desintermediación, un cambio de prescriptores en la interpretación de la realidad, y han multiplicado la producción de contenidos y, con ellos, la capacidad de penetración de la desinformación. El debate público se ha fragmentado en silos de supuestas verdades compartidas por unos usuarios, desconcertados o crédulos, dispuestos a diseminar una información que quizás sea falsa, pero alimenta una polarización real. 

En este sentido, la desinformación es un fenómeno tan complejo como la realidad que pretende simplificar. Por eso, el presente número pretende analizar los distintos aspectos de este cambio tecnológico, político y social.

Cambios en nuestra relación con la verdad y la política

¿Existe el derecho a mentir? ¿Cómo se protege la verdad? En su artículo, “Donde habitan las mentiras: libertades de expresión e información en tiempos de odio e hiperinformación”, Verónica Yazmín García Morales analiza si, desde una perspectiva jurídico-constitucional, la mentira tiene cabida legítima en el debate público de un sistema democrático. Para ello, la autora se adentra en la configuración de la libertad de expresión y de información como pilares imprescindibles de la democracia, ya que uno de los mayores riesgos del incierto combate contra la desinformación es la limitación a la libertad de expresión y su consiguiente daño a la dignidad humana. ¿Cómo se puede proteger este derecho en un escenario de agresión geoestratégica? Monika Hanley examina este reto a partir de las acciones tomadas en la Unión Europea y en Ucrania ante la irrupción de la  desinformación rusa y su capacidad de influir en la sociedad y en la generación de desconfianza hacia gobiernos y medios de comunicación. Los gobiernos “no pueden forzar a los individuos a que crean algo en contra de su voluntad, ni coartar su derecho a elegir cómo se informan”, advierte Hanley. Sin embargo, la desinformación aprovecha la erosión de la verdad para atacar la idea misma de objetividad y de confianza. En este espacio de verdades fragmentadas, pensamiento binario y preeminencia de la emotividad, arraiga con éxito la polarización política. En consecuencia, las nuevas tecnologías han afianzado el éxito electoral de las fuerzas populistas. En este volumen, Laura Cervi se centra en la figura de Matteo Salvini para analizar el uso de las redes sociales por parte del líder de La Lega italiana para maximizar la atención y los efectos de su comunicación emocional, así como para alimentar su creciente personalización y su estrategia de campaña permanente.

Cambios de intermediarios y en la credibilidad de la información

La tecnología ha transformado nuestra experiencia de inmediatez, nos ha sumido en una infinidad de posibilidades informativas y ha acelerado los tiempos periodísticos. El consumo directo de información desde la red aumenta nuestro acceso a todo tipo de contenidos y aparecen nuevos intermediarios en el juego político. El monopolio interpretativo ejercido por los medios tradicionales de comunicación entra en crisis. En este contexto, el artículo de Juan Luís Manfredi y María José Ufarte detalla las distintas técnicas de desinformación y analiza los efectos de la irrupción de la inteligencia artificial en la configuración de la industria informativa, tanto en la creación de contenidos como en su diseminación.

El proceso de desintermediación alumbra, sin embargo, nuevos actores en el análisis de discursos y hechos políticos. Francisco Paniagua, Francisco Seoane y Raúl Magallón-Rosa se refieren en su trabajo a los verificadores que dirimen la veracidad de afirmaciones políticas y periodísticas. Su artículo analiza los bulos electorales identificados durante la campaña de las elecciones generales españolas del 28 de abril de 2019, pero también los efectos de la robotización política en la diseminación de esta desinformación. Finalmente, desde esta noción polisémica del concepto de intermediario, Amparo Huertas y Luiz Peres-Neto nos trasladan al espacio de la comunicación transnacional vinculada a procesos migratorios para estudiar la figura del influencer digital. En este caso, el intermediario se entiende como un co-creador de opinión pública que, en determinados contextos, también pueden contribuir a la proliferación de la desinformación. Su estudio se centra en dos figuras concretas de la emigración venezolana y su capacidad de influencia política a partir del relato discursivo que emplean en las redes sociales y la supuesta legitimación que les confiere la corroboración algorítmica de su éxito mediático.

A estas alturas, el lector ya puede intuir que la voluntad de este número es reflejar un proceso de transformación con retos múltiples y desde distintas vías de exploración: tanto desde el análisis teórico como el estudio de casos concretos. No obstante, a pesar de la profundidad de los cambios en los que estamos inmersos, hay un hilo conductor que traza la línea central de este trabajo: la necesidad de proteger la libertad de expresión, la urgencia de afrontar una gobernanza para esta nueva realidad y la necesidad de restauración de la credibilidad. Precisamente, esta excepcionalidad vital que nos ha traído el coronavirus en pleno 2020 ha amplificado no solo nuestras vulnerabilidades, sino también la importancia de la información, de la fiabilidad de las fuentes y de la necesidad de resguardarnos de los instrumentos a través de los cuales pretendemos protegernos frente a la mentira.

Barcelona, abril de 2020

Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía, investigador «Ikerbasque» en la Universidad del País Vasco, director del Instituto de Gobernanza Democrática (Globernance) y profesor del Instituto Europeo de Florencia. dinner@ikerbasque.org

Carme Colomina, investigadora especializada en Unión Europea, desinformación y política global de CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs) y profesora del College of Europe (Bélgica). ccolomina@cidob.org 

Barcelona, 8 de mayo 2020

DOI: doi.org/10.24241/rcai.2020.124.1.7