¿Extranjeros o autóctonos? Islam, etnicidad, narrativas y poder en el Sahel
No cabe duda de que uno de los rasgos más definitorios del Sahel es su relación con el islam, no tanto como religión sino como uno de los elementos identitarios principales (De Diego González, 2019). Esta es una relación que nunca ha sido fácil, hasta tal punto que es complejo discernir entre realidad y mito social. Sus 330 millones de musulmanes (Kettani, 2010: 338-339) representan una diversidad insospechada y un complejo entramado de relaciones sociales y culturales. Así, las culturas han cristalizado bajo los códigos propios de las etnias autóctonas, los movimientos yihadistas-milenaristas precoloniales, las políticas de la mission civilisatrice colonial y las ideologías extranjeras.
En la actualidad, el islam constituye un interesante proyecto social y cultural en una región donde algunos creen ver en él un vector de retraso social, una opinión asociada al sector más racionalista de las ciencias sociales contemporáneas. Con esta argumentación se han elaborado un gran número de narrativas sin atender a lo local, y por lo general, sin escuchar a sus actores. Esa idea de un progreso cultural universal, que esgrimen algunos autores como Samuel Huntington (1993) en su Choque de civilizaciones, no solo es sesgada sino hasta ofensiva y omite un conocimiento de una realidad cultural diversa.