Elecciones en México: ¿Qué podemos esperar de la primera mujer presidenta del país?

Opinión CIDOB nº 799
Fecha de publicación: 05/2024
Autor:
Itzel Cruz, investigadora “Margarita Salas” en el Grupo de Investigación IBERPOLES: Iberoamérica, política, economía y sociedad, Universidad Autónoma de Madrid
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Las elecciones generales que se celebran en México el 2 de junio de 2024 van a pasar a la historia del país por varios motivos: primero, se trata de los comicios más grandes en cuanto al número de cargos a elegir y el número de votantes; segundo, con casi seguridad, por primera vez una mujer será elegida presidenta del país; tercero, serán las elecciones más violentas que ha vivido México, en un contexto de gran polarización social.

El primer domingo de junio de 2024 los mexicanos eligen a más de 20.000 cargos, la mayoría en el ámbito municipal y local, pero también se votarán 628 integrantes del Congreso y el cargo presidencial. En esta ocasión, alrededor de 98 millones de electores serán llamados a las urnas. En la elección presidencial compiten tres fuerzas políticas. Por un lado, la coalición formada por los partidos tradicionales, diversos ideológicamente, e históricamente rivales, que tienen a Xóchitl Gálvez como su candidata. Ingeniera y empresaria, de orígenes humildes y ascendencia indígena, Gálvez se dio a conocer en el ámbito nacional por sus constantes confrontaciones públicas con el presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Por otro lado, la candidata de la coalición liderada por MORENA, partido del actual presidente, es Claudia Sheinbaum. Esta militante férrea del “obradorismo”, de clase media y con un brillante currículum académico, ha formado parte de las filas del partido desde sus inicios. Por último, con menor fuerza, también sigue en la contienda el candidato Jorge Álvarez del partido Movimiento Ciudadano, que se presenta como una tercera vía frente al oficialismo y lo que consideran “vieja política”.

Todo indica que Sheinbaum será elegida la primera presidenta del país, ya que las encuestas le conceden hasta 20 puntos de diferencia sobre sus rivales. Es un logro muy importante, consecuencia de muchos años de lucha feminista, desde que hace 71 años México reconoció el derecho de las mujeres a votar y ser votadas. Desde 2018 hay un Congreso paritario. Una conquista no menor en perspectiva internacional, y que tuvo como antecedente diversas reformas electorales desde finales de 1980 y principios de 1990. También, se dieron cambios en la Ley Suprema del país; concretamente, en 2014 el principio de paridad fue incorporado a la Constitución. En la actualidad no es infrecuente ver mujeres ocupando los más altos cargos en instancias como el Banco de México, la Suprema Corte, el Instituto Nacional Electoral, o el Tribunal Electoral.

Sin embargo, más allá del género, los ciudadanos también deberán valorar las propuestas de las candidatas. Sheinbaum ha puesto en el centro de su campaña la continuidad del proyecto político de izquierda iniciado por López Obrador, que denomina la “Cuarta Transformación”.  Se trata principalmente de la prolongación de los programas sociales impulsados por el gobierno: 35 millones de hogares, el 71% del país, es beneficiario de por lo menos uno de los programas. De acuerdo con México Evalúa, para 2024 el gasto en subsidios llegará a 1.100 millones de pesos, el más alto en la historia del país. Pero, a pesar de la fuerte sombra de AMLO, Sheinbaum ha dado muestras de que imprimirá al proyecto una cierta reconfiguración. Por ejemplo, dada su trayectoria como académica, es probable que adopte un enfoque más tecnocrático en la formulación de las políticas, que ya se ve reflejado en la configuración de su equipo de trabajo formado por expertos en sus respectivos campos, a diferencia de su predecesor que en ocasiones primaba la lealtad. También se apunta un viraje en las políticas sociales, ambientales y fiscalmente conservadoras de López Obrador, quien las consideraba distracciones de la verdadera cuestión de fondo: la lucha contra la desigualdad. En cambio, Sheinbaum es experta ambientalista, y durante su carrera como académica formó parte del equipo de científicos que ganó el premio nobel en 2007 con una investigación sobre mitigación del cambio climático.

Por su parte, Xóchitl Gálvez ha tenido problemas en mostrar una agenda clara, en parte por la diversidad de partidos que conforman la alianza, pero se muestra progresista en lo social, a favor del aborto y con un fuerte compromiso con el mantenimiento de los programas sociales, llegando a pincharse un dedo de la mano en un mitin para sellar con sangre el compromiso de mantenerlos. Además, promete devolver los controles y equilibrios de la democracia, acusando a AMLO de autoritario.

Aunque ninguna de las candidatas tiene una agenda fuertemente feminista, también se espera que el hecho de que una mujer llegue a la presidencia tenga un impacto más allá de lo simbólico, impulsando un cambio en una sociedad que es aun fuertemente machista. En México cada día ocurren, de promedio, 11 feminicidios, y el 95% de esos crímenes quedan en la impunidad. El feminicidio es la forma más extrema de violencia de género, pero existen otros tipos de agresiones y desigualdades. También, violencia política. Desde finales del año pasado, al menos 30 candidatos han sido asesinados, así como un número mayor de colaboradores y miembros de los equipos de trabajo de líderes políticos, a manos de los grupos criminales que amenazan y matan a aquellos que se niegan a cooperar. 

La violencia ha alcanzado cifras dolorosas. 2023 cerró con aproximadamente 30.523 víctimas de asesinato. El gobierno saliente ha fracasado significativamente en la reducción del crimen, a pesar del incremento de la presencia militar, lo que para muchos es un aumento en los niveles de control con tintes autoritarios. En este contexto, Sheinbaum mantiene su apoyo a las políticas del gobierno actual y aboga por el fortalecimiento de la Guardia Nacional. Reconoce el papel que las Fuerzas Armadas han tenido durante la administración de AMLO, aunque en algunos espacios ha señalado que podría considerar la reducción de la presencia de militares en empresas del gobierno mexicano. Asimismo, aboga por una revisión profunda de los principales ejes del sistema de justicia, por dar respuesta a las causas de la violencia, y más apoyos y programas para los jóvenes. Durante su administración como jefa de Gobierno de la capital mexicana (2018-2023), Sheinbaum fue reconocida por sus logros en el ámbito de la seguridad. Mientras que Gálvez, por su parte, ha criticado la gestión del gobierno actual, comprometiéndose a disminuir la militarización del país, aunque propone la construcción de más cárceles. 

La próxima presidenta recibirá un país muy desigual, con un amplio sector de la población aun en condiciones de pobreza extrema; un país donde los niveles en educación retrocedieron y con fallos gigantescos en el sector salud. Pero, sobre todo, se enfrenta a una sociedad muy polarizada, fruto también del discurso populista característico de López Obrador, que alimentó las divisiones en la población, y con una clase media olvidada por el Gobierno. La nueva presidenta debería tener un perfil mucho más cercano a la cooperación y al diálogo, que tanto necesita una sociedad que todavía lucha por el fortalecimiento de su joven democracia. 

Palabras clave: México, elecciones, presidencia, Sheinbaum, AMLO, obradorismo, paridad, seguridad, feminicidios

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