Yoshiro Mori

Hijo de un veterano de la Segunda Guerra Mundial que durante muchos años fue alcalde de la ciudad de Neagari, estudió en la Escuela de Comercio de la Universidad Waseda de Tokyo, uno de los centros que tradicionalmente han formado a las elites de Japón y concretamente a los líderes del Partido Liberal Democrático (Jiyu Minshuto o Jiminto), la fuerza dominante en la política nipona desde su fundación en 1955. En Waseda, Mori frecuentó los clubs en que los estudiantes intercambiaban sus ideas políticas, como la sociedad de oratoria, verdadera cantera de dirigentes del Jiminto y donde conoció a los también futuros primeros ministros Noboru Takeshita y Keizo Obuchi, respectivamente su profesor y condiscípulo.

En 1960, nada más licenciarse, fue contratado por el periódico ultraconservador Sankei Shimbun para cubrir información financiera en una de sus publicaciones, el Japan Industrial Journal. A lo largo de su carrera periodística, Mori estuvo en contacto con destacados responsables empresariales, como Soichiro Honda, y de ahí se interesó por la política. En 1962 dejó el diario para convertirse en secretario de un diputado de la Dieta y en 1969, con 32 años, él mismo se presentó como candidato independiente por su prefectura natal de Ishikawa. Pese a su juventud y a no contar con cobertura partidista, ganó en la primera vuelta, la que iba a ser primera de diez elecciones consecutivas.

Tras conseguir el escaño en la Dieta, Mori se unió al Jiminto y, siguiendo la tradición aplicada a todos los jóvenes oficiales del partido, se ubicó en una de sus facciones (no exactamente corrientes ideológicas en el sentido europeo del término, sino camarillas apadrinadas por veteranos barones del partido), la tutelada por Takeo Fukuda, ministro de Exteriores en 1971-1972 y primer ministro en 1976-1978. También estuvo bajo la influencia de Shintaro Abe, ministro de Exteriores en 1982-1986 y nuevo jefe de la facción Fukuda, pero posteriormente se encuadró en la poderosa facción de Takeshita, quien a su vez era el heredero político del ex primer ministro Kakuei Tanaka. En sus labores como parlamentario, Mori se especializó en las cuestiones educativas y desde noviembre de 1977 adquirió experiencia en el ejecutivo como subsecretario del Gabinete. Una y otra función le facultaron para dirigir el Ministerio de Educación a partir de diciembre de 1983 en el Gobierno de Yasuhiro Nakasone.

En 1989 fue uno de los altos oficiales del partido salpicados por el escándalo Recruit, un entramado de sobornos a cambio de favores políticos que costó la dimisión como primer ministro a Takeshita. Mori estuvo entre los primeros en admitir haber recibido participaciones bursátiles con información privilegiada y no sufrió persecución judicial, pero el asunto le costó una marginación política temporal. En los años siguientes enriqueció su currículum con puestos de creciente responsabilidad: presidente del Comité de Reglamentos y Administración de la Cámara de Representantes en enero de 1991; presidente del Consejo de Investigación de Políticas del Jiminto en octubre de 1991; ministro de Comercio Exterior e Industria en el Gobierno de Kiichi Miyazawa en diciembre de 1992; y secretario general del Jiminto en agosto de 1993.

Esta última promoción vino como consecuencia de la histórica pérdida por los liberaldemócratas de la mayoría absoluta en las elecciones generales de julio y su desalojo del poder por una coalición encabezada por partidos escindidos de su seno. Mori reemplazó a Seiroku Kajiyama, otro viejo compañero de carrera política, a instancias del nuevo presidente del partido, Yohei Kono.

En agosto de 1995 Mori dejó ese puesto burocrático y retornó al ejecutivo como ministro de la Construcción en el Gobierno de gran coalición que presidía el socialista Tomiichi Murayama desde junio del año anterior, el cual cerró la breve pero traumática experiencia del Jiminto en la oposición. En noviembre de 1996 Mori cesó como ministro para dirigir el Consejo General del Jiminto, el órgano decisorio de las políticas del partido, subordinado a su presidente desde 1995, Ryutaro Hashimoto, a la sazón primer ministro desde enero de ese año. En la renovación de la cúpula del Jiminto que siguió a la dimisión de Hashimoto el 13 de julio de 1998, un día después de los malos resultados obtenidos en las elecciones senatoriales parciales y en plena tormenta financiera, Mori fue uno de los dirigentes medios promocionados a la ejecutiva del partido por el nuevo presidente, Obuchi, líder oficial de la facción de Takeshita, quien siguió manejando los hilos hasta su retirada de la política en mayo de 2000, sólo un mes antes de producirse su fallecimiento.

El 25 de julio de 1998 Mori retornó a la Secretaría General, sustituyendo a Koichi Kato, con la tarea de restaurar la imagen pública de un partido sacudido por una riada de deserciones y de escándalos de corrupción, en lo que haría valer su experiencia y conocimiento de los entresijos de un partido permanentemente agitado por luchas fácticas y mudanzas de todo tipo. Desde esta posición se encaramó a la jefatura de la segunda facción en importancia del Jiminto detrás de la de Hashimoto, la hasta entonces dirigida por Hiroshi Mitsuzuka, antiguo ministro de Exteriores y más recientemente ministro de Finanzas, hasta febrero, cuando fue forzado a dimitir por un escándalo de sobornos. La facción Mitsuzuka-Mori era la continuación natural de la facción Fukuda-Abe.

El 3 de abril de 2000 Obuchi quedó incapacitado para el desempeño de sus funciones tras sufrir un ataque al corazón, y el secretario del Gabinete, Mikio Aoki, asumió aquellas con carácter temporal, hasta que el partido eligiera a un nuevo presidente y candidato a primer ministro. Mori figuraba como el sucesor natural de su amigo y mentor (que no saldría del coma en el que cayó y terminaría falleciendo el 14 de mayo), y dadas las difíciles circunstancias, que aconsejaban cerrar cuanto antes la interinidad en el Gobierno, no se planteó una batalla en el Jiminto como la abierta en 1998 para el reemplazo de Hashimoto. Así, el 5 de abril Mori fue elegido presidente del partido y acto seguido se sometió al voto de investidura en la Cámara de Representantes, que obtuvo con 335 votos sobre 480.

Mori formó un Gobierno de coalición a partir del precedente, esto es, con el Nuevo Partido del Gobierno Limpio (Komeito), inspirado por la influyente secta budista Soka Gakkai, y el Partido Conservador (Hoshuto). El Hoshuto era una escisión recentísima del anterior tercer socio en el gobierno Obuchi, el Partido Liberal (Jiyuto), cuyo presidente, el polémico Ichiro Ozawa (hasta 1993 uno de los barones del Jiminto), había decidido el 1 de abril abandonar la coalición contra la opinión de algunos miembros del partido.

Con el físico de un robusto ex jugador de rugby, de carácter expansivo, pugnaz y polemista, el nuevo primer ministro parecía en todo la antítesis del gris, calmoso pero póstumamente reivindicado Obuchi. Además, Mori suscitó dudas dentro y fuera del país sobre su capacidad para completar con éxito el programa de reformas aplicado por su antecesor a fin de sacar de su convalecencia a la economía, que, con una recesión del -2,3% en 1998 y un crecimiento anémico del 0,3% en 1999, registraba la peor coyuntura desde la posguerra. En los países vecinos, además, se veía con suspicacia a un político que carecía de experiencia internacional y cuyas únicas manifestaciones sobre el particular para algunos destilaban un nacionalismo de tintes xenófobos, como cuando arremetió contra los residentes estadounidenses portadores del SIDA.

El flamante primer ministro presentó un paquete de medidas destinadas a conseguir el "renacimiento de Japón" e inaugurar una "nueva economía". En total continuidad de lo iniciado por Hashimoto y relanzado por Obuchi con éxito relativo, Mori contemplaba reformas correctoras de los perversos efectos de las olas especulativas de los años ochenta y noventa, y de toda una cultura de hacer los negocios, fundada en las estrechas connivencias entre empresa privada y administración, la compraventa de favores, las prácticas proteccionistas, el uso de información privilegiada y otros hábitos inaceptables en un mercado globalizado.

Para expandir el consumo y la producción, Mori estableció remedios coyunturales como nuevas inyecciones de dinero público en la economía y reducciones de impuestos, así como la prosecución del plan de salvamento de la banca privada insolvente, por el que el Estado asumía los impagados a cambio de la nacionalización temporal de las entidades en quiebra. Inevitablemente, esta política iba a suponer nuevos engordes de la deuda pública, que alcanzaba ya el 125% del PIB, la más elevada de los países de la OCDE. Como soluciones estructurales, se haría una reforma racional del sistema financiero, saneándolo o desregulándolo conforme a lo demandado por los socios internacionales, además de la remoción efectiva de barreras comerciales.

Para Mori, se trataba de devolver la confianza en Tokyo como una plaza fuerte bursátil por los inversores extranjeros. También calmó las aprensiones de los que le juzgaban un primer ministro poco interesado en las relaciones internacionales, asegurando que los tratos con Estados Unidos, China y Corea del Sur seguirían siendo prioritarios, además de apostar por la normalización con Corea del Norte. Las primeras citas internacionales de Mori fueron en San Petersburgo el 29 de abril con el presidente ruso Vladímir Putin, y en Washington el 5 de mayo con el estadounidense Bill Clinton. Del 21 al 23 de julio fue el anfitrión en Okinawa de la 26ª cumbre del G-7 (ampliado a Rusia), y en noviembre asistió a la 8ª cumbre de la APEC, en Brunei (15 y 16) y a la 4ª informal de la ASEAN, en Singapur (22 a 25).

Semanas antes de las elecciones legislativas del 25 de junio, Mori provocó un revuelo al declarar que Japón era "una nación divina con el emperador como núcleo". La sentencia, que recordaba la ideología justificatoria del expansionismo y el militarismo nipones de antaño, fue explotada por la oposición como muestra de la presunta incompetencia de Mori para portar el cargo y, de hecho, inició un progresivo hundimiento del primer ministro en los sondeos de aceptación.

Mori, sorprendido por la polvareda generada, se disculpó por su perturbadora declaración y negó alentar una resurrección del Shintoísmo (conjunto de creencias ancestrales de los japoneses, basadas en el culto a los dioses de la naturaleza, los antepasados y -hasta 1945- el emperador, que convive con el budismo y otras religiones) como credo oficial del Estado. El caso es que antes y después de asumir el Gobierno, Mori había lamentado reiteradamente el "declive del patriotismo y los buenos valores tradicionales", sobre todo en la juventud, por lo que prometió lanzar una reforma educativa especialmente enfocada en los aspectos normativos.

Sobre las elecciones la impopularidad de Mori tuvo un efecto sólo parcial, ya que la coalición tripartita mantuvo, con 271 escaños, la mayoría absoluta en la cámara baja de la Dieta. Aun y todo, el Jiminto perdió 38 actas (pasó a 233) y sus dos socios 22 en total. El 4 de julio la Cámara reeligió a Mori primer ministro, pero esta pírrica victoria animó al principal partido de la oposición, el Democrático (Minshuto), liderado por Yukio Hatoyama, Naoto Kan y Tsutomu Hata, a lanzarse al derribo parlamentario del Gobierno, sobre todo tras constatar que Mori empezaba a ser cuestionado desde su propio partido y que la economía, tras meses de respiro, volvía a deteriorarse.

El 21 de noviembre Mori sobrevivió a una moción de censura (fushinninan) de la oposición por 237 votos contra 190, gracias a que última hora Koichi Kato, jefe de facción del Jiminto que había amenazado con sumar su voto y que ya en abril había decidido no enfrentársele por respeto a la enfermedad de Obuchi, ordenó a sus diputados que se abstuvieran. El amago de rebelión contra Mori fue un revulsivo en el partido, donde se perfilaron otros dirigentes dispuestos a hacerse con su liderazgo, como el veterano jefe de la facción de Hashimoto, Hiromu Nonaka, y el reformista y popular Junichiro Koizumi, uno de los pesos pesados de la facción de Mori y que le había ayudado en la elección de abril. El propio Hashimoto dio a entender su intención de competir en la elección del nuevo presidente.

El descontento con Mori fue atizado por las alarmantes señales económicas: en enero de 2001 el paro volvió a subir y marcó la cifra histórica del 4,9%, ya alcanzada en julio de 1999; las aportaciones financieras masivas en la economía y el mantenimiento de los tipos de interés bancarios en torno al 0%, estaban resultando del todo infructuosos para estimular el consumo de una población decida a no gastar por temor a quedarse sin trabajo (lo que se sumó al inveterado sentido del ahorro de los japoneses); como consecuencia, la deuda pública se disparó al 150% del PIB, la masa monetaria se congeló en una situación deflacionaria y el mal rendimiento del último trimestre del año pronosticaba una nueva recesión para 2001, convirtiendo en agua de borrajas el crecimiento del 1,8% registrado en 2000. El yen se depreciaba y la actividad bursátil caía, hasta producirse en marzo de 2001 el derrumbe del índice Nikkei de la Bolsa de Tokyo, que se situó por debajo del nivel simbólico de los 13.000 puntos.

A finales de febrero de 2001 se difundió que Mori estaba preparado para dimitir, y este extremo parecía inminente al comenzar marzo, sólo que el partido decidió que continuara por unas semanas más, al menos hasta aprobar en la Dieta un paquete económico de urgencia. El 10 de marzo, cinco días después de superar otra moción de censura parlamentaria por 274 votos contra 192 (reflejando una disciplina de voto en la coalición tripartita a pesar de que los líderes de los dos socios menores demandaban la salida del primer ministro), Mori anunció el adelanto a abril de las elecciones internas a presidente del Jiminto e indicó que su resignación se efectuaría entonces. En ese momento, su administración arrastraba niveles sin precedentes de rechazo popular

Sin sorpresas, el 6 de abril Mori confirmó su dimisión, efectiva tan pronto como el Jiminto eligiese a un nuevo presidente y, con toda lógica al gozar la coalición gubernamental de mayoría en la Dieta, se convirtiese en primer ministro. El 24 de abril Koizumi fue quien ganó la elección interna en el Jiminto y dos días después el Parlamento le invistió al frente del Gobierno.

(Cobertura informativa hasta 1/5/2001)