Yingluck Shinawatra
Primera ministra (2011-2014)
El electorado tailandés, por quinta vez consecutiva en una década, otorgó el 3 de julio de 2011 un abrumador mandato de confianza al movimiento político leal al polémico ex primer ministro (2001-2006) y magnate Thaksin Shinawatra, prófugo de la justicia y reo de corrupción tras ser derrocado por los militares; su hermana menor, Yingluck Shinawatra, una rica empresaria de 44 años, se convirtió el 8 de agosto en la primera jefa de Gobierno del país asiático, al frente de una coalición dominada por su formación, el Partido Para los Thais (PPT). Ultimo avatar del TRT, la agrupación fundada por Thaksin y luego proscrita, el PPT ha rescatado sus atractivos programas, entre populistas y neokeynesianos, de inversión pública, elevación del nivel de vida de la población y expansión de la demanda, ahora que Tailandia avanza por la senda de la recuperación económica.
Las promesas sociales, las formas moderadas y el énfasis en el mensaje de la reconciliación nacional han sido las claves de la campaña de esta neófita en política, la cual encarna el regreso al poder de la marca Shinawatra tras un golpe de Estado en su contra, dos primeros ministros afines destituidos por la justicia y una violenta confrontación entre sus militantes más radicales, los Camisas Rojas, y el Ejército en 2009 y 2010, durante el Gobierno del ahora derrotado Partido Demócrata. Fue un peligroso período en el que Tailandia bordeó una guerra civil con dos bandos bien definidos: en el uno, los partidarios del dirigente depuesto, en su gran mayoría campesinos y ciudadanos de la clases bajas; y en frente, los profesionales urbanos y la élite tradicional de Bangkok, nutrida por funcionarios, militares y cortesanos. Suturar las heridas abiertas en la sociedad tras un lustro de enfrentamientos con visos de lucha de clases es el reto básico de Yingluck, que deberá convencer a sus detractores de que ella no es la marioneta de su exiliado hermano, cuya figura polarizó Tailandia, y que no jugará la carta del revanchismo. De puertas al exterior, otro conflicto, el de las pésimas relaciones con Camboya, agravadas por unos choques militares en la frontera, podría encauzarse al mantener las autoridades de Phnom Penh unas excelentes relaciones con Thaksin.
(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 31/8/2014. La primera ministra Yingluck Shinawatra fue destituida por el Tribunal Constitucional de Tailandia, esgrimiendo el supuesto de un abuso de poder, el 7/5/2014, en medio de una grave crisis política derivada de las manifestaciones masivas del opositor Comité de Reforma Democrática del Pueblo y la anulación, también por el Tribunal Constitucional, de las elecciones legislativas celebradas el 2/2/2014. Días después de la remoción de Yingluck, a la que sucedió en funciones el viceprimer ministro Niwattumrong Boonsongpaisan, las Fuerzas Armadas dieron un golpe de Estado e impusieron una junta militar encabezada por el general Prayuth Chan-ocha, quien posteriormente se autoproclamó primer ministro. La ex primera ministra fue detenida, procesada y juzgada con cargos de corrupción y dejación de funciones. El 25/8/2017 Yingluck eludió la comparecencia al tribunal que iba a comunicarle el veredicto y huyó de Tailandia. Una vez exiliada en Dubái, fue condenada en ausencia a la pena de cinco años de cárcel el 25/9/2017). |
1. Alta ejecutiva en el imperio empresarial de su hermano Thaksin
2. La peripecia de Shinawatra y su movimiento político en un país polarizado
3. Candidata del Partido para los Thais y elección como primera ministra
1. Alta ejecutiva en el imperio empresarial de su hermano Thaksin
La menor de nueve hermanos y apodada en familia Pou (cangrejo), su padre, Lert Shinawatra, era un comerciante propietario de negocios tan dispares como sederías, líneas de autobuses y salas de cine, y su madre la hija de una princesa de la familia real. Toda su educación escolar transcurrió en su provincia natal, Chiang Mai, en el extremo norte del país, por la que el padre, entre 1969 y 1971, durante el Gobierno militar del mariscal Thanom Kittikachorn, fue diputado nacional en las filas del Partido Liberal. La joven estudió posteriormente en la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad de Chiang Mai, obteniendo la diplomatura en 1988. Dos años después añadió a su currículo una licenciatura en Sistemas de Información Gerencial (MPA) impartida por la Universidad Estatal de Kentucky.
Una vez completada su formación universitaria, Yingluck se puso a las órdenes profesionales de su hermano 18 años mayor, Thaksin Shinawatra, un antiguo superintendente de la Policía capitalina y profesor de criminología que venía desarrollando sus mejores capacidades en el mundo de los negocios, primero en el suministro de equipos informáticos y luego en los servicios de telecomunicaciones, ramos en los que ya era un magnate de reconocido prestigio dentro y fuera de Tailandia. En 1993 Yingluck entró a trabajar como directora comercial en Shinawatra Directories Lc, servicio de páginas amarillas y una de las varias compañías del holding fraterno, a partir de 1999 conocido como Shin Corporation (Shin Corp.).
En 1994, coincidiendo con el salto de su hermano a la política como flamante ministro de Exteriores del primer Gobierno de Chuan Leekpai, Yingluck pasó a hacerse cargo de la administración general de la compañía Rainbow Media Lc, una subsidiaria de la International Broadcasting Corporation (IBC), operadora de televisión por cable que no pertenecía al grupo Shinawatra. Al año siguiente contrajo matrimonio con Anusorn Amornchat, otro alto ejecutivo de éxito que no tardó en meterse en el lucrativo negocio de la telefonía celular. La pareja iba a tener un hijo, Suppasek, llamado familiarmente Pipe. Fue en 1995 también cuando ella regresó a Shinawatra Directories, como administradora general de Producción. Dos años más tarde adquirió la posición de vicepresidenta.
En 1999 Yingluck subió otro peldaño en su carrera empresarial bien arrimada a la sombra de su muy ambicioso y acaudalado hermano, para entonces sumergido de lleno en la política nacional, con su contrato como vicepresidenta ejecutiva por Advanced Info Service (AIS) Plc, la firma estrella de la Shin Corp., que en 1990 había obtenido del Estado una licencia para proveer servicios de telefonía móvil por 20 años —uego ampliados a 25—, siendo de hecho la mayor operadora del país en el estándar GSM. La cuota personal de Yingluck en el capital de la Shin Corp. era bastante exigua, aproximadamente del 0,7% del total. Thaksin, por su parte, sobreponiéndose a su decepcionante liderazgo del partido budista Palang Dharma, castigado sucesivamente en las urnas, a sus efímeras experiencias ministeriales y a los encontronazos con la burocracia estatal por la improbable compatibilidad de su doble faceta de creso empresario privado y servidor público, estaba decidido a ocupar un lugar señero el abigarrado panorama partidista tailandés y no ocultaba su aspiración de gobernar la nación.
Así, en julio de 1998, sin reparar en gastos proselitistas, puso en marcha su propio partido, el Thai Rak Thai (TRT, literalmente, los thais que aman a los thais), al que dotó de un seductor discurso populista que hacía hincapié en una nueva política libre de rémoras tradicionales o elitistas, más concentrada en alumbrar una era de crecimiento explosivo y riqueza para todos, para lo que sólo contarían el pragmatismo, la eficiencia, la meritocracia y la justicia social con los desfavorecidos. Quien representaba el modelo de triunfador hecho a sí mismo no dudó en transgredir la conservadora corrección política del reino, al señalar como obstáculos para el progreso las viejas usanzas de la monarquía parlamentaria, caracterizada por los cabildeos partidistas, las intrigas de los altos funcionarios del Estado y las intromisiones militares.
No obstante haber encarrilado el país por la senda de la recuperación económica y la estabilidad monetaria, el primer ministro Chuan y su partido, el Democrático (PP), fueron arrollados por el movimiento opositor en las elecciones de enero de 2001. Las promesas desarrollistas dirigidas al proletariado urbano y, en especial, al campesinado, las consignas anticorrupción y, sobre todo, el tremendo carisma personal de su líder proporcionaron al TRT una victoria rayana en la mayoría absoluta, logro que no tenía precedentes en la historia electoral tailandesa. El 9 de febrero, entre la perplejidad y la consternación del establishment político, militar y palaciego noqueado en los comicios, la Cámara de Representantes invistió primer ministro a Thaksin, el cual alineó un Gobierno de coalición.
Antes de lanzarse a la lid electoral, Thaksin, en el punto de mira de la Comisión Anticorrupción, escenificó el traspaso de las acciones de su imperio económico a su esposa, Potjaman, y sus hijos para eludir las acusaciones de conflicto inconstitucional de intereses, aunque las sospechas de que él iba a seguir siendo el patrón en la sombra calaron hondo en la opinión pública. En la reestructuración interna que siguió en la AIS, la cuñada de la nueva dueña sobre el papel, Yingluck, fue nombrada vicepresidenta de Planificación de Redes Corporativas Inalámbricas. Al cabo de unos meses, en 2002, la benjamina de la cada vez más influyente familia se convirtió en la presidencia ejecutiva de la compañía telefónica.
En los cuatro años siguientes, Yingluck fue testigo del invicto, controvertido y, por último, truncado mandato de su hermano. Inmune a las imputaciones de autoritarismo y opacidad gestora, Thaksin, tremendamente popular por la ejecución de los programas asistenciales en el campo y de inversiones públicas, aplastó a los demás partidos en las elecciones de febrero de 2005, cuando el TRT se hizo con una mayoría absoluta de 375 escaños —sobre 500— en la Cámara con el 60,7% de los votos. La concentración de poder parlamentario del partido del Gobierno tenía pocos precedentes en cualquier democracia homologada y resultaba aún más pasmosa en Tailandia, que traía una tradición de fragmentación partidista.
Inmediatamente después de las votaciones de 2005, el primer ministro vio endurecerse la crítica a su gestión por una amplia coalición de fuerzas políticas y sociales, organizada como Alianza Popular por la Democracia (APD) y capitaneada por las clases profesionales y pudientes de Bangkok, que denunció sus prácticas abusivas del poder, corruptas y nepotistas. Esta última acusación tenía en el punto de mira las actividades de Yingluck en menor medida que las de su cuñada Potjaman, su primo el general Chaiyasit Shinawatra, promovido a comandante en jefe del Ejército Real, y su hermana mayor Yaowapa Wongsawat Shinawatra, que era diputada del TRT por Chiang Mai y tenía su propia asignación accionarial en la Shin Corp, además de asesorar al hermano común en el Palacio de Gobierno. El marido de Yaowapa, Somchai Wongsawat, era el secretario permanente del Ministerio de Justicia, si bien ostentaba este puesto desde antes de 2001, tratándose de un funcionario de carrera.
2. La peripecia de Shinawatra y su movimiento político en un país polarizado
El 23 de enero de 2006 Thaksin selló su destino político a raíz de una transacción empresarial de la mayor envergadura que fue decidida en comandita familiar, luego Yingluck estuvo involucrada en la misma, y que desató una tormenta nacional: la venta por 1.880 millones de dólares del 49,6% de participación que los Shinawatra mantenían en la Shin Corp. a una compañía de inversiones del Estado de Singapur, Temasek Holdings. La macrooperación provocó el escándalo porque se cerró sólo tres días después de entrar en vigor una norma, la Thai Telecommunication Act, que elevaba el techo de participación de propiedad extranjera en las compañías de telecomunicaciones en tanto que sector estratégico de la nación. Temasek Holdings pasó a poseer en la Shin Corp. bastante más de lo permitido por la nueva norma, pero las restricciones legales fueron eludidas con el subterfugio de unas sociedades interpuestas. El público encontró particularmente ofensivo que las familias Shinawatra y Damapong (el apellido de soltera de la mujer del primer ministro) se beneficiaran de una exención total de impuestos por sus ganancias de capital.
Yingluck se despidió de la AIS, vendida a Temasek Holdings como parte de la Shin Corp., y emprendió nuevo rumbo profesional en la SC Asset Corporation Plc, compañía familiar dedicada a la promoción inmobiliaria y la venta de inmuebles de lujo, donde entró directamente de presidenta. Lo que sucedió a continuación marcaría el futuro personal de la alta empresaria, todavía treintañera: el 19 de septiembre de 2006, tras intentar anular la presión callejera de la APD para obligarle a dimitir con la convocatoria de unas elecciones anticipadas (al 2 de abril) que fueron boicoteadas por la oposición en bloque y a posteriori declaradas nulas por el Tribunal Constitucional, e incrementar la irritación de sus adversarios con una teatral dejación de sus funciones entre el 5 de abril y el 23 de mayo, Thaksin fue derrocado por la cúpula de las Fuerzas Armadas, las cuales, con la aquiescencia del rey Bhumibol y la satisfacción indisimulada de las fuerzas de la APD, constituyeron una junta militar denominada Consejo para la Reforma Democrática y nombraron primer ministro para el período interino al general retirado Surayud Chulanont, antiguo comandante en jefe del Ejército.
Al amparo de la ley marcial, la suspensión de la Constitución, la disolución de las instituciones republicanas y la prohibición de las actividades de los partidos, los golpistas lanzaron una campaña de arrestos de miembros del Gobierno derrocado y abrieron varios paneles de investigación de los hechos de corrupción e irregularidades presuntamente cometidos por el clan Shinawatra. La Comisión del Mercado de Valores (SEC) escrutó una operación de venta por Yingluck de parte de sus acciones en la AIS antes de la adquisición de la compañía por Temasek Holdings. Sus explicaciones de que entonces no sabía que la Shin Corp. iba a ser comprada por los inversores singapurenses y que se había desprendido de sus participaciones de capital porque necesitaba liquidez para devover unos préstamos bancarios convencieron a la SEC, que no abrió contra ella una acusación formal.
No tuvo esa suerte su hermano, al que el golpe había sorprendido en Nueva York y ahora estaba exiliado en Londres, ya que las élites tradicionales, bien representadas por los militares en el poder y la magistratura, se afanaron en completar su empresa de destruirle políticamente. En junio de 2007, precedida por la prohibición por el Tribunal Constitucional al dirigente (así como a su hermana Yaowapa y a un centenar largo de conmilitones) de realizar militancia política durante cinco años y del propio TRT (de cuya presidencia él ya había dimitido y el cual pasó a mejor vida) por violación de la normativa electoral, llegó la imputación judicial formal contra Thaksin, acusado de unos delitos de corrupción, abuso de poder y violación de la legislación sobre participaciones de capital. En agosto siguiente, el Tribunal Supremo dictó en su contra una primera orden de búsqueda y captura, y las diligencias penales se hicieron extensibles a su esposa.
La situación tomó un vericueto un tanto predecible con las elecciones generales del 23 de diciembre de 2007, convocadas por el Gobierno interino tras hacer aprobar en referéndum una nueva Constitución redactada conforme al criterio de las Fuerzas Armadas. Las mismas, que debían poner fin al período de transición y restablecer la normalidad democrática, dieron una inapelable victoria, aunque no por mayoría absoluta, al Partido del Poder del Pueblo (Pak Palang Prachachon, PPP), formación preexistente convertida en su vehículo legal por los partidarios de Shinawatra y liderada por un aliado suyo, Samak Sundaravej, un veterano político de tendencias derechistas y verbo punzante, antiguo gobernador de Bangkok y luego estrella culinaria de la televisión.
El PPP consiguió movilizar al vasto electorado del TRT mediante un programa que prácticamente tomaba calcadas las políticas económicas y sociales impulsadas por el disuelto partido cuando estuvo en el poder, las genéricamente llamadas Thaksinomics, que, al estilo keynesiano, apostaron fuertemente por el gasto público, el aumento de la renta familiar, el estímulo del consumo y la expansión de la demanda como motores del crecimiento. Aspecto fundamental, el PPP prometió además propiciar una amnistía para todos los políticos del TRT afectados por los interdictos judiciales, empezando por su líder, al que se le pretendía dispensar de todo cargo y traer de vuelta a Tailandia.
El 29 de enero de 2008 los mandos castrenses, decepcionados con los resultados de su intromisión golpista año y medio atrás, se resignaron a entregar las riendas del Ejecutivo a Samak, que formó un Gobierno de amplia coalición y no perdió el tiempo en crear un clima favorable al regreso de su amigo. Dicho y hecho, el 28 de febrero, al socaire de un auto judicial de libertad bajo fianza y sujeta a la promesa de no expatriarse sin permiso, y siguiendo la estela de su esposa, que había sido detenida nada más tomar tierra, Thaksin aterrizó triunfalmente en Bangkok dispuesto a defender su inocencia ante el Tribunal Supremo, aunque días después volvió a marcharse al Reino Unido. En julio, arrancó el juicio en ausencia del acusado, en tanto que a su esposa y al hermano de esta, Bannapot Damapong, les cayó una condena de tres años de cárcel por evasión fiscal, si bien la sentencia quedó pendiente de ejecutar hasta la resolución de la apelación de la defensa. El caso fue que el hermano y la cuñada de Yingluck se saltaron la libertad condicional y en agosto siguiente la fiscalía dictó contra ellos nuevas órdenes de búsqueda y captura.
La fuga de Thaksin encendió los ánimos de la APD, que, invocando en todo momento su lealtad al anciano monarca, recrudeció su campaña de agitaciones contra Samak, considerado un mero testaferro del reo y sus intereses particulares. Se entabló entonces un peligroso pulso en la calle entre los militantes opositores, que ocuparon edificios oficiales y bloquearon varios aeropuertos, y los partidarios del Gobierno, agrupados como Alianza Democrática contra la Dictadura (ADA). Los dos bandos, los antigubernamentales vistiendo camisas amarillas y sus contrarios camisas rojas, llegaron a las manos en violentos enfrentamientos en Bangkok y el 2 de septiembre Samak declaró el estado de emergencia, pero justo una semana después el acosado primer ministro se vio obligado a dimitir al hallarle el Tribunal Constitucional culpable de violar el régimen de incompatibilidades de la Carta Magna, puesto que había compaginando su función institucional con la presentación de su programa de cocina en la televisión, donde además de aderezar guisos se había dedicado a despotricar contra personalidades del establishment monárquico.
Tomó entonces el testigo el esposo de la hermana de Yingluck, Somchai Wongsawat, quien venía fungiendo de viceprimer ministro y ministro de Educación. El cambio de gobernante no hizo más que radicalizar a la APD, ya que Somchai, no obstante su reputación de moderado, concitaba en sus agresivas huestes aún más rechazo que Samak: si éste era un aliado de Thaksin, aquel era su cuñado. El nuevo Gabinete sufrió en sus carnes las iras de los manifestantes opositores, que sumieron a Bangkok en un caos de barricadas y disturbios ante la inacción cómplice del Ejército.
En octubre y noviembre de 2008, la escalada de tensión conoció sucesivamente la imputación a Somchai de un comportamiento negligente por la Comisión Nacional Anticorrupción, la condena a Thaksin a dos años de prisión por abuso de poder con violación de la ley anticorrupción y el impedimento por los manifestantes del aterrizaje en Bangkok, procedente del extranjero, del primer ministro, quien hubo de trasladar su Gobierno, en un insólito exilio interior, a la ciudad de Chiang Mai. El 2 de diciembre, tras encajar la desafección explícita del Ejército y cuando el paralizado país parecía abocado a una fractura civil de incalculables consecuencias, Somchai no tuvo más remedio que arrojar la toalla porque, como le había sucedido a Samak hacía menos de tres meses, se pronunció en su contra el Tribunal Constitucional. En su dura sentencia, la corte ilegalizó al PPP y a sus dos socios gubernamentales por comprar votos en las elecciones de 2007, e inhabilitó a Somchai y a otros 58 dirigentes por cinco años.
Tocaba investir a un nuevo primer ministro y esta vez el balance de fuerzas en la Asamblea Nacional se inclinó del lado del crecido frente anti Thaksin, que consiguió, con una mezcla de sobornos y coerciones, que cierto número de diputados procedentes del PPP no trasladaran su militancia a la nueva formación montada por los seguidores de Shinawatra, el Partido Para los Thais (Pak Phuea Thai, PPT), y que todos los representantes de cuatro de los cinco partidos menores que habían sido socios de los Gobiernos Samak y Somchai mudaran sus lealtades y desertaran al bando ganador de la reciente confrontación.
En cuanto al PPT, lanzado el 20 de septiembre en previsión del finiquito judicial del PPP, sus organizadores ofrecieron a Yingluck asumir su liderazgo, pero la hermana del ex primer ministro, que no había tomado parte en la prolongada contienda política, declinó la invitación, prefiriendo por el momento seguir dedicada en exclusiva a sus negocios privados. Yongyuth Wichaidit, integrante del Gabinete Thaksin, fue elegido primer presidente de la formación el 7 de diciembre. Ocho días después, el bando político de Shinawatra fue descabalgado definitivamente con la investidura parlamentaria como primer ministro del líder del PP, Abhisit Vejjajiva, quien se impuso al candidato presentado por el PPT, Pracha Promnok, y que nutrió su Gobierno de amplia coalición con personalidades próximas a la APD.
La asunción del Gabinete Abhisit sin el respaldo de un mandato electoral sólo puso un punto y aparte, no final, al crispado panorama nacional. La tensión continuaba latente, pero esta vez el resentimiento, en una inversión de papeles, embargaba a los Camisas Rojas, muy fuertes en el campo y en los estratos de población pobre, para quienes el Ejecutivo del PP era ilegítimo, si no usurpador, poco menos que impuesto por las camarillas palaciego-militares que detestaban a Shinawatra.
El aparente período de gracia al nuevo Gobierno tocó a su fin a mediados de marzo de 2009, cuando a los estragos de la recesión económica —agravada por el hundimiento del turismo por los bloqueos aeroportuarios del año anterior—, los escándalos de corrupción que afectaban al PP y la reluctancia judicial a perseguir a los cabecillas de la APD que habían cometido delitos contra el orden público se les sumó las especies, aventadas por Thaksin desde el exilio, de que el golpe de 2006 había sido orquestado por el influyente ex primer ministro y general retirado Prem Tinsulanonda, presidente del Consejo Privado del Rey, y que luego este y su colega Surayud habían conspirado para convertir a Abhisit en primer ministro.
Comenzó entonces una primera ola de protestas de los Camisas Rojas, definidos como Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura (UDD), cuyas exigencias eran la dimisión inmediata del Gobierno y la convocatoria de elecciones para que las urnas revelaran la verdadera mayoría política y social del país. El 14 de abril, tras comprobar la firmeza del Gobierno, que declaró el estado de excepción en la capital y sacó a las tropas a reprimir las manifestaciones con el resultado de dos muertos, los opositores interrumpieron la protesta.
El segundo y más violento embate de los partidarios de Shinawatra, quien disfrutaba de un cordial hospedaje en la vecina Camboya (donde prestaba asesoría personal y jugaba al golf con el primer ministro, Hun Sen, cuyo Gobierno rechazó la demanda de extradición planteada por la justicia tailandesa y alimentó una reyerta diplomática que se solapó a la escalada de choques fronterizos entre las respectivas Fuerzas Armadas en torno al disputado templo de Preah Vihear) se inició justo un año después, en marzo de 2010, y su desarrollo fue tan cruento que la comunidad internacional temió, fundadamente, que Tailandia se deslizara hacia una guerra civil.
Bangkok fue el escenario de furiosas batallas campales en las que decenas de miles de opositores, muchos provistos de armas improvisadas, intentaron doblegar al Gobierno con un ultimátum de dimisión, protagonizaron un asalto a la Asamblea, desafiaron el estado de excepción y por un tiempo pusieron en jaque al Ejército, que disparó a mansalva contra sus filas. Por si fuera poco, se planteó la amenaza seria de una entrada en escena de los Camisas Amarillas, que asistían a la porfía de sus enemigos con alarma e indignación. El desacuerdo final en torno a la oferta del primer ministro de celebrar elecciones anticipadas en noviembre preludió el asalto final por los soldados del bastión de los Camisas Rojas el 19 de mayo, matando a seis resistentes y obligando a sus líderes a rendirse. En total, 91 personas, la mayoría manifestantes, perecieron en dos meses de disturbios y represión.
3. Candidata del Partido Para los Thais y elección como primera ministra
Las masacres de mayo de 2010 pusieron fin a la protesta de masas del UDD con tintes insurreccionales, aunque los Camisas Rojas siguieron con sus movilizaciones, si bien de manera menos sostenida y por cauces estrictamente pacíficos. En los meses siguientes, el debate público se centró en el grado de implicación de Thaksin en las algaradas, que el político calificó de "heroicas" y cuya posible degeneración en "guerrillas" llegó a insinuar. Los imponentes recursos logísticos con que había contado el campamento opositor instalado en el centro comercial de Bangkok hicieron pensar, lógicamente, en la inagotable faltriquera del magnate, aunque este recalcó que su apoyo al movimiento era exclusivamente "moral".
Sea como fuere, el caso fue que una vez comenzado 2011, Thaksin y sus colaboradores concentraron sus esfuerzos en diseñar una estrategia de victoria de cara a las próximas elecciones generales, convocadas por Abhisit para el 3 de julio. En el PPT se abrió un interrogante sobre su cabeza de lista, ya que tanto el presidente nominal, Yongyuth Wichaidit, como el jefe del grupo parlamentario, Mingkwan Sangsuwan, autor de una fallida moción de censura contra Abhisit el 19 de marzo, no ofrecían un liderazgo convincente. La opción de Yingluck estaba en la mente de todos, pero la interesada no daba signos de cambiar de opinión sobre que lo suyo era la empresa privada, no la política representativa. Ahora mismo, seguía siendo la presidenta ejecutiva de la SC Asset Corporation. Sin embargo, el 16 de mayo, una semana después de hacerse pública la fecha del adelanto electoral, la dirigencia del PPT decidió que Yingluck fuera su cabeza de lista y por ende su candidata a primera ministra. Al punto, la promocionada aceptó la nominación, asegurando "estar lista para luchar de acuerdo con las reglas y tener la oportunidad de ponerme a prueba".
Las reacciones al impactante anuncio no se hicieron esperar. Voceros del bando anti Thaksin se apresuraron a alertar que Yingluck, a sus 43 años una completa neófita en política, no sería más que la factótum obediente de su intrigante hermano, cuyo dedazo desde su exilio en Dubai les parecía más que obvio. De hecho, en abril, ella le había visitado en los Emiratos, donde se supone que él terminó por convencerla. En apoyo a este análisis, los detractores destacaron que la empresaria no había sido nombrada jefa del partido y ni siquiera se le había dado asiento en su ejecutiva, omisión que bien podía dar lugar a una primera ministra ceñida a la ejecución técnica de unas políticas decididas por otros. Por su parte, comentaristas internacionales señalaron que el regreso de la familia Shinawatra al primer plano de la política podría impedir cicatrizar las profundas heridas abiertas en la sociedad tailandesa desde el cuartelazo de 2006. Los mensajes y las formas que el PPT empleara durante la campaña serían, seguramente, decisivos en ese aspecto.
Dudosamente ayudada por su hermano, que, entrevistado por un medio de Brunei, aseguró que ella podía ser vista "como mi clon" y era capaz de "tomar decisiones por mí", Yingluck aseguró que entraba en la palestra política "sin rencores" hacia nadie, dispuesta a "generar harmonía" y a "trabajar por la reconciliación del país", para lo que emplearía las ventajas de su "feminidad". En este sentido, apostó por dar más atribuciones a la Comisión Independiente de la Verdad y la Reconciliación, establecida por el Gobierno del PP para esclarecer las mortales violencias de abril y mayo de 2010, y habló de conceder, a modo de gran borrón y cuenta nueva, una "amnistía general" para todos los autores de incidentes de naturaleza política desde el golpe de 2006, lo que abarcaría a los propios golpistas, a los políticos del TRT y el PPP penalizados por la justicia en 2007 y 2008, a los asaltantes de los aeropuertos capitalinos en 2008 y a los responsables de la sangrienta represión militar de 2009 y 2010.
Al Gobierno y al PP les faltó tiempo para descalificar la propuesta, vista como el coladero para exonerar a Thaksin de toda causa y condena, y facilitar su regreso al país por la puerta grande. La hermana del mentado, empero, negó que su propuesta de amnistía estuviera dirigida a personas concretas. Aunque eludió pronunciarse sobre un eventual regreso de su pariente a Tailandia, Yingluck explicó que su remoción manu militari un lustro atrás había tenido mucho que ver con el ingreso de ella en la política: "Transcurridos cinco años desde el golpe, todavía hay mucha gente que echa de menos a mi hermano y sus políticas. Siento que mi familia está en deuda con la gente, y ese es un factor fundamental en mi decisión".
Ciertamente, la candidata imprimió un grueso barniz social a su programa electoral. Retomando los logros obtenidos por el Gobierno del TRT en la mejora de las condiciones de vida y el nivel de renta del campesinado, que entre 2001 y 2006 había visto reducirse sus deudas, obtenido facilidades crediticias, cobrado precios más dignos por sus cosechas y accedido a una mayor cobertura sanitaria, Yingluck habló de grandes facilidades financieras para los agricultores emprendedores y de un precio garantizado de compra de 15.000 bahts por tonelada de arroz.
En su visión de la eliminación de la pobreza (el 10% de los tailandeses la padecía), meta que consideraba factible alcanzar en 2020, proponía fijar de entrada un salario mínimo interprofesional de 300 bahts por día y un salario correspondiente al primer empleo de los graduados universitarios de 15.000 bahts al mes; llegado aquel año, dichas escalas salariales bien podían andar respectivamente en los 1.000 y los 30.000 bahts, aseguró. Para estimular la inversión y el crecimiento, una vez que Tailandia había salido de la recesión en el último trimestre de 2010, prometió reducir drásticamente el impuesto de sociedades, del 30% al 20% en dos años. Asimismo, retomando un proyecto educativo contemplado en su momento por el Gobierno Thaksin, se comprometió a dotar de conexión inalámbrica a Internet a todas la escuelas y a entregar un ordenador de tipo tableta a todos los alumnos. El gasto público tocaría de lleno las obras de infraestructuras con el tendido de una red de trenes de alta velocidad, ambicioso plan que ya había sido puesto en marcha bajo el Gobierno del PP.
Durante la campaña, la aspirante del PPT fue acusada desde el oficialismo de perjurio en su testimonio de 2007 a la SEC sobre su sospechosa venta de acciones de la AIS y de haber empleado su cuenta bancaria para financiar la movilización antigubernamental de los Camisas Rojas, pero estas imputaciones no hicieron mella en la opositora, que se mostró hábil en esquivar las preguntas embarazosas y en formular sólo razonamientos en positivo, aunque parcos en concreción. Como había hecho su hermano, pero sin el ímpetu abrasivo que le había costado a este la imputación de peligroso demagogo, Yingluck transmitía accesibilidad y rechazo a las ínfulas elitistas, por más que ella procedía de una familia extraordinariamente pudiente y su vida era regalada.
Los observadores estuvieron de acuerdo en que Yingluck, dotada de una telegenia elegante y tranquila, y muy bien asesorada por su equipo de expertos, supo encandilar a una parte del electorado urbano que tomó menos en cuenta su apellido que su condición de mujer y nuevo rostro de la política nacional. Por otra parte, la prensa económica se hizo eco de la preocupación en sectores del mercado por la abundancia de promesas sociales en el programa del PPT, vistas aquí como unas reformas populistas en exceso onerosas para la hacienda pública que podrían empujar hacia arriba los precios y a continuación los tipos de interés.
El 3 de julio de 2011, por quinta vez consecutiva en la última década y de una manera más rotunda de lo esperado, el movimiento pro Shinawatra, demostró ser la primera fuerza del país: con el 53% de los votos, el PPT sacó una mayoría absoluta de 265 diputados (204 por el sistema mayoritario uninominal y el resto por el sistema proporcional), logro que superaba los registros del TRT en 2001 y del PPP en 2007. El PP de Vejjajiva tuvo que conformarse con 159 escaños, 14 menos de los que tenía en la legislatura saliente. Mucho más atrás quedaron el Partido del Orgullo Thai (Pak Bhum Jai Thai, BJT) y su aliado el Partido del Desarrollo de la Nación Thai (Pak Chart Thai Patthana, CTP) —sucesores directos de dos formaciones aliadas al PPP y junto con él disueltas por la justicia en 2008, pero que últimamente venían siendo socios de gobierno del PP—, los cuales obtuvieron 34 y 19 actas, respectivamente.
Con bastante rapidez, la vencedora de los comicios forjó un acuerdo de coalición, fórmula para gobernar a la que por aritmética parlamentaria no estaba obligada pero que ella asumió gustosa en aras del consenso y la conciliación. Sus socios eran el CTP de los hermanos Chumpol y Banharn Silpa-Archa (este último, ex primer ministro), el Partido del Desarrollo Nacional de la Patria (Chart Patthana Puea Pandin), el provincial Partido de la Fuerza de Chon (Palang Chon) y el Gran Partido del Pueblo (Mahachon), dando lugar a un pentapartito que sumaba 299 escaños.
El espíritu de buen perdedor prevaleció en todas las instancias. Abhisit, que anunció su dimisión como líder de los demócratas, deseó a su sucesora en ciernes "todo el éxito como primera mujer en ser primera ministra de Tailandia". El ministro de Defensa saliente, general Prawit Wongsuwon, declaró que ni él ni nadie en la cúpula de las Fuerzas Armadas tenían nada que objetar a los resultados electorales y la formación del nuevo Gobierno. El comandante en jefe del Ejército, general Prayuth Chan-ocha, quien ordenara el aplastamiento del desafío de los Camisas Rojas el año anterior, se limitó a decir que no le correspondía realizar comentarios políticos.
En cuanto a Thaksin, desde su casa en Dubai, se congratuló por el resultado electoral y se declaró "orgulloso" del éxito de su hermana, a la que daría "cualquier consejo que pudiera necesitar". Recordó de paso que su deseo era regresar lo antes posible, pero matizó que ya tendría tiempo para abordar ese paso, ya que no quería "ser parte de un problema, sino de la una solución". Mientras tanto, permanecería en el emirato del Golfo "dedicado a mis negocios". De todas maneras, no veía probable su retorno a la política activa, porque, a sus 62 años, "puedo estar demasiado mayor"; de hecho, ya pensaba en el "retiro".
El 5 de agosto, en su primera sesión, la Cámara de Representantes invistió a Yingluck jefa del Gobierno de Tailandia con 296 votos a favor, tres votos en contra y 197 abstenciones. El 8 de agosto recibió el preceptivo nombramiento real y tomó posesión de su puesto. Dos días después prestó juramento junto a los restantes miembros del Gabinete, donde destacaban Surapong Tovichakchaikul en el Ministerio de Exteriores, el general Yuthasak Sasiprapha en Defensa, el presidente del PPT Yongyuth Wichaidit en Interior y el veterano funcionario Thirachai Phuvanatnaranubala en Finanzas. Fueron nombrado cinco viceprimeros ministros: Yongyuth y el capitán de Policía Chalerm Yubamrung por el PPT, Chumpol Silpa-Archa por el CTP y los independientes Kowit Wattana y Kittirat Na-Ranong.
A los pocos días de constituirse, el flamante Gobierno Yingluck desató la primera polémica al solicitar Surapong al Gobierno japonés que concediera un visado de entrada a Thaksin, anómala petición diplomática que empujó al PP en la oposición a iniciar una moción de censura contra el ministro. Sin abandonar el terreno exterior, el Gobierno camboyano expresó su deseo de que el cambio de dirigencia en Tailandia propiciara la superación de las tensiones fronterizas entre los dos vecinos.
(Cobertura informativa hasta 31/8/2011)