Vladimir Voronin

En 1961, una vez graduado por la Escuela Técnica Cooperativista de Chisinau -entonces denominada con la forma eslava Kishinev-, la capital de la República Socialista Soviética Moldavia (RSSM), fue enviado a desempeñar labores gestoras en una panificadora rural en Criuleni. Dirigió otra fábrica de derivados de harina en la ciudad de Dubasari entre 1966 y 1971, cuando se tituló como economista por el Instituto de Alimentos Industriales de Moscú y emprendió una carrera burocrática en distintos órganos territoriales de base del Partido Comunista Moldavo (PCM), rama republicana del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), en Dubasari y en el rayon (distrito) de Ungheni, cuyo comité ejecutivo encabezó.

En 1980 salió elegido diputado al Soviet Supremo de la RSSM, en 1983 accedió a la Academia de Ciencias Sociales y al Comité Central del PCUS como jefe de departamento, en 1985 se convirtió en primer secretario del Comité Urbano de Bendery y en 1989 fue nombrado titular del Interior en el Consejo de Ministros. En 1990 cesó en sus puestos en el ejecutivo y legislativo republicanos a raíz de las elecciones pluralistas del 25 de febrero, que recortaron sólo parcialmente la hegemonía del PCM en una república considerada fiel al Centro y donde el sentimiento nacionalista no era tan fuerte como el de las repúblicas bálticas o transcaucásicas.

Licenciado del servicio público en la RSSM con el rango de general del Ejército soviético, en agosto de 1991 se encontraba en Moscú en calidad de jurista de la Academia de Policía dependiente del Ministerio del Interior (MVD) de la URSS. El PCM fue ilegalizado el 24 de agosto por las autoridades de Chisinau (coincidiendo por la disolución del mismo PCUS a instancias de Mijaíl Gorbachov), resueltas a liberarse de alforjas ideológicas y a adoptar un discurso nacionalista e independentista. Voronin, que había sido un apparatchik bastante ortodoxo, se encontró con que ya no era un comunista de carnet.

En los dos años siguientes desarrolló su doble profesión de economista y abogado en la República de Moldova que iniciaba su andadura como Estado soberano, pero se mantuvo activo en el terreno político como promotor de la restauración partidista de un comunismo moldavo que se declaraba nostálgico de la URSS. En octubre de 1993, al mes de darse de baja en la reserva del MVD de la Federación Rusa, fue elegido en una asamblea constitutiva copresidente del Comité Organizador del nuevo PCM, que no tuvo tiempo para concurrir a las primeras elecciones legislativas de la independencia, el 27 de febrero de 1994. El PCM fue registrado el 27 de abril siguiente y en diciembre celebró su primer congreso ordinario, que eligió a Voronin primer secretario.

Voronin se afanó en articular la ideología y el programa de un partido que preservaba un vínculo con el pasado soviético y que debía hacerse un sitio entre las diversas fuerzas ubicadas en la izquierda del espectro político, en particular el Partido Socialista (PSM) y su aliado natural, el Movimiento de Unidad Socialista-Yedinstvo. Ambas formaciones no cuestionaban la estatalidad de Moldova (masivamente confirmada en el referéndum nacional del 6 de marzo de 1994), pero como representantes de las minorías eslavas exigían permutar las relaciones privilegiadas con Rumanía por unas mayores cooperación con Rusia e integración en la Comunidad de Estados Independientes (CEI), a la que el presidente ex comunista Mircea Snegur había anclado Moldova por necesidades estratégicas relacionadas con la pax rusa vigente desde julio de 1992 en la separatista República Moldava del Transdniester (RMT)

El PCM de Voronin fue más allá de sus coyunturales aliados de la izquierda; preconizó la restauración de una "federación soviética de repúblicas soberanas" que en principio sería compatible con la estatalidad moldava y achacó la desintegración de la URSS en diciembre de 1991 a un complot orquestado por el "imperialismo internacional", acusando de paso a los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielarús de "traición" por abrogar el Tratado de la Unión de 1922. En el capítulo de las transformaciones hacia una economía de mercado se destacó como un recio opositor a la compraventa de la tierra y a la moneda nacional, el leu, cuya introducción supuso la salida de la zona rublo.

Voronin concurrió a las elecciones presidenciales del 17 de noviembre de 1996, primeras desde la independencia, y con el 10,2% de los votos fue eliminado para la segunda vuelta a la que se presentaron Snegur, por el centrista y moderadamente prorrumano Partido del Renacimiento y la Conciliación de Moldova (PRCM), y el presidente del Parlamento, Petru Lucinschi, primer secretario reformista del PCM soviético en 1989-1991 y cabeza de los centristas e izquierdistas partidarios de una independencia de especificidad moldava, si bien con indisimuladas simpatías hacia Rusia. El apoyo prestado por Voronin a su antiguo superior en la etapa soviética coadyuvó a que el 1 de diciembre Lucinschi batiera al titular reeleccionista.

Ahora bien, este respaldo se resquebrajó tan pronto como Lucinschi trazó una línea diplomática equidistante entre el Este y el Oeste, se negó a establecer una relación especial con Rusia (al igual que con Rumanía) o a tomar parte en las iniciativas más avanzadas de la CEI, promovió la formación de Gobiernos comprometidos con las reformas de mercado y, sobre todo, batalló por la instauración de la república presidencialista. Antes bien, Voronin solicitó la abolición de la Presidencia, que consideraba una institución "burguesa" e "impuesta desde fuera", así que en julio de 2000 no tuvo reparos en plantar un frente común con la derecha prorrumana para la instauración del sistema parlamentario estricto, que se hizo realidad con la impotencia de Lucinschi en julio de 2000.

El 24 de febrero de 1997 las diferencias dentro del PCM entre el ala moderada y el ala radical que Voronin sustentaba terminaron en la expulsión de los elementos contestatarios y la proclamación del Partido de los Comunistas de la República de Moldova (PCRM), con Voronin de primer secretario y presidente. La incapacidad del Gobierno para elevar los niveles de vida de la población en el curso de las reformas estructurales generó un descontento social que fue capitalizado por el partido de Voronin. En las legislativas del 22 de marzo de 1998 el PCRM se alzó como la fuerza más votada con el 30,1% de los sufragios y 40 de los 104 escaños del Parlamento, un éxito más que meritorio considerando su debut electoral.

Voronin, que se puso al frente del grupo parlamentario del partido y entró en la mesa permanente de la cámara, reclamó su derecho a participar en un Gobierno de coalición, pero le cerró el paso una alianza de los cuatro partidos de centro y derecha que habían obtenido escaños, entre los que encontraba el PRCM. La dificultad de esta formación para sellar alianzas quedó de manifiesto en las dos aspiraciones fallidas de Voronin a puestos representativos de elección por los diputados: el de presidente del Parlamento, el 23 de abril de 1998, y el de primer ministro, el 7 de diciembre de 1999, cuando con 48 votos se quedó a cuatro de la mayoría requerida, seis días después de ser designado por Lucinschi como alternativa al dimitido Ion Sturdza. Barridas las demás izquierdas del Parlamento, el único aliado potencial del PCRM era el centrista Partido por una Moldova Próspera y Democrática (PMPD), hasta 1999 partidario de Lucinschi.

En la tesitura de ganar un alto mandato político, Voronin formuló su compromiso con las condiciones de la economía de mercado y la democracia multipartidista, poniéndolas por delante de una meta cardinal de su partido como era la construcción del socialismo. Pero su labor como opositor estuvo caracterizada por declaraciones y hechos tendentes a restaurar algunos controles del Estado en la actividad económica (subsidios, fijación de precios, proteccionismo comercial), restringir las obligaciones contraídas con el FMI y otros proveedores de fondos por "servir sólo a Occidente y a sus lacayos moldavos", e impedir la total privatización de la tierra en aras de una "progresiva restauración de las relaciones socialistas en la economía".

Sin cuestionar el proceso de desnacionalización de empresas (salvo las consideradas estratégicas, como las industrias del vino y el tabaco) y los negocios privados, fustigó la caída del país en un "capitalismo desbocado" que lo había convertido "en un gran bazar". Esta labor opositora incluyó varias mociones de censura contra los sucesivos gobiernos más o menos comprometidos con las complicadas reformas estructurales y el voto en contra de proyectos de ley considerados clave para plasmar aquellas. Opuesto a la consideración de Moldova como un segundo Estado rumano, aspecto que precisamente soslayaba el Tratado Básico suscrito con Rumanía en abril de 2000, y partidario de integrar al país en el eje ruso-bielorruso así como de elevar el idioma ruso a un estatus de cooficialidad con el moldavo, Voronin halló en el líder comunista ruso Guennadi Zyugánov a su mejor interlocutor y camarada internacional.

Conforme a la reforma constitucional propiciada por el PCRM, en diciembre de 2000 el Parlamento intentó elegir al nuevo presidente de la República en votaciones efectuadas los días 1, 4 y 6, y en todas Voronin se quedó a un puñado de escaños de la mayoría requerida. Para superar este bloqueo Lucinschi convocó elecciones legislativas anticipadas para el 25 de febrero de 2001 y en ellas el PCRM arrasó con el 49,9% de los votos y 71 escaños, una mayoría absoluta tan amplia que no sólo ponía en bandeja la elección presidencial de Voronin y la formación de un gobierno a su gusto y conveniencia, sino también la introducción de reformas a la Constitución sin necesidad de apoyos de otros partidos.

Sobre este resultado electoral pesó el hastío de la golpeada población por el fracaso de las empresas privadas en surtirle de productos y servicios y por sus rentas crónicamente bajas. De hecho, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sitúa a Moldova como el país más rezagado de Europa en cuanto a desarrollo humano, por debajo de Albania. Así las cosas, el 4 de abril de 2001 el Parlamento eligió a Voronin jefe del Estado con los 71 votos de sus diputados; el primer ministro reformista Dumitru Braghis recibió 15 y Valeriu Cristea, otro candidato presentado por el PCRM sin clarificar las razones, tres. El 7 de abril Voronin prestó juramento de su mandato quinquenal al frente de una oficina despojada de sólidas atribuciones ejecutivas.

No obstante, Voronin, que alabó al parlamentarismo moldavo como una vacuna contra el "autoritarismo" y el "culto a la personalidad" florecientes en algunas repúblicas ex soviéticas con sistema presidencial, iba a dirigir efectivamente el país por la vía indirecta de su partido, que controlaba el Parlamento, y por ende el Gobierno, más cuanto que el Constitucional le facultó a seguir liderando la formación. Así, el 22 de abril fue reelegido presidente en el IV Congreso del PCRM. El 11 de abril Voronin nombró primer ministro al tecnócrata Vasile Tarlev, que formó un gabinete de la misma línea con la misión de alejar los espectros del "hambre y la desesperación" y de asegurar a la ciudadanía unos estándares elementales en empleo, consumo y asistencia médica. Abundando en el lenguaje catastrofista, Voronin opinó que los últimos diez años habían estado caracterizados por "la alienación y la destrucción", y que el país se había convertido en una "zona de desastre humano".

Para la opinión pública internacional, la elección de Voronin prefigura un punto de inflexión en el devenir de la Moldova independiente y una mudanza estratégica de alcance en esta parte de Europa, en beneficio de Rusia. Nada más asumir, recuperó su propuesta de someter a referéndum la entrada en la Unión de Rusia y Bielarús para subvenir las necesidades de un país "pobre y pequeño", si bien no presentó esta orientación como una alternativa a la asistencia financiera de los organismos occidentales, con los que los gobiernos anteriores habían establecido unos compromisos que, aseguró, se mantendrían y desarrollarían.

La anunciada senda "pragmática" de la nueva diplomacia moldava arrancó con su pronta visita a Moscú el 16 de abril para confirmar al presidente Vladímir Putin que Rusia era el socio estratégico de Moldova. El 1 de mayo siguiente sostuvo otro encuentro con el rumano Ion Iliescu en Bucarest, dejando claro que las relaciones con Rumanía, aún importantes, no iban a gozar del valor de las otras. También notificó que el país seguiría siendo miembro del alineamiento de países GUUAM dentro de la CEI (con Georgia, Ucrania, Uzbekistán y Azerbaidzhán), siempre que no convirtiera sus objetivos de cooperación subregional en un ariete contra aquella mayor estructura capitaneada por Rusia, así como un buen socio de la Unión Europea. Así, el 7 de junio se unió a los demás presidentes en Yalta para la firma de la primera Carta de la alianza, que adquirió un primer rango institucional.

Puesto que una de sus prioridades declaradas es la consolidación de la soberanía y la estatalidad de Moldova, la estrategia de Voronin ante al desafío separatista del Transdniester y el contencioso con Moscú, ligado al anterior, por la presencia del 14º Ejército ruso en la región reviste la mayor importancia tanto más cuanto que en el pasado ha sustentando posturas ambiguas. Para él, la solución de un conflicto que en 1992 costó una breve pero intenta guerra pasa por la dotación de una amplia autonomía. El caso es que ha remontado los orígenes del conflicto a las "políticas confusas de Chisinau" y también se ha quejado de su "excesiva internacionalización", refiriéndose a la mediación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), no, obviamente, a la de Rusia.

El 9 de abril decidió en Chisinau con el presidente de la RMT, Igor Smirnov, la reanudación de las negociaciones sobre cuestiones de armonización aduanera y fiscal y el 16 de mayo volvió a reunirse con él en Tiraspol para la firma de acuerdos de cooperación en distintos capítulos. Pero esta sintonía aparente se rompió acto seguido cuando Smirnov ordenó la emisión de pasaportes nacionales transdniesterinos y Voronin se enzarzó con él en un cruce de reproches y denuestos.

Voronin no ha satisfecho a algunos dubitativos sobre si realmente desea la evacuación del dispositivo militar ruso del Transdniester, teniendo presente que el Estado moldavo nunca ha aceptado esta presencia y que hay varios acuerdos firmados para ponerla fin. Ahora bien, el deseado asentamiento en el regazo ruso podría implicar una asunción de los intereses de seguridad y estratégicos de Moscú, y uno de ellos es el mantenimiento del 14º Ejército en su actual emplazamiento como defensa avanzada en un área gris pero considerada propia cuya influencia se disputa a la OTAN.

(Cobertura informativa hasta 18/7/2001)