Vjosa Osmani

Cerrando un año convulso, la renovación del panorama político en Kosovo quedó completa el 4 de abril de 2021 con la elección como presidenta de la República de la centrista Vjosa Osmani, diputada de 38 años que recientemente puso en marcha una plataforma pro reformas y anticorrupción. Aliada de Albin Kurti, nuevamente primer ministro como resultado de los comicios de febrero, y hasta ahora presidenta de la Asamblea que la ha investido en la jefatura de este Estado cuasi soberano y parcialmente reconocido de los Balcanes, Osmani asume una oficina ejecutiva de tipo protocolario -aunque con un importante rol en las relaciones exteriores- y que entre 2011 y 2016 ya ocupara otra mujer, Atifete Jahjaga.

Osmani, una jurista reclutada a los 24 años para la alta función estatal, procede de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), el partido nacionalista conservador de tradición pacifista que condujo la primera fase de la tortuosa materialización de la independencia unilateral tras la separación de facto de Serbia y que luego cedió terreno, oscilando entre el Gobierno de gran coalición y la oposición parlamentaria, a las formaciones emanadas de la antigua guerrilla del UÇK. En sus años de legisladora, Osmani se distinguió por su rechazo a Hashim Thaçi, el polémico líder del Partido Democrático de Kosovo (PDK), primer ministro en 2008-2014 y desde 2016 presidente de la República. Rostro de una corriente renovadora crítica con algunas de las decisiones del presidente de su partido, el 31 años más viejo Isa Mustafa (primer ministro en 2014-2017), ella fue la cabeza de lista de la LDK en las elecciones de octubre de 2019. Aquellas votaciones dieron la victoria por mayoría simple a la agrupación de Kurti, Vetëvendosje (Autodeterminación), exponente de una alternativa nacionalista radical y de izquierda al cuestionado statuo quo kosovar.

Como parte del acuerdo de Gobierno entre el Vetëvendosje y la LDK, Osmani fue promovida a presidenta de la Asamblea en febrero de 2020. Menos de dos meses después, la parlamentaria presenció la ruptura del Gobierno de coalición y la caída de Kurti al alinearse Mustafa con la oposición del PDK en el rechazo al toque de queda decretado por el primer ministro frente a la COVID-19, medida de contención que sus detractores consideraban inconstitucional al no estar vigente el estado de emergencia. Entonces, la LDK, con Avdullah Hoti de primer ministro, pasó a hacerse cargo del Gabinete valiéndose de distintos socios. El 5 de noviembre de 2020 Thaçi, acusado por la Fiscalía del Tribunal Especial de La Haya de crímenes de guerra y contra la humanidad presuntamente cometidos en el conflicto armado de 1998-1999, se vio obligado a dimitir para preparar su defensa legal, y entonces Osmani se convirtió en presidenta de la República en funciones. En diciembre siguiente el Tribunal Constitucional declaró nula la investidura del Gobierno Hoti y Kosovo quedó abocado al adelanto electoral. A principios de enero de 2021, Osmani, culminando un largo período de desavenencias, rompió con la LDK y presentó una lista electoral independiente de nombre Guxo (Atrévete), orientada al centro liberal y con mensajes ceñidos a las reformas de mercado, la aspiración euro-atlántica y la lucha contra la corrupción.

La lista conjunta de Vetëvendosje y Guxo arrasó en las elecciones del 14 de febrero de 2021 con el 50,3% de los sufragios y 58 escaños, siete de los cuales los aportaron Osmani y su grupo. A título particular, Osmani ganó su cuarta reelección en la Asamblea con más de 300.000 votos, récord solo superado en su momento por el desaparecido padre de la nación, Ibrahim Rugova. El 22 de marzo los dos partidos asumieron el Gobierno, de mayoría con la suma de los representantes de las minorías bosníaca (NDS), turca (KDTP) y egipcia (IRDK), y al tiempo que Osmani cedía la titularidad de la Asamblea de 120 miembros para preparar su candidatura presidencial. La sesión parlamentaria, boicoteada por parte de la oposición, se saldó con la elección de Osmani con 71 apoyos en una tercera ronda de votos.

Carismática y con una imagen de modernidad, de la nueva presidenta se espera que sea un factor moderador de la crispada política kosovar. En particular, podría estimular la evolución hacia el posibilismo del primer ministro Kurti, un populista de discurso áspero que cuando en 2020 llegó al Gobierno por primera vez ya accedió a aparcar los aspectos más problemáticos de su retórica nacionalista (anexionismo panalbanés, hostilidad a la supervisión por la UE del imperio de la ley), y a realizar "gestos de buena voluntad" para avanzar en el diálogo de convivencia y cooperación con Serbia. Hasta el día de hoy, el país vecino se niega a asumir la pérdida y soberanía de la que sigue considerando su Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija.

La fluidez de las relaciones entre Pristina y Belgrado pasa por una solución para la dividida ciudad norteña de Mitrovica, principal núcleo urbano de la disminuida minoría serbokosovar y que es precisamente el terruño de Osmani, y por articular la denominada Comunidad de Municipios Serbios, entidad de autogobierno, con centro administrativo en Mitrovica Norte, que lleva seis años bloqueada. La presidenta dice aspirar a que Kosovo y Serbia normalicen plenamente sus relaciones, aplicando las previsiones del acuerdo básico de 2013 y los acuerdos económicos de 2020, aunque reclama a Belgrado una disculpa oficial por su responsabilidad en la contienda bélica de 1998-1999, así como la persecución de quienes desde el bando serbo-yugoslavo estuvieron implicados en crímenes de guerra. La ministra de Exteriores de Kurti, Donika Gërvalla, de paso una de las dos mujeres viceprimeras ministras con que cuenta el nuevo Gobierno, es una estrecha colaboradora de Osmani, quien ha delegado en ella el liderazgo de Guxo. El desmantelamiento de las tramas corruptas y criminales que bajo el predominio de los partidos LDK, PDK y AAK, hoy castigados en las urnas y desalojados del poder, proliferaron en Kosovo y la creación de empleo son, de entrada, los planteamientos que más aproximan a Osmani y Kurti, dos políticos que personifican el cambio con orígenes y trayectorias bien distintos.

(Texto actualizado hasta abril 2021)

Nacida en Mitrovica en 1982, Vjosa Osmani vivió los traumáticos acontecimientos de la década de los noventa en edades infantil y adolescente. Su padre, trabajador civil en una compañía vinculada a las Fuerzas Armadas de Yugoslavia, y su madre, enfermera, perdieron sus empleos durante la campaña de represión contra la mayoría albanokosovar. Según su testimonio, en 1998, al recrudecerse el conflicto entre las fuerzas de seguridad serbias y la guerrilla independentista de la UÇK, fue obligada a abandonar su vivienda a punta de fusil de asalto. En 2000, con la autoproclamada República de Kosovo separada del dominio de Serbia y convertida en un virtual protectorado internacional de la ONU y la OTAN, la joven inició estudios de Derecho en la Universidad de Pristina. Tras diplomarse continuó los estudios de grado en Estados Unidos, en la Escuela de Derecho de la Universidad de Pittsburgh, donde obtuvo la licenciatura en 2005.

Entre 2006 y 2010 Osmani trabajó directamente al servicio del presidente Fatmir Sejdiu, sucesor en 2006 del fallecido Ibrahim Rugova y desde 2008 al frente de la nuevamente proclamada República de Kosovo, segunda declaración unilateral de independencia que concitó la condena de Serbia y recabó un reconocimiento internacional parcial, si bien creciente. Ella fue la principal asesora de Sejdiu para Asuntos Legales y Relaciones Internacionales, y desde agosto de 2009 llevó el Gabinete presidencial.

Sus servicios al Estado en este período, de naturaleza técnica, incluyeron la representación del presidente de la República en la Comisión encargada de redactar la Constitución kosovar y la participación en la misión nacional que defendió ante el Tribunal Internacional de Justicia la validez jurídica de la declaración de independencia. Este principio de legalidad fue confirmado en julio de 2010, cuando la corte de La Haya, en una opinión asesora no vinculante, estableció que la proclamación de febrero de 2008 no había vulnerado el derecho internacional. En septiembre de 2009 Osmani tuvo ocasión de conocer al presidente Barack Obama en calidad de intérprete de Sejdiu durante su viaje a Estados Unidos; previamente, en febrero, ya integró la comitiva de altas autoridades kosovares que fue recibida en Washington por el vicepresidente Joe Biden. Paralelamente a sus cometidos oficiales, dio clases en la Facultad de Derecho de Pristina, el Kolegji AAB, el Rochester Institute de Tecnología Kosovo (RIT-Kosovo) y, como profesora visitante, en la Universidad de Pittsburgh.

En diciembre de 2010, con 28 años, Osmani debutó en la política representativa como diputada de la Asamblea en las filas de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), el partido conservador de Sejdiu, ya marchado de la Presidencia de la República y también sucedido, por Isa Mustafa, en el liderazgo del partido que en 1989 fundara el padre de la independencia kosovar, Ibrahim Rugova. En su primera legislatura, Osmani formó parte de la oposición parlamentaria al Gobierno de coalición minoritario mandado por el Partido Democrático de Kosovo (PDK) y su líder, Hashim Thaçi, anterior jefe político de la UÇK y primer ministro del país desde 2008. El PDK, con unos planteamientos en origen más radicales, había arrebatado a la LDK la primera posición en la Asamblea en las elecciones de 2007.

Esta relación de fuerzas parlamentarias se mantuvo tras las elecciones de junio de 2014. Sin embargo, el escenario político cambió sustancialmente porque Mustafa apostó por el entendimiento con Thaçi, a fin de dotar a Kosovo de un Gobierno de mayoría. La decisión de entrar en coalición con el PDK, el gran rival de los sucesores del moderado Rugova en el campo albanokosovar, no fue entendida por algunos en el LDK, que señalaban la identificación de Thaçi y su gente con los abusos de la lucha armada contra Serbia, tipificables en muchos casos como crímenes de guerra, y su sospechoso desinterés en investigar a fondo los tráficos ilegales y los graves actos de corrupción que corroían el funcionamiento del país más menesteroso de Europa. Osmani fue uno de los diputados liguistas que criticó a Mustafa, investido en diciembre por la Asamblea primer ministro de un Gobierno donde Thaçi hacía las funciones de número dos.

Convertida en doctora en Derecho por la Universidad de Pittsburgh en 2015, Osmani mantuvo su actitud disidente y en febrero de 2016, contraviniendo las instrucciones de su partido, boicoteó la sesión parlamentaria en la que Thaçi fue elegido presidente de la República. Un año después, en mayo de 2017, el Gobierno Mustafa fue derribado por una moción de censura a la que se sumó el PDK. La ruptura de la coalición forjada en 2014 llevó a la celebración de elecciones anticipadas el 11 de junio. Sus resultados fueron insatisfactorios para la LDK, presentada a los comicios en coalición con otras agrupaciones con el resultado de la pérdida de un escaño y la caída hasta la tercera posición. La LDK, llevando al ministro de Finanzas Avdullah Hoti de cabeza de lista, se situó por detrás del PDK y sus aliados, pírricos ganadores con un retroceso conjunto de 15 escaños, y de la fuerza ascendente del panorama kosovar, el partido Autodeterminación (Vetëvendosje) de Albin Kurti, agitador de un nacionalismo radical y populista de izquierda que arremetía contra toda la clase política instalada en el poder desde la emancipación nacional de Serbia.

Osmani, reelegida por segunda vez en la Asamblea, se encontró más cómoda en la oposición al nuevo Ejecutivo de coalición, constituido el 9 de de septiembre de 2017, entre el PDK de Thaçi y un ramillete de partidos donde destacaba la Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK) del nuevo primer ministro Ramush Haradinaj, otro antiguo comandante guerrillero de la UÇK, dos veces juzgado, y en ambas absuelto, por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad.

De cara a las elecciones del 6 de octubre de 2019, de nuevo anticipadas, esta vez a raíz de dimitir Haradinaj en julio al ser citado como sospechoso por la Fiscalía del Tribunal de La Haya, la LDK decidió presentar a Osmani como su candidato a primer ministro. Aunque había tenido serias diferencias con ella, Mustafa, implícitamente, venía a reconocer que la 31 años más joven Osmani era una cabeza de lista más atractiva, con una imagen de renovación y modernidad que podría traer de vuelta a votantes desencantados de la LDK. Su promoción le permitió a Osmani perfilar su discurso focalizado en la lucha contra la corrupción, la creación de empleo y las reformas de libre mercado y ajustadas a los criterios de la Unión Europea.

La apuesta electoral de la LDK por Osmani dio buenos resultados. Concurriendo en solitario, el partido recuperó cinco escaños y se quedó a uno del Vetëvendosje, incontestable triunfador electoral. El énfasis de Kurti en la erradicación de las tramas corruptas y criminales que infestaban Kosovo, y su concepto de un modelo económico que creara verdaderos desarrollo y riqueza eran unos puente de contacto entre el Vetëvendosje, no obstante su izquierdismo y su intransigente nacionalismo panalbanés aderezado con muestras de hostilidad hacia la Unión Europea, y el centroderechista LDK, claramente revitalizado por los mensajes reformistas liberales de Osmani. Mustafa, alentado por ella, accedió a una alianza con Kurti.

Así, el 20 de enero de 2020 el presidente Thaçi, sin el menor gusto pero obligado por la aritmética parlamentaria, nombró primer ministro a Kurti, quien el 3 de febrero vio aprobado por la Asamblea su histórico Gabinete de coalición entre el Vetëvendosje y la LDK, reforzado con las adiciones de la Lista Serbia (SL) y el Nuevo Partido Democrático (NDS). Instantes antes de visto bueno de la Asamblea, los diputados invistieron a Osmani presidenta de la misma.

Vjosa Osmani, casada y con dos hijos, habla con fluidez inglés, turco y serbio, y puede conversar en español.

(Cobertura informativa hasta 3/2/2020)