Rafael Ángel Calderón Fournier

Nació en Nicaragua, país en el que estaba exiliado su padre, el ex presidente Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944), desde la guerra civil de 1948, provocada por la anulación de las elecciones en las que éste fue limpiamente derrotado por el liberal Otilio Ulate Blanco y vio frustrada su aspiración de retornar al poder. El muchacho permaneció con su familia en el país vecino hasta junio de 1958, cuando Calderón Guardia fue autorizado a regresar a Costa Rica por el presidente Mario Echandi Jiménez.Licenciado en Derecho por la Universidad de Costa Rica en San José, profesionalmente Calderón Fournier se ciñó al perfil de abogado del Estado y notario público, pero su notoriedad le vino como continuador de una dinastía política, heredando de su padre, fallecido en 1970, primero la militancia y luego la jefatura del Partido Republicano Calderonista (PRC), fundado después de la guerra civil a partir del Partido Republicano Nacional (PRN).

Esta formación liberal, radicalmente opuesta al socialdemócrata Partido de Liberación Nacional (PLN) de José Figueres Ferrer, vencedor de la guerra civil de 1948 y varias veces presidente desde entonces, convergió con otros partidos de cercana tendencia conservadora, principalmente el de Unión Popular (PUP), el de Renovación Democrática (PRD) y el Demócrata Cristiano (PDC), en la Coalición Unidad (CU), que ganó las elecciones de febrero de 1978 y llevó a la Presidencia de la República al cabeza del PRD, Rodrigo Carazo Odio, el 8 de mayo de ese año

Calderón sirvió como un joven ministro de Exteriores en el Gobierno de Carazo hasta julio de 1980, cuando, siguiendo los pasos de su padre, renunció al puesto para preparar su aspiración presidencial. Fue candidato en tres contiendas electorales consecutivas de la CU y luego del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), surgido el 17 de diciembre de 1983 de la fusión de los cuatro partidos citados y cuyo primer Comité Ejecutivo Nacional él mismo se encargó de presidir. En la primera lid con los postulantes del PLN, el 7 de febrero de 1982, obtuvo el 33,6% de los votos y fue ampliamente batido por Luis Alberto Monge Álvarez; en la segunda, el 2 de febrero de 1986, volvió a ser derrotado con el 45,8% ante Óscar Arias Sánchez.

Finalmente, y luego de imponerse en las primarias del partido, el 27 de noviembre de 1988, al economista, empresario y ex ministro de Planificación Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, Calderón se apuntó la victoria con el 51,4% de los sufragios sobre Carlos Manuel Castillo Morales en las elecciones del 4 de febrero de 1990, al tiempo que el PUSC conquistó una mayoría absoluta de 29 escaños en la Asamblea Legislativa. El 8 de mayo Calderón tomó posesión de su mandato cuatrienal no renovable como el primer presidente del PUSC, con la misma edad, 40 años, que tenía su padre cuando asumió el puesto y exactamente 50 años después.

A pesar de las promesas populistas formuladas en la campaña sobre el sostenimiento de los subsidios a la alimentación y la vivienda, Calderón aplicó las medidas de austeridad que prescribía el FMI para reducir los desequilibrios financieros y la inflación, consistentes en alzas de las tarifas públicas, los combustibles y los impuestos, la restricción del crédito bancario y la reducción de la plantilla de funcionarios, lo que suscitó, inevitablemente, la contestación social.

La escalada de los precios del petróleo por la crisis de Kuwait y la caída a mínimos históricos de los precios mundiales del café dañaron sensiblemente la economía de un país que basaba una parte muy importante de su PIB en las transacciones exteriores. En estas circunstancias, el Gobierno de Calderón luchó con ahínco por mantener las exportaciones de banano, colocar en los mercados internacionales productos agrícolas no tradicionales y alternativos, y desarrollar el turismo de calidad, relacionado con el aliciente de los parques nacionales costarricenses.

Este esfuerzo particular se selló con éxito indiscutible, pues convirtió el sector turístico en la principal actividad generadora de divisas y permitió que, junto con la moderación de los precios del petróleo, la economía nacional creciera el 7,2% en 1992, cuando el año anterior sólo lo había hecho el 1,2%.

El Gobierno de Calderón liberalizó asimismo las transacciones con moneda extranjera (marzo de 1992) y arrancó de hecho la ambiciosa empresa, asumida y desarrollada por los que le sucedieron, de integrar a Costa Rica en los mercados regionales e internacionales a través de estructuras existentes o en fase embrionaria, ya fueran el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), el Área de Libre Comercio de Las Américas (ALCA), el Mercado Común Centroamericano (MCCC) o el Grupo de los Tres (G-3). Todo ello en el plano multilateral, porque en el bilateral las negociaciones produjeron sendos tratados libre comercio (TLC) con Panamá, el 18 de julio de 1993, y México, el 5 de abril de 1994.

En vigor el 1 de enero de 1995, el TLC con México constituyó el mayor logro exterior de la administración de Calderón por suponer la vinculación indirecta con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que iniciaron el 1 de enero de 1994 el país azteca, Canadá y Estados Unidos, poderosos vecinos del norte con los que Costa Rica realizaba el grueso de sus intercambios. Así, en 1994, Estados Unidos acaparaba el 59% de las importaciones y el 48% de las exportaciones del país del istmo.

En 1991, las dificultades económicas añadidas al ajuste financiero impusieron una carga social muy severa que Calderón intentó aliviar, sobre todo después de que el país fuera asolado por una sucesión de catástrofes naturales que principió el violento terremoto del 22 de abril. En febrero de ese año, el presidente lanzó un Plan contra la Pobreza y seis meses después anunció la puesta en marcha de un Consejo Laboral con la participación del Gobierno, los sindicatos y la patronal y a fin de elaborar un pacto social.

Estos intentos de hacer más llevadero el ajuste incrementando el gasto público no consiguieron parar las protestas sectoriales contra el Gobierno y además provocaron las dimisiones de varios de sus miembros, incluida la del ministro de Finanzas, Thelmo Vargas, en noviembre de 1991, en desacuerdo con la relajación del rigor presupuestario. Efectivamente, si en 1990 Calderón había hablado de rebajar el déficit fiscal del 7% de entonces al 1%, cuando terminó su mandato el descubierto suponía el 8,3% del PIB, el más elevado de Latinoamérica. Mejores resultados ofreció la política deflacionista, y si en 1990 los precios crecieron el 27% de media, cuatro años después la inflación rondaba el 10%, con todo, todavía un valor inaceptablemente alto para los liberales ortodoxos.

Por dependencia comercial y por filiación ideológica, el presidente costarricense presentó una línea absolutamente favorable a Estados Unidos y la administración de George Bush, con quien mantenía unas relaciones de amistad tan estrechas que en la campaña electoral de 1990 éste le prestó a su asesor de comunicación Roger Ailes. Siendo líder de la oposición, Calderón criticó la labor facilitadora de Óscar Arias en las guerras civiles centroamericanas, demandó que estos conflictos se encauzaran en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA) y no a instancias del Grupo de Contadora, se declaró antisandinista, y reclamó adhesión a la política de contención de las izquierdas revolucionarias conducida por las administraciones republicanas de Washington.

Así, la llegada al poder de Calderón en mayo de 1990, poco después del derrocamiento de Manuel Antonio Noriega en Panamá y de las victorias electorales de Rafael Leonardo Callejas en Honduras y de Violeta Barrios de Chamorro en Nicaragua, fue valorada como el colofón de un giro a la derecha en toda Centroamérica. Ahora bien, una vez convertido en presidente, Costa Rica siguió desempeñando un papel esencial en los procesos de distensión de la zona y acogió rondas de discusiones entre el Gobierno y la guerrilla salvadoreños.

En las elecciones generales del 6 de febrero de 1994 el candidato del PUSC, Rodríguez Echeverría, fue derrotado por el postulante del PLN, José María Figueres Olsen, hijo de Figueres Ferrer, que tomó posesión de la Presidencia el 8 de mayo siguiente. La transferencia de poder, aparte su significado institucional, revistió un carácter simbólico del arraigo de la democracia costarricense, al ser el mandatario saliente y el mandatario entrante los vástagos de quienes medio siglo atrás se disputaron el poder por la vía insurreccional.

Aún sin ostentar ya el liderazgo ejecutivo en el PUSC, el ex presidente Calderón ha mantenido hasta el presente una influencia considerable en los procesos internos del partido, como fue la nueva nominación de Rodríguez Echeverría en 1997 para las presidenciales de 1998, que efectivamente ganó. Hasta la conclusión de su mandato en 2002, Echeverría contó siempre con el respaldo de su antiguo rival en la precampaña de 1989.

En 1998 el Gobierno de Echeverría promovió la candidatura de Calderón para el puesto de secretario general de LA OEA frente a César Gaviria Trujillo, que optaba al segundo mandato de cinco años. Calderón se aseguró el apoyo de los estados miembros de Centroamérica y algunos del Caribe, como Barbados y Trinidad y Tobago, pero no consiguió atraer a ningún país sudamericano, así que a comienzos de 1999 decidió retirar su aspiración, permitiendo que Gaviria fuera reelegido por aclamación el 8 de junio.

(Cobertura informativa hasta 1/7/2002)