Pushpa Kamal Dahal ('Prachanda')
Primer ministro (2008-2009, 2016-2017, 2022-2024)
La llegada en agosto de 2008 a la jefatura del Gobierno de la flamante República de Nepal de Pushpa Kamal Dahal, líder del Partido Comunista Maoísta y más conocido como Prachanda —El Feroz— es la culminación de dos años de históricas mudanzas políticas en este país asiático, así como el triunfo personal de un hombre que en 1996 se alzó en subversión armada y desató una cruenta guerra civil, presentada como una lucha popular contra el feudalismo. Una década después, Prachanda depuso las armas y pactó con los partidos civiles el destronamiento del autoritario rey Gyanendra Bir Bikram, antes de abolirse la Monarquía y de proclamarse la democracia republicana. La victoria de su partido en las elecciones a la Asamblea Constituyente refleja los deseos de cambio de una población empobrecida como pocas en Asia y la confianza mayoritaria en que su dogmatismo marxista ha dado paso a la aceptación de las reglas del juego de la democracia parlamentaria.
Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 8/9/2008. El primer ejercicio de Pushpa Kamal Dahal como primer ministro de Nepal concluyó el 25/5/2009. Posteriormente, el dirigente volvió a ser primer ministro en dos ocasiones más, del 4/8/2016 al 7/6/2017 y del 26/12/2022 al 15/7/2024.
Orígenes y ascenso de un oscuro militante maoísta
Primogénito de ocho hermanos, recibió su primera instrucción escolar en los distritos de Kaski y Chitwan. A la tempranísima edad de 15 años, tal como era y sigue siendo costumbre en el Nepal rural y más tradicional, contrajo matrimonio con una muchacha llamada Sita Poudal. La pareja iba a tener cuatro hijos, un chico y tres chicas. En 1972 terminó el bachillerato en la ciudad de Lalitpur (Patan) y se puso a dar clases a niños en el mismo centro de Chitwan donde había sido alumno.
En 1974 retomó su formación y dos años después se diplomó en Ciencias Agrícolas por el Instituto de Agricultura y Ciencia Animal de Rampur, lo que le facultó para impartir la asignatura de Agricultura en la escuela superior Bhimodaya de Arughat, en el distrito de Gorkha. Previamente trabajó en el voluntariado social como cooperante en un proyecto de desarrollo rural patrocinado por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Esta experiencia permitió al joven Pushpa Kamal Dahal conocer de primera mano la penosa situación del campesinado nepalés, doblegado por la pobreza y la servidumbre a los terratenientes, que seguían ejerciendo un régimen cuasi feudal al amparo del sistema absolutista de gobierno conocido como el panchayat, instituido en 1962 por el rey Mahendra Bir Bikram, décimo monarca de la dinastía Shah, y confirmado a su muerte en 1972 por su hijo y nuevo soberano, Birendra Bir Bikram.
Según su biografía oficial y como él mismo ha explicado, Dahal comenzó su compromiso con el Partido Comunista de Nepal (NKP) en 1971, a los 16 años. Entonces, el comunismo nepalés, obligado a actuar en la clandestinidad por la prohibición que pesaba sobre todos los partidos políticos, se hallaba dividido en diferentes facciones marxistas y leninistas, prosoviéticas y prochinas, cuyas dirigencias rivales permanecían exiliadas en India.
En 1978 Dahal dejó su trabajo de docente en Arughat para concentrarse en la actividad política en las filas del llamado Cuarto Congreso (Chautho Mahadhiveshan) del NKP, surgido cuatro años atrás como una escisión radical y prochina encabezada por Mohan Bikram Singh y Nirmal Lama. El Cuarto Congreso era contrario a las tesis del secretario general fundador (1949) del NKP original, Pushpa Lal Shrestha, en el sentido de que la lucha contra la monarquía absoluta pasaba por la colaboración con los demás partidos opositores, incluido el más importante, el Congreso Nepalí (NC, que presentaba a su vez diversas tendencias conservadoras y progresistas), y que para reponer la democracia bastaba con restaurar el Parlamento abolido; el Chautho Mahadhiveshan, en cambio, exigía la elección de una Asamblea Constituyente.
Miembro desde 1981 de un buró regional y del Comité Central del Consejo de la Juventud Pan-Nepalés, el frente juvenil de la organización, cuya presidencia alcanzó poco después, Dahal entró en una etapa de completa clandestinidad de la que ya no saldría, al menos oficialmente, hasta un cuarto de siglo después. Unos estudios universitarios para sacarse una maestría en Administración Pública quedaron interrumpidos. En 1983 secundó a Bikram Singh cuando, en un nuevo paso hacia la atomización del que un día fuera partido unificado, rompió con el Cuarto Congreso y activó su propia organización, el NKP (Masal) —masal, en nepalí, significa antorcha—, pero dos años después le abandonó para seguir a Mohan Vaidya, quien protagonizó una escisión de la escisión llamada NKP (Mashal).
Fue en el NKP (Mashal), que arrastró a la mayoría de los cuadros del Cuarto Congreso, donde el futuro Prachanda ascendió a puestos de liderazgo, convirtiéndose sucesivamente en miembro del Comité Central, miembro del Buró Político y, finalmente, en 1989, en secretario general de un partido que a fuerza de escisiones orgánicas y depuraciones ideológicas había hecho del maoísmo su única bandera revolucionaria. Al comenzar la década de los noventa, Dahal no era más que el jefe de uno de los numerosos partidos comunistas que actuaban en la ilegalidad y que discrepaban sobre la estrategia a adoptar para acabar con la dictadura real de Birendra. El Mashal no pasaba de la condición de grupúsculo y se situaba en la extrema izquierda del comunismo nepalés, es decir, en la marginalidad. El propio Dahal era un desconocido para el público y no ejercía ningún papel significativo en la política nacional.
Durante los históricos sucesos de la primavera de 1990 el Mashal no se mantuvo al margen. Los maoístas se movilizaron en el Movimiento Popular Nacional Unido, el cual, junto con el Frente Unido de la Izquierda (la alianza de las principales facciones comunistas) y el NC, si bien desempeñando un papel menor y tardío, participó en el Movimiento Nacional, la gran protesta popular que al cabo de unas dramáticas jornadas represivas obligó al rey a reintroducir el multipartidismo y la monarquía parlamentaria. La aceptación por los partidos mayoritarios de las reglas del juego democrático establecidas por Birendra, principalmente la formación por designación real de la Asamblea Constituyente en lugar de vía elecciones por sufragio universal, decepcionó a Dahal y su gente.
El pactismo de los partidos identificados con el establishment monárquico incitó al Mashal, el Cuarto Congreso, sectores del Masal y otras dos microformaciones comunistas a superar sus rencillas y a agruparse, en noviembre de 1990, como Centro Unido (UC), en el que Dahal llevó desde el primer momento la voz cantante. En 1991 Dahal y sus asociados adoptaron dos importantes decisiones estratégicas, la una radical y la otra posibilista. Así, por un lado, en el I Congreso del NKP(UC) aprobaron un programa favorable al comienzo de una "lucha armada prolongada que conduzca a una nueva revolución democrática", asunción del principio de subversión que imposibilitaba la reconciliación con el orden legal establecido. En este cónclave, además, Dahal fue elegido secretario general del partido.
La apuesta por la semiclandestinidad, empero, se concilió con la creación de una pantalla legal tras la que concurrir en las elecciones legislativas del 12 de mayo de 1991, primeros comicios democráticos en 32 años: el Frente Popular Unido de Nepal (SJM), cuya presidencia recayó en Baburam Bhattarai, un intelectual licenciado en Arquitectura y considerado el principal ideólogo del partido, en lo sucesivo la mano derecha de Dahal. El SJM tuvo un rendimiento electoral aceptable, dada su escasa implantación social: con el 4,8% de los votos, recibió nueve escaños y se convirtió en la tercera fuerza de la Cámara de Representantes, aunque muy a la zaga de los dos partidos mayoritarios, el NC de Krishna Prasad Bhattarai, que obtuvo la mayoría absoluta y el derecho a formar gobierno, y el Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado), o NKP(EML), de Madan Kumar Bhandari, con 110 y 69 representantes, respectivamente.
Adopción de la "guerra popular" para traer la "revolución democrática" a Nepal
Por un tiempo pareció que los maoístas aceptaban hacer política parlamentaria y sostener sus demandas dentro de las instituciones, con Bhattarai poniendo el rostro y la voz al frente legal, y Dahal, que ya se hacía llamar Prachanda (literalmente, El Feroz), ejerciendo el mando en la sombra. Esta apariencia de contención duró poco. En 1992, en medio de una severa crisis económica y social, el SJM instigó una violenta huelga general contra el Gobierno congresista de Girija Prasad Koirala, un político conservador y monárquico leal, pero luego los frentistas encajaron unos resultados muy decepcionantes en las elecciones municipales.
El descontento general por la marcha de la joven democracia reverdeció el vicio inveterado de los comunistas nepaleses: la trifulca interna y el divisionismo. El cisma estalló en el NKP(UC) poco antes de las elecciones parlamentarias de noviembre de 1994 —que fueron ganadas por el NKP(EML) y que catapultaron al puesto de primer ministro a su presidente, Man Mohan Adhikari, aunque, luego, su Gobierno de minoría no iba a llegar al año de vida—, al plantearse diferencias inconciliables entre el secretario general y sus leales en el aparato, y un sector capitaneado por Nirmal Lama. El SJM se fraccionó en consonancia, pero aquí Lama ganó la partida a Bhattarai al conseguir que la Comisión Electoral reconociera sólo a su lista, a la que de todas maneras le fue muy mal en las urnas: sólo cosechó algo más del 1% de los sufragios y ningún escaño.
Durante unos meses funcionaron en paralelo los dos NKP(UC), el de Prachanda y el de Lama, pero en marzo de 1995 el primero celebró su "Tercer Pleno", en el que se tomó una grave decisión: puesto que, a su entender, la Constitución de 1990 se había quedado corta en la poda de las prerrogativas reales y Nepal seguía siendo un país atenazado por los privilegios de las élites "reaccionarias", la "estructura feudal" que señoreaba en el campo y la "burocracia capitalista" instalada en las ciudades, el partido no veía más opción que alzarse en armas y librar una guerra revolucionaria para conseguir sus objetivos políticos de "liberación del pueblo" y transformación de la sociedad. De paso, decidió llamarse en lo sucesivo Partido Comunista de Nepal (Maoísta). En septiembre siguiente, Prachanda y el Comité Central adoptaron un "Plan para el inicio histórico de la guerra popular prolongada" que, de acuerdo con la teoría elaborada por Mao Zedong, apostaba por hacerse con el control de las áreas rurales para luego atacar los núcleos urbanos.
El 4 de febrero de 1996 Bhattarai presentó al Gobierno de coalición que presidía el congresista Sher Bahadur Deuba una lista de 40 demandas titulada "Nacionalismo, Democracia y Subsistencia"; entre lo exigido, la convocatoria de elecciones a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Carta Magna, el lanzamiento de sendos programas de nacionalizaciones agrarias y de desarrollo rural, la autonomía económica con respecto a India y la secularización del Estado, despojándolo de simbología religiosa hindú. El documento se presentó a guisa de ultimátum, ya que el Gobierno tenía de plazo hasta el 17 de febrero para satisfacer su articulado. Las "40 demandas" eran en realidad una cortina de humo, ya que Prachanda ya había decidido emprender el alzamiento subversivo en cualquier caso. Éste se activó el 13 de febrero, antes de expirar el plazo del ultimátum, con el ataque simultáneo a varios puestos policiales en seis distritos de las zonas de Janakpur, Gandaki y Rapti.
Envuelto en una aureola de misterio y secretismo, escondido junto con su estado mayor y su esposa e hijos, Prachanda comandó una insurgencia guerrillera que devino primero crisis de seguridad y luego verdadera guerra civil, provocando miles de muertos. La reacción del Estado fue contundente: declaró al NKP(M) organización terrorista, puso precio a las cabezas de sus jefes y movilizó a las fuerzas de seguridad, por de pronto sólo policiales, para aplastar a los rebeldes. Sin embargo, la eficacia de las medidas represivas nunca quedó patente.
Prachanda y su bando, que en otras circunstancias o en otro país habrían sido derrotados o reducidos a un mínimo nivel de amenaza, se beneficiaron objetivamente de la crisis de fondo del modelo político imperante, con inestables coaliciones entre las principales formaciones liberal-conservadoras y adictas a Birendra, el NC y el Partido Nacional Democrático (RPP), las cuales produjeron entre 1996 y 2001 siete gobiernos encabezados por cinco primeros ministros distintos, y de los desaciertos tácticos del gobierno de turno, que ni comedió las tropelías de las fuerzas de seguridad contra población civil en las áreas de los enfrentamientos ni lanzó un programa enérgico de lucha contra la pobreza, muy acuciante pese a los progresos de sectores económicos como el textil y el turismo. La perpetuación de la pobreza y el subdesarrollo, la omnipresente corrupción y los privilegios de casta de las élites dirigentes, aristocráticas o no, minaban la credibilidad del Estado monárquico.
Con todo, en su primer lustro de actividad, la subversión del NKP(M) encontró serias dificultades para atraer combatientes a sus filas debido a los escasos escrúpulos de que hacía gala y a la radicalidad de las medidas aplicadas en las áreas rurales, al principio escasas y reducidas, caídas bajo su control. Entonces, Prachanda emulaba a la otra guerrilla maoísta notoria a nivel internacional, el Sendero Luminoso de Perú (no obstante haber sido derrotada ya por el Estado peruano tras la captura en 1992 de su máximo líder, Abimael Guzmán), de pésima reputación por su brutalidad, y aplicaba algunos de sus métodos, como el atraco a bancos y la extorsión de propietarios para financiarse, y la exacción a campesinos para surtir las despensas.
Además, el NKP(M) practicó intensamente el reclutamiento de niños, tal como denunciaron varias organizaciones humanitarias internacionales. Prachanda no negó la presencia de menores de edad entre sus huestes armadas, pero la justificó por tratarse, según él, de "huérfanos" y otros niños desamparados hallados en los pueblos. También, obsesionado con la erradicación de los "malos hábitos" y ganándose a pulso una fama de puritano, Prachanda prohibía a los aldeanos beber alcohol, jugar y leer literatura o ver películas norteamericanas e indias, entre otros materiales considerados "sucios y vulgares".
Prachanda tenía unos excelentes vínculos con los comunistas de India, de los que recibía todo tipo de pertrechos. Con China, al contrario, los nexos eran virtualmente inexistentes: a Beijing no le interesaba lo más mínimo, incluso le alarmaba, que en Nepal triunfara una revolución maoísta. En cuanto a las autoridades de Nueva Delhi, mantuvieron con él unas relaciones cuando menos ambiguas, ya que si bien era cierto que el Gobierno indio era uno de los principales vendedores de armas a Katmandú y que varias de las 40 demandas ultimadas en 1996 se referían al gran vecino del sur en términos negativos, no lo era menos que el líder maoísta cruzaba la frontera con frecuencia y permanecía largas temporadas en India sin aparentes riesgos para su seguridad. A cambio de esta tolerancia a sus movimientos, Prachanda, al parecer, rebajó drásticamente el tono de las críticas a India, vista hasta entonces como una amenaza para Nepal por el expansionismo o el chovinismo panhindú que preconizaban algunos sectores extremistas religiosos de ese país.
El objetivo de derrocar a la monarquía del rey Gyanendra
2001 fue un año clave en la evolución de la lucha y el discurso de Prachanda, a la vez que en el devenir histórico de Nepal. En febrero, tras el fracaso de una primera tentativa de conversaciones con el Gobierno, y ostentado ya el puesto de presidente del partido, el dirigente orquestó en la II Conferencia Nacional del partido la adopción del llamado Sendero de Prachanda, o "vía nepalesa" del marxismo, el leninismo y el maoísmo. Pese a la remembranza peruana, Prachanda acuñaba una doctrina que ya no tomaba a Sendero Luminoso como inspiración.
Según quien ponía su nombre a este nuevo -ismo en la pléyade de formulaciones del comunismo, suscitando con ello las acusaciones de dar pábulo al culto a su personalidad, el tal Sendero "flexibilizaba" la acción revolucionaria al hacer paralela de la lucha armada, a la sazón redoblada, la insurrección popular civil, que comenzaría a ser azuzada en las ciudades con la participación de distintos colectivos sociales. Hasta ahora, la insurgencia maoísta, concentrada en las montañas occidentales, había sumido a Nepal en un conflicto de intensidad moderada con el resultado de un millar largo de muertos, entre guerrilleros, policías y civiles. El rey Birendra, temeroso de la declaración de una guerra civil en toda regla, y contrariando los deseos de los elementos más duros de su entorno, se resistía a lanzar al Ejército Real contra los rebeldes.
La nueva estrategia de Prachanda recibió un empujón inesperado a raíz del regicidio múltiple que estremeció al país el 2 de junio de 2001, cuando el joven príncipe heredero, Dipendra, aparentemente en un arrebato de furia y movido por una venganza de índole sentimental, mató a tiros a sus padres, a sus dos hermanos, a cuatro tíos carnales y a un tío en segundo grado, antes de dispararse a sí mismo, caer en coma y fallecer dos días después. La corona recayó en el príncipe Gyanendra, hermano menor del monarca asesinado y miembro poco apreciado de la ahora diezmada familia real debido a su perfil reaccionario. A los ojos de un sector de la opinión pública, Gyanendra era sospechoso de estar detrás de la masacre palaciega, que le había catapultado al trono, pero su impopularidad no tardaría en dispararse al empezar a ejercitar su autoritarismo político.
La lectura pública que Prachanda sacó de este trágico suceso fue que la Monarquía, titularizada por la dinastía Shah desde 1768, ya no era un sistema de gobierno legítimo y que había llegado la hora de establecer una república. Las convicciones antimonárquicas del líder maoísta ya eran conocidas, pero era la primera vez que el NKP(M) llamaba a derrocar la Monarquía como institución constitucional, más allá de la calidad democrática del monarca de turno. A su entender, ya no se podía seguir sosteniendo la "teoría de los dos pilares", a saber, que la estabilidad de Nepal descansaba equitativamente en la democracia multipartidista y la monarquía constitucional: en su opinión, bastaba "un solo pilar". Además, los maoístas vieron la masacre real en clave de conspiración.
Una tregua acordada en julio con el Gobierno, presidido de nuevo por el congresista Bahadur Deuba, dio lugar a tres rondas de conversaciones formales que toparon con el escollo de las demandas del NKP(M), consideradas inaceptables por el régimen: la formación de un gobierno interino, la elección de una Asamblea Constituyente y la proclamación de la República. A principios de noviembre, Prachanda cedió en la exigencia republicana, pero los partidos gobernantes siguieron considerando inadmisible la mudanza constitucional a cambio de la paz. El 21 de noviembre Prachanda ordenó reiniciar los ataques y estableció un Consejo Popular Revolucionario de 37 miembros presidido por Bhattarai. El llamado Ejército Popular de Liberación (EPL), dirigido personalmente por Prachanda en tanto que "comandante supremo", lanzó una fuerte ofensiva en los distritos de Surkhet y Syangja, matando a decenas de policías, pero encajando también fuertes bajas.
El regreso de los maoístas a la violencia más cruda fue aprovechado por el rey Gyanendra para imponer una serie de medidas autocráticas que no iban a lograr el principal objetivo declarado, liquidar la rebelión maoísta; al contrario, el monarca, con su terquedad autoritaria, iba a estimular el frente subversivo como inflamado con gasolina, al tiempo que segaba la hierba a sus pies divorciándose irreversiblemente de la población y de los partidos políticos parlamentarios, cuya defensa del trono comenzó a flaquear.
Gyanendra dio su primer golpe de mano el 26 de noviembre de 2001, cuando, de conformidad con el Gobierno, declaró el estado de emergencia, ordenó a la Policía el arresto de cualquier sospechoso de terrorismo y, por vez primera, movilizó al Ejército Real en las operaciones contrainsurgentes. La nueva ofensiva militar supuso el recrudecimiento de los combates y disparó las bajas en ambos bandos. El 22 de mayo de 2002, ante la falta de resultados en el frente bélico y a dos días de expirar el estado de emergencia, el rey decretó la disolución del Parlamento y la celebración de elecciones anticipadas para noviembre, pero el 4 de octubre, en otro retroceso democrático, destituyó al primer ministro Bahadur Deuba, canceló los comicios que él mismo había convocado y asumió plenos poderes ejecutivos.
Prachanda alumbró una esperanza de paz y normalización el 29 de enero de 2003 al ordenar una tregua que ligó a la reanudación de las conversaciones con el Gobierno, presidido ahora por Lokendra Bahadur Chand, del RPP. Los contactos informales produjeron un código de buena conducta por el que las dos partes se comprometían a terminar con las violaciones de los Derechos Humanos y los abusos contra población civil, cada vez más frecuentes. Luego de serles retirada por el Gobierno la categoría de terroristas, el 28 de marzo se presentaron en Katmandú Bhattarai y el comandante operativo del EPL, Ram Bahadur Thapa, alias Badal, para encabezar unas negociaciones que contaban con el beneplácito de Gyanendra y que excluyeron a los partidos institucionales.
El colapso del alto el fuego y el proceso de paz se produjo el 27 de agosto de 2003 por la misma razón de fondo que en noviembre de 2001: la negativa del Gobierno, que era como decir de Gyanendra, a abrir un proceso constituyente para convertir al rey en una figura estrictamente simbólica y ceremonial, o, si así lo decidían los miembros de la Asamblea Constituyente, abolir la Monarquía y proclamar la República. Pero los enviados de Prachanda también se mostraron intransigentes en la mesa de negociaciones, ya que rechazaron la oferta gubernamental de tomar asiento en un ejecutivo de transición.
La guerrilla lanzó una andanada de ataques a capitales de distrito y atentados terroristas contra las ciudades. Los combates con el Ejército se reanudaron. En octubre, Katmandú rechazó una propuesta de mediación hecha por la ONU. Al finalizar el año, los muertos desde el inicio de la guerra ascendían a 8.000. En agosto de 2004, en una demostración de fuerza, la guerrilla bloqueó los accesos a la capital en respuesta a la decisión regia de reponer al frente del Gobierno a Bahadur Deuba con la misión de organizar las postergadas elecciones legislativas. Gyanendra selló su destino, y de paso el de su archienemigo, Prachanda, al ceder a la tentación del autogolpe de Estado el 1 de febrero de 2005. Ese día, con el respaldo del Ejército, cesó al Gobierno en pleno, declaró el estado de emergencia, puso bajo arresto a docenas de responsables políticos y asumió poderes absolutos para los siguientes tres años, convirtiéndose en un dictador de facto.
De nuevo, el jefe maoísta sondeó las intenciones del trono cuando éste enseñaba su rostro más intolerante, declarando el 3 de septiembre una tregua unilateral de tres meses como preludio al anuncio, el 22 de noviembre, de que el NKP(M) y la denominada Alianza de Siete Partidos, en la que estaban el NC de Prasad Koirala, el Congreso Nepalí (Democrático) de Bahadur Deuba —el cisma en el congresismo se había producido en septiembre de 2002— y el NKP(EML) pero no el muy monárquico RPP, habían llegado a un histórico acuerdo de doce puntos por el que el primero accedía a abandonar la lucha armada y a sumarse al bloque de fuerzas civiles que luchaba por el restablecimiento de la democracia por medios pacíficos. A cambio, los maoístas veían asumida por sus nuevos aliados —fue significativo el drástico cambio de planteamientos de los congresistas— su tradicional demanda de la elección de una Asamblea Constituyente.
El 2 de diciembre, la guerrilla extendía la tregua por otro mes, sin que el rey moviera pieza. Acabado ese plazo, los rebeldes volvieron a las andadas de los atentados y los asaltos con fiereza redoblada. La ONU denunció que tanto las tropas gubernamentales como la guerrilla ejecutaban sumariamente a prisioneros e infligían atrocidades a la población civil.
Pacto partidista, abandono de las armas y participación en el proceso constituyente
El 6 de abril de 2006 la Alianza de los Siete Partidos desató una masiva campaña de protestas para obligar al rey a reabrir el Parlamento de inmediato, a despojarse de todos sus poderes ejecutivos y a inaugurar una fase constituyente. Gyanendra claudicó por fin el 24 de abril, tras 18 días de sangrientos disturbios con un balance de 19 muertos. En la jornada siguiente la revuelta fue desconvocada y dos días después el monarca nombró primer ministro al incombustible Prasad Koirala. Para facilitar el proceso democrático, el NKP(M) anunció el día 26 el levantamiento del bloqueo de Katmandú y el silencio de sus armas durante tres meses. El 28 de abril, la Cámara de Representantes, en su primera sesión desde 2002, aprobó el plan de Prasad Koirala de iniciar conversaciones de paz con los maoístas y lanzar el proceso constituyente. El 4 de mayo el nuevo Gobierno de coalición anunció un alto el fuego indefinido en respuesta a la tregua declarada por la guerrilla.
El 18 de mayo los diputados fueron unánimes en su decisión de elaborar una Carta Magna interina que recortara drásticamente las atribuciones del monarca, hasta reducirlo a una figura decorativa. Desde ya mismo, éste —y con él los demás miembros de la familia real— tenía que pagar impuestos, no podía vetar o interrumpir la actividad legislativa y perdía la comandancia del Ejército, 90.000 uniformados que quedaban bajo el control del Parlamento y el Gobierno. Asimismo, pasaba a ser responsable de sus actos ante la justicia, era despojado de todo atributo o autoridad religiosa hindú y ni siquiera podía elegir a su sucesor en el trono, prerrogativa que asumía también el Parlamento.
Para Prachanda ,llegó el momento de emerger de las sombras. Preparando el terreno para su aparición en público, ya desde el año anterior empezó a conceder largas entrevistas a varios medios informativos de India y también occidentales, como la revista Time y la BBC, que buscaban desentrañar su personalidad enigmática.
Minucioso y prolijo en las respuestas, llenas de análisis político, y proyectándose más como un intelectual reflexivo que como un temible hombre de acción, el jefe maoísta subrayó que él y su partido apostaban por la democracia multipartidista y competitiva en Nepal, meta que no suponía ninguna renuncia revolucionaria y que, al contrario, constituía una "posición estratégica y teórica elaborada", ya que "en el Estado comunista, la democracia es necesaria". Su lucha armada no se había iniciado en contra de la democracia multipartidista, sino contra la "autocracia feudal". El sistema de gobierno, eso sí, sólo podría ser el republicano y en cuanto al rey, o partía para el exilio, o sería "aplastado". Preguntado por los abundantes casos de asesinatos de campesinos que eran leales al Ejército y los atentados con bomba con víctimas civiles, replicó que ellos respetaban los Derechos Humanos y la libertad de opinión, que no atacaban deliberadamente a civiles desarmados y que lamentaban los "errores" que en efecto habían cometido.
La guerra, pese a su estremecedor balance de 13.000 muertos y 100.000 desplazados, había resultado positiva porque, sin contar los logros políticos que pudieran obtenerse a partir de ahora, había conseguido acabar, en las extensas áreas que ellos controlaban, con una "explotación" multisecular de cuatro caras, a saber: la de clase, ejercida por los "señores feudales", la de casta, sufrida por los dalits o intocables, la de género, padecida por las mujeres, y la geográfica, que Katmandú practicaba con los distritos más pobres y olvidados. Prachanda, él mismo un brahmín, la casta superior, por nacimiento (filiación social que él jamás ha querido reconocer y que de todos modos, según parece, no libró a su familia de las estrecheces económicas y la supeditación a los terratenientes) se ufanaba de que el NKP(M) había despertado la conciencia política de sus paisanos, que ahora conocían sus derechos y no aceptaban más la "opresión", y de que se hallaba en condiciones de conquistar Katmandú "militar y políticamente".
El 16 de junio de 2006, con el terreno preparado por el primer mitin de masas del partido —200.000 manifestantes que llenaron las calles de la capital de banderas rojas y retratos suyos—, Prachanda llegó a Katmandú en helicóptero para celebrar con Prasad Koirala y los demás dirigentes de la Alianza de Siete Partidos una histórica reunión que alumbró un acuerdo de principio para poner fin a la guerra civil, disolver el Parlamento a la vez que los "gobiernos populares" montados por los maoístas —que incluían cooperativas agrícolas, escuelas, hospitales y tribunales—, formar un gobierno interino con la inclusión de estos últimos y promulgar una Constitución interina previamente a la convocatoria de la Asamblea Constituyente, la cual elaboraría la nueva Constitución permanente.
Los resultados del cónclave en la residencia oficial del primer ministro fueron comunicados a la salida por el propio Prachanda en su primera conferencia de prensa. A continuación, el Gobierno excarceló a los rebeldes presos y retiró los cargos de terrorismo que pesaban sobre ellos, pero Prachanda se negó a iniciar el desarme de sus 35.000 hombres hasta que el proceso político no produjera frutos institucionales.
Noviembre de 2006 fue el mes decisivo. El 8, las negociaciones concluyeron con la aceptación por los maoístas del final de la lucha armada, el desarme y la desmovilización, supervisadas por la ONU, de su ala militar previamente a su incorporación al Ejército, y la participación de su ala política en un Gobierno de coalición y en un Parlamento interino de 330 miembros, en el que recibirían 73 escaños, los mismos que el NKP(EML) y sólo dos menos que el NC, achicado desde la escisión del grupo de Bahadur Deuba. El día 21, unos visiblemente satisfechos Prachanda y Prasad Koirala firmaron, en una ceremonia abarrotada de público y periodistas, el acuerdo que ponía término oficial a 10 años largos de guerra civil.
Los acontecimientos fueron sucediéndose en 2007: el 15 de enero el Parlamento elegido en 1999, en su último acto legislativo, aprobó la nueva Constitución interina, que suprimía la confesionalidad hindú del Estado, despojaba al rey de todos sus poderes ejecutivos y privilegios, y le suspendía provisionalmente en la jefatura del Estado, asumiendo las funciones de la misma Prasad Koirala; de inmediato, comenzó la entrega de sus armas a personal de la ONU por los guerrilleros, concentrados para tal fin en dos campos en el sur del país; el 13 de febrero, en el undécimo aniversario del inicio del levantamiento armado, Prachanda celebró su primer mitin de masas en Katmandú; y el 1 de abril se integraron en el Gobierno interino seis ministros del NKP(M), cinco de ellos con cartera.
En sus acuerdos con la Alianza de Siete Partidos, Prachanda había aceptado diferir a los trabajos de la Asamblea Constituyente, cuya elección, inicialmente prevista el 20 de junio, había sido retrasada hasta el 22 de noviembre por problemas técnicos, la decisión sobre la abolición de la Monarquía y su sustitución por la República. Pero ahora podía pautar el funcionamiento de las instituciones ejecutiva y legislativa desde dentro, y además percibía que los vientos políticos soplaban a su favor. Así que pasó a exigir que el Parlamento interino hiciera una declaración republicana sin más dilación, y que de paso adoptara el sistema electoral de representación proporcional, que favorecía a su partido.
El 18 de septiembre los ministros maoístas se retiraron del Gobierno interino, provocando los lógicos temores al descarrilamiento de proceso. La medida de presión de Prachanda surtió efecto en el NC, que el 26 de septiembre, inmediatamente después de reunificarse con el regreso a su seno del NC(D), abandonó su apoyo tácito a la monarquía constitucional y aceptó el sistema republicano de corte federal. Vueltos a la mesa de negociaciones, los partidos consensuaron la introducción de un sistema electoral de tipo mixto, la celebración de las elecciones constituyentes el 10 de abril de 2008 y la proclamación de la República Federal Democrática de Nepal por la Asamblea electa inmediatamente después de formarse. El acuerdo, que suponía la enmienda de dos artículos de la Constitución interina, fue signado el 23 de diciembre y ratificado por el Parlamento cinco días después. El último día del año, siguiendo las instrucciones de su jefe, los ministros maoístas se reintegraban en el Gobierno.
Victoria en las urnas y elección como primer ministro de la flamante República
Hasta ahora, Prachanda siempre había esquivado la cuestión de si aspiraba a gobernar Nepal personalmente con la respuesta de que sólo contaba el "veredicto popular". Veredicto que ellos, aseguraba, respetarían en el caso de perder las elecciones constituyentes, aunque confiaba en poderlas ganar. El 25 de enero de 2008, sin embargo, el NKP(M) informó que el "camarada Prachanda" optaría al puesto de presidente de la República una vez proclamada ésta.
En la campaña de las primeras elecciones a las que acudían, Prachanda y sus lugartenientes envolvieron con retratos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao, y demás parafernalia comunista la presentación de un programa político y económico sorprendentemente moderado: ellos, sostenía Prachanda, no sólo respetaban la propiedad privada y la economía de mercado, sino que su "primera preocupación" iba a ser "crear una atmósfera que mantenga el modo capitalista de producción". Y esto tenía que ser así porque "sin acumular capital es imposible avanzar hacia el socialismo o el comunismo".
En el campo, donde se ganaba la vida el 76% de los 29 millones de nepaleses y donde las producciones eran mayormente de subsistencia, se ejecutaría una reforma agraria de tipo socialista para liquidar "las relaciones feudales de la propiedad" y entregar a millones de campesinos pobres organizados como cooperativistas una parte, los latifundios que superasen determinada extensión, del quinto de superficie cultivable en este país eminentemente montañoso. En opinión de varios observadores, el prachandismo se revelaba como una versión socialdemócrata que abogaba por un nuevo modelo económico de tipo mixto.
En víspera de los comicios, al parecer, los únicos que creían posible la victoria de los maoístas eran ellos mismos. Los pronósticos más optimistas les concedían el segundo puesto detrás de los congresistas, y no se descartaba que quedasen terceros a la zaga de los marxistas-leninistas unificados. Si esto sucedía, el NKP(M) tendría que conformarse con ser un socio de gobierno y no conquistaría el poder propiamente dicho. Políticos locales y observadores foráneos manifestaron sus dudas de que, llegado este escenario, los maoístas cumplirían su palabra de acatamiento democrático y vencerían la tentación si la hubiere de echarse al monte de nuevo. Fue, por ejemplo, lo que sucedió con la UNITA en Angola en 1992.
Pero el 10 de abril de 2008 Prachanda y su gente lograron lo que nunca antes había conseguido una organización revolucionaria despedida de la insurgencia, involucrada en un proceso de paz y compitiendo democráticamente con otros partidos sin desequilibrios sectarios de tipo étnico o religioso: triunfar en las urnas, y además de manera contundente: con el 30% de los votos, los maoístas capturaron un total de 229 escaños sobre 601, duplicando las cuotas obtenidas por el NC (115 escaños) y el NKP(EML) (108). La participación rondó el 60%. Tras conocer los resultados, Prachanda se declaró listo para "seguir trabajando con todos los partidos" y mantener "buenas relaciones con la comunidad internacional", con referencias expresas a India y China, para "trabajar juntos en favor del proceso de paz y la cooperación al desarrollo".
La hora de la asunción de los más altos puestos políticos del Estado había llegado. El 28 de mayo, en su sesión inaugural, la Asamblea Constituyente declaró abolida la Monarquía y proclamó la República Democrática Federal de Nepal. Desde la Revolución Islámica en 1979 en Irán no se había producido una mudanza de este calibre, con la diferencia de que la presente era el fruto de un consenso multipartidista y su contexto, pacífico. El siguiente paso era elegir al presidente de la República, un cargo provisto de atribuciones sólo ceremoniales, supeditado al Gobierno y el Parlamento, aunque no exento de importancia al recaer en el jefe del Estado la comandancia suprema del Ejército nacional.
La demora del destronado rey Gyanendra en ejecutar la orden de abandonar el ya nacionalizado Palacio Narayanhity de Katmandú (lo que finalmente hizo el 11 de junio, cuando estrenó la nueva residencia privada asignada por el Estado, el palacio de verano de Nagarjun) y la insistencia de los maoístas, esgrimiendo su amplia victoria electoral, en recibir tanto la Presidencia como la jefatura del Gobierno, retrasaron la votación por la Asamblea Constituyente. Además, Prachanda se negó en redondo a que Prasad Koirala fuera el aspirante del NC al primero de los cargos.
Finalmente, Prachanda se reservó para el más sustancioso puesto de primer ministro, titular efectivo del poder ejecutivo, y traspasó la candidatura presidencial a Ram Raja Prasad Singh, un veterano luchador antimonárquico. El 26 de junio Prasad Koirala anunciaba su dimisión al frente del Gobierno interino, pero este reconocimiento de derrota por el octogenario jefe congresista no significó para el partido de Prachanda la entrega dócil por el establishment político de todas las palancas del poder ejecutivo.
El 21 de julio, en segunda vuelta, Prasad Singh vio birlada la Presidencia por el postulante del NC, Ram Baran Yadav. También el candidato del NKP(M) al puesto de vicepresidente, Shanta Shrestha, fue derrotado por su adversario, Paramananda Jha, del partido regionalista Foro por los Derechos del Pueblo Madhesi (MJF), ya en la primera vuelta, celebrada dos días antes. Este doble revés testimonió la capacidad de los demás partidos de cerrar filas e impedir que los maoístas, que a fin de cuentas no tenían mayoría absoluta en la Asamblea, coparan las principales oficinas del poder ejecutivo. El 23 de julio Yadav tomó posesión como el primer presidente de la República de Nepal.
Prachanda se tomó la revancha, aunque ya sin sorpresas, en la sesión de investidura del nuevo primer ministro, celebrada por la Asamblea el 15 de agosto. Aunque tenía en frente a un contrincante de peso, el ex primer ministro Bahadur Deuba, el líder maoísta se impuso cómodamente con la obtención de 464 votos de los 577 efectuados. Su victoria estaba asegurada gracias al acuerdo alcanzado en la víspera con el NKP(EML) y el MJF, tercero y cuarto partidos de la Asamblea.
El 18 de agosto, quien seguía haciéndose llamar El Feroz prestó juramento como primer ministro de Nepal empleando la fórmula "en el nombre del pueblo" en lugar de la de "en el nombre de Dios" que constaba en el papel oficial. La omisión deliberada de la referencia religiosa volvió a recordar la radicalidad de los cambios experimentados por el país del Himalaya: si el último representante de 239 años de monarquía había seguido aceptando que se le considerara un monarca por derecho divino, e incluso divino él mismo en tanto que reencarnación del dios Vishnú, el primer jefe del Gobierno del sistema republicano era un ateo confeso y hostil a la politización del hinduísmo. Desde el punto de vista político-institucional, Prachanda se convirtió, luego de Charles Taylor en Liberia (1997) y de Pierre Nkurunziza en Burundi (2005), en el tercer antiguo jefe guerrillero, pero el primero de planteamientos comunistas, que, sin proceso de descolonización mediante y sin haber conquistado el poder previamente por la fuerza de las armas, alcanzaba la gobernación de un país con legitimidad democrática.
El 22 de agosto el primer ministro formó el Gabinete, de coalición con el NKP(EML) y el MJF, y basado en el llamado Programa de Mínimos Comunes, aún pendiente de firmar. Baburam Bhattarai entró como ministro de Finanzas y Ram Bahadur Thapa se hizo cargo del sensible ministerio de Defensa, donde adquirió autoridad civil sobre los mandos militares que hasta hacía dos años habían sido sus enemigos en la guerra. Otros dos ministerios clave, los de Exteriores y el Interior, fueron entregados a dos altos dirigentes del MJF y el NKP(EML), Upendra Yadav y Bamdev Gautam, respectivamente.
(Cobertura informativa hasta 8/9/2008).
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