Petru Lucinschi
Presidente de la República (1997-2001)
Tras licenciarse en 1962 por la Facultad de Filología e Historia de la Universidad Estatal de Khisiniev (hoy Chisinau), la capital de la entonces República Socialista Soviética Moldava (RSSM), completó un año de servicio en el Ejército Soviético. Luego se integró en el Komsomol, la Liga de Juventudes Comunistas, y en la Escuela Superior de formación de cuadros adherida al Comité Central del PCUS. En 1964, bajo el nombre de Pyotr Kirillovich Luchinskiy -forma rusa que era de uso obligatorio en la etapa soviética-, recibió el carnet de miembro del PCUS a través de su rama republicana, el Partido Comunista Moldavo (PCM). En 1971 abandonó las escalas juveniles al ser nombrado para el Secretariado del Comité Central del PCM. En 1976 fue elevado a un puesto de menos porte burocrático y más caché político, la Primera Secretaría del Comité Urbano de Khisiniev.
Doctor en Filosofía desde 1977, al año siguiente accedió a la nomenklatura en Moscú como adjunto del secretario de Propaganda del Comité Central del PCUS. Desempeñó esta labor hasta 1986, cuando el Centro le promovió a candidato alterno del Comité Central del PCUS y le destinó a Tadzhikistán para cubrir la Segunda Secretaría del Partido Comunista local, subordinado al primer secretario Kakhar Makhkamov. En el trienio siguiente simultaneó estas funciones con la de diputado al Soviet Supremo de la URSS. Hombre con crédito de dócil y eficiente, apreciado tanto por el Centro como por las organizaciones de base en Moldavia, Lucinschi integró con Mircea Snegur el dúo de altos apparatchiks reformistas promocionados por el Kremlin en 1989 para tomar las riendas de la RSSM, dentro de la cascada de jubilaciones anticipadas a lo largo y ancho de la URSS de jerarcas vinculados con la etapa brezhnevista y refractarios a la perestroika de Mijaíl Gorbachov.
El 16 de noviembre de aquel año, meses después de que Snegur se pusiera al frente del Soviet Supremo, Lucinschi fue elegido primer secretario del PCM en sustitución de Semyon Grossu, muy hostil al movimiento político y cultural que hacía bandera de la latinidad y la rumanidad del país, y se convirtió automáticamente en miembro pleno del Comité Central del PCUS. Asimismo, fue uno de los candidatos designados por el partido al Congreso de Diputados Populares de la URSS, el nuevo superparlamento soviético creado por Gorbachov. Finalmente, el 14 de julio de 1990 figuró entre los 22 beneficiarios de la última gran renovación de miembros plenos del Buró Político, la suprema instancia del PCUS. Poco antes, el 23 de junio, el Soviet Supremo había declarado la soberanía de la RSSM haciéndose eco de la presión de la calle.
El 5 de febrero de 1991, cuando se agravaba la crisis del Estado soviético por los múltiples desafíos nacionalistas y el pulso político entre conservadores y reformistas en Rusia, Lucinschi cesó al frente del PCM y retornó a Moscú a petición de Gorbachov para asistirle desde el Secretariado del Comité Central del PCUS, restringido cuerpo de 11 miembros. Vivió allí la explosión de acontecimientos que desencadenó el fallido golpe de Estado involucionista perpetrado por los máximos responsables del Estado, el Gobierno y el KGB el 19 de agosto de 1991, y el 24 de agosto, con la autodisolución del PCUS a instancias de Gorbachov, cesó en su militancia comunista. Hasta el colapso definitivo de la URSS en diciembre permaneció en la capital rusa como investigador jefe en el Instituto de Estudios Sociopolíticos, dependiente de la Academia de Ciencias moscovita, y como director del Fondo de Desarrollo de Ciencias Sociales.
A comienzos de 1992 Lucinschi regreso a la Moldova independiente para ofrecer sus servicios al Estado. El Gobierno de Snegur, confirmado en la Presidencia de la República, le nombró embajador plenipotenciario en Rusia en el mes de julio en un momento de tensión prebélica entre los dos países por la situación en la región del Transdniester, donde las autoridades rusófonas habían proclamado unilateralmente la independencia en septiembre de 1990 y entrado en guerra abierta con las fuerzas enviadas por Chisinau en marzo de 1992. Estrecha franja delimitada al oeste por el río Dniester y al este por Ucrania (república de la que fue separado por Stalin en 1940 para unirlo a la Besarabia rumana y formar la RSSM), el Transdniester concentra al 27% de moldavos de lengua rusa y etnia ruso-ucraniana.
Las gestiones en Moscú del componedor Lucinschi, considerado "prorruso" por contraste con las posiciones nacionalistas rumanófilas del mando político de su país, fueron instrumentales para que el 21 de julio de 1992 firmaran un documento de alto para la región los presidentes Snegur y Borís Yeltsin, que tuvo la virtud de detener las luchas con la interposición de una fuerza tripartita de 4.000 soldados. Pero los dos problemas de fondo, el estatus del territorio dentro del Estado moldavo y la retirada del 14º Cuerpo de Ejército Ruso, exigida con vehemencia por Chisinau por considerarlo un soporte de los planteamientos separatistas y un peligro para la independencia del país, se descargaron a ulteriores negociaciones.
El 4 de febrero de 1993 Lucinschi fue elegido presidente del Parlamento en una iniciativa conjunta de los partidos defensores, con distintos matices, de la estatalidad moldava -el Agrario Democrático (PDAM) de Snegur, el Socialdemócrata (PSDM) y el Socialista (PSM)- que descabalgó a Mircha Druk, dirigente del Frente Popular (FPM), fuerza nacionalista partidaria de la integración a Rumanía como garantía frente a eventuales "ambiciones territoriales" de Rusia. En los meses siguientes Lucinschi acompañó a Snegur en las difíciles conversaciones con Moscú para tratar de cerrar los contenciosos y alcanzar un modus vivendi básico.
Se adoptaron diversos acuerdos de índole económica y política, pero la cuestión cardinal del 14º Ejército se enfangó por el incumplimiento sistemático de los calendarios de retirada pactados. Snegur tampoco era un entusiasta de la integración en cualesquiera estructuras políticas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) y prefirió una aproximación selectiva a esta entidad que pretendía llenar el hueco dejado por la URSS. Surgieron así las primeras fricciones con Lucinschi, que creía insuficiente, considerando las inmensas carencias productivas y energéticas de Moldova, la mera coordinación de políticas comerciales o monetarias con la CEI
Al mismo tiempo, Lucinschi encabezó la delegación moldava en las sucesivas rondas de contactos con Igor Smirnov, presidente de la autoproclamada República Moldava del Transdniester (RMT). Mediadas por Rusia, Ucrania y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), estas conversaciones tampoco registraron avances más allá de determinados aspectos comerciales por la negativa de los separatistas a someterse a la soberanía moldava, y por las dificultades del Parlamento de Chisinau para consensuar una legislación que otorgara un manto jurídico-institucional al autogobierno de facto.
Lucinschi se convirtió en presidente del PDAM, partido centrista y reformista fundado en noviembre de 1991 que llevaba las riendas del país por la senda de la estatalidad y la independencia, pero que presentaba una línea fluctuante entre la especificidad moldava (y por tanto susceptible de escorarse a Rusia) y la convergencia con Rumanía. En la campaña del referéndum nacional del 6 de marzo de 1994, que confirmó masivamente el estatus independiente, Lucinschi advirtió que la unificación con Rumanía provocaría una guerra civil a la yugoslava.
La primacía del PDAM sobre la doble oposición de izquierdas prorrusa y conservadora prorrumana fue confirmada en las elecciones legislativas del 27 de febrero de 1994 con una mayoría absoluta de 56 escaños, el de Lucinschi entre ellos, pero pronto afloraron insuperables discrepancias internas sobre una amplia variedad de temas como el equilibro de poderes entre el presidente y el Parlamento, la designación de un candidato a las elecciones presidenciales de 1996, la orientación diplomática de Moldova, la política lingüística y la actitud frente a la RMT. De momento, Lucinschi fue reelegido al frente del poder legislativo el 29 de marzo de 1994.
Por diferentes razones y enfrentados tanto entre sí como con el primer ministro, Andrei Sangheli, Snegur y Lucinschi abandonaron el PDAM en 1995. El primero fundó el Partido del Renacimiento y la Conciliación de Moldova (PRCM), de claras simpatías prorrumanas, y el segundo, si bien dejando el protagonismo a sus partidarios, el Partido del Progreso Social de Moldova (PPSM), el 8 de junio. Ambas escisiones resultaron letales para la hegemonía política del PDAM. El PPSM, cuyo presidente nominal era Eugen Sobor, se describía como una fuerza democrática, pragmática y multiétnica (varios delegados fundadores provenían del Transdniester), de orientación centroizquierdista o socialdemócrata, aunque su traza fundamental era la de servir de plataforma a Lucinschi para sus ambiciones presidenciales.
La perspectiva electoral movilizó a los aspirantes en torno a las cuestiones de la identidad nacional moldava y el Transdniester. Lucinschi presentó un talante conciliador. Cuando el acalorado debate parlamentario sobre la oportunidad de cambiar el nombre del idioma nacional de moldavo por rumano (el primero se considera una variedad dialectal del segundo y los filólogos estiman que básicamente son la misma lengua) propuso la solución salomónica del nombre indistinto. También apeló a la moderación durante los comicios celebrados en la RMT sin el reconocimiento de Chisinau en diciembre de 1995, haciendo campaña en el territorio en favor de las fuerzas críticas con el frentismo de Smirnov. Este activismo mereció duros reproches de Snegur, que vio en él una legitimación de hecho de un proceso electoral que incluyó la ratificación en referéndum de la Constitución separatista de la RMT.
Mientras Snegur se acercaba a los anexionistas rumanos agrupados en el Frente Popular Cristianodemócrata (FPCD, heredero del FPM), Lucinschi perfiló un programa que en política exterior trazaba una equidistancia entre Rumanía y Rusia y una actitud más constructiva dentro la CEI, en lo cultural reivindicaba la dualidad latino-eslava del país y en lo económico proponía un modelo de mercado socialmente orientado. Puesto que el muy prorruso Partido Comunista (PCM) y el PDAM escorado a la izquierda presentaron candidatos propios, sus presidentes respectivos, Vladimir Voronin y Sangheli, en principio Lucinschi sólo contaba con el apoyo del PPSM y el afín PSDM.
El día de las elecciones, el 17 de noviembre de 1996, Snegur se le adelantó con el 38,7% de los votos frente a su 27,6%, pero de cara la segunda ronda todas las izquierdas -PDAM, PCM, PSM y el Bloque Yedinstvo (Unidad)- se movilizaron en favor de quien con sus planteamientos garantizaba la no absorción de Moldova por su vecino occidental. De esta manera, el 1 de diciembre Lucinschi venció con el 54% de los sufragios y el 15 de enero de 1997 tomó posesión de la jefatura del Estado con un mandato quinquenal.
El ejercicio de Lucinschi aparejaba buenos augurios para el desbloqueo de los pleitos exteriores e incluso un avance sustancial para lentas reformas estructurales, toda vez que en un sistema de tipo semipresidencialista la coordinación política entre el jefe del Estado y la mayoría parlamentaria resultaba fundamental. Esa sensación se reforzó el 8 de febrero de 1997 con la puesta en escena de una formación específicamente para servir de apoyo al presidente, el Movimiento por una Moldova Próspera y Democrática (MPMPD). Presidido por Dimitru Diacov y calificado de centrista, el MPMPD englobaba al PPSM, el PSDM, el Partido de Acción Socialista, el Partido del Renacimiento Económico y varias organizaciones juveniles y de estudiantes.
Poco después, el 29 de marzo, disidentes del PSDM fundaron con los tres partidos citados más el Republicano un Partido Socialdemócrata Unido de Moldova (PSDUM) de corte centroizquierdista y a su vez alineado con las tesis de Lucinschi. Todavía el 24 de septiembre el abanico de fuerzas propresidenciales se fortaleció con la unión del MPMPD y tres organizaciones en el Bloque por una por una Moldova Próspera y Democrática (PMPD). Como contrapartida, Lucinschi empezó a perder apoyos por la izquierda en fecha tan temprana como el 26 de marzo de 1997, cuando el Yedinstvo, que tenía representantes en el Gobierno de coalición con el PDAM constituido por Ion Ciubuc -hombre de confianza de Lucinschi, nombrado el 16 de enero-, anunció su paso a una "oposición constructiva". Aunque el gabinete estaba copado por personalidades técnicas, sin marcada filiación política, Lucinschi consideró que predominaban los partidarios de Sangheli, a la sazón dimitido el 2 de diciembre.
Lucinschi se declaró confiado en sus relaciones privilegiadas con la clase política rusa para obtener la retirada de las tropas rusas de la RMT, unos 5.000 hombres, al tiempo que se negociaba las reivindicaciones de los separatistas. El 25 de febrero de 1997 aceptó en Moscú ante Yeltsin vincular ambos asuntos, de manera que Rusia se atuviera al incumplido calendario de retirada acordado en octubre de 1994, pero concediéndole mantener un contingente sustancial hasta después de firmarse el acuerdo de paz con las autoridades de Tiraspol. Éste se vislumbró el 8 de mayo siguiente en el memorándum de entendimiento suscrito en la capital rebelde con el líder de la RMT, Igor Smirnov, pero de inmediato surgieron graves fricciones por las interpretaciones antitéticas de cada parte: para Lucinschi, el memorándum establecía las nuevas relaciones en el marco del único Estado, pero Smirnov insistía en que la soberanía estatal de su república quedaba preservada.
Pese a la paciencia y el pragmatismo de Lucinschi, que propuso un estatus de profunda autonomía en la línea de lo recomendado por la OSCE, Rusia y Ucrania, las múltiples entrevistas sostenidas con Smirnov en los cuatro años siguientes no condujeron a ningún acuerdo de peso político más allá de algunos avances en la armonización de políticas económicas y monetarias. A juicio de los observadores, ello obedeció a la intransigencia del líder separatista, que se sintió implícitamente respaldado por Moscú con la negativa de la Duma rusa a ratificar los compromisos de retirada de tropas.
De hecho, en 1995 el Parlamento ruso había declarado el Transdniester "zona de interés estratégico para Rusia", y tanto Yeltsin como su sucesor en el Kremlin, Vladímir Putin, cuestionaron su pública oposición a las pretensiones de la RMT con su reluctancia a desentenderse de una región que le permitía a Rusia exhibir la única presencia militar avanzada en el antiguo glacis soviético de Europa Oriental que ahora se deslizaba al área de influencia de la OTAN. La retirada o destrucción del armamento, que preocupaba más que los soldados, no empezó de hecho hasta finales de 1999, pero quedó claro que la marcha del Ejército ruso no iba a completarse en el mandato de Lucinschi.
El mandatario moldavo rehuyó el enfrentamiento con Rusia consciente de las escasas bazas de un país pequeño, que estaba sufriendo indeciblemente la transición a la economía de mercado (hasta 1997 el PIB no registró un tímido crecimiento, para recaer en la recesión en 1998 y 1999 por el impacto demoledor de la crisis del rublo, que arrastró a la moneda nacional, el leu) y que dependía de los mercados ex soviéticos para colocar sus magras exportaciones, por lo demás absolutamente especializadas en productos del sector primario como el vino y el tabaco. Esta dependencia afectaba en igual magnitud al consumo energético, dejando a Moldova en precaria posición para negociar las cuotas y tarifas de suministro de hidrocarburos con las grandes compañías rusas. A mayor abundamiento, lo esencial de la reducida industria moldava se hallaba en el Transdniester.
Justamente para diversificar las transacciones moldavas y encontrar apoyos en el delicado tira y afloja sobre el Transdniester. Lucinschi refrenó la rusofilia que le llevó al poder y se aproximó a otros países del entorno, con un pie puesto en Europa Occidental. Sostuvo excelentes tratos con su colega ucraniano Leonid Kuchma, solidarizándose mutuamente con los respectivos litigios con Rusia, y también hubo sintonía con el rumano Emil Constantinescu, otro moderado que favoreció la inicialización del Tratado Básico bilateral el 28 de abril de 2000. Con calculada ambigüedad, el documento, que no dejaba de ser un borrador susceptible de enmienda antes de su ratificación por los parlamentos de los dos países, no hacía referencias a los "dos estados rumanos" sino a las "raíces históricas comunes" y a una "comunidad cultural e idiomática", relegando la expectativa de sectores nacionalistas rumanos sobre la consagración de una "relación especial" entre Bucarest y Chisinau.
Lucinschi consideró el apuntalamiento de la independencia moldava con la unión a un alineamiento de países de la CEI denominado GUAM formado por Georgia, Ucrania y Azerbaidzhán (en 1999 se les sumó Uzbekistán, ampliando la sigla a GUUAM), todos prestos a aligerar sus dependencias de Rusia y a coordinarse en proyectos en los capítulos económico y de seguridad con la mirada puesta en las estructuras euro-atlánticas. Lucinschi valoró sus visitas a las capitales occidentales como "parte de una estrategia de integración de Moldova en una Europa unida", pero descartó el ingreso en la OTAN por ser incompatible con la neutralidad del país definida en la Constitución. Por la misma razón, consideraba improcedente la participación en la cooperación militar de la CEI que lideraba Rusia.
A la perpetuación del conflicto del Transdniester se añadió una fuerte erosión política interna a partir de las elecciones legislativas del 22 de marzo de 1998, que produjeron un Parlamento mayoritariamente hostil a las iniciativas presidenciales. Para frustrar la llegada al Gobierno del PCRM (Partido de los Comunistas de la República de Moldova, nuevo nombre del PCM desde febrero de 1997), vencedor por mayoría simple en los comicios, formaron una Alianza por la Democracia y las Reformas (ADR), bajo el liderazgo de Snegur, el resto de fuerzas que obtuvieron escaños: el PMPD, la derechista y prooccidental Convención Democrática de Moldova (CDM, integrada su vez por el PRCM y el FPCD) y el también prorrumano Partido de la Fuerzas Democráticas (PFD), que se repartieron las carteras del nuevo Gobierno Ciubuc el 21 de mayo. Esta coalición era precaria y sólo en parte y con reservas mereció la etiqueta de propresidencial. En febrero de 1999 Ciubuc dimitió en un contexto de zozobra económica y de repetidas mociones de censura dirigidas por los comunistas, que pugnaban por entrar en el ejecutivo.
En los meses siguientes se deterioraron extraordinariamente las relaciones entre Lucinschi y el Parlamento por sus intentos de someter a plebiscito la reforma de la Constitución, finalmente aprobada por 92 de los 101 diputados el 5 de julio de 2000, que estableció el sistema parlamentario en detrimento de los ya limitados poderes del presidente. Lucinschi se resistió a estampar su firma a una enmienda que en su opinión sumergiría el país en el "caos" e insistió en que sólo una jefatura del Estado fuerte podría sacar al país de sus numerosos avatares. Argumentó en su favor el resultado afirmativo del referéndum no vinculante del 23 de mayo de 1999 sobre la ampliación de los poderes presidenciales, el 60% de los votos, si bien sobre una participación de sólo el 55%, con lo que la consulta careció de validez. Por otro lado, el Tribunal Constitucional estableció el 3 de noviembre de 1999 que el presidente no podía convocar por su cuenta un referéndum para alterar la Carta Magna. El 27 de julio de 2000, inutilizado su veto por los diputados, Lucinschi promulgó la polémica enmienda contra su voluntad.
Esta guerra institucional arruinó el caudal político de Lucinschi, que vio como el PMPD y los demás partidos de la ADR se unieron al PCM, que ya venía torpedeando la aprobación de legislación económica liberal, para frustrar sus intentos de "usurpar el poder". El 14 de abril de 2000 el PMPD se transformó en el Partido Democrático de Moldova (PDM) y consagró su ruptura con Lucinschi. Sin apenas apoyos parlamentarios, Lucinschi vio repetidas veces vetados sus candidatos a primeros ministros para sustituir a los titulares dimitidos Ciubuc y Ion Sturdza, incapaces de mantenerse en semejante agitación.
El 13 de octubre de 2000 Lucinschi perdió una última batalla con el rechazo por los parlamentarios de su versión enmendada de la nueva ley electoral, que establecía la elección indirecta del presidente de la República. Consciente de sus nulas posibilidades y en cualquier caso del papel poco más o menos que decorativo del puesto en lo sucesivo, Lucinschi renunció a la reelección en 2001. Precisamente, la incapacidad de los diputados para elegir a su sucesor en varias votaciones en diciembre de 2000 llevó a Lucinschi a disolver la cámara y convocar elecciones anticipadas para el 25 de febrero de 2001. El PCRM de Voronin fue el gran beneficiario de esta pugna de desgaste entre las instituciones y de una década de reformas renqueantes que sólo habían conseguido mantener a raya la inflación sin elevar los alarmantemente bajos niveles de vida de la población, expuesta a penurias de todo tipo. Moldova es el país de Europa con los indicadores de desarrollo humanos más bajos, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
En segundo lugar en cuanto a votos y escaños quedó, si bien a gran distancia de la mayoría absoluta del PCRM, El Bloque Electoral Alianza Braghis (BEAB), coalición de seis partidos de centro e izquierda surgida para apoyar al primer ministro desde diciembre de 1999, el tecnócrata Dumitru Braghis, y a la sazón la única agrupación que no pedía la marcha de Lucinschi. Clarificado el panorama político, el 4 de abril de 2001 el Parlamento eligió presidente a Voronin, en quien Lucinschi delegó sus funciones tres días después.
(Cobertura informativa hasta 1/8/2001)