Óscar Iván Zuluaga Escobar

Óscar Iván Zuluaga, del partido derechista Centro Democrático, es el principal candidato de la oposición de Colombia que desafía la apuesta reeleccionista del presidente Juan Manuel Santos en 2014. Este industrial del acero identificado con los valores tradicionales sirvió incondicionalmente a Álvaro Uribe, presidente de la República en 2002-2010, como senador, cofundador del Partido de la U y ministro de Hacienda de signo liberal. Luego, entre 2012 y 2013, siguió a su mentor en la tormentosa ruptura con Santos y en la puesta en marcha de Centro Democrático, opción política que pregona el ideario prístino de uribismo, el cual tiene como "pilares" la estrategia de Seguridad Democrática, la "confianza de los inversores", la "cohesión social", la "austeridad estatal" y el "diálogo popular".

Zuluaga comenzó la campaña presidencial con desventaja por su escaso conocimiento entre el público y su patente falta de carisma, confiando sus posibilidades al ascendiente popular, muy poderoso aún, de Uribe, el líder reverenciado del movimiento que lleva su nombre. Pero no tardó en tomar vuelo con la ayuda de su polémico jefe y por méritos propios, al proyectar una imagen de hombre honesto y accesible, y a la vez esforzándose en demostrar que tenía identidad propia y no era un mero títere de Uribe. El 25 de mayo consiguió superar con el 29% de los votos a Santos, quien ahora espera doblegarle, con la ayuda de la izquierda, en la segunda vuelta del 15 de junio.

Haciendo oír su voz en una campaña áspera y polarizada, donde uribistas y santistas se han atacado con ferocidad y acusado mutuamente de espionaje, nexos con el paramilitarismo y financiación por el narco con afanes de descrédito, Zuluaga impugnó el proceso de negociaciones abierto por Santos en 2012 con la guerrilla de las FARC y a cambio proponía "una paz justa y verdadera, donde no quepa la impunidad", una paz que surja "del triunfo del Estado de Derecho, no de su claudicación ante el terrorismo". Sin embargo, tras imponerse en la primera vuelta puntualiza que él "no ha hablado de ruptura, sino de suspensión provisional del proceso de paz", y hasta se muestra dispuesto a mantener el diálogo con las FARC, aunque "con condiciones". Todo un giro inesperado en la narrativa del aspirante uribista y que se liga al apoyo brindado por Marta Lucía Ramírez, la candidata conservadora apeada en la ronda de mayo.

(Texto actualizado hasta mayo 2014)

1. Empresario siderúrgico de tradición conservadora
2. Senador y ministro de Hacienda con el presidente Uribe
3. Candidato presidencial en 2014 por el uribista Centro Democrático


1. Empresario siderúrgico de tradición conservadora

Hijo de un cantinero, Ovidio Zuluaga, que tras su matrimonio con Carina Escobar, hija a su vez de un propietario de negocio local, se convirtió en un próspero comerciante de café, whisky y especias, nació y empezó a criarse en Pensilvania, Caldas, pero desde los seis años vivió en Bogotá junto con sus padres y sus tres hermanos. El muchacho, de carácter introvertido y gran aficionado al fútbol hasta que una rotura de ligamentos le obligó a abandonar esta práctica deportiva, realizó los estudios secundarios en el Liceo de Cervantes, casa de estudios religiosa regentada por los Padres Agustinos. De ahí pasó a la Pontificia Universidad Javeriana, por la que se licenció en Economía con méritos de excelencia académica en 1983. Su tesis de final de carrera, titulada Portafolio de Inversión de Acciones, ganó el concurso nacional anual convocado por la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF).

Con la ayuda de una beca amplió su formación superior en el Reino Unido, en la Universidad de Exeter, de la que en 1984 se trajo un máster en Finanzas Públicas. En aquella época el joven lucía bigote y gafas, unas lentes correctoras del astigmatismo y la hipermetropía que, para su disgusto, pues quería enriquecer su bagaje con la experiencia de armas, hicieron de él un mozo no apto para el servicio militar obligatorio en el Ejército colombiano. Tras concluir su formación en Inglaterra, Zuluaga se incorporó a las tareas de gestión de la sociedad Aceros de Colombia (ACESCO), una pujante compañía industrial de la que era dueña la rama materna de su familia, los Escobar. En 1987 contrajo matrimonio en Barranquilla con Martha Ligia Martínez, una graduada en administración de empresas a la que había conocido años atrás en un encuentro de jóvenes universitarios celebrado por la Asociación Internacional de Estudiantes de Ciencias Económicas y Comerciales (AIESEC) en la Universidad del Norte. La pareja iba a tener tres hijos, David, Juliana y Esteban.

Entonces, el economista y empresario ya estaba listo para dar el salto profesional en un terreno, la política, que conocía bien desde chico. Los Zuluaga eran fervorosos seguidores de la tradición caudillista conservadora, defensora de valores fuertemente reaccionarios y nacionalcatólicos, de Laureano Gómez Castro, quien fuera presidente de la República antes de nacer Óscar Iván, y su hijo, Álvaro Gómez Hurtado. En 1974, con 15 años, Zuluaga ayudó a sus mayores en las actividades proselitistas de la campaña presidencial de Gómez Hurtado, candidato del Partido Conservador (PCC) y que resultó derrotado por su adversario del Partido Liberal Colombiano (PLC), Alfonso López Michelsen. Aquellos comicios marcaron el final del Frente Nacional, el pacto de 16 años de duración por el que liberales y conservadores acordaron alternarse democráticamente en el poder durante cuatro administraciones y enterrar los rescoldos de la salvaje guerra civil no declarada, La Violencia, que había desangrado Colombia entre 1948 y 1958.

13 años después, Zuluaga fue animado por el su amigo y paisano Luis Alfonso Hoyos Aristizábal, hijo del fallecido congresista conservador Alfonso Hoyos Giraldo, para que le ayudara a poner en marcha un proyecto político independiente, el Movimiento Cívico por Pensilvania, con que enfrentarse a la Coalición Yepobarquista, adversaria de su padre. Ambos resultaron elegidos miembros del Concejo Municipal de Pensilvania para el bienio 1988-1990. Luego, sus trayectorias políticas tomaron diferentes vericuetos institucionales: mientras que Hoyos estrenó escaño en la Cámara de Representantes de Bogotá en 1991, Zuluaga permaneció en Caldas como alcalde de Pensilvania, mandato que completó el 1 de enero de 1992 y en el curso del cual aplicó un modelo de gestión municipal, integrando en la misma al gobierno local, la empresa privada y las comunidades sociales, que obtuvo el reconocimiento del Banco Mundial. Ahora bien, años después algunas personas iban a acusar sin pruebas al antiguo intendente de haber tenido vínculos con las Autodefensas paramilitares de Caldas.

En 1992, Zuluaga, a pesar de lo exitoso de la experiencia en la Alcaldía de Pensilvania, abrió un paréntesis en la actividad política que se prolongó durante una década. En este largo lapso, su quehacer fue fundamentalmente empresarial, como presidente ejecutivo de la siderúrgica ACESCO, aunque también reforzó sus vínculos con el mundo académico, presentes ya en el seno de la AIESEC, cuyo capítulo colombiano llegó a presidir, como profesor en las áreas de finanzas y administración de empresas en las universidades Javeriana y Sergio Arboleda. Por otro lado, Zuluaga se sentó en las juntas directivas de organizaciones gremiales, como la Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO), la Federación Colombiana de Industrias Metalúrgicas (Fedemetal) y la Cámara de Comercio Colombo-Venezolana.


2. Senador y ministro de Hacienda con el presidente Uribe

En 2001 la política volvió a llamar la puerta de Zuluaga, y nuevamente con la mano de su amigo Luis Alfonso Hoyos. Debido a su implicación en ciertas irregularidades económicas, Hoyos acababa de ser destituido como senador e inhabilitado de por vida para ocupar cargos de elección popular, lo que frustraba su postulación con el apoyo de Primero Colombia, el movimiento cívico montado para arropar la candidatura presidencial disidente de Álvaro Uribe Vélez, ex gobernador de Antioquia y miembro del ala derecha del PLC, enfrentada a la oficialista de Horacio Serpa Uribe (que a su vez encarnaba la tendencia socialdemócrata del partido). Uribe y Zuluaga se conocían desde tiempo atrás, cuando el segundo presidía la asociación de ex alcaldes de Pensilvania y participaba en los consejos de seguridad organizados por el primero en Antioquia dentro de sus esfuerzos para combatir las actividades guerrilleras en su departamento.

El empresario aceptó ser el cabeza de lista al Senado por la Coalición, una de las varias formaciones pequeñas adheridas al proyecto de Uribe, cuya principal divisa era el rechazo al frustrante proceso de paz emprendido por la Administración de Andrés Pastrana Arango, del PCC, con el movimiento guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En las elecciones generales del 26 de mayo de 2002 Zuluaga ganó con 82.000 votos en la circunscripción nacional el escaño de senador (Coalición obtuvo otros cinco curules en la Cámara alta), mientras que Uribe conquistó la Presidencia de la República en la primera vuelta frente a Serpa y un ramillete de contrincantes en buena medida gracias al respaldo del PCC, el partido del Gobierno, cuyo candidato, Juan Camilo Restrepo Salazar, se apeó de la contienda.

En sus cuatro años como senador, Zuluaga, entregado en cuerpo y alma al proyecto uribista, fue uno de los ingenieros del Acto Legislativo 02 de 2004, el paquete de enmiendas constitucionales que permitió al presidente optar a la reelección en las elecciones de 2006. Además, representó al Congreso colombiano en discusiones intergubernamentales de índole comercial (ALCA, TLC con Estados Unidos), y condujo la Misión para la Reducción de la Pobreza y la Desigualdad. Más que eso, Zuluaga se propuso montarle a Uribe una agrupación política a su entero servicio, pues el mandatario no tenía partido propio dentro del uribismo, pues este, que aunque como movimiento político era potente, no dejaba de ser un conglomerado heterogéneo y disperso; en su seno, la única agrupación sólidamente implantada y con importantes parcelas de poder institucional era el viejo PCC. Así, con la ayuda de la representante Adriana Gutiérrez Jaramillo, el senador Zuluaga anunció en 2003 la puesta en marcha del Nuevo Partido, minúscula formación que fracasó en su propósito de reclutar a miembros del PLC y el PCC, y que de hecho no mereció el interés de Uribe.

Dos años después, sobre la base de este proyecto fallido, Zuluaga fue coartífice de una empresa partidista mucho más sólida que tenía como principal muñidor al ex ministro de Hacienda y dirigente liberal Juan Manuel Santos Calderón, hombre de confianza de Uribe y a la sazón primo carnal del vicepresidente de la República, Francisco Santos Calderón. El 31 de agosto de 2005 Santos, Zuluaga y otras figuras políticas afines al presidente lanzaron el partido Unidad Nacional, inmediatamente renombrado como Partido Social de Unidad Nacional (PSUN), pero más conocido por todo el mundo como el Partido de la U. Uribe dio su beneplácito a la flamante colectividad, que empezó teniendo como coordinadores a sus dos promotores y a la que se adhirieron de inmediato 44 congresistas liberales y conservadores.

Zuluaga no optó a un segundo mandato senatorial en las elecciones generales de 28 de mayo de 2006 porque Uribe le tenía reservado un puesto en el Gobierno tras su previsible victoria en las presidenciales. En efecto, el titular aspirante a la reelección aplastó con el 62% de los votos a sus contrincantes del Polo Alternativo Democrático (PDA), Carlos Gaviria Díaz, y el PLC, Horacio Serpa, con lo que el 7 de agosto prestó juramento del cargo por segunda vez, ahora con mandato hasta 2010. Al constituir su segunda Administración, Uribe recompensó a sus lugartenientes, con el puesto de ministro consejero de la Presidencia en el caso de Zuluaga y el Ministerio de Defensa para Santos. La coordinación dual del Partido de la U fue transferida a Luis Guillermo Vélez y Marta Lucía Ramírez de Rincón.

En febrero de 2007 Uribe nombró a su consejero presidencial ministro de Hacienda y Crédito Público en sustitución del dimitido Alberto Carrasquilla Barrera. Zuluaga confirmó la continuidad de las políticas económicas del Gobierno, que confiaban en las recetas liberales para generar crecimiento. En los tres años siguientes, el responsable de la Hacienda colombiana hizo frente a las turbulencias cambiarias e inflacionarias desatadas por la crisis financiera global sin apartarse de la ortodoxia fondomonetarista y además defendió con ahínco el TLC con Estados Unidos. Firmado en noviembre de 2006, el TLC fue ratificado por el Congreso colombiano en julio de 2007, aunque para entrar en vigor aún debía obtener el visto bueno del Congreso estadounidense.

El recorrido ministerial de Zuluaga terminó el 7 de agosto de 2010 con la transferencia de la banda presidencial por Uribe a Juan Manuel Santos, candidato triunfador de oficialismo en la segunda vuelta electoral del 20 de junio, a la que no hicieron mella los monumentales escándalos de la parapolítica y los falsos positivos, con un espectacular 69% de los votos que laminó al verde Antanas Mockus Sivickas. Santos, además, en diciembre anterior, había asumido el control directo del Partido de la U en tanto que director único y presidente de su Dirección Nacional, aunque ahora cedió la conducción orgánica a Juan Francisco Lozano Ramírez.

Uribe no contó para su Administración con Zuluaga, quien por primera vez en ocho años se encontró sin cargos de representación en las instituciones del Estado. Replegado al regazo político de su mentor, el ex ministro fue testigo del paulatino deterioro de las relaciones entre Uribe y Santos, quien al asumir el poder había prometido "defender con total lealtad el legado" de su predecesor y culminar los éxitos de la lucha contra la "violencia narcoterrorista", ejercida principalmente por las FARC, dentro de la estrategia de Seguridad Democrática, concebida por Uribe para derrotar a la subversión narcoguerrillera con un amplio abanico de instrumentos legales e involucrando a la sociedad civil.

En 2011 Uribe comenzó a arremeter contra Santos por su pública reconciliación con el venezolano Hugo Chávez y por la fiscalización judicial de los graves actos de corrupción y financiación paramilitar del uribismo presuntamente cometidos en el período de gobierno 2002-2010. Sin embargo, la decisión de Santos, tan audaz como arriesgada políticamente, que levantó las iras de Uribe y sus incondicionales fue el anuncio en agosto de 2012 de la apertura de un proceso formal de conversaciones con las FARC para buscar la "terminación del conflicto", el cual arrancó oficialmente en La Habana el 9 de noviembre de 2012. La fractura en el campo uribista era ya total y los leales al ex presidente, con Zuluaga a la cabeza, se apresuraron a organizar con él una nueva estructura partidista que supondría la escisión irreversible del Partido de la U, en lo sucesivo una formación básicamente santista.


3. Candidato presidencial en 2014 por el uribista Centro Democrático

El 20 de enero de 2013 Uribe, Zuluaga, el ex vicepresidente Francisco Santos, Juan Carlos Vélez Uribe, Carlos Holmes Trujillo García y Rafael Guarín Cotrino celebraron una reunión en la que se decidió la constitución del Centro Democrático, el cual fue presentado como "un proyecto amplio, participativo, incluyente y suprapartidista, a partir de una plataforma moderna, desarrollista y propositiva", y con la mirada directamente puesta en las elecciones legislativas y presidenciales de 2014.

Con Alicia Arango Olmos de directora ejecutiva, Zuluaga de candidato presidencial "tapado" por el momento y Uribe de líder indiscutible, Centro Democrático, cuya plataforma estaba constituida desde julio del año anterior, nacía de la convergencia de un nutrido grupo de disidentes y ex miembros de varias formaciones parlamentarias, principalmente el Partido de la U, el PCC y el PDA. A todos ellos les unía, rezaba el manifiesto partidario, "el amor y compromiso profundo con la patria, el respeto y la adhesión por la obra liderada por el ex presidente Álvaro Uribe, y la convicción de que el país debe avanzar por la senda de la Seguridad Democrática, la confianza inversionista, la cohesión social, la austeridad estatal y el diálogo popular". Estos eran los "cinco pilares" del partido, que se dotó de un logotipo y un lema 100% uribistas: el primero reproducía la silueta de Uribe con la mano sobre el corazón y con la bandera nacional de fondo; el segundo, Mano firme, corazón grande, no era sino el eslogan de la campaña presidencial de 2002.

Los uribistas de Centro Democrático decían "rechazar la violencia y el terrorismo", "defender el Estado Social de Derecho" sin negar "la virtud de la economía de mercado", "propugnar el fortalecimiento de las instituciones democráticas" y "apostar decididamente por una paz justa, sustentada en el ejercicio legítimo de la autoridad del Estado, que observe los estándares internacionales de justicia, sin impunidad ni elegibilidad política, y que respete los derechos de las víctimas, con verdad, justicia y reparación". Una paz, en suma, que surgiera "del triunfo del Estado de Derecho, no de su claudicación ante el terrorismo".

En su declaración política, redactada a guisa de proclama electoral, Centro Democrático abjuraba explícitamente de la política de seguridad de Santos ("rechazamos que el presidente Santos avale el llamado cese unilateral de hostilidades de las FARC y minimice los asesinatos perpetrados en los dos últimos meses como simples excepciones"). Por lo demás, aunque el nuevo partido de Zuluaga reclamaba una posición de centro en el espectro ideológico ("no somos izquierda ni derecha, somos una expresión democrática de centro"), los observadores tanto nacionales como foráneos se inclinaron por etiquetarlo de derechista.

El 26 de octubre de 2013 la Convención de Centro Democrático, celebrada en el bogotano Centro Internacional de Negocios y Exposiciones de Corferias con la asistencia de 1.300 delegados, proclamó a Zuluaga candidato presidencial del partido para disputar las elecciones del 25 de mayo de 2014. El ex senador, sin sorpresas, se impuso en la votación interna con un 56% de apoyos a Francisco Santos, quien había partido como favorito pero que ahora se quejaba de que este formato de primaria estaba diseñado específicamente para favorecer a su rival interno, y a Carlos Holmes, el cual, cuatro meses más tarde, iba a ser escogido para integrar la boleta de Zuluaga como candidato a la Vicepresidencia.

En su discurso de aceptación, Zuluaga arremetió sin miramientos contra el proceso de paz entre el Gobierno y las FARC: "La paz no está en La Habana y la agenda nacional no se negocia con las FARC. La paz del país está en que discutamos los cinco pilares esenciales del uribismo", afirmó a los presentes. Como si de una ceremonia de confianza y vasallaje entre señor e hidalgo se tratara, Uribe, micrófono en mano, le dijo a Zuluaga "en sus pulcras manos le entrego esta batalla", a lo que el encomendero respondió con un "usted me ha trazado el camino, nunca lo defraudaré". "Entregaré todo de mí, hasta el último centímetro de mi vida para defender el uribismo (…) No descansaré (…) seré un combatiente del día a día, seré un defensor del uribismo (…) para recuperar el rumbo de Colombia", añadió el postulante.

Dos días después de ser ungido como candidato de Centro Democrático a la Presidencia, Zuluaga, en sus primeros comentarios de campaña, reclamó la finalización inmediata de las negociaciones de paz iniciadas en noviembre de 2012. En su opinión, dicho proceso "nació muerto y está mal planteado", porque un Estado legítimo "no puede negociar de igual a igual con una organización que sigue cometiendo actos terrorista y reclutando menores". A la pregunta de si podía ser un "ventrílocuo" de Uribe, Zuluaga aclaró que el sería un gobernante "con sello y "estilo propio", y que incluso aspiraba a ser "mejor presidente" que Uribe.

En las elecciones al Congreso del 9 de marzo de 2014, vistas como un test de las presidenciales de mayo, Centro Democrático casi empató con el Partido de la U en el Senado, donde sacó el 17,1% de los votos y 19 escaños, uno de los cuales fue para Uribe, en su retorno a la política representativa. En los comicios a la Cámara de Representantes, en cambio, la formación uribista sólo reunió 12 actas y quedó en un pobre quinto lugar por detrás del Partido de la U, el PLC, el PCC y Cambio Radical. Ahora mismo, la coalición Unidad Nacional que daba soporte a Santos la conformaban los partidos citados salvo el PCC, retirado de la misma en enero anterior. Los conservadores concurrían en las presidenciales con candidato propio: Marta Lucía Ramírez, quien tras dar portazo al Partido de la U en 2009 se había pasado a las filas conservadoras, aunque luego había coqueteado con Centro Democrático, llegando a tomar parte en su fundación en enero de 2013.

(Cobertura informativa hasta 10/3/2014)