Natasa Pirc Musar

Por primera vez desde la independencia nacional en 1991, Eslovenia ha elegido en 2022 a una mujer para la Presidencia de la República, luego de cuatro titulares varones. Natasa Pirc Musar, una abogada especialista en derecho de la información y protección de datos, se impuso con el 53,9% de los votos en la segunda vuelta presidencial del 13 de noviembre a Anze Logar, anterior ministro de Exteriores y aspirante de la oposición conservadora al Gobierno centroizquierdista del primer ministro Robert Golob.

No vinculada a ninguna fuerza política aunque con un perfil progresista de centro, Musar disputó la primera vuelta del 23 de octubre, en la que obtuvo el 26,9% de los sufragios y quedó a la zaga de Logar, contando con el apoyo de dos pequeñas agrupaciones extraparlamentarias, los Piratas y los Verdes. Sin embargo, de cara al balotaje, el Movimiento Libertad (GS) de Golob, los Social Demócratas (SD) y La Izquierda (Levica), los tres partidos que conforman el oficialismo y cuyos candidatos fueron eliminados en el primer turno —Milan Brglez por los SD y el GS, luego de la retirada de la lugarteniente de Golob, Marta Kos, y Miha Kordis por Levica—, se pronunciaron en favor de la letrada.

El 22 de diciembre Musar, de 54 años, sucederá en la jefatura del Estado a Borut Pahor, antiguo primer ministro socialdemócrata, quien agota su segundo e improrrogable ejercicio de cinco años. La llegada de Musar a la Presidencia, puesto ceremonial y de prestigio, supone una derrota para el derechista Partido Democrático Esloveno (SDS) de Janez Jansa, primer ministro hasta junio, y más si se tiene en cuenta el manifiesto de la dirigente electa, centrado en el apuntalamiento del Estado de derecho y las libertades constitucionales, sin involucrarse en las luchas políticas y, al contrario, fomentando los consensos. Es una declaración de intenciones que contrasta con el polémico perfil de Jansa, acusado de practicar el divisionismo, abusar de las recetas populistas e ir contra la libertad de prensa y la autonomía de la justicia mientras estuvo en el poder. La mandataria electa promete "cultivar la cultura del diálogo" por encima de las diferencias políticas y trabajar para que Eslovenia esté anclada "en el núcleo de la Unión Europea".

Por lo demás, la nueva presidenta eslovena sigue la estela de otros profesionales independientes y figuras de la sociedad civil, con limitados o nulos vínculos partidistas, que han alcanzado las presidencias no ejecutivas de varias repúblicas parlamentarias europeas en los últimos años. Son los casos de Marcelo Rebelo de Sousa en Portugal, Ekaterini Sakellaropoulou en Grecia, Andrej Kiska y Zuzana Caputová en Eslovaquia, Kersti Kaljulaid y Alar Karis en Estonia, Egils Levits en Letonia y Gitanas Nausėda en Lituania (Rebelo, Sakellaropoulou, Caputová y Levits poseen un perfil de juristas también). Personalidades imparciales ajustadas a los roles moderadores, con autoridad moral e incluso arbitrales, a la cabeza de la representación del Estado. En la propia Eslovenia está el precedente de Danilo Türk, el experto en derecho internacional que presidió el país en 2007-2012.


(Texto actualizado hasta 15/11/2022)

Casada con el empresario Ales Musar y madre un hijo, Natasa Pirc Musar se graduó en Derecho en la Universidad de Ljubljana en 1992, recién obtenida por Eslovenia la soberanía nacional a partir de la antigua Yugoslavia. En 1997 aprobó el examen para abogada, pero durante unos años centró su carrera profesional en el periodismo televisivo. Fue presentadora de noticias en la RTV Slovenija y el canal comercial POP TV, y desde 2001 llevó el departamento de comunicaciones de Aktiva Group, la mayor sociedad de inversiones del país, donde su marido ocupaba puestos ejecutivos. En esta época, intercaló el trabajo frente a las cámaras de casa con cursos de formación periodística y prácticas en cadenas televisivas del Reino Unido y Estados Unidos.

Musar fue contratada en 2003 por el Tribunal Supremo de Eslovenia como responsable de su Centro de Formación y Comunicación, y al año siguiente la Asamblea Nacional la escogió para dirigir la Comisión para el Acceso a la Información Pública, función estatal de renombre que ejerció durante 11 años. Entre medio, a partir de 2009, fungió además de vicepresidenta y luego presidenta de la Autoridad Común de Control de Europol. Al poco expirar su ejercicio de comisionada de información, en 2014, Musar fundó su propio despacho de letrados, al que en 2016 se asoció la abogada Rosana Lemut Strle, dando lugar a la firma Pirc Musar & Lemut Strle. El bufete obtuvo bastante publicidad por la notoriedad de algunos de sus clientes. Entre ellos figuraba Melania Trump, la eslovena primera dama de Estados Unidos entre 2017 y 2021, quien iba a contratar a Musar en relación con sendos casos de difamación contra un tabloide y de protección de los derechos de una marca registrada.

En 2015 Musar fue nombrada presidenta de la Cruz Roja Eslovena, cargo que desempeñó hasta 2016. Aquel mismo año se sacó el doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Viena sobre la base de una tesis en la que analizaba los conflictos en el ejercicio de la libertad de información e indagaba en el correcto equilibrio entre el derecho a informar en interés público y el derecho a la privacidad de las personas, área académica de candente actualidad sobre la que profundizó en una serie de libros escritos en esloveno, croata e inglés.

El acceso a la información pública, la protección de datos personales y los aspectos legales de las relaciones públicas eran temas predominantes en su actividad profesional. Su peritaje en estas materias legales fue solicitado por el Consejo de Europa para la asesoría y capacitación de cuadros funcionariales de varios estados miembros. También por la UE, que le encomendó labores relacionadas con la ampliación del Espacio Schengen. Adicionalmente, desde 2012 Musar dio clases sobre Protección de Datos en el Instituto Europeo de Administración Pública (EIPA) de Maastricht.

El 23 de junio de 2022 la abogada anunció su candidatura independiente para las elecciones presidenciales que tocaban en octubre y a las que ya no se presentaba el presidente desde 2012 y reelegido en 2017, el ex primer ministro socialdemócrata Borut Pahor. Para ser registrados, los candidatos a la Presidencia debían satisfacer al menos uno de estos tres requisitos: el aval de 5.000 firmas de electores censados; el apoyo de una decena de miembros de la Asamblea Nacional; o el apoyo de uno o más partidos políticos más tres diputados, o bien 3.000 firmas.

En septiembre, Musar satisfizo el primero de los requerimientos al presentar 5.444 rúbricas a la Comisión Electoral Nacional (DVK). Además, disponía del respaldo oficial de dos fuerzas extraparlamentarias, los Piratas (Pirati) y el Partido de la Juventud-Verdes Europeos (SMS-Zeleni). También, mereció la adhesión de 14 personalidades de la sociedad civil y la vida pública, entre ellos los dos ex presidentes vivos de Eslovenia, Milan Kucan (1992-2002) y Danilo Türk (2007-2012).

Al lanzarse a la carrera presidencial, Musar recordó que ella nunca había militado en ningún partido político y que llevaba "toda la vida" fajándose en favor de los "derechos humanos fundamentales y el Estado de derecho", una lucha y un compromiso que podían "enfatizarse particularmente" desde la Presidencia de la República al poseer esta oficina una "autoridad moral extremadamente alta". Asimismo, reveló que había rechazado cortésmente el ofrecimiento hecho por el primer ministro desde el 25 de mayo, Robert Golob, de un puesto en el nuevo Gobierno de coalición de centro-izquierda y de unirse a su partido de corte eco-liberal, el Movimiento Libertad (GS). "Si salgo elegida para cargo de presidenta, no me callaré. Los derechos humanos son algo en lo que creo sinceramente", explicó Musar, quien confió la dirección de su campaña a su propio esposo, Ales.

La candidata no se limitó a formular intenciones consistentes con el muy restringido elenco de atribuciones, básicamente protocolarias junto con la jefatura suprema de las Fuerzas Armadas, que la Constitución daba la Presidencia. Además, y pese a que estas cuestiones políticas competían al Gobierno y la Asamblea, Musar invocaba la mejora de la atención médica en la sanidad pública, un sistema de pensiones "sostenible" que garantizara jubilaciones "dignas", la introducción de la renta básica universal, acciones más contundentes para alcanzar la neutralidad climática o el diseño de una estrategia nacional de "seguridad humana integral", incorporando a los aspectos político-militares de la defensa tradicional las consideraciones económicas, humanitarias, ambientales y sociales.

(Cobertura informativa hasta 15/11/2022)