Natalia Gavrilita

(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada el 9/8/2021. Natalia Gavrilita presentó la dimisión como primera ministra de Moldova el 10/2/2023, en el contexto del aumento de los temores de las autoridades moldovas por las implicaciones negativas —economía, política interna, seguridad nacional— de la invasión rusa de Ucrania. El 16/2/2023 fue sucedida en la jefatura del Gobierno por el independiente Dorin Recean).

Natalia Gavrilita, una experta en proyectos de inversión en gobernanza y desarrollo, fue la ministra de Finanzas de Moldova en el breve Gobierno encabezado por Maia Sandu de junio a noviembre de 2019. Aquel Gabinete, de coalición entre el proeuropeo Partido de Acción y Solidaridad (PAS, centro-derecha liberal) de Sandu y Gavrilita, y el prorruso Partido Socialista (PSRM, primera fuerza del Parlamento) de Igor Dodon, presidente de la República, quedó truncado al decidir este último entenderse con el Partido Democrático (PDM). Luego, en noviembre de 2020, Sandu batió a Dodon en las elecciones presidenciales y, tras asumir la jefatura del Estado, reiteró su intención de propiciar elecciones legislativas anticipadas con la expectativa de alumbrar una mayoría parlamentaria afín a su proyecto. El primer paso en esta estrategia fue el nombramiento el último día de 2020 de Aureliu Ciocoi como primer ministro en funciones para suplir al dimitido Ion Chicu, y el segundo, el 27 de enero de 2021, la designación para el puesto de su estrecha colaboradora Gavrilita.

Al presentar al Parlamento su "programa integral de apoyo a la población y la economía en tiempos de crisis", Gavrilita precisó cinco prioridades: gestionar con más eficiencia la pandemia COVID-19; aumentar los ingresos de los ciudadanos y mejorar la protección social de los grupos vulnerables, lo que incluía elevar la pensión mínima un 15%; preservar los puestos de trabajo y apoyar a las pymes; dotar de más recursos presupuestarios a las corporaciones locales; y adecuar los presupuestos del Estado al paquete de apoyo social anticoronavirus y a la asistencia financiera internacional. En paralelo a estas acciones urgentes, el próximo Gobierno implementaría, manifestó Gavrilita, "duras medidas" para echar de las instituciones estatales a los funcionarios corruptos y "recuperar el dinero robado", y buscaría el adelanto electoral.

La necesidad de una "mayoría parlamentaria funcional para el pueblo" y que condujera a Moldova, el país más pobre de Europa, por las sendas de la modernización, el crecimiento económico, el aumento de los salarios y la atracción de inversiones era para Sandu, presidenta con atribuciones limitadas, un objetivo tan esencial como para supeditar al mismo la nominación de Gavrilita, en realidad mero instrumento de una operación ciertamente extravagante. Así, el 5 de febrero de 2021 la primera ministra designada anunció a los miembros de su Gabinete, pero seis días después instó a los diputados, empezando por los del partido del que era vicepresidenta, el PAS (con solo 15 de los 101 escaños), a que no la aprobaran absteniéndose de votar, con el único fin de anticipar las elecciones. "Necesitamos un Parlamento responsable (...) les invito a abandonar el Parlamento, háganlo por sus hijos. La gente quiere recuperar su país y los cambios comienzan con un Parlamento limpio y un Gobierno dedicado al interés público", dijo la ex ministra de Finanzas a los legisladores al arrancar la sesión de investidura.

En efecto, el 11 de febrero Gavrilita no obtuvo voto alguno y acto seguido, Sandu, de acuerdo con sus prerrogativas, volvió a nominarla. Según la Constitución, si un segundo candidato a primer ministro no recibía la aprobación del Parlamento en el plazo de 45 días, el presidente podía disolver este y convocar nuevas elecciones, las cuales, de acuerdo con los sondeos, el PAS estaría en condiciones de ganar. Ahora bien, los planes de Sandu y Gavrilita, con su insólito vericueto, podían quedar frustrados porque el PSRM anunció que estaba en condiciones de formar un Gobierno alternativo de mayoría conducido por la también ex ministra de Finanzas Mariana Durlesteanu, y que incorporaría a los partidos Sor y Pro Moldova. Además de Sandu en 2019, Moldova ya había tenido otras dos primeras ministras, Zinaida Greceanîi en 2008-2009 y Natalia Gherman en 2015.

El 23 de febrero, en uno de los típicos giros inesperados de la política moldava, el Tribunal Constitucional, fallando a favor del recurso presentado por los socialistas de Dodon, declaró inválida, por no ajustada a norma, la renominación de Gavrilita. La corte argüía que repetir la presentación de la candidatura de Gavrilita no buscaba la formación del Gobierno, sino la disolución del Parlamento. El 4 de marzo, horas antes de convertirse Moldova en el primer país europeo en recibir vacunas en el marco de la facilidad COVAX, el Tribunal rechazó la petición de la presidenta de poder colocar nuevos ministros en el Gabinete en funciones de Ciocoi.

El 16 de marzo Sandu, resuelta a seguir dando la batalla pese a estos reveses, nombró primer ministro al diputado Igor Grosu, su sucesor en funciones al frente del PAS. La mayoría parlamentaria de izquierda, a su vez, nominó a Vladimir Golovatiuc, el embajador en Rusia, como su alternativa a Gavrilita. El Constitucional dictaminó que la designación de Grosu era legal y este presentó su lista de ministros, pero el 23 de marzo su confirmación parlamentaria fue abortada por falta de quórum. El 15 de abril Sandu se apuntó una gran victoria al zanjar el Tribunal que se daban las condiciones, de bloqueo institucional, para disolver el Legislativo. Dicho y hecho, el 28 de abril la mandataria, bajo una lluvia de recriminaciones del PSRM, que se vengó votando la remoción parlamentaria del magistrado jefe del Constitucional, tramitó la conclusión de la legislatura y la convocatoria de nuevas elecciones para el 11 de julio.

Los comicios anticipados del verano marcaron el triunfo final de Sandu y su obediente colaboradora, Gavrilita, tras medio año de escaramuzas sin tregua con los socialistas. El PAS, superando sus mejores pronósticos y sin necesidad de alianzas, conquistó una mayoría absoluta de 63 escaños con el 52,8% de los votos y el 30 de julio la presidenta nombró primera ministra a la diputada electa. El 3 de agosto Gavrilita, reiterando el plan de intenciones expuesto cuando su primera nominación en enero y enfatizando su intención de "limpiar las instituciones de corruptos", anunció la composición de su Gabinete, monocolor y con varios ministros independientes, como los de Exteriores, Interior, Defensa, Economía y Salud, amén de dos viceprimeros ministros. Tres días después, el Parlamento, dominado por el PAS, dio luz verde al Gobierno Gavrilita con 61 votos. El nuevo Ejecutivo esperaba recibir de la UE 600 millones de euros hasta 2024. El paquete, entre asistencia macrofinanciera, subvenciones e inversiones, era la dotación del Plan de Recuperación Económica, diseñado por la Comisión Europea para ayudar a la frágil Moldova a capear la tremenda crisis de la COVID-19 y condicionado a mayores avances en las reformas estructurales, en el ámbito de la justicia y la lucha contra la corrupción.

(Texto actualizado hasta 9 agosto 2021)

Oriunda de la región del Transdniéster, república semiindependiente desde la guerra secesionista de 1992, Natalia Gavrilita es graduada en Derecho por la Universidad Estatal de Moldova y máster en Políticas Públicas por la Harvard Kennedy School, donde completó su formación superior en 2005. En su último año de estancia académica en Estados Unidos trabajó de consultora con el Banco Mundial. De regreso a su país, ingresó en la función pública moldava como jefa de la División de Políticas Macroeconómicas y Programas de Desarrollo del Ministerio de Economía y Comercio.

En 2008 fue puesta al frente del Departamento de Coordinación de Políticas y Ayudas del Exterior, pero en 2009 dejó el Gobierno, entonces dirigido por el Partido Comunista (PCRM), y se instaló en el Reino Unido para laborar en la plantilla de Oxford Policy Management (OPM), firma de consultoría especializada en los temas de desarrollo y contratada habitualmente por gobiernos, agencias internacionales, ONG y otros donantes de fondos. Durante tres años, entre enero de 2010 y marzo de 2013, Gavrilita se encargó de la formulación, implementación y evaluación de proyectos de investigación y desarrollo enfocados a países de África Occidental, Asia Central, y Asia del Sudeste.

En mayo de 2013 Gavrilita reanudó el servicio gubernamental en Chisinau en calidad de asesora y responsable de área dentro del Ministerio de Educación. En ese momento, el Ejecutivo estaba en manos de una coalición centrista y europeísta formada por los partidos Liberal Democrático (PLDM), Democrático (PDM) y Liberal Reformista (PLR), siendo Iurie Leanca el primer ministro. En julio de 2014 Gavrilita fue ascendida a secretaria de Estado, con la misión de ejecutar una profunda reforma educativa que contaba con financiación del Banco Mundial. Justo un año después, la sustitución de Chiril Gaburici por Valeriu Strelet en la jefatura del Gobierno marcó la apertura del segundo paréntesis profesional de la experta en el sector privado, y nuevamente en suelo británico. En esta ocasión, Gavrilita fue contratada como directora ejecutiva por Global Innovation Fund (GIF), un fondo londinense de inversiones interesado en promover iniciativas de desarrollo social en países africanos y asiáticos.

En junio de 2019 Gavrilita continuaba dirigiendo proyectos benéficos de inversión en Londres cuando recibió el ofrecimiento de ser la ministra de Finanzas de Moldova por Maia Sandu, quien fuera su jefa directa en el Ministerio de Educación entre 2013 y 2015. Sandu había sido miembro del PLDM, pero en 2016, decepcionada por los escándalos de corrupción que involucraban a los partidos proeuropeos, había creado su propia agrupación de centro-derecha liberal, el Partido de Acción y Solidaridad (PAS), y competido sin éxito en las elecciones presidenciales, ganadas por el socialista y prorruso Igor Dodon. Ahora, Sandu volvía al primer plano como primera ministra en virtud de un inesperado Gobierno de coalición entre el PSRM de Dodon, ganador con mayoría simple de las elecciones legislativas de febrero, y la ACUM, la alianza europeísta forjada por el PAS y la Plataforma Dignidad y Verdad.

Tras tomar posesión del cargo el 8 de junio, la flamante ministra de Finanzas, convertida de paso en vicepresidenta del PAS, explicó que su intención era aplicar reformas estructurales para eliminar los monopolios en la actividad económica. También, aumentar la base de recaudación fiscal, luchando en firme contra la evasión de impuestos por las grandes fortunas empresariales y los "poderes oligárquicos", práctica que en Moldova adquiría unas proporciones masivas.

(Cobertura informativa hasta 1/7/2019)