Mari Kiviniemi

En Finlandia, la retirada preanunciada del primer ministro Matti Vanhanen catapultó en junio de 2010 al liderazgo del Partido de Centro (Keskusta) y a la jefatura del Gobierno a Mari Kiviniemi, desde 2007 ministra de Administraciones Públicas y Gobiernos Locales. Diputada de 41 años poco conocida pero con una imagen de dedicación y capacidad, la nueva gobernante ha renovado sin cambios ministeriales la coalición de centro-derecha, donde los centristas tienen como socios a los conservadores, los populares suecos y los verdes, dispuesta a revertir las malas perspectivas electorales de su partido y a mantener la línea de acción de su predecesor para sacar al país de la recesión y generar empleo, tratando en el camino de no dañar las finanzas públicas. Kiviniemi es la segunda primera ministra que ha tenido Finlandia, que con su elección se convierte en la única república del mundo encabezada, junto con la presidenta Tarja Halonen, por dos mujeres.

(Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 14/7/2010. Mari Kiviniemi cesó como primera ministra de Finlandia tras las elecciones legislativas del 17/4/2011, que depararon una fuerte derrota a su partido, el Keskusta. El 9/6/2011 fue sucedida en la presidencia de la formación por Juha Sipilä y 22/6 traspasó la jefatura del Gobierno al conservador Jyrki Katainen, el cual formó un Gabinete de coalición que no incluyó a los centristas).

Carrera política en el Partido del Centro
Oriunda de una comarca agroindustrial del sudoeste del país e hija de un productor avícola, en 1988 ingresó en la Universidad de Helsinki para estudiar Economía y comenzó a destacarse en el sindicato estudiantil del Partido de Centro (Keskusta), fuerza política mayoritaria del sistema parlamentario e históricamente vinculada a los intereses del agro finlandés. Ya en las elecciones generales de marzo de 1991, siendo la secretaria general de su sindicato en la Universidad y con tan sólo 22 años, candidateó a un escaño del Eduskunta o Parlamento nacional por su provincia natal, Vaasa; con 5.000 votos en el bolsillo, la joven fracasó en su empeño, aunque su agrupación se impuso a su adversario tradicional, el Partido Socialdemócrata (SDP), y regresó al Gobierno de la mano de su líder, Esko Aho, y en coalición con tres socios del centro-derecha.

En 1992 terminó sus estudios con una licenciatura en Ciencias Sociales y un bienio después subió un escalón en el partido al ser nombrada vicepresidenta de la sección centrista en Vaasa. En los comicios del 19 de marzo de 1995, al revés de lo sucedido cuatro años atrás, los socialdemócratas de Paavo Lipponen ganaron a los centristas, pero ella se hizo con el escaño por Vaasa, que tras la reordenación territorial de 1997 pasó a formar parte de la nueva provincia de Länsi-Suomen, o Finlandia Occidental. En esta primera legislatura en la oposición, Kiviniemi formó parte de la delegación finlandesa en el Consejo Nórdico. En el ámbito profesional privado, hasta 1997 estuvo sentada en la Junta Supervisora de la empresa de transportes VR Konserni y en lo sucesivo desempeñó la misma función en la firma alimentaria Lännen Tehtaat, entre otras participaciones corporativas. En 1998 ingresó en la sección finesa de la asociación Norden de cooperación intergubernamental entre los países escandinavos. En 1996, además, contrajo matrimonio con Juha Mikael Louhivuori, un ejecutivo del mundo de la publicidad con el que tuvo dos hijos, niña y niño.

Las elecciones del 21 de marzo de 1999 no alteraron el rumbo ejecutivo del país —el Keskusta mejoró algo sus posiciones y virtualmente empató con el SDP, pero Lipponen pudo seguir gobernando apoyado en sus cuatro socios, que comprendían desde la derecha hasta la izquierda poscomunista— y la diputada centrista tomó a su cargo la vicepresidencia del Comité parlamentario de Comercio. La discreta aunque todavía no dilatada trayectoria política de la treintañera experimentó un salto tras las elecciones del 16 de marzo de 2003. Liderado desde el año anterior por Anneli Jäätteenmäki, su primera presidenta desde que iniciara su andadura en 1906 con el nombre de Liga Agraria, el Keskusta, con el 24,7% de los sufragios y 55 escaños, recuperó la condición perdida en 1995 de partido más votado y ganó el primer turno para intentar formar gobierno.

Así lo hizo Jäätteenmäki, una paisana de Länsi-Suomen responsable de un cierto giro a la izquierda del partido —al adoptar un discurso más social, preocupado por el desempleo, y de rechazo radical a la guerra de Irak—, el 17 de abril, convirtiéndose en la primera jefa de Gobierno de Finlandia en gran coalición con el SDP y el Partido Popular Sueco (RKP/SFP). Kiviniemi, que no pertenecía a la cúpula del partido, quedó al margen del Gobierno, aunque sus funciones parlamentarias cobraron relieve al asumir las vicepresidencias del grupo de diputados centristas y del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara

El retorno del Keskusta al poder, empero, desembocó rápidamente en un enorme fiasco al adquirir magnitud de escándalo nacional una polémica atizada por Jäätteenmäki en la campaña, sobre la supuesta intención del Gobierno Lipponen de unirse a la coalición militar antiirakí encabezada por Estados Unidos, tomando como base unos documentos confidenciales llegados a las manos de la entonces líder opositora. Cogida en contradicción por el Eduskunta sobre el origen de esta información clasificada que ella no estaba autorizada a divulgar, Jäätteenmäki no tuvo más remedio que dimitir el 18 de junio. Seis días después, renunciaba también a la presidencia del Keskusta, mientras que Matti Vanhanen, vicepresidente del partido, tomaba las riendas del Gobierno.

El 5 de octubre siguiente, un congreso extraordinario eligió por unanimidad a Vanhanen presidente de los centristas y otorgó a Kiviniemi una de las tres vicepresidencias. En 2004 el primer ministro abrió a su adjunta en el partido las puertas del Gobierno nombrándola su asesora especial de política económica. Fue la antesala de su promoción, el 2 de septiembre de 2005, a los puestos de ministra de Comercio Exterior y Desarrollo y ministra de Estado adjunta a la Oficina del Primer Ministro. Se trataba, con todo, de una suplencia, para cubrir la baja por maternidad de Paula Lehtomäki, asimismo vicepresidenta del partido; una vez superados su embarazo, parto y puerperio, Lehtomäki retomó la cartera el 3 de marzo de 2006.

A las elecciones generales del 18 de marzo de 2007 Kiviniemi se presentó como candidata por Helsinki, en cuyo Ayuntamiento venía sirviendo como concejal desde 2005. Su tercera reelección consecutiva tuvo lugar en unas circunstancias de desgaste del tripartito gobernante, que perdió 11 escaños. Aunque disminuido al 23,1% de los votos y los 51 escaños, el Keskusta pudo seguir gobernando al ponerse de acuerdo Vanhanen con el Partido de la Coalición Nacional (Kokoomus o KOK), formación conservadora, liderada por Jyrki Katainen, que fue la gran triunfadora de los comicios (rebotó hasta el 22,3% de los votos y los 50 escaños, y desbancó del segundo puesto al SPD), y la ecologista Liga Verde (VIHR). Con la adición del RKP/SFP, la nueva coalición oficialista descansaba en una mayoría absoluta de 125 diputados.

El 19 de abril de 2007 Vanhanen formó su segundo Gobierno y a él regresó Kiviniemi como ministra de Administraciones Públicas y Gobiernos Locales, una cartera de nueva creación que posteriormente iba a ser integrada en el Ministerio de Finanzas. En junio de 2008 la ministra sufrió un revés político al no conseguir ser reelegida vicepresidenta del Keskusta en la convención del partido; las tres vicepresidencias quedaron en manos de Paula Lehtomäki, Tuomo Puumala y Antti Rantakangas.


Relevo de Matti Vanhanen y primera ministra de Finlandia
En diciembre de 2009 Vanhanen, aduciendo razones de salud —una cirugía que le tenían que practicar en una pierna en los próximos meses y que iba a requerir una larga convalecencia—, comunicó por sorpresa que no se presentaría a la reelección como presidente del Keskusta en la próxima convención del partido, en junio. Aunque la explicación médica tenía fundamento, el primer ministro, habitualmente tachado de político plomizo y sin gancho, demasiado serio incluso para los estándares finlandeses, parecía también desalentado por las dificultades económicas, el acoso a que le sometía la oposición parlamentaria y las repercusiones personales de un escándalo de financiación irregular del partido y del rastreo de su vida privada por la prensa sensacionalista, que había dado amplia cuenta de su divorcio en 2005 y de las vicisitudes sentimentales que le siguieron.

El 22 de enero de 2010 Kiviniemi anunció que se presentaría a la elección interna del nuevo líder del Keskusta. Aunque no estaba en los puestos cimeros del partido, confiaba en el voto de confianza de los compromisarios de la asamblea centrista. El público tenía un conocimiento limitado de la ministra, pero lo que se sabía de ella abundaba en una imagen de seriedad, laboriosidad y competencia, justamente los valores asociados al discreto Vanhanen.

En la convención del partido desarrollada en Lahti el 12 de junio Kiviniemi, muy favorecida por los sondeos, se midió con cuatro contrincantes: Mauri Pekkarinen, el sexagenario ministro de Asuntos Económicos; el aún más veterano Paavo Väyrynen, quien ya fuera presidente del partido entre 1980 y 1990, tres veces ministro de Exteriores entre 1977 y 1993, candidato presidencial en 1988 y 1994, eurodiputado y por último, desde 2007, ministro de Comercio Exterior y Desarrollo; y Timo Kaunisto, diputado. Con el 46% de los votos, la titular de Administraciones Públicas se puso en cabeza y pasó a disputar una segunda vuelta con Pekkarinen, quien recibió el 32%. Celebrada aquella, Kiviniemi se llevó la jefatura del partido con el 56,7% de los votos, en números absolutos, 1.357 papeletas.

En su mensaje de agradecimiento, la ganadora se declaró lista para conducir el partido, sacándolo de un período de turbulencias internas y de caída de la popularidad, hasta la victoria en las elecciones generales de abril de 2011. A continuación, los congresistas eligieron a los tres vicepresidentes del gusto de Kiviniemi, el veinteañero Puumala, que repetía, el derrotado aspirante Timo Kaunisto y Annika Saarikko, una asistente de la ministra de 26 años.

El 18 de junio, tal como se esperaba, Vanhanen presentó a la presidenta de la República, Tarja Halonen, la solicitud formal de dimisión. Tramitada esta, Kiviniemi se sometió el 22 de junio a la investidura del Eduskunta, que superó con 115 votos a favor, 56 en contra y 29 abstenciones. Ese mismo día, una vez obtenida la aprobación presidencial, la nueva primera ministra empezó a gobernar al frente de un Gabinete que no experimentó cambios, ni en su naturaleza cuatripartita ni en su composición ministerial (salvo en Administraciones Públicas, donde la baja de Kiviniemi fue cubierta por su colega de partido Tapani Tölli). Así, continuaron Alexander Stubb en Exteriores, Jyri Häkämies en Defensa, Jyrki Katainen en Finanzas y Anne Holmlund en Interior; los cuatro eran dirigentes del KOK, que en total poseía ocho puestos, los mismos que el Keskusta, incluyendo el de primer ministro. Populares suecos y verdes retuvieron sus dos carteras cada uno, inclusive las de sus respectivos líderes, Stefan Wallin, ministro de Cultura y Deportes, y Anni Sinnemäki, ministra de Trabajo.

Kiviniemi y su equipo confirmaron la continuidad del programa económico del Gobierno Vanhanen, que venía concentrándose en el impulso del crecimiento y la reducción del paro. País muy dependiente de las exportaciones de bienes de equipo, maquinaria y otras manufacturas industriales, así como de papel, Finlandia había salido de la recesión en el tercer trimestre de 2009, año en que el PIB registró un desplome histórico del 7,8%, el mayor de la eurozona, pero en el primer trimestre del año en curso la coyuntura negativa había regresado. En cuanto al desempleo, superaba el 10%, tasa que se situaba en la media europea.

Puesto que la situación de las finanzas, a diferencia de lo que sucedía en otros países de la UE, no era calamitosa y parecía manejable (deuda pública por debajo del 60% del PIB y déficit público en torno al 3% del PIB, si bien al alza, tal que a final de año podría superar el 4%), el Ejecutivo se veía con margen para concentrarse en las actuaciones anticrisis a corto plazo. No obstante, Kiviniemi se declaró dispuesta a subir el IVA y las tasas del consumo de energía para aumentar los ingresos y evitar el incumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE en materia de déficit, algo en lo que ya habían incurrido la mayoría de los socios comunitarios. El FMI recomendaba a Finlandia que adoptara un plan de reformas estructurales a largo plazo para reducir el gasto público, mejorar la competitividad y retrasar la edad de jubilación, en uno de los países europeos donde más rápido envejecía la población.

Con la elección de Mari Kiviniemi como primera ministra, Finlandia volvió a ser, siete años después del fugaz ejercicio de su conmilitona Anneli Jäätteenmäki, el único país del mundo donde las dos oficinas del poder ejecutivo, las jefaturas del Estado y el Gobierno, estaban ocupadas por mujeres. Transcurridos dos días, esta excepcionalidad quedó restringida al ámbito de las repúblicas, ya que el 24 de junio Australia estrenó su primera mujer primer ministro, Julia Gillard, en una monarquía donde el jefe oficial del Estado es la reina Isabel II de Inglaterra y su representante local un gobernador general que coincidentemente es otra mujer, Quentin Bryce. Kiviniemi es también la cuarta primera ministra del área escandinava tras la laborista noruega Gro Harlem Brundtland, su compatriota Jäätteenmäki y la socialdemócrata islandesa Jóhanna Sigurdardóttir, en el poder desde 2009.

Sin salir de Finlandia, país con una sólida tradición de liderazgos femeninos en su arco de partidos y que fue, en 1906, el primero del mundo en conceder el derecho de sufragio a sus ciudadanas, otras tres fuerzas parlamentarias están presididas por mujeres: el SDP, por Jutta Urpilainen, la VIHR, por la ministra Anni Sinnemäki y los Cristianos Demócratas (KD), por Päivi Räsänen.

(Cobertura informativa hasta 14/7/2010)