Lai Ching-te
Presidente de la República (2024-)
En Taiwán, la democracia más avanzada de Asia, el oficialismo ganó las elecciones presidenciales del 13 de enero de 2024. Lai Ching-te, el candidato del gobernante Partido Democrático Progresista (Mincintang, MCT), se impuso a su adversario del Partido Nacionalista Chino (Kuomintang, KMT), Hou Yu-ih. El 20 de mayo Lai sucederá en la jefatura del Estado llamado oficialmente República de China (ROC) a Tsai Ing-wen, quien concluye su segundo y definitivo mandato de cuatro años.
Figura de alto calado institucional y bien identificado con las políticas de Tsai, a cuyo lado ha sido primer ministro, vicepresidente de la República y presidente del MCT de manera sucesiva, Lai Ching-te encarna la continuidad de la estrategia, soberanista y reactiva, de las actuales autoridades de Taipéi en las complejas relaciones con la República Popular China (RPC). Esta les exige un proceso de "reunificación pacífica" sobre la base del principio de Una sola China (rechazado por el MCT, que recalca la especificidad nacional taiwanesa, y asumido, si bien con matices interpretativos, por el KMT en la oposición), al tiempo que agita el escenario de una invasión para frustrar cualquier veleidad secesionista de la isla separada en 1949.
El argumento central del Gobierno del MCT es que la normalización de las relaciones bilaterales pasa por la previa democratización de la China continental y su renuncia a la opción del uso de la fuerza militar contra los taiwaneses. Como vicepresidente de la República, Lai ha venido dando eco a los mensajes de Tsai sobre que la ROC no cederá a las "intimidaciones" de la RPC y defenderá su sistema democrático, su soberanía y su seguridad. Al igual que ella, considera primordial robustecer las relaciones con Estados Unidos, principal proveedor de armas, que sobre el papel no tienen un carácter oficial.
Cuando Tsai le nombró primer ministro en 2017, Lai se describió como un "trabajador pragmático por la independencia"; ahora, su tono es más cauto. La independencia es un estatus nacional en buena medida de facto, a pesar del reducidísimo número de estados, ya solo 12, que mantienen el reconocimiento diplomático pleno de Taipéi, incompatible con el de Beijing. En esta batalla internacional, librada a golpe de incentivos económicos, China Popular lleva décadas cosechando una imparable secuencia de victorias; la última, el reconocimiento por parte de Nauru, se produjo el 15 de enero, lo que fue visto como la respuesta del régimen del Partido Comunista y el presidente Xi Jinping al resultado electoral en la "provincia" desafecta de la orilla opuesta del estrecho de Formosa. Durante los ocho años de presidencia de Tsai, la ROC perdió el reconocimiento de otros siete países, entre ellos Panamá, República Dominicana, El Salvador y Honduras.
El mandatario electo dice estar listo para el diálogo bilateral para aparcar la "confrontación", pero en condiciones de "paridad y dignidad", y sin descuidar el rearme defensivo para "salvaguardar" a la ROC de las "amenazas" de la RPC. Para el Gobierno de Beijing, Lai es un político "peligroso", un "separatista" y un "alborotador".
Pese a esta tensa situación, agudizada por el aumento de los contactos políticos de alto nivel Taiwán-Estados Unidos, los periódicos ejercicios militares chinos con insinuaciones prebélicas y las confirmaciones por la Administración Biden de que en caso de ataque Washington defenderá al país insular de 23 millones de habitante, la RPC no ha dejado de ser el primer proveedor y cliente comercial de Taiwán, en cuya próspera economía, con tasas de crecimiento superiores al 2% anual, reina la industria de los microchips, los circuitos integrados, las pantallas de cristal líquido, las memorias y otras tecnologías de la información. Las compañías taiwanesas lideran el mercado global de semiconductores.
A falta de relaciones diplomáticas normales con casi todo el mundo y del propio escaño en la ONU (arrebatado por la RPC en 1971), la ROC mantiene una red de oficinas culturales y comerciales que hacen la función de representatividad. Beijing tampoco ha vetado la membresía en algunas organizaciones, como la APEC y la OMC, de Taiwán, que además participa en la OCDE como observador.
El 40% para Lai Ching-te es el segundo porcentaje más flojo sacado por un presidente (en Taiwán no existe la segunda vuelta) en las ocho votaciones celebradas desde la introducción de la elección presidencial directa en 1996. Más preocupante para él es el retroceso de su partido en el Yuan Legislativo, donde el centrista MCT, núcleo de la Coalición Pan-Verde, ha pasado de tener una mayoría absoluta de 61 escaños a quedar uno por debajo del conservador KMT, cabeza de la coalición Pan-Azul y liderado por Eric Chu: tras ocho años a la zaga, el tradicional valedor del acercamiento a la RPC vuelve a ser la primera fuerza parlamentaria con 52 diputados. Esta minoría obligará a Lai a cortejar al Partido del Pueblo Taiwanés del outsider Ko Wen-je, que ha ascendido a los ocho representantes y presume de no tener nada que ver con ninguna de las formaciones mayoritarias.
(Texto actualizado hasta 2 febrero 2024)
De 65 años, luego solo dos más joven que la presidenta saliente Tsai Ing-wen, Lai Ching-te, también conocido como William Lai, procede de una familia de clase trabajadora (su padre era un minero del carbón que murió envenenado por monóxido de carbono, dejándole huérfano al año de nacer) y se formó como médico rehabilitador en las universidades Nacional de Taiwán en Taipéi y Nacional Cheng Kung de Tainán. Antes de dar el salto a la política, ejerció en la plantilla de facultativos del Hospital Universitario Cheng Kung, donde su especialidad era la rehabilitación de pacientes con daños en la médula espinal. Posteriormente, en 2003, se sacó un Master's degree en la Harvard School of Public Health de Boston.
Lai estrenó su carrera parlamentaria en las elecciones a la Asamblea Nacional de 1996, época en la que el MCT, un partido de centro liberal-progresista, pugnaba por abrir una brecha de ruptura en la larga hegemonía del conservador KMT (el antiguo partido único después de la derrota del generalísimo Chiang Kai-shek por el Partido Comunista de Mao Zedong en la guerra civil china de 1945-1949 y su huida a la isla de Formosa o Taiwán), que desde finales de la década de los ochenta, bajo el liderazgo del presidente Lee Teng-hui, estaba embarcado en un ambicioso proceso de apertura democrática partiendo de un régimen férreamente dictatorial.
El médico de profesión prolongó su representación del municipio especial de Tainán tras los comicios de 1998 al Yuan Legislativo, órgano que desde 2005, con la abolición de la Asamblea Legislativa, quedó identificado como el Parlamento unicameral de la República de China (ROC, sinónimo de Taiwán). Dos años después, su partido, con Chen Shui-bian a la cabeza, hizo historia al desplazar al KMT de la Presidencia de la República y el Gobierno.
Reelegido en su escaño en las votaciones de 2001, 2004 y 2008 —estas últimas con derrota ya del MCT frente al KMT, que aquel mismo año regresó al Ejecutivo de la mano de Ma Ying-jeou—, Lai se presentó a alcalde de Tainán en las municipales de 2010. Ganó el puesto y cuatro años después lo revalidó. Fue en septiembre de 2017 cuando la presidenta Tsai, elegida en enero de 2016, reclutó a Lai para su equipo nacional y por la puerta grande, nombrándole primer ministro del Yuan Ejecutivo o Gobierno, donde tomó el relevo al dimitido Lin Chuan.
Al traer una aureola de edil carismático, Lai debía ayudar a Tsai a remontar su caída en los sondeos de popularidad. Sin embargo, las dificultades continuaron para el MCT, que sufrió un estrepitoso fracaso en las elecciones municipales de noviembre de 2018. Entonces, Lai, secundado por todos sus ministros, ofreció su renuncia a la presidenta, quien se la aceptó en enero de 2019; Su Tseng-chang, oficial que ya desempeñara el cargo con el presidente Chen Shui-bian, le sucedió como primer ministro.
Cuando llegó al Yuan Ejecutivo, Lai alardeó de ser un defensor "pragmático" de la soberanía e independencia de la ROC con respecto a la República China Popular (RPC), situación que según él ya era una realidad en la práctica y que por lo tanto no requería una solemne declaración expresa, lo que daría un casus belli a Beijing. No obstante, al cabo de unos meses, antes de presentar la dimisión, moderó su postura, modulándola a la línea de relativa ambigüedad, ni unionista ni abiertamente independentista pero comprometida siempre con la identidad nacional taiwanesa, característica de su agrupación política y sostenida con firmeza por Tsai.
Así, la presidenta respondía a las advertencias verbales y a los aparatosos ejercicios militares de la RPC (inclusive simulacros de invasión naval con fuego real, sobrevuelos de misiles balísticos y violaciones por aviones de combate del espacio aéreo taiwanés) con seguridades de no claudicación frente a las acciones "coercitivas" e "intimidatorias", y de mantenimiento a toda costa del statuo quo vigente en los terrenos político y territorial, con su deseado añadido de "paz y estabilidad en el Estrecho".
En marzo de 2019 Lai, en estos momentos sin ninguna función institucional, sorprendió al anunciar que se enfrentaría con Tsai, quien había renunciado a la dirección del partido por el varapalo en las municipales de 2018, en la primaria del MCT para la nominación del candidato presidencial de cara a las elecciones generales de 2020. La competición interna, dirimida en un proceso de encuestas telefónicas entre el 10 y el 13 de junio, fue intensa, pero Tsai acabó imponiéndose por ocho puntos de diferencia.
Tras esta experiencia, los dos dirigentes enterraron sus diferencias y Lai aceptó ser el compañero de fórmula presidencial de Tsai. El 11 de enero de 2020 el binomio Tsai-Lai ganó la elección presidencial con un contundente 57,1% de los votos (un punto más que en 2016) a sus contrincantes del KMT, Han Kuo-yu y Chang San-cheng, y el 20 de mayo inauguraron sus nuevos mandatos ejecutivos de cuatro años. El 18 de enero de 2023 Lai añadió a la Vicepresidencia de la República la posición de presidente del MCT, últimamente ocupada por Chen Chi-mai. Esta promoción, conseguida sin retadores internos, fue el preámbulo de su unánime nominación presidencial en abril. Para acompañarle en la candidatura a vicepresidente, Lai escogió a una mujer, Hsiao Bi-khim, la hasta entonces representante económica y cultural de Taiwán ante el Gobierno de Estados Unidos.
Lai Ching-te y su esposa desde 1986, Wu Mei-ju, son padres de dos hijos.
(Cobertura informativa hasta 2/2/2024).
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