Kgalema Motlanthe

Sudáfrica ha estrenado el 25 de septiembre de 2008 su tercer presidente desde el establecimiento de la democracia multirracial hace 14 años. Kgalema Motlanthe, con una larga trayectoria en la lucha contra el apartheid, que le costó diez años de cárcel, y en el movimiento sindical, es desde 2007 el número dos del Congreso Nacional Africano y presenta un perfil de sobrio intelectual socialista. Su talante moderado y conciliador ha permitido su investidura parlamentaria como presidente puente entre la renuncia de Thabo Mbeki, obligado a dimitir por sus propios camaradas, y la prevista elección presidencial a mediados de 2009 de Jacob Zuma, sucesor del anterior como líder del partido. Su gestión interina arranca en el apogeo del enfrentamiento entre las facciones de Mbeki, pragmática y liberal, y de Zuma, izquierdista y con acentos radicales, que está a punto de desembocar en la escisión de la primera.

(Texto actualizado hasta septiembre 2008)

1. Representante del ANC en el sindicalismo sudafricano
2. Ascenso en la jerarquía del partido y presidente interino de la República


1. Representante del ANC en el sindicalismo sudafricano

Nació en Alexandra, un gueto en la periferia de Johannesburgo, como el mayor de los seis hijos (otras fuentes informan que es el menor de 13 hermanos) tenidos por una pareja de proletarios que intentaba sacar adelante a su numerosa prole; el padre trabajaba para la compañía minera Anglo-American, mientras que la madre ejercía de lavandera y obrera del textil. Cuando el muchacho tenía diez años, la familia fue obligada por el Gobierno racista blanco a afincarse en Soweto, el gran suburbio negro al sur de Johannesburgo. Allí, Motlanthe cursó los estudios primarios en una escuela regida por misioneros anglicanos y los secundarios en la Orlando High School. En esta tierna edad el futuro dirigente estuvo muy influenciado por la Iglesia Anglicana, en cuyos oficios participaba como monaguillo.

Sin embargo, pronto prevaleció en él una toma de conciencia política que le empujó a militar en el movimiento de resistencia de la mayoría negra contra el régimen segregacionista del apartheid y la dictadura del Partido Nacional (NP), cuyo principal adalid era el Congreso Nacional Africano (ANC), proscrito desde 1960 y que tenía a sus principales líderes en la cárcel, en régimen de confinamiento o en el exilio. En 1967 el joven fue detenido por desarrollar actividades políticas ilegales y pasó 11 meses en prisión. Posteriormente encontró un trabajo de inspector de licorerías en la administración municipal de Johannesburgo, aunque continuó desarrollando un activismo clandestino en las filas del ANC.

A principios de los años setenta se integró en el brazo armado del ANC, el Umkhonto we Sizwe (Lanza de la Nación), creado por Nelson Mandela en diciembre de 1961, poco antes de su encarcelamiento definitivo, al constatar la ineficacia de los métodos no violentos en la lucha por la liberación nacional. Motlanthe formó parte de una unidad del Umkhonto we Sizwe dedicada inicialmente a las labores de reclutamiento e instrucción militar, pero más tarde se especializó en operaciones de sabotaje y terrorismo urbano, así como en la fuga e infiltración de camaradas a través de Swazilandia.

En abril de 1976, dos meses antes del levantamiento popular en Soweto, ahogado en sangre por las fuerzas de seguridad del primer ministro Balthazar Vorster, Motlanthe fue capturado y confinado en un inmueble en Johannesburgo, a la espera de ser juzgado por violación de la Ley Antiterrorista. Al cabo de un año, en marzo de 1977, el tribunal le halló culpable de tres cargos y le impuso una condena de diez años de prisión que empezó a servir en el penal de máxima seguridad de Robben Island, situado en una pequeña isla en el mar frente a Ciudad del Cabo. Allí ya se encontraban presos algunos de los máximos dirigentes del partido, entre ellos Mandela, Walter Sisulu y Govan Mbeki, condenados a cadena perpetua en el famoso proceso de Rivonia, en 1964.

El nuevo reo se convirtió en un discípulo intelectual de Govan Mbeki, quien enarbolaba la bandera del marxismo en el ANC, a pesar de no ser esa su doctrina oficial, y que era miembro también del Partido Comunista de Sudáfrica (SACP), fuerza estrechamente aliada a los congresistas hasta el punto de compartir mucha militancia. Motlanthe se convirtió en uno más de estos militantes dobles, si bien canalizó el grueso de su activismo político en el ANC.

Motlanthe cumplió íntegramente su pena. En abril de 1987 recobró la libertad y decidió unirse al movimiento sindical vinculado al ANC, concretamente a la Unión Nacional de Trabajadores Mineros (NUM), gremio fundado cinco años atrás por su paisano Cyril Ramaphosa y federado en el Congreso de Sindicatos Sudafricanos (COSATU), donde asumió funciones directivas en el aparato de formación. Tras la liberación de Mandela y la rehabilitación del ANC en febrero de 1990 por el Gobierno de Frederik de Klerk, embarcado en la liquidación consensuada del apartheid y la instauración en Sudáfrica de la democracia multirracial, el sindicalista fue el encargado de establecer las estructuras legales del partido en el área de Pretoria-Witwatersrand-Vereeniging (PWV, entonces parte de la provincia de Transvaal y convertida en la provincia de Gauteng en la reforma territorial de 1994), donde fungió de primer presidente regional del ANC.

En septiembre de 1991 cesó en este cometido político y volvió a concentrarse en la actividad sindical. Acreditado como un congresista de firmes convicciones socialistas y filomarxistas, en enero de 1992 alcanzó la Secretaría General de la NUM en sustitución de Ramaphosa, designado por el ANC jefe de delegación en las negociaciones con el Gobierno de de Klerk. En los cinco años siguientes, en el curso de los cuales se completó la transición a la democracia multirracial con la celebración (abril de 1994) de elecciones generales ganadas ampliamente por el ANC, la formación de un Gobierno de unión nacional presidido por Mandela (mayo de 1994) y la adopción de una nueva Constitución (mayo de 1996), Motlanthe negoció desde el frente sindical un nuevo convenio colectivo para los trabajadores del sector minero, afectado por la reconversión industrial.

Asimismo, figuró entre los principales artífices en 1995 de la Compañía de Inversiones de los Trabajadores de la Minería (MIC), entidad encargada de financiar los proyectos de desarrollo económico y social elaborados por la NUM de mutuo acuerdo con el Gobierno y que se convirtió en uno de los puntales del conocido como Black Economic Empowerment (BEE), ambicioso programa gubernamental enfocado en la redistribución de la riqueza y la dotación de oportunidades a sectores sociales marginados en la era del apartheid, lo que era el caso de millones de proletarios negros.


2. Ascenso en la jerarquía del partido y presidente interino de la República

El prestigio alcanzado en los cuadros medios y bajos del ANC por sus habituales críticas al liberalismo económico del Gobierno y a la corrupción catapultó a Motlanthe al puesto eminentemente político de secretario general del partido en la 50ª Conferencia Nacional, celebrada en Mafikeng del 16 al 20 de diciembre de 1997. Fue la cita en que el vicepresidente de la República y heredero señalado por Mandela, Thabo Mbeki (hijo de Govan), sucedió al anterior como presidente ejecutivo de la formación gobernante y vio oficializada su candidatura a la Presidencia de la República en las elecciones de junio de 1999.

Motlanthe relevaba a Ramaphosa, quien había sido derrotado por Mbeki en la pugna interna por la sucesión de Mandela y que ya tenía un pie en los negocios privados, donde estaba labrándose una lucrativa carrera como inversor capitalista. Meses después, el ex sindicalista se dio de baja del Comité Central del SACP y cesó su afiliación a esta formación.

Durante la presidencia de Mbeki, arrancada el 16 de junio de 1999, Motlanthe, reelegido secretario general del partido en la 51ª Conferencia Nacional en diciembre de 2002, abonó su imagen de izquierdista al defender la validez del principio sovietizante del centralismo democrático en los procesos de discusión y toma de decisiones en el partido, y al reclamar la reforma de determinados puntos de la Constitución –posible jurídicamente tras las elecciones del 14 de abril de 2004, al alcanzar el ANC la mayoría de dos tercios, pero rechazada por Mbeki- con el objeto de remover de órganos estratégicos del Estado en la judicatura, las fuerzas de seguridad y la autoridad monetaria a representantes de las viejas élites blancas a los que la transferencia del poder en las instituciones políticas no había afectado.

Su falta de sintonía con Mbeki cobró relieve en 2005, cuando salió a defender a Jacob Zuma, el popular y populista vicepresidente de la República, vicepresidente del Comité Ejecutivo Nacional del partido y claro favorito para la sucesión en 2009, al que Mbeki destituyó en el primero de los puestos el 14 de junio tras verse comprometido por el escándalo del cobro de comisiones en unas compras de armamento realizadas para las Fuerzas Armadas, que acababa de de costar una dura condena carcelaria a su asesor financiero. Poco después, Zuma mismo fue acusado formalmente y procesado por corrupción. En añadidura, en febrero de 2006 fue llevado a juicio por un cargo de violación del que quedó absuelto al cabo de tres meses; en septiembre del mismo año, Zuma se zafó también, aunque sólo provisionalmente, de los cargos de corrupción al ser anulado el proceso en este caso.

A lo largo de esta conmoción, que abrió fracturas sin precedentes en el ANC y exteriorizó ruidosamente el prolongado antagonismo entre los sectores más escorados a la izquierda, apoyados en las organizaciones populares y la militancia de base, y el ala tecnocrática y reformista liberal, bien representada en el Gobierno, Motlanthe confirió credibilidad a las denuncias, proferidas con vehemencia por el COSATU, la Liga de la Juventud y los cuadros socialistas del ANC, de que Zuma no era más que la víctima de una conspiración urdida por sus enemigos en el congresismo, que pretenderían abortar su aspiración a la Presidencia de la República.

En particular, sostuvo la autenticidad de unos misteriosos correos electrónicos y extractos de chat, revelados a la opinión pública y extraídos supuestamente de correspondencias privadas entre la vicepresidenta de la República, Phumzile Mlambo-Ngcuka, el magnate Saki Macozoma, el líder opositor Tony Leon y otras personalidades, de los que se desprendía la existencia de un complot para arruinar las carreras políticas de Zuma y de él mismo. A diferencia de Motlanthe, Mbeki mantuvo que tales mensajes eran falsos, y su entorno aventó la sospecha, airadamente rechazada por el Comité Ejecutivo Nacional, de que a los autores de los mismos habría que buscarlos precisamente en los círculos de los dos dirigentes puestos en el punto de mira por sus supuestos desacreditadores.

Ahora bien, el secretario general, con sus formas siempre sosegadas y su talante conciliador, crítico más que nada con el disenso y las peleas y ajeno a las descalificaciones personales, no concitó enemistades en el campo de Mbeki, mientras que su reputación se agigantó entre los partidarios incondicionales de Zuma, hasta el punto de ser propuesto por el frente sindical como un candidato de compromiso, aceptable por todos, para el reemplazo de Mbeki en 2009. El interesado negó de plano esa posibilidad aclarando que no tenía ambiciones presidenciales.

A la 52ª Conferencia Nacional del ANC, celebrada en Polokwane, Limpopo, del 16 al 20 de diciembre de 2007, Motlanthe acudió asociado a Zuma como candidato al puesto de vicepresidente del Comité Ejecutivo Nacional, desasido por aquel para librar su batalla definitiva con Mbeki por la Presidencia Ejecutiva del partido, que el jefe del Estado se resistía a abandonar pese a expirar su mandato gubernamental en 2009. La derrota de Mbeki fue completa, ya que él perdió en su liza particular con Zuma y su candidata a la vicepresidencia, la ministra de Exteriores Nkosazana Dlamini-Zuma (a la sazón, la ex esposa del nuevo jefe del partido), corrió la misma suerte frente a Motlanthe. A éste le sucedió en la Secretaría General Gwede Mantashe, su sucesor también al frente de la NUM en enero de 1998 y concurrentemente presidente nacional del SACP.

El 6 de mayo de 2008 Motlanthe se convirtió en diputado de la Asamblea Nacional, donde cubrió el escaño dejado vacante por una conmilitona fallecida en noviembre, Zipporah Noisey Nawa. A continuación, el nuevo liderazgo del ANC, dominado por los partidarios de Zuma, impuso a Mbeki su nombramiento para un puesto en el Gobierno, donde se estrenó como ministro sin cartera el 18 de julio. La prensa sudafricana señaló entonces que Motlanthe, a gusto en su labor organizativa y vertebradora en el aparato del partido, hubo de ser persuadido por el entorno de Zuma para que entrara en el Ejecutivo nacional dentro de una estrategia claramente orientada a recortar el margen de maniobra de Mbeki y preparar la transición que debía culminar con la asunción presidencial de Zuma a mediados de 2009, consecuencia automática de la segura victoria del ANC en las elecciones parlamentarias, para las que aún no había fecha definida.

El mutis de Mbeki se precipitó en septiembre de 2008, poniendo colofón a su enfrentamiento con Zuma. El 20 de ese mes, el Comité Ejecutivo Nacional del ANC, invocando la exoneración ocho días atrás por un juez de Pietermaritzburg a Zuma de los cargos de corrupción al considerar que su incriminación presentaba indicios de estar instigada políticamente, aprobó una resolución en la que "revocaba" al presidente en su cargo. Horas después, Mbeki expresaba su intención de acatar la petición de su partido y en la jornada siguiente anunció su renuncia en un discurso televisado a la nación, ocasión que aprovechó para negar que él o nadie de su Gabinete hubiera intervenido para que la fiscalía procesara a Zuma.

El 23 de septiembre la Asamblea Nacional decidió que la dimisión de Mbeki fuera efectiva el día 25. Ese mismo día, en solidaridad con su jefe, presentaron la renuncia varios miembros del Gabinete, entre ellos la vicepresidenta Mlambo-Ngcuka, el ministro de Defensa, Mosiuoa Lekota, y el de Finanzas, Trevor Manuel, quien inmediatamente después rectificó para no asustar a los mercados financieros. En la medianoche del 24 al 25 Mbeki cesó efectivamente y sus funciones fueron asumidas por unas horas por Ivy Matsepe-Casaburri, la ministra de Comunicaciones. Se trató de un ejercicio puente, hasta la investidura parlamentaria por la mañana del titular presidencial con mandato hasta el final del período quinquenal, a mediados de 2009, dependiendo de si las elecciones legislativas se celebraban en abril, en mayo o en junio. Con certeza, tal iba a ser Motlanthe, designado por el ANC por consenso de los dos grandes bandos enfrentados.

El 25 de septiembre de 2008 el número dos del congresismo fue elegido en votación secreta por la Asamblea Nacional tercer presidente de Sudáfrica desde el final del apartheid con 269 votos frente a los 50 obtenidos por el otro candidato, puramente protocolario, Joe Seremane, uno de los dirigentes de la Alianza Democrática, el principal partido de la oposición. Hubo 41 abstenciones. Más llamativo resultó que una veintena de diputados del ANC no apoyara la investidura del candidato de su propio partido, nueva muestra de una grave división interna que sin duda iba a encabezar la lista de preocupaciones del flamante presidente en los meses que tenía por delante.

Motlanthe juró el cargo el mismo día 25 y con él los miembros del nuevo Gabinete, que no experimentó grandes cambios y que podía calificarse de continuidad. Manuel, el artífice de la estabilidad económica basada en el reformismo liberal, fue confirmado en Finanzas, al igual que Dlamini-Zuma, la anterior rival por la Vicepresidencia del partido, en Exteriores y Nosiviwe Mapisa-Nqakula en Interior. Baleka Mbete y Charles Nqakula sustituyeron a Mlambo-Ngcuka y Lekota en la Vicepresidencia y en Defensa, respectivamente.

En sus primera palabras, Motlanthe, en un calculado ejercicio de moderación, rindió un muy elogioso tributo a Mbeki por sus "contribuciones a la construcción de esta nación" y justificó la renovación ministerial de Manuel –cuya cabeza venían pidiendo los sectores radicales del partido- porque "en una economía global turbulenta, debemos mantener las políticas que han mantenido a Sudáfrica sin altibajos y que han asegurado un crecimiento sostenido".

Estos gestos conciliatorios no sirvieron, empero, para aplacar el profundo descontento de los leales a Mbeki, cuyo principal portavoz, Lekota –sucedido en la Presidencia Nacional por Baleka Mbete y derrotado por Gwede Mantashe en el envite por la Secretaría General en la 52ª Conferencia Nacional- agitó el 8 de octubre el fantasma de un cisma inminente ("estamos presentando los papeles del divorcio", afirmó), que sería el segundo en los casi 100 años de vida del histórico movimiento y partido, fundado en 1912, tras la creación del Congreso Panafricano (PAC) por Robert Sobukwe en 1959.

En sus explosivas declaraciones, Lekota advirtió que su facción se vería obligada a romper oficialmente con el ANC y a constituirse en un partido de oposición a menos que la actual dirigencia congresista cancelara de inmediato su línea "dictatorial" y las manifestaciones de "tribalismo", en referencia a la profusión de belicosos cantos y lemas pro zulús (la etnia de Zuma y Motlanthe, mientras que Mbeki es un xhosa, al igual que Mandela) proferidos por los seguidores del presidente ejecutivo del partido a lo largo de su saga judicial, en la 52ª Conferencia Nacional y últimamente en la investidura de Motlanthe.

Hombre hermético en todo lo referente a su vida privada dentro de una personalidad reservada, y apodado afectuosamente Mkhulu (abuelo, en zulú, pese a no ser aún un sexagenario, condición que adquirirá en julio de 2009), se sabe que Motlanthe está casado y es padre de tres hijos, y que es un gran aficionado al jazz.

(Cobertura informativa hasta 9/10/2008)