Jyrki Katainen
Primer ministro (2011-2014); vicepresidente de la Comisión Europea (2014-2019)
Jyrki Katainen, líder del conservador Partido de la Coalición Nacional y ministro de Finanzas y número dos del Ejecutivo saliente de la centrista Mari Kiviniemi, es desde el 22 de junio de 2011 el primer ministro de Finlandia a raíz de las elecciones del 17 de abril, cuyos resultados añadieron perturbación a la interminable crisis de la deuda de la eurozona. Aunque era su intención original, Katainen, cabeza de la lista más votada (un logro inédito de su partido, no obstante sacar menos votos que en 2007), optó finalmente por marginar del nuevo Gobierno de coalición mayoritario a los Verdaderos Finlandeses, el partido populista contrario a los rescates financieros europeos y verdadero triunfador de los comicios, y vertebrar con el Partido Social Demócrata un Gabinete arco iris con inclusión de verdes, ex comunistas, populares suecos y democristianos.
Su consenso con la líder socialdemócrata, Jutta Urpilainen, sobre las condiciones de la contribución de Finlandia, país sin agobios de déficit o deuda pero no por ello despreocupado con la austeridad, a las ayudas a los estados socios en riesgo de default desbloqueó la concesión de 78.000 millones de euros en créditos a Portugal, pero no desplazó a Helsinki del núcleo duro europeo encabezado por Berlín. Las presiones de una opinión doméstica reacia al socorro con dinero público de las economías periféricas del euro y las fuertes reticencias de su socio principal, el SDP, limitan el posibilismo personal en la materia de Katainen, que afronta ahora el segundo plan de salvamento de Grecia.
(Texto actualizado hasta julio 2011)
1. Joven líder de los conservadores finlandeses y elogiado ministro de Finanzas
2. Primer ministro de un gobierno de coalición sexpartito
1. Joven líder de los conservadores finlandeses y elogiado ministro de Finanzas
Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad de Tampere, antes de terminar la carrera en 1998 ejerció como profesor suplente y realizó unas prácticas en la Embajada de Finlandia en Londres. Sin embargo, su perfil ya era entonces eminentemente político, comenzado a forjar desde la adolescencia en las filas del liberal-conservador Partido de la Coalición Nacional (Kokoomus, o KOK). En 1993, con 21 años, salió elegido concejal de su población natal, Siilinjärvi, y al año siguiente se convirtió en vicepresidente de la Liga de la Juventud del KOK. En 1997 añadió el mandato de consejero regional de Savonia del Norte (Pohjois-Savo) y en 1998 se integró en la Asociación Nacional de Educación, organismo formativo vinculado al partido que federaba a comunidades sociales de base. También, fue elegido vicepresidente de las Juventudes del Partido Popular Europeo (PPE), del que era miembro el KOK.
El salto a la política nacional lo efectuó en las elecciones generales del 21 de marzo de 1999, que depararon al KOK una subida de votos, aunque insuficiente para recuperar el segundo puesto perdido en los comicios de 1991. El de Katainen, elegido diputado por Kuopio (Savonia del Norte), fue uno de los 46 escaños sacados por los conservadores, que continuaron siendo socios en el Gobierno de coalición pentapartito encabezado desde 1995 por Paavo Lipponen, líder de la primera fuerza del país, el Partido Socialdemócrata (SDP). Sauli Niinistö, jefe del KOK desde 1994, siguió siendo el número dos del Ejecutivo, donde fungía de viceprimer ministro y ministro de Finanzas.
Igualmente en 1999, Katainen intentó hacerse con una de las tres vicepresidencias del partido, pero perdió en la votación interna. A cambio, fue hecho presidente del Consejo de la formación, cargo que dejó de desempeñar en 2000. Un año más tarde, en el segundo intento, consiguió ser elegido vicepresidente de los conservadores coincidiendo con el recambio en el liderazgo de Niinistö por Ville Itälä, el ministro del Interior del segundo Gobierno Lipponen.
En 2003, año en que contrajo matrimonio con la ex jugadora de fútbol Mervi Marika Kuittinen, luego madre de sus dos hijas, Katainen fue elegido vicepresidente del PPE al tiempo que reelegido por Savonia del Norte en el Eduskunta o Parlamento. En los comicios, celebrados el 16 de marzo, el KOK retrocedió a los 40 escaños y quedó marginado del Gobierno de coalición que pasó a dirigir la centrista Anneli Jäätteenmäki, quien fue sucedida a los pocos meses por su compañero de partido Matti Vanhanen. La dimisión en marzo de 2004 de Ville Itälä abrió una campaña electoral interna de la que salió victorioso Katainen, aupando a la presidencia del KOK y por ende del liderazgo de la oposición el 5 de junio, cuando por 534 votos contra 365 se impuso en segunda votación a su único rival, Ilkka Kanerva, un veterano de 56 años que acumulaba tres décadas de experiencia parlamentaria y ministerial. Sus 32 años, más que cualquier otro aspecto, resultaron decisivos para la promoción del joven sociólogo, en un partido que confió en la sangre nueva para recobrar el rendimiento electoral de finales de los años ochenta, cuando Ilkka Suominen presidía la formación y Harri Holkeri el Gobierno.
El primer gran examen de Katainen, las legislativas del 18 de marzo de 2007, fue superado con excelentes calificaciones. Con el 22,3% de los votos y 50 escaños, el partido cosechó los segundos mejores resultados desde su fundación en 1918, sólo superados por los de 1987. Los conservadores pisaron los talones a los centristas y desplazaron del segundo puesto a los socialdemócratas, que perdieron en favor de aquellos la capacidad de articular un nuevo gabinete de mayoría liderado por la lista más votada. Así, el 19 de abril tomó posesión el segundo Gobierno Vanhanen, integrado por el Partido de Centro (Keskusta), el KOK, el Partido Popular Sueco (RKP/SFP) y la Liga Verde (VIHR), y con Katainen de principal lugarteniente como viceprimer ministro y ministro de Finanzas, una posición de poder notable no tanto por la edad del titular -35 años- como por su completa bisoñez en las responsabilidades de gobierno.
En los tres años siguientes, Katainen se acreditó como un ministro eficiente que diseñó una política fiscal integral dirigida a impulsar el crecimiento, crear empleo y, al mismo tiempo, evitar el endeudamiento y el déficit excesivos. En noviembre de 2008, con la economía de la nación nórdica en el umbral de la recesión, la revista Financial Times puso a Katainen en primer lugar en su ranking valorativo anual de ministros de Finanzas de la UE. País con una estructura productiva orientada a la exportación de bienes de equipo, maquinaria y procesados industriales, Finlandia sufrió particularmente el embate de la crisis global, con un desplome del PIB que rozó el 8% en 2009, en la que fue la recesión más profunda de la eurozona y la peor en la historia nacional desde 1918, aunque su recuperación fue temprana y vigorosa. El paquete de estímulo fiscal, consistente en cuatro quintas partes en desgravaciones tributarias, no produjo un desequilibrio significativo en las cuentas públicas, si bien la merma de los ingresos llegó en un momento en que Finlandia gozaba de un excepcional superávit financiero, del 5%.
Así, el déficit y la deuda públicos se mantuvieron por debajo de los topes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) de la UE, el 3% y el 60% del PIB, respectivamente. El déficit del Estado en 2010, del 2,5%, fue el segundo más bajo de la UE, sólo superado en pequeñez por el de Luxemburgo; la media de déficit de los 27 estados miembros marcó aquel año el 6,4%. En julio de 2010 el Consejo de la UE abrió a Finlandia un procedimiento por déficit excesivo –casi todos los países de la UE lo tenían abierto- sobre la base de una predicción de déficit para este año del 4,1% del PIB. Toda vez que el pronóstico erró, el Consejo iba a cerrar el procedimiento justo un año después. No obstante estos logros contables, en casa, Katainen no dejó de ser criticado por confiar tan poco en la inversión pública directa como motor de la recuperación.
Katainen no vio alteradas sus competencias en el Ejecutivo cuando en junio de 2010 Vanhanen, materializando el anuncio de dimisión hecho en diciembre, traspasó su jefatura a Mari Kiviniemi, hasta ahora ministra de Administraciones Públicas y en adelante líder del Keskusta. Junto con Katainen continuaron en sus puestos los otros siete ministros de su partido, los más destacados de los cuales eran Alexander Stubb en Exteriores (donde en 2008 había relevado a Ilkka Kanerva), Jyri Häkämies en Defensa y Anne Holmlund en Interior.
2. Primer ministro de un gobierno de coalición sexpartito
Reelegido al frente del partido el 12 de junio de 2010, Katainen encaró las elecciones legislativas del 17 de abril de 2011 con unas perspectivas razonables de convertirse en el primer ministro de Finlandia, a la luz de unos sondeos de opinión insistentemente favorables para el KOK: desde enero de 2010, los conservadores no dejaron de encabezar ninguna encuesta, despegados de los centristas y, más tarde también, de los socialdemócratas.
La campaña estuvo dominada por la crisis de la deuda soberana de los países periféricos de la eurozona y el esfuerzo de contribución nacional a los sucesivos paquetes de salvamento financiero aprobados por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI para Grecia, Irlanda y Portugal, país este último que hubo de acogerse al rescate internacional el 6 de abril, días antes de los comicios fineses. Katainen, en lo que coincidía con Kiviniemi y los líderes de los otros dos partidos de la coalición gobernante, la verde Anni Sinnemäki y el popular sueco Stefan Wallin (quienes eran respectivamente los ministros de Trabajo y de Cultura), dejó claro que la nación escandinava no podía eludir su "responsabilidad" en la adopción de medidas colectivas para atajar las turbulencias que ponían en peligro la eurozona: su estabilización sólo podía ir en el interés nacional. Eso sí, el ministro de Finanzas instó al Gobierno portugués a aplicar un programa de austeridad más riguroso y profundas reformas estructurales para enjugar el desmedido déficit público y hacer viable el rescate europeo.
No opinaban lo mismo la oposición al completo, el SDP, la Alianza de Izquierda (VAS), los Cristianos Demócratas (KD) y, muy en particular, los Verdaderos Finlandeses (PS), el estridente partido nacionalista, populista, antiinmigración y euroescéptico de Timo Soini, quien hizo fortuna con el mensaje, básico pero contundente, de que ningún Estado europeo había acudido al socorro de Finlandia cuando su grave crisis bancaria de principios de los años noventa –antes del ingreso en la UE-, y que ahora, cuando el país tenía sus cuentas consolidadas, no tenía por qué "pagar por los errores de los demás", ocasionando un daño fiscal injusto a los contribuyentes. Soini aseguró que las multimillonarias ayudas en créditos a Grecia e Irlanda "no habían funcionado" y que lo mismo cabía esperar con respecto a Portugal. Un sondeo informó que el 60% de los finlandeses era contrario a aportar dinero público para auxiliar a los países del euro con riesgo de insolvencia y este estado de opinión se trasladó a las perspectivas electorales de los PS, que sólo tenían cinco escaños pero que ahora podían multiplicar esa cuota parlamentaria por seis o por siete.
Medio opacado, pues, por el estilo campechano y los mensajes populistas de Soini, estrella única de la campaña, Katainen afrontó las votaciones al Eduskunta con unas perspectivas positivas en cuanto a los números electorales, pero con una fuerte incertidumbre sobre qué coalición de gobierno, se entendía que mayoritaria, podría formar en virtud de su liderazgo del partido más votado, de cara a una opinión pública decididamente escéptica u hostil a los planes de rescate europeos.
Al final, las encuestas se quedaron cortas con la medición del auge de los Verdaderos Finlandeses, que, en una subida arrasadora, se convirtieron de golpe en el tercer partido del país con el 19,1% de los votos y 39 escaños. Los de Soini empataron casi exactamente con los socialdemócratas de Jutta Urpilainen –menos de 1.500 votos les separaban- y pisaron los talones a los conservadores de Katainen, cuyos 20,4% de los sufragios y 44 escaños constituían unos resultados paradójicos: por primera vez en unas elecciones generales, el KOK era la lista más votada, pero este registro se apuntaba con un porcentaje peor que los obtenidos en cinco de las ocho votaciones celebradas en los últimos 32 años, las de 1979 (el 21,6%), 1983 (22,1%), 1987 (23,1%), 1999 (21%) y 2007 (22,3%). Los centristas de Kiviniemi sufrieron un rudo golpe al perder 16 diputados y despeñarse a la cuarta posición. Los verdes se dejaron cinco escaños y los populares suecos mantuvieron por los pelos los nueve que poseían.
Con estos resultados, el Gobierno cuatripartito de centro-derecha no podía continuar. Katainen, reelegido diputado por tercera vez pero ahora en representación de la sureña Uusimaa, encaminó sus conversaciones a la formación de una coalición de los tres partidos más votados, opción que produciría un gobierno recostado en una confortable mayoría absoluta y que sería muy representativo del sentir nacional en una serie de cuestiones fundamentales, pero que provocaba sudores en la UE, pues Timo Soini no dejaba de repetir que las políticas de rescate de los países acuciados por el déficit y la deuda habían "fracasado", que la reestructuración de la deuda griega era "inevitable" y que Bruselas debía pensar otras soluciones para la crisis del euro.
Urpilainen, por su parte, no se oponía al concepto del rescate financiero en sí, pero exigía, en la línea del pacto impulsado por el eje franco-alemán para poner en marcha el permanente Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEE), que los bancos e inversores privados corrieran con parte de las ayudas. Al Eduskunta salido de las elecciones le iba a tocar votar el plan de rescate de Portugal y, eventualmente, un segundo rescate de Grecia: sin su aprobación, requerida por la legislación finesa, los salvavidas financieros de la UE quedarían bloqueados.
Mientras discutía la formación del nuevo Gobierno con él de presidente, Katainen no podía descuidar su agenda ministerial europea, la cual tocaba precisamente los temas ultrasensibles que iban a decidir la composición de aquel. Lo que se ventilaba en un frente repercutía en el otro, y viceversa. Así, en la medida que parecía probable la entrada de los PS en el Ejecutivo, las autoridades de Helsinki intensificaban su escepticismo con el plan de la UE de desembolsos adicionales a Grecia para evitar la catástrofe de un default heleno y de paso con los pormenores del plan de rescate que se estaba negociando con Portugal.
El 12 de mayo, sin embargo, Katainen alcanzó un acuerdo básico con Urpilainen destinado a marginar a Soini del proceso gubernamental. Los dos líderes consensuaron dos requisitos a satisfacer por Portugal para contar con el visto bueno de Finlandia a su rescate, a saber, que enajenara bienes del Estado para obtener fondos con los que respaldar la devolución de los préstamos y que alcanzara acuerdos con sus inversores privados, incentivando su permanencia en el país con ventajas fiscales. Asimismo, los conservadores asumieron la noción de la participación del sector privado, es decir, de los propios acreedores, en los socorros crediticios, mejor de manera forzosa. En el futuro, Finlandia daría luz verde al salvamento financiero de cualquier socio de la eurozona en apuros con cargo al MEE a condición de que garantizara con propiedades públicas las futuras amortizaciones, sometiera a su sistema bancario a pruebas de estrés y obligara a sus bancos a contribuir de su bolsillo a los adecuados fondos de reserva. Automáticamente, Soini anunció su retirada de las conversaciones partidistas.
Días después, el 16 de mayo, Katainen se desplazó a Bruselas para participar en la trascendental reunión de los ministros de Finanzas de la UE y el Eurogrupo, los cuales aprobaron por unanimidad otorgar a Portugal una línea de crédito de 52.000 millones de euros (canalizados paritariamente por la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera y el Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera, dos fondos temporales a los que el MEE debía reemplazar en 2013), a los que debían sumarse los 26.000 millones aportados por el FMI. Al día siguiente, Lisboa adoptó un Memorando de Entendimiento con la troika de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI para la recepción de esos 78.000 millones de euros a cambio de un programa de ajuste antidéficit muy severo.
Tras facilitar el rescate financiero de Portugal y conjurar una tempestad de imprevisibles consecuencias en la eurozona (aunque las presiones sobre las deudas soberanas de varios países, incluida la lusa, distaron de desaparecer), Katainen se concentró en las alambicadas negociaciones domésticas. El 20 de mayo el líder conservador abrió conversaciones formales a seis con el SDP, el RKP/SFP, la VIHR y, doble novedad, la VAS y los KD. Si fructificaban, darían lugar al gobierno más nutrido y variopinto de la posguerra, un ejecutivo arco iris que aportaría una mayoría absoluta de 125 diputados, los mismos que habría sumado el tripartito con los Verdaderos Finlandeses. El 26 de mayo, el voto contrario de la VAS, junto con el grupo de Soini, al paquete de rescate de Portugal perturbó las negociaciones sobre la formación del Gobierno, que quedaron en punto muerto el 1 de junio. Por 137 votos contra 49, los diputados finlandeses aprobaron una contribución nacional de 1.000 millones de euros al salvamento de la troika a Portugal.
El acuerdo de gobierno llegó el 18 de junio, cinco días después de reanudarse las negociaciones tras 12 días de parón y horas después de aceptar Alemania, en cesión ante el BCE y Francia, que los futuros rescates financieros europeos incorporaran la participación privada de manera voluntaria y no obligatoria, suavización de postura que Helsinki ya había hecho suya jornadas atrás.
De los 19 puestos del Gabinete, el KOK se quedó, además de su jefatura, con cinco carteras, entre ellas las de Asuntos Europeos, para Alexander Stubb, y Asuntos Económicos, para Jyri Häkämies. El SDP obtuvo otros seis puestos, con Urpilainen de viceprimera ministra y ministra de Finanzas, y su colega Erkki Tuomioja de titular de Asuntos Exteriores. La VAS, la VIHR y el RKP/SFP entraron con dos ministerios cada uno y los KD con uno. Los líderes de los cuatro socios menores recibieron su correspondiente cartera: el popular sueco Stefan Wallin la de Defensa, el aliancista de izquierda Paavo Arhinmäki la de Cultura y Deportes, el verde Ville Niinistö la de Medio Ambiente y la cristianodemócrata Päivi Räsänen la de Interior.
En cuanto al programa, el punto principal era un compromiso de austeridad para equilibrar el presupuesto en 2015; el déficit, no obstante cumplir holgadamente el criterio del PEC (el Banco de Finlandia calculaba un índice del 1,2% para este año), sería eliminado totalmente mediante una combinación de recortes de gastos y subidas de impuestos, aunque el impuesto de sociedades tendría una ligera rebaja para favorecer la inversión productiva y la generación de empleo. El paro lindaba en estos momentos el 8%.
Katainen manifestó su preocupación por las crecientes cargas sociales del Estado en un país de rápido envejecimiento demográfico y con su economía recuperándose. También, se hizo eco de las advertencias de la patronal finesa sobre el riesgo de una rebaja de nota nacional de solvencia, que era la de mayor categoría, AAA (sólo seis países del euro la mantenían), y de un aumento del diferencial del bono finlandés a 10 años con su equivalente alemán, que ahora mismo era de unos pocos puntos básicos, la menor prima de riesgo de la eurozona tras la holandesa. La deuda del Estado andaba en torno al 50% del PIB y el primer ministro entrante destacó el peligro de pedir prestado en el mercado bancario en una coyuntura tan revuelta.
El 22 de junio de 2011 el Eduskunta invistió primer ministro a Katainen, el primero de su partido desde 1991, por 118 votos contra 72; dos diputados de la VAS votaron con la oposición, disidencia que puso de relieve la falta de unanimidad en la formación izquierdista sobre la decisión de entrar en el Ejecutivo. Horas después, en el Palacio de Gobierno, la presidenta de la República, Tarja Halonen, nombró formalmente a Katainen, que tomó posesión de su puesto junto con el resto del Gabinete. El 30 de junio el programa del Gobierno obtuvo la aprobación de la Cámara.
(Cobertura informativa hasta 1/7/2011)