Jean-Luc Dehaene
Primer ministro (1992-1999)
Nació en la ciudad francesa de Montpellier, a donde sus padres habían huido cuando se produjo la invasión alemana de Bélgica, a la vez que de Holanda y de la propia Francia, en mayo de 1940. Licenciado en Derecho y Ciencias Económicas por las universidades de Namur y Lovaina, entre 1963 y 1967 fue responsable de una organización católica de boy scouts flamencos. De ahí saltó a la vicepresidencia de las Juventudes del Partido Popular Cristiano (CVP, con ámbito en Flandes, que hasta 1968 formó una única fuerza política con el Partido Social Cristiano, PSC, a su vez establecido en Valonia), puesto que desempeñó hasta 1971. Al año siguiente se integró en el Buró Nacional del CVP y en 1977 fue designado presidente de la sección del Partido en Bruselas-Hal-Vilvorde.
Durante la década de los setenta colaboró en diversos gobiernos centrales, como consejero en los ministerios de Obras Públicas (1972-1973) y Sanidad (1973-1974), y como jefe de gabinete en el Ministerio de Asuntos Económicos (1974-1977), el Ministerio de Asuntos Flamencos (1977-1978), la Oficina del Primer Ministro (1979-1981) y el Ministerio de Reformas Institucionales (1981). En noviembre de 1982 se convirtió en senador cooptado, es decir, elegido por el propio Senado y no por sufragio popular. El primer ministro Wilfried Martens, del CVP, le confió en sus gobiernos de coalición las carteras de Asuntos Sociales y Reformas Institucionales (1981-1988) y, ya con el rango de viceprimer ministro, de Reformas Institucionales y Comunicaciones (1988-1992). En noviembre de 1987 abandonó el Senado y un mes más tarde salió elegido en las urnas miembro del Consejo (Parlamento) flamenco y diputado en la Cámara de Representantes del Parlamento central.
En marzo de 1988, cuando el bloqueo en la formación de un gobierno poselectoral duraba ya tres meses, el rey le nombró informateur, esto es, su asesor sobre qué partidos estaban mejor situados para integrar el gabinete. Dehaene aconsejó, el día 27, negociaciones entre cinco partidos: los dos democristianos, los dos socialistas y los nacionalistas flamencos moderados, fórmula que Martens, efectivamente, concretó en un gobierno el 9 de mayo. Tras las elecciones a la Cámara de Representantes del 24 de noviembre de 1991, en las que el CVP se mantuvo como la primera fuerza política con el 16,7% de los votos y 39 escaños, Martens rehusó formar Gobierno y trasladó la tarea a Dehaene, que había sido reelegido en sus dos mandatos parlamentarios.
Hasta el 6 de marzo de 1992 (lapso de tiempo prolongado, pero no insólito en la intrincada escena política belga, ya que los numerosos partidos con representación parlamentaria hacen preciso laboriosas negociaciones para formar Gobierno) no entró en funciones el gabinete de Dehaene, que era, según la fórmula aplicada con éxito durante años, cuatripartito: el CVP, el PSC y los partidos socialistas flamenco (SP) y valón (PS). Al acceder a la jefatura del Gobierno, Dehaene heredaba dos difíciles tareas pendientes: la revisión constitucional para consagrar un tipo de Estado federal y la reducción de la deuda (el índice, el 130% del PIB, era el más elevado de la Europa comunitaria) y el déficit públicos, empresa ineludible si el país quería acceder a la Unión Económica y Monetaria (UEM).
En el primer capítulo, la promulgación de la nueva Constitución el 14 de julio de 1993, luego de sucesivas votaciones de enmiendas en el Parlamento desde febrero hasta abril, reforzó las competencias y la autonomía de las regiones territoriales —Bruselas-Capital, Flandes y Valonia— y las comunidades lingüísticas —Flamenca, Francesa y Alemana—, según el complejo marco institucional que empezó a elaborarse en 1980. La reforma articulaba a Bélgica como un Estado federal donde el poder central se reservaba la política exterior, la defensa, la seguridad interior, la protección social y la orientación económica general, y la monarquía, que vio reducidas sus atribuciones al máximo, aparecía como una institución supranacional, nexo simbólico de los entes subestatales y apaciguadora de conflictos.
Dehaene tuvo que destinar buena parte de su tiempo a atender el complicado juego de equilibrios de su Gobierno cuatripartito, siempre expuesto a la crisis, en un contexto político ya de por sí agitado por el avivamiento del conflicto lingüístico y el auge de los movimientos nacionalistas y extremistas de derechas, tanto en Flandes como en Valonia. Así, el 23 de marzo de 1993 presentó la dimisión al no conseguir el pleno apoyo del gabinete para su paquete de medidas económicas de austeridad. El 29 el rey Balduino (que fallecería meses después, siendo sustituido por su hermano Alberto) se negó a aceptar la renuncia y le pidió que intentara resolver la crisis, cosa que Dehaene efectivamente consiguió luego de alcanzar los cuatro partidos un consenso sobre los presupuestos generales.
Dehaene ocupó la presidencia de turno de las Comunidades Europeas en el segundo semestre de 1993. Precisamente fue en el Consejo Europeo extraordinario celebrado en Bruselas, el 1 de noviembre de 1993, cuando entró en vigor el Tratado de Maastricht, de manera que siete días después las Comunidades Europeas adoptaron el nombre de Unión Europea.
En las nuevas elecciones, anticipadas, del 21 de mayo de 1995 la coalición sufrió un retroceso global, pero retuvo una mayoría absoluta de 82 escaños sobre los 150 de que constaba la nueva Cámara de Representantes del Parlamento Federal. Dehaene formó gobierno de nuevo el 23 de junio y, puesto que siguió como primer ministro, no tomó posesión del escaño de senador para el que había sido elegido, al cabo de ejercer durante dos legislaturas como diputado en los parlamentos flamenco y federal.
El segundo período de gobierno de Dehaene quedó indeleblemente marcado por los escándalos de corrupción, que desde principios de la década venían afectando en especial a los partidos socialistas y estaban produciendo una cascada de dimisiones y procesos judiciales contra ministros y responsables regionales, y por el caso del pedófilo Marc Dutroux. Estos escándalos, investigados en todas sus ramificaciones policiales, judiciales y políticas por los medios (con una proyección exterior quizá desproporcionada), conmocionaron a la ciudadanía y contribuyeron a un peligroso descrédito, del Gobierno en particular y de la clase política en general. Dehaene, concretamente, recibió críticas desde diversos sectores por su supuesta incapacidad para mitigar la sensación de parálisis o improvisación, dependiendo del escándalo de turno, de su Gobierno.
A partir de 1993, el año —como en casi todos los países de la UE— en que el PIB registró una recesión, las recetas del equipo de Dehaene empezaron a producir resultados en la inflación y el déficit, si bien la tasa de desempleo siguió estancada entre el 9 y el 10 % y la deuda se mostró intratable. En diciembre de 1997, fecha establecida por el Consejo Europeo para evaluar el cumplimiento de los cuatro criterios de convergencia a la moneda única, la deuda belga suponía el 125% del PIB, el nivel más elevado de entre los Quince y más del doble de lo permitido por la UE. No obstante, la interpretación flexible que hizo el Consejo en su reunión de Bruselas en mayo de 1998 permitió a Bélgica, como a casi todos los demás estados miembros, figurar entre los 11 integrantes de la zona euro a partir del 1 de enero de 1999.
Considerado un federalista en la cuestión de la construcción europea, la candidatura de Dehaene para suceder a Jacques Delors al frente de la Comisión Europea provocó a mediados de 1994 en el Consejo un conflicto sin precedentes, que terminó, el 25 de junio, con el veto taxativo del Reino Unido, que apareció temeroso del impulso a los aspectos supranacionales que Dehaene pudiera imprimir en la UE. Para el primer ministro John Major, su homólogo belga era un candidato "poco cualificado", amante del "gran Gobierno" y del "intervencionismo". Llegado a este punto, el primer ministro luxemburgués, Jacques Santer, considerada más sensible a los intereses gubernamentales, se convirtió en el candidato de consenso.
El profundo malestar de la población se expresó inapelablemente en las elecciones legislativas del 13 de junio de 1999: el CVP cayó al 14,1% de los votos y a los 22 escaños, siendo superado por el partido de los Liberales y Demócratas Flamencos (VLD), mientras que en conjunto la coalición perdió un 9,7% de votos y 19 escaños. Dehaene dimitió al día siguiente al comprobar la inviabilidad de un nuevo Gobierno cuatripartito de mayoría simple y dejó el camino libre al triunfador de la jornada, Guy Verhofstadt, el líder del VLD, quien el 12 de julio formó un Gobierno de coalición de seis partidos en el que, por primera vez desde 1958, no figuraban los partidos democristianos. Tan pronto como cesó como primer ministro, Dehaene adquirió la condición de senador por derecho.
Dehaene está en posesión de sendos doctorados honoríficos por las universidades Católica de Lovaina (1994) y Lovaina (2000).
(Nota de actualización: esta biografía fue publicada en abril de 2001. El ex primer ministro belga Jean-Luc Dehaene falleció a los 73 años de edad el 15 de mayo de 2014).