Jacques Chirac
Francia
Presidente de la República (1995-2007); primer ministro (1974-1976, 1986-1988)
Jacques René Chirac
Mandato:
-
Nacimiento:
París, región de Isla de Francia
Defunción:
París, región de Isla de Francia
Partido político:
Unión por un Movimiento Popular (UMP); anteriormente, del RPR, la UDR y la UNR
Profesión:
Funcionario de la Administración
(Nota de edición: esta versión de la biografía fue publicada originalmente el 25/6/2002. Jacques Chirac concluyó su segundo y definitivo mandato de cinco años el 16/5/2007; su sucesor en la Presidencia de la República Francesa fue Nicolas Sarkozy. El ex presidente Chirac falleció el 26/9/2019 a los 86 años edad). |
1. Heredero y continuador del gaullismo
2. La cohabitación con Mitterrand
3. Llegada al Elíseo en 1995: en busca de la nueva grandeur
4. Liza con Alemania por la reforma de la UE
5. La segunda e inversa cohabitación con Jospin
6. Un año político en clave preelectoral
7. Abrumadora reelección en 2002 con regusto de victoria pírrica
1. Heredero y continuador del gaullismo
Hijo de un administrador de sociedades de clase media, recibió la instrucción escolar en los liceos Carnot y Louis-le-Grand de París, y la universitaria en la Summer School de Harvard, Estados Unidos. En 1954 se diplomó por el Instituto de Estudios Políticos de París. En estos años de estudiante participó en agitaciones callejeras y coqueteó con el Partido Comunista (PCF). Prueba de este espíritu inquieto fue su embarque, a los 18 años, en un carbonero que hacía la ruta Sudáfrica-Dunkerque durante el verano. Prestó el servicio militar en Argelia, entonces escenario de una cruenta guerra de liberación colonial, en el arma de Caballería y entre 1957 y 1959 completó su formación en la afamada Escuela Nacional de Administración (ENA), tradicional cantera de las élites dirigentes del Estado, en la que acabó el número 16 de su promoción.
En agosto de 1959 desempeñó su primera función pública en la Corte de Auditores o Tribunal de Cuentas y meses después pasó a la Secretaría General de Asuntos Argelinos, hasta abril de 1960. Algunas fuentes citan simpatías de Chirac en esta época por los pied noirs y los colonialistas de la metrópoli que se oponían agresivamente a la política del general Charles de Gaulle -aupado a la Presidencia de la flamante V República en enero de 1959 precisamente a raíz del motín militar de Argel contra el Gobierno de la IV República- de negociar con los nacionalistas argelinos la independencia del territorio. En 1962 Chirac entró en el círculo del primer ministro Georges Pompidou como encargado de misión en su gabinete privado y en la Secretaría General del Gobierno. En 1965 fue nombrado consejero refrendario de la Corte de Auditores, puesto que iba a desempeñar hasta 1993, y obtuvo una concejalía en el ayuntamiento de Sainte-Féréole, Corrèze, en la que se iba a mantener hasta 1977.
Militante de la Unión por la Nueva República (UNR), formada el 1 de octubre de 1958 por los gaullistas a partir de las cenizas del Reagrupamiento por el Pueblo Francés (RPF), en marzo de 1967 obtuvo el acta de diputado por la circunscripción de Corrèze, que iba a ser renovada en todas las convocatorias electorales hasta 1993, y el 9 de abril siguiente le fue concedida la Secretaría de Estado para Asuntos Sociales del Ministerio de Trabajo, con responsabilidades en políticas generadoras de empleo. Entre mayo y julio de 1968 se desempeñó como secretario de Estado de Economía y Finanzas, y el mismo año representó al cantón de Meymac en el Consejo General de Corrèze, institución para la que fue reelegido hasta 1982 y que presidió entre 1970 y 1979.
En 1969 adquirió la labor de tesorero en la Fundación Claude Pompidou, dedicada a la asistencia de ancianos y niños discapacitados. Entre el 7 de enero de 1971 y abril de 1972 fue ministro-delegado responsable de las relaciones con el Parlamento en el gabinete de Jacques Chaban-Delmas. En el ejecutivo de Pierre Messmer sirvió como titular de Agricultura y Desarrollo Rural entre abril de 1972 y el 27 de febrero de 1974, y del Interior desde esa fecha al 27 de mayo de 1974. Cuando Messmer dimitió el 27 de mayo de 1974, Chirac fue nombrado primer ministro por el nuevo presidente, Valéry Giscard d´Estaing, a quién había apoyado en las urnas no obstante la concurrencia de un candidato gaullista, Chaban-Delmas, y renovó el Gobierno de la mayoría presidencial, esto es, la coalición de la Unión de Demócratas por la República (UDR, nueva denominación de la UNR desde 1968), la Federación Nacional de Republicanos Independientes (FNRI) de Giscard y el Centro Democracia y Progreso (CDP) de Jacques Duhamel, siendo no gaullistas las dos últimas formaciones.
La promoción de Chirac a la jefatura del movimiento gaullista culminó el 14 de diciembre de 1974 cuando se impuso sobre Jacques Legendre, el candidato de los barones tradicionales como Chaban-Delmas y Michel Debré, en la elección para la Secretaría General de la UDR, donde sustituyó a Alexandre Sanguinetti, si bien las peleas internas en una formación rica en líderes supusieron la cesión del puesto ejecutivo el 15 de abril de 1975 a André Bord, reservándose Chirac el ascendiente con el título de secretario general honorario desde el 15 de junio.
Por lo que respecta al Gobierno, las diferencias en política exterior con Giscard, que tenía un enfoque más constructivo en todo lo relacionado con la CEE y la OTAN, algo que para el gaullismo ortodoxo y populista constituía poco menos que una traición a la obra del fallecido general, condujeron a la dimisión de Chirac el 25 de agosto de 1976 y su sustitución por el economista no adscrito Raymond Barre al día siguiente. El 5 de diciembre siguiente el ex ministro fue elegido presidente de Reagrupamiento por la República (RPR) en la asamblea fundacional de la formación, versión renovada de la UDR, que pasó a mejor vida. El proyecto del RPR fue interpretado como una maniobra de Chirac para subrayar la independencia del gaullismo, el cual, aun sin abandonar la mayoría presidencial, no iba a ser una mera caja de resonancia de las decisiones de Giscard.
Chirac fue elegido el 20 de marzo de 1977 alcalde de París frente al candidato apoyado por Giscard, Michel d´Ornano, el 1 de mayo de 1979 presidente de la Asociación Internacional de Alcaldes y Responsables de Capitales y Metrópolis Francoparlantes, y el 10 de junio de 1979 diputado del Parlamento Europeo en las primeras elecciones directas a esta institución comunitaria.
2. La cohabitación con Mitterrand
En 1980 Chirac abandonó la condición de europarlamentario para preparar su candidatura a las elecciones presidenciales del año siguiente. Proclamado el 5 de febrero de 1981 aspirante oficial del RPR al Palacio del Elíseo sobre Debré (quien, empero, no desistió de concurrir por libre), el 26 de abril quedó tercero con el 18% de los votos tras Giscard y el socialista François Mitterrand. Chirac pidió el voto para este último en la segunda ronda, decisión que no sorprendió por cuanto que sus relaciones con Giscard habían terminado siendo pésimas.
En las legislativas del 14 de junio el RPR vio ensanchada la brecha que le separaba cel Partido Socialista (PS), que en la edición del 12 de marzo de 1978 le había arrebatado el puesto de primer partido del país: si entonces la formación neogaullista obtuvo el 22,4% de los votos, ahora registró el 20,9%, lo que se tradujo en sólo 83 de los 491 escaños de la Asamblea Nacional, una pérdida de nada menos que 70 diputados. Reelegido presidente del RPR en enero de 1982 y alcalde de París el 20 de marzo de 1983, Chirac regresó a la jefatura del Gobierno el 20 de marzo de 1986 a resultas de la victoria obtenida cuatro días atrás por la alianza, sellada en abril de 1985, del RPR y la Unión por la Democracia Francesa (UDF) de Jean Lecanuet, que, con el 41,2% de los votos y 286 diputados, se quedó a tres escaños de la mayoría absoluta, iniciando una inédita cohabitación con Mitterrand, siendo la primera vez en la V República que el inquilino del Elíseo no se sustentaba en la mayoría parlamentaria. Chirac formó un gabinete que mantuvo un escrupuloso equilibrio entre el RPR y todas las formaciones que integraban la UDF.
Los tratos entre el franco e impulsivo Chirac y el intrigante e imperturbable Mitterrand solo pudieron discurrir con suma dificultad. Por de pronto, el presidente socialista se negó a firmar varios de sus decretos de privatización a gran escala del patrimonio empresarial del Estado, que eran uno de los pilares del programa de desregulaciones y austeridad financiera, e igualmente denunció su proyecto de decreto para restringir el derecho de los inmigrantes a adquirir la nacionalidad francesa. El PS se opuso a su vez a la ley de habilitación económica y social, que facultaba al Estado para despedir trabajadores públicos incluso sin la autorización administrativa.
Algunos procedimientos de reforma económica por la vía expeditiva, popularmente llamados de guillotina, tuvo Chirac que convertirlos en proyectos de ley y someterlos a la Asamblea Nacional, donde distaba de tener una mayoría segura. Así, luego de superar una moción de censura gracias a la abstención del Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen, el primer ministro vio sacada adelante en ambas cámaras del Parlamento la ley sobre privatizaciones, no teniendo Mitterrand más remedio que estamparle su firma el 6 de agosto de 1986. Las políticas neoliberales de Chirac, inspiradas en los modelos de Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, suscitaron, por su alcance y su tramitación sin concierto social, fuerte animosidad en las centrales sindicales. Además del programa de privatizaciones, el Ejecutivo de Chirac procedió a devaluar el franco, a congelar los salarios en el sector público, a ahorrar en el presupuesto y a liberalizar el control de cambios y los precios industriales.
El veterano dirigente socialista batió nuevamente a Chirac en las presidenciales de 1988, tanto en la primera vuelta del 24 de abril, por el 34,1% de los votos contra el 19,9%, cuando resultó perjudicado por la concurrencia de Raymond Barre por cuenta de la UDF, como en la segunda del 8 de mayo, por el 54% contra el 45,9%. El 10 de mayo, de acuerdo con sus prerrogativas, Mitterrand nombró primer ministro al socialista Michel Rocard, y como confirmación del renovado empuje socialista, el 5 y 12 de junio la alianza RPR-UDF, presentándose con la lista común Unión del Reagrupamiento y el Centro (URC) el algunas circunscripciones, perdió en la legislativas al caer al 37,6% de los votos y los 257 escaños. Estos comicios tuvieron visos de humillación para Chirac, ya que el RPR, con sus 126 diputados, fue superado por la UDF en cuanto a número de escaños, no obstante haberle aventajado en porcentaje de votos, con el 19,8.
Chirac fue reelegido alcalde de París el 19 de marzo de 1989 y presidente del RPR el 11 de febrero de 1990, y de nuevo el 7 de marzo de 1993. Cuando la Unión por Francia (UPF), la nueva confederación electoral formada por el RPR y la UDF -ahora presidida personalmente por Giscard- en junio de 1990, venció contundentemente en las legislativas del 21 y el 28 de marzo de 1993 con el 39,4% de los votos y 460 de los 577 escaños (de los que el 20,3% y 247, respectivamente, correspondieron al RPR), Chirac decidió no ser primer ministro por tercera vez y cedió el cometido a su correligionario y amigo personal Édouard Balladur, a fin de preparar esmeradamente su cita con las presidenciales de 1995. Chirac exigió tras la primera vuelta de las legislativas la dimisión de Mitterrand, pero ante las amenazas del jefe socialista de nombrar un primer ministro de la UDF se apresuró a aclarar que nadie discutía "el derecho del presidente a terminar su mandato".
3. Llegada al Elíseo en 1995: en busca de la nueva grandeur
El 4 de noviembre de 1994 Chirac dimitió como presidente de RPR (el secretario general, Alain Juppé, se hizo cargo del puesto interinamente hasta su confirmación el 15 de octubre de 1995) y lanzó oficialmente su candidatura al Elíseo. Comenzó a modular su discurso hacia los postulados del gaullismo original de progreso económico con justicia social, cohesión nacional, Estado fuerte y nacionalismo en el exterior. También incluyó en sus propuestas el mantenimiento de un franco fuerte, la corrección de la "fractura social", tras años de prácticas económicas liberales, y una política de empleo activa. Clamorosamente, la cuestión de la construcción europea quedó relegada a un oscuro segundo plano.
La irrupción, no esperada y para algunos, ingrata, de Balladur en la contienda electoral puso en algunos apuros a Chirac, que por culpa de la división del voto conservador quedó detrás del socialista Lionel Jospin en la primera vuelta del 23 del abril, con el 20,8% de los sufragios. Sin embargo, en la segunda ronda del 7 de mayo la unidad del voto más una fulminante recuperación en los sondeos permitieron a Chirac imponerse con el 52,6%. El 15 de mayo dimitió como diputado en la Asamblea Nacional, el 16 hizo lo propio como alcalde de París, tras 18 años de ejercicio municipal, y el 17 asumió la Presidencia de la República en sustitución de Mitterrand, con un mandato de siete años. Al día siguiente, nombró primer ministro a Juppé, cuyo plan de austeridad económica, incluyendo alzas impositivas para reestructurar la cobertura social y la congelación de los salarios de los funcionarios, apoyó sin ambages.
Chirac debutó con una reafirmación neogaullista en la política exterior francesa, sobre la que proyectó su acusada personalidad. El 13 de junio de 1995 anunció la inmediata reanudación de las pruebas nucleares en los atolones coralinos de Mururoa y Fangataufa, en la Polinesia Francesa, generando un notable revuelo internacional que daño su popularidad dentro y fuera de Francia. El 29 de enero de 1996, después de seis detonaciones, el presidente anunció que Francia ya estaba en situación de simular los tests en el laboratorio y por lo tanto de suscribir el Tratado de Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBT).
Asimismo, en julio de 1995 endureció la postura ante los serbios de Bosnia con el envío de una Fuerza de Reacción Rápida para la defensa de los efectivos de la ONU, y a finales de agosto con la participación de la aviación francesa en los bombardeos de la OTAN que precipitaron el final de la guerra civil en la antigua república yugoslava. El 14 de diciembre de ese año París fue el escenario de la solemne firma (en realidad, una mera rúbrica de lo suscrito en la ciudad estadounidense de Dayton el 21 de noviembre anterior) del acuerdo de paz para Bosnia-Herzegovina, por los tres presidentes implicados, el serbo-yugoslavo Slobodan Milosevic, el croata Franjo Tudjman y el bosniomusulmán Alija Izetbegovic.
El 5 de diciembre de 1995 Chirac comunicó el progresivo retorno de Francia a las estructuras militares de la OTAN, de las que estaba ausente desde 1966 por decisión del general de Gaulle, lo que eliminó los últimos impedimentos técnicos para la participación gala, con un gran dispositivo militar, en las operaciones bélicas y de pacificación de la Alianza en Kosovo a partir de marzo de 1999, luego de fracasar unas negociaciones de paz en Rambouillet, cerca de París, que fueron supervisadas por él personalmente. En este capítulo, Chirac se sumó a los dirigentes occidentales partidarios de la máxima dureza con Milosevic, al que en octubre de 1996 había recibido en el Elíseo. Ello quebró el tradicional vínculo de Francia con el Estado yugoslavo (Belgrado rompió las relaciones diplomáticas el 25 de marzo de 1999, un día después del inicio de los bombardeos aliados), si bien la derrota militar, luego electoral y finalmente el derrocamiento de Milosevic en el alzamiento popular de octubre de 2000 devolvió la normalidad diplomática.
Desde el inicio de su mandato, Chirac cursó varias visitas a Oriente Próximo, destacando por su carácter histórico las realizada a Líbano en abril de 1996 y a Israel en octubre de 1996, donde, en el curso de una gira regional, protagonizó un inusual incidente, abroncando a los policías israelíes que en un exceso de celo trataban de separarle de la multitud palestina que le aclamaba. Estas visitas buscaron subrayar la independencia de la diplomacia francesa en un proceso de paz conducido básicamente por Estados Unidos (mientras duró aquel, ya que la segunda intifada palestina y el estado bélico casi permanente que se instaló en los territorios autonómos y ocupados hicieron añicos una década de negociaciones y acuerdos) y, como contrapeso del eje con Israel potenciado por la superpotencia americana, mostraron un matiz proárabe y propalestino evidente. Por ejemplo, el Gobierno israelí tachó de parcial la interpretación por el Elíseo del levantamiento palestino iniciado en septiembre de 2000, a cuya reconducción Chirac trató de contribuir convocando en París, el 4 y el 5 de octubre, una reunión de urgencia entre el presidente Yasser Arafat y el primer ministro Ehud Barak.
Chirac realizó sus primeros encuentros oficiales con el presidente ruso Borís Yeltsin en París el 20 de octubre 1995, con el estadounidense Bill Clinton tres días después en la sede de la ONU en Nueva York, con motivo de la 50ª Asamblea General, y con el primer ministro británico John Major en Londres el 6 de noviembre de 1995. Su primer acto exterior fue para con el canciller alemán Helmut Kohl en Estrasburgo el 18 de mayo de 1995. Bien pronto quedó de manifiesto que las relaciones franco-alemanas se resintieron por la falta de sintonía entre ambos líderes, tanto en el proceso de construcción europea como en la coordinación de las políticas de defensa, irritando a Kohl, por no haberle sido consultado al respecto, el anuncio por Chirac el 22 de febrero de 1996 de la profesionalización y la reducción de las Fuerzas Armadas francesas. Asimismo, Chirac estrenó visitas oficiales a Alemania el 25 de octubre de 1995, a Estados Unidos el 31 de enero de 1996 (primera de un presidente francés desde 1984), a Rusia el 19 de abril de 1996 y a China el 15 de mayo de 1997.
Por otro lado, ha sido el anfitrión de destacadas reuniones internacionales, entre las que se destacan: el Consejo Europeo de Cannes, el 26 y 27 de junio de 1995; la 22ª Cumbre del G-7, en Lyon del 27 al 29 de junio de 1996; la adopción del Acta Fundacional sobre las relaciones OTAN-Rusia, en París el 27 de mayo de 1997; la II Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Consejo de Europa, en Estrasburgo el 10 y 11 de octubre de 1997; la 20ª Conferencia Franco-Africana, en París el 27 y 28 de noviembre de 1998; y, la cumbre fundacional del Nuevo Partenariado para el Desarrollo de África (NEPAD), en París el 8 de febrero de 2002.
En la Cumbre del Consejo de Europa en Estrasburgo sostuvo un encuentro trilateral con Yeltsin y Kohl del que salió un acuerdo para crear un nuevo eje de cooperación Francia-Rusia-Alemania con cumbres anuales, que él presentó como una iniciativa para frenar la influencia de Estados Unidos en Europa. Ahora bien, las relaciones con Moscú se enfriaron luego a raíz de la segunda campaña militar rusa contra la república secesionista de Chechenia, desde septiembre de 1999, a la que Chirac no ahorró críticas. El encuentro con el nuevo inquilino del Kremlin, Vladímir Putin, en París el 29 de octubre de 2000 en la víspera de la VI Cumbre Unión Europea-Rusia, sirvió para superar discrepancias, encontrando los líderes en el rechazo tajante a la impugnación por Estados Unidos del Tratado sobre Antimisiles Balísticos (ABM) de 1972 para desarrollar sin estorbos su sistema de Defensa Nacional Antimisiles (NMD), estrategia que juzgaron lesiva para los esfuerzos internacionales contra la proliferación nuclear, un buen asidero para reponer el diálogo franco-ruso en su nivel anterior.
4. Liza con Alemania por la reforma de la UE
El 11 de junio de 1997 Chirac recibió en París al nuevo primer ministro británico, el laborista Tony Blair, y el 30 de septiembre de 1998 al canciller alemán electo, el socialdemócrata Gerhard Schröder, con el que celebró la 72ª Cumbre Franco-Alemana en Potsdam los días 30 de noviembre y 1 de diciembre. El presidente galo, que había tenido su última diferencia con Kohl en mayo de 1998 en torno a la adopción de euro como el nombre de la moneda común europea, se avino a recomponer el eje franco-alemán con Schröder, que compartía la tesis de concluir la reforma de las instituciones de la UE antes de proceder al ingreso de una docena de estados de Europa central y oriental a partir de 2004/2005.
En la cumbre bilateral celebrada en Berlín el 27 de junio de 2000, Chirac, por otra parte receptivo a las posturas de dureza contra Austria por la formación de un gobierno de coalición entre los populares de Wolfgang Schüssel y la extrema derecha de Jörg Haider, preconizó una "gran transición" de la UE a partir de la Conferencia Intergubernamental de Niza, consagrada a la reforma pendiente de las instituciones, en lo que resaltó el papel vertebrador del "grupo pionero", esto es, Francia y Alemania.
Su petición de clarificar el reparto de competencias nacionales y comunitarias se interpretó como un esfuerzo de conciliar los nuevos ímpetus supranacionales provenientes de Alemania con el irrenunciable concepto francés de la soberanía nacional. Por lo demás, su defensa en la práctica de un modelo de construcción europea de dos velocidades marcó el abandono de sus anteriores reticencias y prudencias ante una organización tal como la había conformado Mitterrand. Pero, más todavía, el 9 de febrero de 2001, durante una cumbre franco-británica con Blair en Cahors, rompió un tabú de la diplomacia gala al vislumbrar una UE funcionando como una "federación de estados-nación".
El alarde moderadamente federalista de Chirac causó sorpresa general, ya que se situaba en las antípodas de las esencias originales del gaullismo -las cuales aseguraba atesorar el partido soberanista y euroescéptico Reagrupamiento por Francia (RPF), formado en noviembre de 1999 por Charles Pasqua, antiguo colaborador suyo en el gobierno de 1986-1988 antes de disentir y finalmente romper con el RPR, siguiendo la pauta del soberanista liberal Philippe de Villiers, al frente del Movimiento por Francia (MPF) desde 1994- y sobrepasaba las declaraciones al respecto hechas por el PS. Pero además, se producía cuando aún resonaban los ecos de las escaramuzas libradas en los Consejos Europeos de Biarritz y Niza en el segundo semestre de 2000, cuando Francia ostentó la presidencia de turno de la UE. La sumamente espinosa reforma de las instituciones comunitarias, imprescindible para dar acomodo a la docena de estados solicitantes en los primeros años del nuevo siglo, se ventiló en Niza en un consejo con una duración excepcional: del 8 al 11 de diciembre.
Chirac sostuvo en la ciudad mediterránea un duro rifirrafe con Schröder a propósito del reparto de votos en el Consejo de la UE para la toma de decisiones que precisan de mayoría cualificada, ya que el canciller aspiraba a que Alemania se diferenciara de los demás estados grandes atendiendo a su mayor peso demográfico. El presidente se negó en redondo a conceder esta primacía germana, argumentando la condición de Francia de país fundador de la Comunidad y hasta la posesión de armas atómicas como un elemento de superioridad cualitativo. Finalmente, se impuso la posición francesa de mantener la paridad de votos (29 ahora) con Alemania, Italia y el Reino Unido, tal como quedó expuesta en la declaración anexa al Tratado firmado por el Consejo de Ministros el 26 de febrero de 2001.
En el Consejo de Biarritz, el 13 y 14 de octubre de 2000, Chirac, no obstante los comentarios ardientemente europeístas que iba a realizar al cabo de poco, se encargó de acotar los vislumbres de una organización con preeminencia de lo supranacional sobre lo intergubernamental al rechazar que la nueva Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, embrión de una hipotética Constitución Europea, tuviera fuerza jurídica vinculante mediante su incorporación al Tratado de la Unión.
5. La segunda e inversa cohabitación con Jospin
En el plano interior, al poco de asumir, Chirac hubo de desdecirse de varias de sus promesas electorales y reconoció que sin resolver previamente el problema del déficit presupuestario no se liberaría dinero suficiente para sufragar las políticas de empleo. El caso es que la muy impopular reforma de la Seguridad Social presentada por Juppé, que generó una vasta protesta social y dos huelgas generales del sector público antes de terminar 1995, le salpicó en los sondeos de opinión.
En esta tesitura, el 21 de abril de 1997 convocó elecciones legislativas anticipadas para los días 25 de mayo y 1 de junio, con la esperanza de revalidar una mayoría suficiente, pese a que la alianza RPR-UDF ya gozaba de una mayoría abrumadora en la Asamblea Nacional, y afrontar con tranquilidad los retos del futuro inmediato. No obstante, el electorado emitió contra Chirac una sanción imprevista y otorgó la victoria al PS de Jospin, que se convirtió en primer ministro el 3 de junio. Los partidos del Gobierno sumaron el 29,9% de los sufragios y 242 escaños (el 15,7% y 134 para el RPR), los más flojos resultados de una mayoría presidencial desde 1959. Chirac, primer presidente de la V República que convocaba unas legislativas sin una crisis de Gobierno que las justificara y luego las perdía, se encontró, pues, con una cohabitación que se auguraba incierta, habiendo de escuchar demandas de dimisión por provocar una situación que a nadie agradaba.
Ahora bien, en uno de sus inveterados lances acomodaticios, el 10 de junio se aprestó a salir en defensa del nuevo primer ministro en su cuestionamiento de los mecanismos de disciplina a aplicar a la futura moneda común europea, además de sentirse vindicado con la propuesta del dirigente socialista de imprimir un giro social a la construcción económica europea. En cuanto a la política interna del bloque de centro-derecha, vapuleado en las elecciones regionales y cantonales, el 23 de marzo de 1998 el RPR rompió su silencio sobre los polémicos pactos de algunos dirigentes regionales de la UDF con el FN, calificando de racista y xenófobo a este partido y criticando duramente a sus inesperados aliados.
Por lo que se refirió a la crisis ideológica del RPR, escenificada en el congreso extraordinario del 31 de enero y 1 de febrero de 1998, Chirac movilizó a sus incondicionales para frustrar la propuesta del presidente del partido desde el 6 de julio de 1997 en sustitución del dimitido Juppé, Philippe Séguin, ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, y presidente saliente de la Asamblea Nacional, de modernizarlo y de desvincularlo de las prácticas corruptas, cambio que los chiraquianos y los tradicionalistas equipararon con la asunción de los planteamientos liberales de la UDF y la desvirtuación de las peculiaridades gaullistas, lo que a la larga, en su opinión, conduciría a la fusión de ambos partidos por asimilación doctrinal del chico al grande.
Aunque había encarnado una tendencia del neogaullismo en la acepción prístina del movimiento puesto en marcha por el general en 1947, es decir, con apelaciones a lo social y lo popular, reacia a los dogmas liberales y las estructuras supranacionales, y aunque, como Pasqua, había pedido el no en el referéndum del 20 septiembre de 1992 sobre el Tratado de Maastricht (entonces, si bien la dirección del RPR dio la libertad de voto a los afiliados, Chirac, Juppé y Balladur recomendaron hacerlo en sentido afirmativo), Séguin, a raíz del descalabro en las urnas en 1997, se había aliado con Balladur y otro dirigente del ala liberal, Nicolas Sarkozy, en la defensa de una regeneración del partido que pasaba por el apartamiento de residuos doctrinales como la planificación industrial, el culto al Estado y el dirigismo centralizado, y la asunción del liberalismo sin reservas, es decir, más achicamiento del Estado como actor económico, más privatizaciones, más desregulación, la reducción de la función pública y el estímulo de las iniciativas de empleo y los fondos de inversión privados.
La plataforma impulsada por Séguin fue derrotada en el congreso, dejando a su promotor tocado sin remisión. El 16 de abril de 1999, Séguin dimitió por sorpresa y la presidencia del RPR la asumió en funciones Sarkozy, que ostentaba la Secretaría General desde hacía dos años. El 4 de diciembre de 1999, la conducción orgánica del RPR se la llevó, en una elección interna abierta a los afiliados, la alcaldesa de San Juan de Luz, Michèle Alliot-Marie, considerada próxima a Chirac.
En agosto de 1998, Chirac, semanas después de desatarse un entusiasmo en el país desconocido desde la Liberación en 1944 por la victoria de la selección nacional en el Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en casa -euforia que, siempre atento a las oportunidades de cara a la galería, él se aprestó a capitalizar-, vio estrecharse el cerco judicial en derredor por el caso de los empleos ficticios gestionados por el Ayuntamiento de París, al descubrirse que su firma como alcalde había validado algunos contratos de militantes del RPR, los cuáles se habrían beneficiado del salario correspondiente a un trabajo no desempeñado. Los fundados indicios y sospechas de que Chirac estaba al tanto de estas irregularidades, relacionadas con la financiación ilegal del RPR, dieron pie a exigencias de procesamiento, pero el 11 de enero de 2000 el Tribunal de Apelación de Versalles dictaminó que, según la Constitución, el jefe del Estado es penalmente irresponsable y sólo puede ser procesado por el Alto Tribunal de Justicia por el supuesto de traición a la patria.
Algo más tarde, el 24 de septiembre, Chirac volvió a errar con una apuesta de tipo electoral, cuando se sometió a referéndum una reforma constitucional para recortar el mandato presidencial de los siete a los cinco años. Aunque la iniciativa salió adelante con el 73% de los votos afirmativos, Chirac no obtuvo la expresión de apoyo popular que esperaba al alcanzar la abstención el 70%. La consulta era del todo innecesaria, ya que tanto el RPR como el PS habían asumido la reforma y su aprobación por la vía parlamentaria estaba sobradamente garantizada.
6. Un año político en clave preelectoral
Desde la presidencia de la UE en el segundo semestre de 2000, Chirac acentuó su primacía en la conducción de la política exterior francesa, tomando la delantera a Jospin en posicionamientos de calado y con un ojo siempre atento a su imagen pública, pues en 2002 tocaba una doble cita con las urnas, presidencial y parlamentaria, y nadie dudaba que acudiría de nuevo a la primera lid.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 de la organización Al Qaeda contra Nueva York y Washington, Chirac fue el primer mandatario europeo que visitó al presidente George W. Bush, el 18 de septiembre, para expresarle sus condolencias por las víctimas y ofrecerle la "total colaboración" de Francia en la estrategia de respuesta militar en el seno de una coalición mundial contra el terrorismo, aunque Estados Unidos prefirió las intervenciones por su cuenta sobre las acciones multilaterales con mandato de la OTAN, donde Francia y los demás aliados europeos invocaron la autodefensa colectiva. Así refrenada la alerta de combate inicial, la contribución gala a la campaña militar en Afganistán en octubre de 2001 contra la red terrorista del saudí Osama bin Laden y el régimen talibán afgano consistió en el envío, vía Uzbekistán, de un contingente de retaguardia para asegurar el estratégico aeropuerto de la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif y de algunos comandos para ayudar a los estadounidenses en misiones de rastreo e interceptación por tierra.
En otro orden de cosas, en el verano de 2001 retornaron al primer plano los sumarios sobre las sinecuras en el ayuntamiento parisino, la adjudicación irregular de viviendas sociales por la misma corporación, y el pago entre 1992 y 1995 con fondos de dudoso origen de viajes privados de Chirac y su familia. La hija y consejera de comunicación del presidente, Claude, fue llamada a testificar por el juez instructor del sumario de los viajes y durante unas semanas se creyó que la primera dama, Bernadette Chirac, podría ser también citada. En su discurso a la nación el día de la fiesta nacional del 14 de julio, Chirac rebatió las "insinuaciones" y "calumnias" de las que eran objeto su familia y su círculo de allegados, apuntó al PS como instigador de las investigaciones judiciales en curso y rechazó que los magistrados pudieran llamarle a declarar. Como hiciera el Tribunal de Apelación año y medio antes, el Tribunal de Casación zanjó en octubre que el jefe del Estado gozaba de inmunidad penal mientras durara su mandato presidencial.
7. Abrumadora reelección en 2002 con regusto de victoria pírrica
El 11 de febrero de 2002 Chirac presentó su candidatura a la reelección y desgranó las propuestas de su programa, que, reflejando lo que decían las encuestas sobre la jerarquía de preocupaciones de los franceses, estaba coronado por los temas de la delincuencia y la inseguridad ciudadana. El líder neogaullista prometió una "tolerancia cero" con los delincuentes, la reforma del sistema judicial y la dotación de más medios a las fuerzas del orden. En lo económico, propuso una política de reactivación fundada en recortes sustanciales de los distintos tramos del impuesto sobre la renta y del impuesto de actividades económicas, y en la exoneración de cargas sociales a los empresarios que contrataran a jóvenes. La semana laboral de 35 horas establecida por Jospin sería respetada, pero como regulación estrictamente voluntaria y particular de cada empresa, para no dañar las iniciativas privadas de mayores cotas de trabajo y producción.
Chirac no convenció a dos líderes del centroderecha, François Bayrou, presidente de la UDF y del principal de sus componentes, la democristiana Fuerza Democrática (FD), y Alain Madelin, presidente de Democracia Liberal (DL, el antiguo Partido Republicano de Giscard, que abandonó la UDF en 1998), de que renunciaran a presentar sus candidaturas presidenciales, aunque tampoco les presionó en demasía, ya que nadie imaginaba en vísperas de la primera vuelta del 21 de abril un escenario de voto tan fraccionado como para poner siquiera en peligro el paso a la segunda vuelta de los dos postulantes principales del centroderecha y la izquierda.
Y sin embargo, lo que sucedió fue aún más perturbador y espectacular: con el 16,9% de los votos, Le Pen, que maximizó los beneficios de su campaña contra los inmigrantes y la clase política con las habituales soflamas xenófobas, chovinistas y antieuropeas, descabalgó a Jospin para la segunda ronda, sumiendo al PS en la mayor humillación electoral de su historia. Chirac sólo superó en tres puntos al jefe del FN y registró el más bajo resultado obtenido por un candidato cabecero desde la instauración del voto presidencial directo en 1965. Aunque pírrica, la victoria de Chirac frente a Le Pen el 5 de mayo estaba asegurada, y sólo faltaban por conocer los porcentajes. Así, se dio la extraordinaria paradoja de que el presidente en ejercicio con menos apoyo popular en la V República iba a arrasar en el ballotage gracias al respaldo masivo de sus opositores políticos con el único objeto de frenar a un tercer candidato en discordia, que era percibido como un peligro para la democracia.
Todas las fuerzas del Gobierno de la izquierda plural, que tenía los días contados, a saber, los socialistas, los comunistas, los verdes, los radicales de izquierda y los soberanistas de izquierda de Jean-Pierre Chevènement (el ex ministro de Defensa y del Interior era un detractor furibundo del actual jefe del Estado) llamaron a votar por Chirac en la segunda vuelta con distintos grados de acrimonia y resignación, pero como una "reacción republicana espontánea" que no admitía dudas sobre lo que se jugaba el país y lo que tocaba hacer. Satisfecho de que se aceptara su llamada al cierre de filas táctico en torno a su candidatura, Chirac diseñó una estrategia que concedía atención preferente a las legislativas de junio, las cuales había que ganar también para zafarse de la fastidiosa cohabitación con las izquierdas y para desarrollar su proyecto de presidencia reforzada, adquiriendo atribuciones en política interior, fundamentalmente en la seguridad pública, y copando el protagonismo en las políticas exterior y de defensa.
Sin pérdida de tiempo, el 23 de abril se anunció la creación de la Unión por la Mayoría Presidencial (UMP), concebida no meramente como una alianza entre el RPR y la UDF para la presentación de listas electorales conjuntas, sino como el embrión de un gran partido unitario del centroderecha al servicio del presidente. El proyecto venía fraguándose desde hacía meses e implicó al RPR, la DL y dos fuerzas hasta entonces pertenecientes a la UDF, el Partido Radical de François Loos y el Partido Popular por la Democracia Francesa del ex ministro de Exteriores Hervé de Charette. Sólo la familia política de Bayrou declinó unirse y optó por mantener a flote la sigla de la UDF.
Mejorando los pronósticos, el 5 de mayo Chirac se deshizo de Le Pen con un apabullante 82,2% de los sufragios (sobre una participación del 79,7%) y al día siguiente, usando su atribución constitucional, aceptó la dimisión de Jospin, sobre la mesa desde la noche de la primera vuelta, y nombró primer ministro a uno de los dirigentes de la DL más próximos al Elíseo y entregados al proyecto UMP, Jean-Pierre Raffarin, presidente regional de Poitou-Charentes. El 7 de mayo tomó posesión el Gabinete, de equilibrio entre el RPR, la UDF y la DL, pero con predominio de los chiraquianos de confianza y la presencia añadida de algunos nombres independientes con poso intelectual.
El 16 de mayo Chirac prestó juramento de su segundo mandato, por cinco años esta vez, confiado de poder trasladar los ecos de su renovación triunfal a la composición de la Asamblea Nacional. Ciertamente, los comicios del 9 y el 16 de junio de 2002 redondearon el éxito de Chirac al recibir la UMP una confortable mayoría absoluta de 357 escaños con el 33,7% de los votos. Un éxito, eso sí, un tanto fortuito y mermado de legitimidad política, ya que el malestar de la ciudadanía con las instituciones y los dirigentes de la V República seguía intacto, siendo la mejor prueba la abstención registrada en la segunda vuelta del día 16, el 39,3%, altísima para los estándares franceses. A mayor abundamiento, el efecto Le Pen tocó techo y el FN, perjudicado por el sistema mayoritario, no obtuvo ningún escaño al encontrar bloqueado el ballotage en sus circunscripciones más fuertes por las listas comunes del centroderecha. Así las cosas, el 17 de junio Raffarin fue confirmado al frente del Gobierno por Chirac.
El presidente francés está en posesión de la Gran Cruz de la Legión de Honor, la Gran Cruz de la Orden Nacional del Mérito, la Cruz al Valor Militar, la Gran Cruz del Mérito de la Orden Soberana de Malta, la Medalla de la Aeronáutica y la Orden de Servicios a la Patria de Rusia. Es igualmente caballero del Mérito Agrícola, de las Artes y las Letras, de la Estrella Negra, del Mérito Deportivo y del Mérito Turístico. Ha escrito los libros Discours pour la France à l´heure du Choix, La Lueur de l´espérance: réflexion du soir pour le matin (1978), Une nouvelle France, réflexion 1 (1994) y la France pour tous (1995).
(Cobertura informativa hasta 25/6/2002)