Iveta Radicová

La cabeza de lista y vicepresidenta de la Unión Cristiano Demócrata Eslovaca (SDKÚ, liberal conservadora), Iveta Radicová, se convirtió en julio de 2010 en la primera ministra de Eslovaquia gracias a un acuerdo de coalición mayoritaria con tres socios del centro-derecha, hasta entonces en la oposición. La sucesora de Robert Fico, cuyo partido, el socialdemócrata Smer, obtuvo un baldío primer puesto en las legislativas de junio, es una catedrática de Sociología con un corto recorrido político, iniciado en 2005 como ministra en el Gobierno de su superior partidista, Mikulás Dzurinda, y continuado en 2009 como candidata presidencial, tentativa en la que perdió frente al titular reeleccionisita, Ivan Gasparovic. Su programa incide en la austeridad fiscal, para recortar el abultado déficit público, y en la mejora de las relaciones con la vecina Hungría. La primera decisión de Radicová con repercusión exterior ha sido polémica: la cancelación de la participación eslovaca en la multimillonaria ayuda de la Eurozona y el FMI a la endeudada Grecia.

(Texto actualizado hasta agosto 2010)

1. Socióloga y ministra del Gobierno Dzurinda
2. Una tentativa presidencial frustrada y un desliz parlamentario
3. Primera ministra democristiana alternativa al socialdemócrata Fico


1. Socióloga y ministra del Gobierno Dzurinda

Procedente de una familia de eslovacos judíos, en 1975 emprendió estudios de Sociología en la Facultad de Filosofía de la Universidad Comenius de su Bratislava natal y tras licenciarse en 1979 preparó el doctorado en la especialidad con una tesis sobre los métodos de investigación cuantitativos y cualitativos de esa disciplina científica. Obtenido el segundo título académico en 1981, profundizó los trabajos lectivos en la Academia de Ciencias de Bratislava, entonces dependiente del Estado de la República Socialista Checoslovaca, donde en 1986 se sacó un segundo doctorado apoyado en una tesis titulada El método tipológico en las Ciencias Sociales. En todo este tiempo, Radicová se procuró ingresos profesionales como coordinadora del equipo de investigación de Políticas de la Familia del Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias.

En 1990 marchó a la Universidad de Oxford para cursar un año de estudios postdoctorales y a su regreso comenzó a dar clases de Sociología en su antiguo Departamento de la Universidad Comenius. En 1992 fundó en Bratislava el Centro de Análisis de Políticas Sociales (SPACE), think tank académico que con ella de directora se aseguró un estatus influyente en la nueva sociedad democrática, y en 1993 fue nombrada vicedirectora de la Academia Istropolitana. En 1997 renovó su vínculo docente con la Comenius como profesora del Departamento de Ciencias Políticas. A lo largo de la década, la doctora publicó diversos ensayos sociológicos y politológicos que tomaban el pulso a la actualidad eslovaca.

Políticamente, Radicová se ubicaba en posiciones de centro, con asomos liberales y progresistas, pero su compromiso partidista no iba a hacerse firme, adquiriendo prioridad sobre el académico, hasta acercarse a la cincuentena de edad. En 1989 se enfrentó al régimen comunista poco antes de su caída al exigir, junto con varios colegas universitarios, la liberación de un grupo de disidentes recientemente detenidos. Asimismo, fue miembro portavoz del foro Público contra la Violencia (VPN), organización ideológicamente heterogénea que encabezó las movilizaciones pro democracia en Eslovaquia durante la Revolución de Terciopelo, en paralelo a las acciones desarrolladas en los países checos por el Foro Cívico de Václav Havel.

Pese a sus relaciones con el liderazgo del VPN, la socióloga, a diferencia de otros compañeros de militancia, no cambió los despachos universitarios por los gubernamentales cuando en junio de 1990 el principal conductor del foro, Vladímir Meciar, se convirtió en el primer ministro de Eslovaquia tras ganar las primeras elecciones republicanas de lista múltiple. Precisamente, en estos comicios salió elegido diputado del Národná Rada o Consejo Nacional el marido de Radicová y padre de su hija Eva, Stano Radic, un guionista, actor y presentador de medios audiovisuales muy popular por su vis cómica y satírica.

En 1991 la VPN se disolvió y Meciar puso en marcha un partido caudillista, el Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS), fuerza nacionalista mayoritaria que continuó gobernando tras el nacimiento el 1 de enero de 1993 de la República Eslovaca independiente como resultado de la extinción, pactada con el Gobierno checo, de la federación checoslovaca. Como analista política consultada habitualmente por los medios de comunicación, Radicová se mostró crítica con el Gobierno del HZDS por su renuencia a adoptar reformas drásticas para la implantación de una economía de mercado competitiva y homologable a los estándares de la Unión Europea. También, reclamó recurrentemente un mayor esfuerzo de las instituciones para la integración social de la minoría romaní o gitana.

2005 fue un año intenso en la vida de la futura primera ministra. Primero, la Facultad de Filosofía de la Universidad Comenius la nombró catedrática de Sociología; era la primera mujer en alcanzar ese escalón académico en dicha especialidad en Eslovaquia. También, se convirtió en directora del Instituto de Sociología de la Academia Eslovaca de Ciencias y en responsable de programas en el Departamento de Sociología de la Universidad Constantino el Filósofo de Nitra. El 8 de abril, tras 25 años de vida conyugal, enviudó de su esposo Stano, víctima de un fulminante ataque al corazón mientras conducía su vehículo en Bratislava. El llorado productor y showman de radio y televisión sólo tenía 49 años. El 17 de octubre siguiente, la directora del SPACE era el nombramiento sorpresa, por el presidente de la República, Ivan Gasparovic, a petición del primer ministro, Mikulás Dzurinda, para la cartera ministerial de Trabajo y Asuntos Sociales y de la Familia. Sustituía a Ludovít Kaník, quien había dimitido tras destaparse un escándalo sobre los negocios presuntamente irregulares de su familia.

Dzurinda, líder de la Unión Cristiano Demócrata Eslovaca (SDKÚ), venía gobernando desde las elecciones de 1998 al frente de una serie de complicadas coaliciones de centro-derecha casi siempre en la cuerda floja; ahora mismo, desde los comicios de 2002, el dirigente democristiano iba por su segundo Gobierno y a duras penas conseguía mantenerlo a flote con la intención de agotar la legislatura. En los meses que sirvió en el Gabinete, donde era la única mujer, Radicová, con sus diagnósticos solidarios de las dificultades y privaciones que padecían los miembros más pobres de la sociedad eslovaca y su preocupación por las minorías sociales de todo tipo, fue vista un poco como el rostro humano de un equipo gobernante comprometido con un reformismo de signo neoliberal.


2. Una tentativa presidencial y un desliz parlamentario

Radicová se aproximó a la SDKÚ-DS, formación oficialista surgida en enero de 2006 de la fusión de los democristianos con el pequeño Partido Democrático (DS), y, sin ser miembro formal por el momento, fue incluida en sus listas electorales. En las votaciones legislativas del 17 de junio de 2006 la ministra se hizo con su primer escaño en el Národná Rada, pero la SDKÚ-DS fue contundentemente derrotada por el Smer, el partido socialdemócrata de Robert Fico. Con la asunción del nuevo Gabinete Fico, el 4 de julio, Radicová vio concluida su primera y breve experiencia gubernamental. El 7 de noviembre siguiente ingresó en la militancia de la SDKÚ-DS y diez días más tarde un congreso del partido la eligió su vicepresidenta, flanqueando a Dzurinda en la presidencia. Fue también en este año, 2006, cuando Radicová inició una relación sentimental con Ján Riapos, un deportista paralímpico con minusvalía de locomoción. El emparejamiento de hecho entre la diputada viuda y el atleta en silla de ruedas, criticado por algunos miembros de la Iglesia católica, duró tres años.

En noviembre de 2007, Radicová, identificada por los sondeos como uno de los políticos mejor valorados del país, fue designada por su partido para representarle en las elecciones presidenciales del 21 de marzo de 2009, a las que se presentaba de nuevo el titular desde 2004, Ivan Gasparovic, quien contaba con el apoyo del Smer y de su socio de Gobierno, el Partido Nacional Eslovaco (SNS, derecha radical nacionalista). Tras aunar los respaldos de los otros dos principales partidos de la oposición, la Coalición Húngara (SMK), vocera de los derechos de la minoría magiar, y el Movimiento Cristiano Democrático (KDH), en su caso con reservas, ya que la vicepresidenta de la SDKÚ-DS le parecía demasiado liberal en materia de costumbres y religión pese a su filiación democristiana, Radicová confirmó su candidatura el 4 de abril de 2008.

Durante la campaña de 2009, la aspirante opositora hizo gala de un estilo firme pero gentil, que intentó vender el toque diferencial femenino en un sistema parlamentario ampliamente dominado por los hombres y a menudo caracterizado por la rudeza verbal. Apoyada en su brillantez intelectual y sus impecables credenciales políticas –había plantado cara a la dictadura comunista y luego no había tenido nada que ver con el denostado régimen de Meciar-, buscó el contraste con Gasparovic, un estadista un tanto anodino aunque apreciado por la población por su rechazo a la confrontación política, proyectándose como una opción más dinámica y moderna frente a la inacción y el tradicionalismo que detectaba en su rival. Al mismo tiempo, se defendió, negando la especie pero rehusando generar más barullo, de la acusación por Fico de que su nombramiento ministerial en 2005 estuvo relacionado con una compra de votos de diputados opositores por el oficialismo de aquel entonces.

A pesar de su atractiva puesta en escena, Radicová, con el 38% de los votos, fue superada por Gasparovic en más de seis puntos en la primera vuelta del 21 de marzo y definitivamente batida en la segunda del 4 de abril, cuando el titular se llevó la reelección con el 55,5%. El desenlace de las presidenciales, en realidad no sorprendente porque Gasparovic había encabezado las encuestas en todo momento, sumió en un profundo malestar al SDKÚ-DS, que se había ilusionado con una victoria en esta votación como antesala de su regreso al poder en las legislativas de 2010, y abrió una brecha en las relaciones entre Radicová y Dzurinda, que pasaron a disputar la candidatura interna a primer ministro, sobre la que debía decidir una elección primaria.

A la semana de su derrota por Gasparovic, la vicepresidenta explicó que estaba decidida a contender por el liderazgo electoral del partido y que si perdía esa apuesta no descartaba abandonar la política. Ahora bien, en ningún caso se separaría de la SDKÚ-DS para montar un partido propio. Pero a los pocos días, el 17 de abril, Radicová se retractó y desistió de presentarse a las primarias porque no quería ser la causa de la "desintegración del partido".

Prácticamente sin solución de continuidad, el 21 de abril, la diputada protagonizó en el Národná Rada un embarazoso incidente al activar el voto electrónico de una compañera de bancada, Tatiana Rosova, mientras ésta estaba ocupada informando al pleno del contenido de una ley educativa. Aunque repudió con vehemencia la acusación de legisladores oficialistas de violar el procedimiento parlamentario al realizar el voto de Rosova de manera deliberada y achacó su acto a un "error humano" fruto del trajín de la sesión, por lo que pedía disculpas, Radicová, en una decisión abrupta que cogió por sorpresa a todo el mundo, renunció a su escaño el 23 de abril aduciendo que era la única manera de disipar cualquier duda sobre su honestidad. A mediados de mayo, la ex parlamentaria confirmó que no acudiría a la elección primaria de la SDKÚ-DS.


3. Primera ministra democristiana alternativa al socialdemócrata Fico

Llegado este punto, el futuro político de Radicová quedó envuelto en la más sombría incógnita. Algunos medios de comunicación no dudaron en dar su carrera en este ámbito por terminada. Sin embargo, al comenzar 2010, a pocos meses de las elecciones generales, una inesperada mudanza en su partido la devolvió al primer plano con aires triunfalistas. El 1 de febrero, Dzurinda, explicando que quería concentrarse en transmitir al electorado el programa de la SDKÚ-DS y confrontarlo con el del Smer, aunque también haciéndose eco del reciente escándalo sobre la posible financiación ilegal de su formación, anunció que desistía de ser el cabeza de lista en los próximos comicios, aunque continuaba como presidente del partido. Al punto, Radicová anunció que estaba lista para ocupar su lugar, pero a la candidatura a primer ministro también salió a aspirar el otro vicepresidente orgánico, Ivan Miklos, quien fuera viceprimer ministro y ministro de Finanzas en los gobiernos de Dzurinda. Radicová y Miklos dirimieron sus ambiciones en la elección interna del 28 de febrero y la victoria fue para ella por 2.669 votos, mil más que su oponente.

Radicová y sus colegas elaboraron un programa electoral fiscalmente conservador, que apostaba por un severo recorte de gastos para achicar el déficit de las cuentas públicas, que rozaba el 7% del PIB y ponía a Eslovaquia fuera de las obligaciones de la eurozona, donde participaba desde el 1 de enero de 2009. Un Gobierno de la SDKÚ-DS intentaría no dañar las prestaciones sociales, se abstendría de subir los impuestos y atraería más inversión foránea, ahora que el país dejaba atrás lo peor de la crisis económica, con una recesión del 4,7% del PIB para el conjunto de 2009. La candidata a primera ministra reconoció la popularidad de algunas medidas de auxilio social introducidas por el Gobierno Fico, como las pagas extras de Navidad para los pensionistas y los cheques a la maternidad, pero destacó en negativo el elevado paro –del 14,8%, cinco puntos por encima de la media europea-, la presión fiscal a la clase media, que le restaba poder adquisitivo, y el empeoramiento de los desequilibrios regionales. Ivan Miklos, que se perfilaba como próximo ministro de Finanzas si los conservadores conseguían regresar al Gobierno, indicó que las prioridades económicas del Gabinete serían la corrección de los desequilibrios financieros a corto plazo y la recuperación del crecimiento a medio plazo.

Pese a encajar a última hora unas revelaciones comprometedoras de la prensa hostil, que le achacaba turbios manejos dinerarios, Fico mantuvo una considerable ventaja sobre Radicová hasta el día del duelo en las urnas. El 12 de junio de 2010 la SDKÚ-DS cosechó unos resultados decididamente malos: el 15,4% de los votos y 28 escaños, lo que suponía un retroceso de tres puntos y tres escaños en relación con 2006. El Smer mejoró sensiblemente los suyos y saltó a los 62 escaños, una ganancia de 12, pero Fico se encontró con las manos atadas al producirse el hundimiento de sus dos socios del Gobierno saliente y con los que pensaba renovar en el poder, el SNS de Ján Slota y el LS-HZDS de Meciar, que en conjunto vieron evaporarse 26 escaños (la fuerza de Meciar, de hecho, se convirtió en extraparlamentaria).

Pese a resultar claro desde ya que no podría forjar una coalición mayoritaria alternativa, Fico, como cabeza del partido más votado, recibió del presidente Gasparovic la encomienda de formar gobierno. Entre tanto, el arco de partidos opositores del centro y la derecha, encabezados por la SDKÚ-DS, activó sus propias rondas de consultas, dejando claro que en ningún caso pensaban contar con el Smer, al que imputaban populismo e incompetencia en la gestión gubernamental. Radicová vio factible la suma de una mayoría absoluta de 79 diputados con los partidos tercero, cuarto y quinto del nuevo Národná Rada, a saber: Libertad y Solidaridad (SaS), formación con poco más de un año de vida, ultraliberal en economía y euroescéptica, conducida por Richard Sulík; el KDH, liderado por Ján Figel; y Most–Híd (puente, en los idiomas eslovaco y húngaro), otra agrupación nueva, desgajada con éxito del SMK por el ex presidente de esta formación Béla Bugár, quien acusaba a sus antiguos colegas de extralimitarse en el nacionalismo magiar, dando cancha a los aires irredentistas que venían de Budapest, y propugnaba un mejor entendimiento con los eslovacos étnicos.

El 23 de junio, nueve días después del encargo presidencial, Fico comunicó a Gasparovic que no era capaz de formar el nuevo Ejecutivo. De inmediato, el jefe del Estado se dirigió a su antigua adversaria en las urnas, quien ya había redactado con sus tres aliados un programa común de gobierno cuyos puntos principales eran la austeridad presupuestaria, la consolidación de la recuperación económica, la lucha en firme contra la corrupción, la creación de empleo, la mejora del clima para los negocios y la mejora también de la sanidad pública. Asimismo, Radicová intentaría reparar los daños en las relaciones con Hungría, país vecino y socio de la UE, donde la mayoría parlamentaria del partido del nuevo primer ministro conservador, Viktor Orbán, acababa de aprobar una ley que concedía la doble nacionalidad a todos los húngaros étnicos ciudadanos de otros países; la medida no excluía a los 520.000 húngaros eslovacos (menos del 10% de la población), lo que había provocado la airada respuesta de Fico, que habló de violación de la soberanía nacional.

El 8 de julio Gasparovic aceptó la dimisión de Fico y nombró primera ministra a Radicová, quien prestó juramento de su puesto. El Gabinete cuatripartito quedó constituido al día siguiente. En él, además de su jefa, la SDKÚ-DS se quedó con cuatro carteras, entre ellas las de Exteriores, para Dzurinda, y Finanzas, para Miklos. El SaS obtuvo otras cuatro, el KDH tres y el Most-Híd, dos. Adjuntos a Radicová figuraban tres viceprimeros ministros, Figel por el KDH, Jozef Mihál por el SaS y Rudolf Chmel por el Most-Híd. Quien decía tener como modelo a la canciller alemana Angela Merkel escribió el registro de la primera mujer jefe de Gobierno en su país. Por cierto, su asunción en Bratislava se producía días después de llegar al poder también las primeras gobernantes femeninas de Finlandia, la centrista Mari Kiviniemi, y Australia, la laborista Julia Gillard.

El 10 de agosto el Gobierno ganó el preceptivo voto de confianza parlamentario por 79 votos contra 66. Al día siguiente, el Národná Rada, dando cumplimiento a un acuerdo de la coalición, aprobó la no participación de Eslovaquia en el préstamo concedido a Grecia colectivamente por la eurozona y el FMI para socorrer a este socio europeo en riesgo de suspensión de pagos. La cancelación de la aportación nacional, 816 millones de euros de un paquete de 110.000 millones, comprometida por el Gobierno Fico, tomaba en consideración el hecho de que el país helénico, pese a su actual calamidad financiera, tenía una renta por habitante mayor que la eslovaca.

Los diputados vincularon también la participación en la nueva Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF), concebida para ayudar a otros países de la eurozona que afrontaran una situación de bancarrota como la de Grecia, a que la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, llegado el caso, presentaran evidencias de que el país demandante hubiese hecho todo lo buenamente posible antes de recurrir al rescate; Bratislava contribuía aquí con 4.371 millones de euros, el 0,99% del máximo contemplado para esta facilidad financiera, cantidad que antes de las elecciones Radicová había calificado de "exorbitante".

La decisión del Parlamento eslovaco fue valorada en términos de insolidaridad por el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, pronunciamiento que motivó la enfadada respuesta de la primera ministra, que exigió excusas a la Comisión Europea por inmiscuirse en una decisión nacional soberana. Radicová, desde Berlín, insistió en que su país no quería que recibiera dinero "gente que ha actuado de manera irresponsable". Al comenzar septiembre, la primera ministra aceró su postura, manifestando que los países muy endeudados deberían ser forzados a entrar en "un proceso ordenado de quiebra", no ser asistidos con nuevas líneas de crédito, y que, para subsistir, el euro necesitaba "un sistema basado en la responsabilidad". A continuación, reclamó que los bancos privados corrieran con su parte de los costes de la crisis de la deuda en la eurozona, ya que quienes "son directamente responsables de la situación deben pagar".

Al mismo tiempo, la coalición de Gobierno aprobó un paquete de austeridad que incluía una subida del IVA del 19% al 20%, un recorte del 10% en los gastos corrientes del Estado y la supresión de algunas deducciones tributarias, como las que beneficiaban a los planes privados de pensiones. Según Radicová, si Eslovaquia hubiera desembolsado los 816 millones de euros para ayudar a Grecia, su déficit público habría alcanzado este año el 9,5% del PIB, frente al 7,8% previsto. El objetivo no era otro que colocar el déficit en 2013 por debajo del tope del 3% fijado por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la UE. En conjunto, el Gobierno esperaba ahorrar 1.700 millones de euros.

(Cobertura informativa hasta 10/9/2010)