Gustavo Madero Muñoz

Ser sobrino nieto de Francisco Madero, el presidente demócrata que puso en marcha la Revolución Mexicana, y con quien guarda por cierto un innegable parecido físico –barba, cabello lacio, frente despajada-, no animó al actual líder del PAN a zambullirse en la política hasta pasados los 40 años. Gustavo Enrique Madero Muñoz, natural de Chihuahua y egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de Guadalajara, donde estudió Ciencias de la Comunicación, tiene una trayectoria fundamentalmente empresarial y gremial, esta última desarrollada en la confederación patronal Coparmex.

Su compromiso panista se remonta a 1996, cuando el gobernador chihuahuense Francisco Barrio le reclutó para su área de Planeación. Ayudado por su prestigioso apellido, el empresario hizo el salto a la política federal a rebufo de la llegada de Vicente Fox a la Presidencia de México en 2000. Tres años después salió elegido diputado federal por su estado y en 2006 ganó el mandato sexenal en el Senado, Cámara que presidió entre 2008 y 2009, con el cometido adicional de coordinador de la bancada del partido hasta agosto de 2010, en el cuarto año del Gobierno Federal de Felipe Calderón. Cuatro meses después se hizo con la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN contra un ramillete de contrincantes y en sustitución de César Nava Vázquez. Tras asumir este cargo partidista, en febrero de 2011, obtuvo licencia en el Senado.

Retratado como un dirigente moderado, responsable y prudente, tanto que también suele pintársele de blando y remiso, Madero tomó en diciembre de 2010 la jefatura blanquiazul dispuesto a poner su sello personal en la agrupación del oficialismo, pero más tarde encajó la estrepitosa derrota de Josefina Vázquez Mota en las presidenciales de 2012, que marcaron el final de 12 años de administraciones panistas en Los Pinos. En la campaña electoral, Madero recibió como un ultraje el respaldo del ex presidente Fox al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, que tachó de "aberración" y "vergüenza".

A pesar de advertir entonces contra el "regreso de las víboras negras" y su "proyecto autoritario y regresivo", Madero cambió de parecer tan pronto como se confirmó la victoria del priísta. Así, en diciembre de 2012, ignorando el escepticismo del poderoso sector calderonista del PAN, firmó de buena gana el Pacto por México, que ayudó decisivamente a alumbrar. El dirigente conservador destacó entonces la utilidad práctica del Pacto forjado por Peña Nieto por su ambicioso plantel de reformas del Estado, aunque en abril de 2013 provocó la suspensión temporal de mismo cuando denunció el desvío de fondos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) a fines electoralistas del PRI de Veracruz. Resueltas las diferencias, en octubre siguiente Madero tomó el relevo a su homólogo al mando del PRI, César Camacho Quiroz, en la presidencia pro témpore del Pacto.

En mayo de 2014 Madero se convirtió en el primer líder del PAN elegido directamente por los militantes, imponiéndose a Ernesto Cordero. En septiembre del mismo año volvió a acogerse a una licencia como presidente de la colectividad, esta vez para ser elegido el cabeza de lista de los diputados plurinominales del partido en las elecciones federales legislativas de junio de 2015. Ricardo Anaya Cortés tomó las riendas del CEN con carácter interino, pero en enero de 2015 Madero estuvo de vuelta en la dirigencia para "consolidar una agenda de cambios del PAN y del país".

(Cobertura informativa hasta 1/2/2015)