Guillermo Alejandro de los Países Bajos

Guillermo Alejandro de Orange-Nassau, príncipe heredero de los Países Bajos, fue proclamado rey el 30 de abril de 2013 a la edad de 46 años como resultado de la abdicación voluntaria de su madre, la reina Beatriz, en el trono desde 1980. Es el séptimo monarca de la dinastía familiar instaurada en 1815 y el primero varón desde su tatarabuelo, el rey Guillermo III, fallecido en 1890. Cabeza de una moderna monarquía europea, constitucional y parlamentaria, Guillermo asume la jefatura del Estado cuando el pueblo holandés afronta serias dificultades económicas (el país está en recesión y el déficit es excesivo, aunque el paro se mantiene muy bajo y no hay crisis de deuda) y el republicanismo, si bien bastante minoritario aún, gana adhesiones ciudadanas. El flamante rey se ha declarado abierto a aceptar, si así lo decide el Parlamento, un recorte de sus prerrogativas constitucionales, instrumentales para el funcionamiento del sistema político, que limitarían sus atribuciones a las estrictamente ceremoniales y simbólicas.

La buena imagen cimentada con los años por Guillermo, un deportista nato y amante de pilotar aviones, debe mucho a la que es su esposa desde 2002, Máxima Zorreguieta, argentina de nacimiento y convertida en una archipopular princesa de los Países Bajos gracias a su expansiva personalidad. La ahora reina consorte ha dado a Guillermo tres hijas, la mayor de las cuales, Catalina Amalia, se ha convertido en la nueva heredera de la corona con el título de princesa de Orange. De la ceremonia de entronización sólo estuvo ausente el hermano menor de Guillermo, el príncipe Friso, sumido en el coma desde el aciago accidente en la nieve sufrido en 2012.

(Texto actualizado hasta abril 2013)

1. Formación y actividades del príncipe heredero de Holanda
2. Matrimonio y descendencia con Máxima Zorreguieta
3. Acceso al trono por abdicación materna


1. Formación y actividades del príncipe heredero de Holanda

El nuevo rey de los Países Bajos, cuyo nombre completo y no castellanizado es Willem-Alexander Claus George Ferdinand, nació en el Universitair Medisch Centrum de la ciudad de Utrecht el 27 de abril de 1967 como el primogénito de Beatriz Guillermina Armgard, entonces heredera al trono con los títulos de princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld, y de Claus van Amsberg, príncipe de los Países Bajos. Cuando su alumbramiento, los medios nacionales destacaron que Guillermo Alejandro era el primer varón nacido en la línea dinástica de la casa de Orange-Nassau desde 1851, año de nacimiento del príncipe Alejandro, cuya muerte prematura en 1884, antes que su padre, el rey Guillermo III, había obligado a reformar la legislación sobre la heredad de la Corona, de tipo semi-sálica, para conceder plenos derechos sucesorios al único hijo que le quedaba al monarca, la princesa Guillermina. En 1890 murió el rey Guillermo y su hija, bisabuela de Guillermo Alejandro, inició un período monárquico de 123 años de duración en el que las testas coronadas, tres, fueron femeninas.

En 1966 Beatriz y Claus había contraído matrimonio sobreponiéndose al rechazo que en parte de la opinión pública holandesa suscitaban los orígenes de él, un aristócrata alemán que a finales de la Segunda Guerra Mundial había lucido el uniforme de la Wehrmacht en Italia, al tiempo que sus paisanos nazis sometían a Holanda a un duro régimen de ocupación. Beatriz dio a luz otros dos hijos, Friso, en 1968, y Constantino, en 1969. Los tres hermanos fueron bautizados en la fe protestante calvinista de la Iglesia Reformada Neerlandesa.

La infancia de Guillermo, que desde el momento de nacer ostentaba los títulos de príncipe de los Países Bajos, príncipe de Orange-Nassau y jonkheer (título nobiliario de carácter honorífico) de Amsberg, transcurrió en el diminuto Castillo de Drakesteijn, cerca de Baarn, en la provincia de Utrecht. En 1981, al año de acceder su madre al trono (30 de abril de 1980) en virtud de la abdicación de su abuela, la reina Juliana, y de convertirse él por tanto en príncipe heredero con el título de príncipe de Orange a la edad de 12 años, la familia real se mudó al Palacio Huis ten Bosch, un edificio mucho más grande emplazado en una vasta extensión boscosa en las afueras de La Haya. El muchacho, protagonista habitual de pequeñas travesuras y de escenas divertidas ante las cámaras de los periodistas, recibió la educación primaria y secundaria en centros públicos de la misma Baarn, una población de menos de 20.000 habitantes, así como en el Eerste Vrijzinnig Christelijk Lyceum de La Haya. Entre 1983 y 1985 cursó un bachillerato internacional en el Reino Unido, en el United World College of the Atlantic, hoy Atlantic College (UWC), sito en la localidad galesa de Llantwit Major.

En agosto de 1985, una vez alcanzada la mayoría de edad, que le facultaba también para ser miembro del Consejo de Estado que presidía su madre, Guillermo inició en la Armada Real un servicio militar de año y medio. Hasta enero de 1987 fue instruido en el Real Instituto Naval (KIM) de Den Helder y sirvió con los galones de alférez a bordo de las fragatas Tromp y Abraham Crijnssen. En 1988 volvió a ponerse el uniforme de marino para realizar un curso adicional en el buque escuela Van Kinsbergen, donde recogió los despachos de teniente de navío. Como oficial de la Armada en la reserva, en los años siguientes Guillermo recibió sucesivos ascensos hasta alcanzar el grado de comodoro en 2005. En 1987 el príncipe ingresó en la Facultad de Artes de la Universidad de Leiden para estudiar Historia, Derecho, Economía y Ciencias Políticas. En 1993 completó la licenciatura en Historia haciendo lectura de una tesis de fin de carrera que versaba sobre las medidas tomadas por Holanda en 1966 cuando Francia decidió abandonar el mando militar integrado de la OTAN.

No obstante su instrucción castrense en la Marina, Guillermo descubrió que su pasión no eran los barcos, sino los coches veloces (en 1988 sufrió un accidente de circulación) y, sobre todo, los aviones, desde avionetas monoplaza hasta el bimotor de pasajeros Fokker 70 asignado al transporte de la familia real, cuyos mandos ha conducido en varias ocasiones. En 1989 y 1991 el príncipe heredero, que en todos estos años procuró acumular horas de vuelo para mantener sus licencias de piloto privado y comercial, adquiridas en 1985 y 1987, trabajó como piloto voluntario en Kenya, para una ONG de asistencia médica y para la oficina estatal de protección de la fauna salvaje. Desde 2001 tiene licencia para pilotar también grandes aviones de carga.

En 1994, tras graduarse en la Universidad de Leiden, Guillermo se procuró la licencia de piloto militar en el seno del 334 Escuadrón de Transporte de la Real Fuerza Aérea y de paso tomó clases en la Academia de la Defensa (NLDA) en la ciudad de Breda. En 1995 empezó a hacer vida independiente en un chalet propio cercano al Palacio Real. Al igual que en la Armada, Guillermo fue hecho oficial en la reserva de la Fuerza Aérea, el Ejército y la Koninklijke Marechaussee o Real Gendarmería. Su promoción en los respectivos escalafones tocó techo en 2005 con el triple ascenso a comodoro del Aire, brigadier general del Ejército y brigadier general de la Marechaussee. Dentro de sus cometidos como príncipe, Guillermo realizó visitas rutinarias de inspección a unidades y acuartelamientos de los tres ejércitos. También, asistió a maniobras militares y se reunió con las tropas holandesas destacadas en operaciones terrestres y navales en el exterior, como las misiones de asistencia a la seguridad en Afganistán y de lucha contra la piratería en las costas de Somalia.

Una vez terminados sus estudios académicos y su capacitación militar, Guillermo, indica la web de la Casa Real, se entregó a un "programa intensivo para familiarizarse con todas las facetas de la sociedad holandesa". Así, el futuro rey estudió a conciencia los sistemas legal y constitucional de su país, fue puesto al corriente de los diversos apartados del gobierno de la nación y el funcionamiento de la vida política en visitas regulares a los ministerios y las principales instituciones del Estado, y realizó desplazamientos a las instituciones europeas. Entre sus obligaciones oficiales ha estado presidir la Fundación Orange. Las cuestiones económicas y empresariales del sector privado también fueron objeto de estudio por el heredero al trono, que asistió a un Programa de Desarrollo Avanzado impartido por la Kellogg School of Management de la Northwestern University de Evanston, Illinois, Estados Unidos.

Otra de las materias que ha ocupado la atención de Guillermo ha sido la gestión sostenible del agua, área específica en la que empezó a interesarse en 1997. En su país asumió en 2000 la presidencia de la Comisión Integrada de Gestión del Agua, luego denominada Comité Asesor del Agua, perteneciente al Ministerio de Infraestructuras y Medio Ambiente. A nivel internacional, ha sido patrón de la Global Water Partnership (GWP), una red internacional de agencias gubernamentales y ONG especializadas en la gestión de recursos hídricos creada en 1996 por el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Exteriores de Suecia, y en 2000 presidió el II Foro Mundial del Agua, celebrado en La Haya. A finales de 2006 el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, le puso al frente de su Comité Asesor sobre Agua y Saneamiento (UNSGAB), cargo que llevaba implícita una apretada agenda internacional.

Guillermo no sólo es un consumado aviador, sino que, como es habitual en otros retoños de casas reales europeas, está identificado con el mundo del deporte en su sentido más amplio. El fútbol, la natación, el submarinismo, el tenis, el esquí y el alpinismo son algunas de las especialidades deportivas que ha practicado con fruición. Caben destacar además sus participaciones en el Maratón de Nueva York de 1992 y, en 1986, en el espectacular Elfstedentocht, la carrera de patinadores sobre hielo que, cuando las condiciones meteorológicas lo permiten —cosa que pocos años sucede— y con salida y meta en Leeuwarden, se disputa a lo largo de casi 200 km de canales helados repartidos entre 11 ciudades de la provincia de Frisia.

En la década de los noventa Guillermo tuvo que dejar de practicar algunos deportes con riesgo de producirle lesiones graves tras serle diagnosticada una rara enfermedad autoinmune, la sarcoidosis o mal de Besnier Boeck, que puede alterar el metabolismo de cualquier órgano del cuerpo. La Casa Real hizo pública la enfermedad en 1997, seis años después de ser detectada, aunque luego informó que Guillermo se había curado espontáneamente de la dolencia porque los tejidos afectados se le habían regenerado sin necesidad de tratamiento. Con toda lógica, dada su posición y sus gustos personales, Guillermo fue miembro del alto patronato del Comité Olímpico de los Países Bajos-Federación Neerlandesa de Deportes (NOC-NSF) y en 1998 entró a formar parte del Comité Olímpico Internacional (COI).

En su etapa principesca, Guillermo, quien proyectaba una imagen agradable aunque no especialmente seductora, de príncipe heredero inteligente, responsable y al mismo tiempo capaz de dar rienda suelta al relajo y la extraversión, recibió gran número de condecoraciones estatales de su país y del extranjero. Entre estas últimas, caben destacar las grandes cruces de la Legión de Honor de Francia, la Orden Nacional del Mérito de Francia, la Cruz Federal del Mérito de Alemania y la Orden de Isabel la Católica de España, así como los grandes cordones de la Orden del Crisantemo de Japón y la Orden del Libertador de Venezuela.


2. Matrimonio y descendencia con Máxima Zorreguieta

El 2 de febrero de 2002, con 34 años y al cabo de un largo historial de idilios y noviazgos con jóvenes de su país, Guillermo contrajo matrimonio en Ámsterdam con la plebeya argentina Máxima Zorreguieta Cerruti, una economista y ejecutiva bancaria nacida en Buenos Aires en 1971. La novia era hija de Jorge Horacio Zorreguieta Stefanini, el que fuera secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca en el Gobierno del dictador militar Jorge Videla entre 1979 y 1981, un trasfondo familiar peliagudo que suscitó abundantes recelos en la opinión pública y en la clase política holandesas.

Guillermo y Máxima se conocieron en 1999 en Sevilla, España, en una fiesta de ambiente flamenco al calor de la Feria de Abril, en la época en que ella ejercía como vicepresidenta de ventas institucionales en el Deustche Bank de Nueva York. El 30 de marzo de 2001, tras casi dos años de noviazgo discreto pero pródigo en chismorreos, la reina Beatriz y el príncipe Claus (quien iba a fallecer en octubre de 2002 a los 76 años) anunciaron el compromiso oficial de su hijo en una sencilla comparecencia que al mismo tiempo fue la presentación de Máxima al pueblo holandés.

El 3 de julio siguiente las dos cámaras del Parlamento, los Estados Generales, aprobaron, si bien no por unanimidad, una pieza legal elaborada por el Gobierno, por entonces encabezado por el laborista Wim Kok, que daba luz verde al matrimonio de Guillermo y Máxima. La autorización institucional, preceptiva en la democracia holandesa, llegó después de recibir el Gobierno un informe confidencial encargado a un especialista en América Latina donde se concluía que quedaba prácticamente descartado que Jorge Zorreguieta hubiera participado personalmente en la represión o en la violación de los Derechos Humanos durante el período en que fue ministro de la Junta Militar. Jorge Zorreguieta y María del Carmen Cerruti accedieron a no asistir a la boda de su hija para ahorrarle tensiones al magno evento; de hecho, las autoridades holandesas les vetaron sin rodeos. Por su parte, Máxima, que el 17 de mayo obtuvo la nacionalidad neerlandesa y estaba aprendiendo a marchas forzadas el idioma de su país adoptivo, explicó que ella mantendría su fe católica, aunque los hijos que pudiera tener con Guillermo serían bautizados en el seno de la Iglesia Reformada Neerlandesa.

Superados los obstáculos técnicos pero no totalmente las reticencias suscitadas en el público, Guillermo y Máxima, en adelante princesa de los Países Bajos y princesa de Orange-Nassau, celebraron sus esponsales en febrero de 2002. Estos consistieron en una sobria ceremonia civil oficiada por el alcalde de Ámsterdam, Job Cohen, en el Beurs van Berlage (edificio de ladrillo construido en el siglo XIX para alojar la Bolsa de la ciudad y últimamente destinado a actos culturales), seguida de la ceremonia religiosa, con toda la pompa y el gentío propios de estos fastos acontecimientos, en la Nieuwe Kerk, el principal templo gótico de la ciudad. La boda religiosa estuvo al cargo del reverendo protestante Carel ter Linden, quien contó con la asistencia del sacerdote católico Rafael Braun, amigo de la familia de la novia y que leyó pasajes de la Biblia en español.

Luego, en el cortejo por las calles de la ciudad, los príncipes pudieron escuchar los pitidos y abucheos, amortiguados por los vítores de la mayoría, de unos centenares de manifestantes incrustados en la muchedumbre, uno de los cuales salpicó de pintura blanca el carruaje de gala. Las muestras de disidencia, aunque anecdóticas, hicieron recordar los disturbios populares que empañaron la boda de Beatriz y Claus en 1966, cuando fueron arrojados botes de humo al paso de los príncipes y se registraron choques con la Policía, que practicó detenciones.

La real pareja instaló provisionalmente su hogar en La Haya y en 2003 se estableció en una villa en la finca De Horsten de la localidad de Wassenaar, también en la provincia de Holanda Meridional. El 7 de diciembre de ese año Guillermo y Máxima estrenaron la paternidad con el nacimiento de Catalina Amalia, princesa de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y segunda en la línea de sucesión al trono. La rubicunda niña, viva estampa de sus padres, recibió el nombre completo de Catharina-Amalia Beatrix Carmen Victoria. Más tarde Máxima alumbró a Aleja (Alexia Juliana Marcela Laurentien), el 26 de junio de 2005, y a Ariadna (Ariane Wilhelmina Máxima Inés), el 10 de abril de 2007, ambas princesas de los Países Bajos y de Orange-Nassau.

Su pronta descendencia, que aseguraba la continuidad de la dinastía y, muy en particular, el carácter expansivo y jovial de Máxima, cuya naturalidad y simpatía desarmantes terminaron por conquistar a todo el mundo, fueron determinantes para la consolidación de Guillermo como un príncipe heredero respetado y apreciado. El glamour y el calor de los futuros reyes de los Países Bajos (el 13 de mayo de 2011 el Parlamento confirmó que ella gozaría de la condición de reina, y no meramente de princesa consorte, cuando él fuera entronizado) confirieron también un lustre fresco a la Casa Real, que con Beatriz a la cabeza era percibida en ocasiones como una institución familiar propensa a la gravedad o la frialdad.

En sus años de casados, los príncipes herederos, aunque muy populares en todo momento, no estuvieron blindados frente a las críticas. La polémica saltó en 2009 al trascender que los cónyuges habían invertido cierto capital (su cuantía precisa no trascendió) en dos bungalows construidos, supuestamente con criterios de sostenibilidad ambiental y mirando por el desarrollo de la comunidad local, en la península de Machangulo, un centro vacacional de Mozambique. El cruce de informaciones, sobre que el proyecto tenía una finalidad esencialmente lucrativa y estaba promovido por una sociedad inmobiliaria radicada en la isla de Jersey, un conocido paraíso fiscal, y que el contratista andaba metido en chanchullos de corrupción, llevó el asunto al Parlamento, donde se escucharon voces poniendo en duda la moralidad de una inversión privada de estas características en un país eminentemente pobre como era Mozambique.

Al final, el entonces primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende, comunicó en el pleno de la Cámara que los príncipes, sensibles a la controversia suscitada, habían decidido revender los inmuebles en cuanto estuvieran terminados. Posteriormente, de viva voz, Guillermo iba a reconocer que se habían "equivocado" al "no vender antes" las casas playeras compradas en Mozambique.


3. Acceso al trono por abdicación materna

El 28 de enero de 2013 la reina Beatriz, materializando una especulación que estaba cobrando fuerza en los últimos tiempos, anunció a la nación su decisión de abdicar en favor de su hijo mayor el próximo 30 de abril, fecha en que completaría 33 años de reinado. La veterana monarca, a punto de cumplir los 75 años, seguía así los pasos adoptados por su abuela Guillermina en 1948 y su madre Juliana en 1980. El mismo día se informó que el sucesor tomaría el nombre regio de Guillermo Alejandro, su mismo nombre civil, en lugar del presumible Guillermo IV, designación con ordinal por la que el propio príncipe había abogado en el pasado.

Con la tranquilidad de las sucesiones planificadas de antemano, comenzaron los preparativos de la abdicación-entronización, modalidad de relevo en la jefatura del Estado que estaba adquiriendo la categoría de tradición en Holanda. Días antes del evento, el 17 de abril, Guillermo y Máxima concedieron una profusa entrevista que fue retransmitida simultáneamente por el canal público NOS y la cadena comercial RTL 4. Respondiendo de manera relajada, con momentos coloquiales y desenfadados, a una amplia batería de preguntas, el príncipe heredero transmitió el mensaje de que él iba a ser un soberano cercano al pueblo, abierto a los cambios y en todo momento humano, tal como reflejaban ciertos errores personales del pasado. "Seguiré cometiendo fallos, pero hay que aprender de ellos", manifestó con franqueza el próximo rey.

Aunque opinaba que el cabeza de esta moderna monarquía constitucional y parlamentaria debía "seguir teniendo un papel" en los procedimientos institucionales (la Constitución establece que el rey es miembro "inviolable" e "irresponsable" del Gobierno, que el primer ministro y los ministros del Gabinete son nombrados y cesados por real decreto, y que la firma del rey acompaña también toda ley aprobada por los Estados Generales), él se mostraba dispuesto a "respetar" cualquier decisión "democrática" del Parlamento, a la sazón el "máximo órgano" en Holanda, que alterara sus prerrogativas en un sentido restrictivo, incluso si se decidía que sus funciones debían limitarse a lo estrictamente ceremonial y simbólico, sin ninguna implicación política. El mismo asentimiento cabía esperar de él si los diputados aprobaban una reducción de las partidas de gastos asignadas a la familia real en tiempos de crisis. Unos recortes demandados por muchos, pues la Casa Real de los Países Bajos, un país rico aunque tirando a pequeño, era, con 39,6 millones de euros de presupuesto anual, la segunda más cara de Europa después de la británica (48,6 millones).

La jornada de coronación del 30 de abril de 2013 discurrió conforme al guión establecido. Por la mañana, la reina firmó el instrumento de abdicación en la Cámara del Consejo del Palacio Real de Ámsterdam, con lo que volvió a ser lo que ya había sido hasta 1980: la princesa Beatriz de los Países Bajos, princesa de Orange-Nassau y princesa de Lippe-Biesterfeld, con tratamiento de Alteza Real. A continuación, madre, hijo, nuera y nietas se asomaron al balcón principal del Palacio para recibir las ovaciones de los 25.000 súbditos congregados en la Plaza Dam, tapizada de naranja, el color de la Casa de Orange-Nassau, y salpicada de banderas tricolores nacionales, de franjas roja, blanca y azul, así como de enseñas albicelestes argentinas.

Transcurrido el mediodía, tuvo lugar la ceremonia de investidura real de Guillermo Alejandro, con 46 años recién cumplidos y acompañado de una radiante Máxima, en la Nieuwe Kerk, en presencia de más de 2.000 invitados ilustres, entre ellos una treintena de representantes de 19 casas reales, y simultáneamente a una sesión conjunta de las dos cámaras de los Estados Generales. En su discurso de aceptación, Guillermo Alejandro, vestido de frac, con chaleco blanco y pajarita, envuelto en el manto de armiño de sus antecesores y ante las insignias y símbolos del Reino —la corona enjoyada, el cetro, el orbe crucífero, la espada del Estado, el estandarte nacional y un ejemplar de la Constitución—, rindió homenaje "a mi querida madre" y abordó de lleno la crisis económica cuando dijo que: "Accedo al trono en un momento en que muchas personas del Reino se sienten vulnerables e inseguras. Vulnerables por su situación laboral o su estado de salud. Inseguras por sus ingresos o por el entorno que les rodea (…) Como rey, quiero fortalecer el vínculo de confianza mutua entre el pueblo y su Gobierno, preservar nuestra democracia y servir al interés público."

La solemne ceremonia alcanzó su momento culminante con los mutuos juramentos de lealtad del nuevo monarca y los miembros de los Estados Generales, así como los delegados de Curaçao, Aruba y Sint Maarten, los tres países autónomos del Caribe integrados en el Reino de los Países Bajos y que hasta 2010 conformaron la entidad conocida como Antillas Holandesas.

(Cobertura informativa hasta 1/5/2013)