George Sabra
Presidente del Consejo Nacional Sirio (2012-)
El cristiano ortodoxo griego y político socialdemócrata George Sabra preside el Consejo Nacional Sirio (CNS), la primera alianza surgida para reunir a los diversos grupos y organizaciones de oposición adheridos a la sublevación popular de 2011 contra el régimen de Bashar al-Assad y el partido Baaz. Es oriundo de Qatana, pequeña localidad próxima a Damasco con una importante población cristiana, estudió Geografía en la Universidad de Damasco y luego se especializó en nuevas tecnologías pedagógicas por la Universidad de Indiana en Estados Unidos. Su perfil profesional descansa en las labores docentes y literarias orientadas a la infancia.Veterano opositor izquierdista, desde principios de la década de los setenta Sabra fue un militante activo del Partido Comunista Sirio (Buró Político), escisión contraria a la conversión del comunismo local en un mero satélite del Baaz y su programa socialista, nacionalista y autoritario. En 1985 ingresó en el Comité Central de la formación, en un momento en que esta ya había adoptado una línea de rechazo frontal al régimen dictatorial de Hafez al-Assad, lo que acarreaba duras represalias.
En 1987 el profesor y escritor fue detenido y los ocho años siguientes los pasó en la cárcel. En 2000 participó en la reorganización del Encuentro Democrático Nacional, una vieja alianza de la oposición izquierdista, muy reprimida por Assad padre, que asomó de nuevo durante la efímera Primavera de Damasco a raíz de la llegada a la Presidencia de Assad hijo. Cinco años después, Sabra fue uno de los firmantes de la Declaración de Damasco, manifiesto de un colectivo de la oposición secular en favor de una transición democrática en Siria, y orquestó desde la clandestinidad la transformación del PCS (Buró Político) en el Partido Democrático Popular Sirio, con renuncia del marxismo-leninismo y adopción de la socialdemocracia. A partir de marzo 2011 tomó parte en las primeras manifestaciones masivas de repudio al régimen. Entre julio y septiembre estuvo preso acusado de incitar a la revuelta. Al poco de ser liberado, en octubre, huyó a Turquía para unirse al recién creado (23 de agosto) Consejo Nacional Sirio, que integraban a partes iguales opositores domésticos y del exilio, y que tenía su base en Estambul.
Sabra se destacó como uno de los principales dirigentes del ala secular y progresista del CNS, donde los sectores religiosos próximos o pertenecientes a los Hermanos Musulmanes llevaban la voz cantante. La falta de coordinación entre las decenas de grupos integrantes, las desavenencias ideológicas y estratégicas, y el clima de sospechas entre sus miembros socavaron la agenda política de esta amalgama parcial de adversarios del régimen, que tardó en obtener el primer reconocimiento exterior como "interlocutor principal" y "representante legítimo" del pueblo sirio, y que tuvo grandes dificultades para ganarse la confianza de los resistentes civiles y los combatientes que operaban en el interior, estos últimos organizados militarmente como Ejército Sirio Libre (ESL).
El primer presidente del Comité Ejecutivo del CNS, Burhan Ghalioun, un sociólogo sunní radicado en París, defraudó las expectativas sobre su capacidad para conciliar los puntos de vista de los sectores laicos, prooccidentales e islamistas, además de irritar al ESL por su renuencia a militarizar la rebelión. En mayo de 2012 Ghalioun, acribillado por las críticas, presentó la dimisión. De inmediato, Sabra, adscrito a la Oficina de Mártires y Prisioneros del CNS, se presentó como candidato a suceder a Ghalioun, pero en la votación efectuada el 10 de junio resultó derrotado por el kurdo sunní Abdulbaset Sieda, un poco conocido académico exiliado en Suecia. El nuevo presidente manifestó su intención de convertir al CNS en una organización más plural y democrática, y aunque favoreció la redacción de una "hoja de ruta" para un futuro de Siria sin Assad, no consiguió ni reclutar nuevos aliados ni transmitir una imagen de liderazgo. Además, Sieda fue impugnado por los principales movimientos kurdos, su propia comunidad, porque no era partidario de una solución federal para el Estado.
El 9 de noviembre de 2012 Sabra, por 28 votos contra 13, consiguió imponerse a un candidato rival, Hisham Marwah, jurista islámico del Bloque para la Fundación Nacional, en la elección del sucesor del dimitido Sieda. La votación del nuevo Comité Ejecutivo del CNS correspondió a los miembros del Secretariado General, del que hasta ahora Sabra había estado ausente, y tuvo lugar en Doha. La cita en la capital qatarí se adelantó en dos días a la celebración en el mismo escenario de la conferencia que alumbró la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Sirias (CNFROS), organización que aglutinaba a un mayor número de grupos rebeldes, en particular los luchadores del interior, involucrados a estas alturas en una guerra civil abierta contra las huestes de Assad, y que debía producir resultados más tangibles allá donde el CNS se había mostrado incapaz e ineficaz: ofrecer al mundo un frente político y militar más cohesionado, merecedor de pleno respaldo diplomático y de ayudas económicas y materiales, sin las cuales la atascada Revolución muy difícilmente, o de ninguna manera, podría triunfar.
Sabra anunció que el CNS partía como el principal miembro de la CNFROS, a cuyo cuerpo inicial de 60 miembros aportaba 22 representantes, y que de ninguna manera sería "subsumido" por la nueva alianza opositora. Asimismo, el dirigente reclamó "armas" para el ESL, cuyo nuevo comandante en jefe pasó a ser el general Salim Idris, y reiteró el llamamiento de su organización a los gobiernos árabes y occidentales para que intervinieran en Siria y crearan pasillos humanitarios para proteger a la población civil de los ataques indiscriminados del régimen. En los meses siguientes, Sabra se empleó a fondo en los esfuerzos diplomáticos del conglomerado CNS/CNFROS, con escasos resultados, para obtener de las potencias occidentales la asistencia, sobre todo militar, que requerían con urgencia, toda vez que el Ejército y las milicias baazistas habían conseguido reponerse de la oleada de deserciones y, con la inestimable ayuda de Irán y la guerrilla libanesa shií de Hezbollah, no sólo desbarataban las ofensivas del ESL sino que recuperaban terreno.
En marzo de 2013, junto con el entonces presidente de la Coalición, el islamista moderado Moaz al-Jatib, y el recién elegido primer ministro del Gobierno interino encargado de articular una administración en los territorios liberados del norte, el empresario Ghassan Hitto, Sabra estuvo en la delegación de la CNFROS que participó en la Cumbre de la Liga Árabe en Doha, donde la oposición representó a Siria en lugar del Gobierno de Damasco. La falta de progresos en las gestiones para redoblar la ayuda internacional a la rebelión arrastró a un frustrado Jatib a la renuncia, que fue efectiva el 22 de abril de 2013. En ese momento, Sabra asumió en funciones la presidencia de la CNFROS, hasta la elección el 6 de julio como nuevo titular de un dirigente del CNS, Ahmad al-Jarba, notable tribal sunní auspiciado por Arabia Saudí.
Como los restantes líderes de la CNFROS, el cristiano Sabra recibió como un auténtico jarro de agua fría el desenlace del criminal bombardeo químico, atribuido al régimen, del 21 de agosto de 2013 en el área damascena de Ghuta, ya que mejora considerablemente la situación estratégica de Assad al permitirle seguir adelante con la guerra convencional, y de paso recobrar cierta legitimidad como interlocutor, al precio asumible de desprenderse de todo su arsenal químico. En octubre, Sabra, resistiendo las presiones del grupo de Amigos de Siria, ha transmitido su negativa a participar en una conferencia política, Ginebra II, pactada por Estados Unidos y Rusia para buscar una salida pacífica y política a la catastrófica contienda que arrasa el país árabe tras más de dos años y medio de enfrentamientos y masacres. Para sentarse en una mesa negociadora con los representantes del régimen, el jefe del CNS exige que se imponga a Assad como precondiciones clave la renuncia a desempeñar ningún papel en el futuro gobierno de transición, lo que equivale a su marcha del poder, y la completa retirada de las fuerzas de Hezbollah.
(Cobertura informativa hasta 1/11/2013)