Garry Conille

En mayo de 2024 Garry Conille, antiguo primer ministro de Haití con un bagaje de alto trabajador de la ONU perito en los campos del desarrollo y la salud, fue la persona escogida por un consejo de notables locales para conducir el Gobierno del desventurado país caribeño en unas circunstancias dramáticas de colapso estatal. En junio, Conille tomó posesión del puesto con la misión —para los más pesimistas poco menos que imposible— de devolver un mínimo de orden y seguridad a sus paisanos en medio de una explosión de violencia sin precedentes, provocada por las agresivas bandas criminales, que ha hundido Haití en la anarquía. 

El asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021 abrió un vacío de poder que el débil Gobierno del primer ministro Ariel Henry no fue capaz de cubrir. Al contrario, la situación se agravó considerablemente en marzo de este año con la virtual toma del control de Puerto Príncipe por los delincuentes, quienes, desbordando a los efectivos de la Policía Nacional, lanzaron una serie de ataques coordinados contra puntos estratégicos de la capital, causando cientos de muertos. Solo el dinamismo de una organización subregional, la CARICOM, permitió poner en marcha un Consejo Presidencial de Transición (CPT) de nueve miembros y con mandato hasta febrero de 2026, el cual, no sin contratiempos de última hora, fue el encargado de designar a Conille. La misión más urgente del nuevo primer ministro es restablecer una administración funcional y asegurar los elementos más básicos de la estructura social y económica para socorrer a la población, a merced de los tiroteos, los secuestros, los saqueos, las infecciones y el hambre. 

Nada de ello será factible, menos cualquier plan de convocatoria de elecciones (los últimos comicios se remontan a 2016) y normalización de las instituciones políticas en el horizonte 2025-2026, si antes no se consigue doblegar a las pandillas, cuya beligerancia consiguió tumbar a Henry. El CPT confía en poder abrir un "diálogo constructivo con los grupos armados para encontrar soluciones pacíficas y evitar confrontaciones violentas". Conille contará con el socorro providencial de Kenya, que se dispone a enviar a Haití un millar de policías para conformar el núcleo de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre de 2023 y paralela a la ineficaz Oficina Integrada de las Naciones Unidas (BINUH). Este fue el último servicio prestado por Henry antes de dimitir, y su efectividad sobre el terreno es una incógnita. Hoy por hoy, los haitianos están sumidos en el terror y la desesperación, y el Gobierno de Conille, quien ha prometido luchar "sin tregua contra la violencia y la impunidad", debería representar una oportunidad para superar este crítico estado de cosas.

(Texto actualizado hasta 17 junio 2024)


Garry Conille, de 58 años, responde al perfil de tecnócrata independiente con amplia experiencia en la función pública internacional. Hijo de un ministro del Gobierno en la época de la dictadura duvalierista, se formó como médico obstetra y ginecólogo en la Universidad Estatal de Haití y posteriormente, con la ayuda de una beca Fulbright, cursó un Máster en Salud Pública por la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. 

Entre 1994 y 1998, durante las presidencias de Jean-Bertrand Aristide y René Préval, Conille, desde la Asociación para el Desarrollo Nacional, ayudó a poner en marcha un muy necesario sistema de atención primaria que dio cobertura sanitaria a los residentes de las áreas más desfavorecidas del país. Especializado en las afecciones de salud sexual y reproductiva, en 1999 empezó a trabajar para la ONU, primero como encargado de proyectos del Fondo de Población (FPNU) y desde 2004 como consejero técnico destacado en Etiopía. En estos años prestó también servicios profesionales al Hospital Albert Schweitzer de Artibonite y a la ONG sanitaria Population Services International (PSI). Además, divulgó al público haitiano sus conocimientos y consejos médicos a través de un programa de la Radio Vision 2000 que contaba con los patrocinios de la PSI y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

En 2007 el FPNU ascendió a Conille a asesor técnico jefe para África y a coordinador del nuevo Programa Mundial para Mejorar la Seguridad de Productos Básicos en Salud Reproductiva (GPRHCS). Un año más tarde le fue encomendado el liderazgo de la Unidad sobre Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). En marzo de 2010 el doctor en Medicina seguía desarrollando dicha labor, en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), cuando se produjo el histórico terremoto que arrasó todo el sudeste de Haití, incluida la capital Puerto Príncipe, y mató a entre 100.000 y 200.000 personas. A toda prisa, Conille se implicó en la coordinación internacional de la respuesta humanitaria al desastre como el jefe del equipo, con un pie sobre el terreno siniestrado, del enviado especial del secretario general de la ONU a Haití, el ex presidente estadounidense Bill Clinton.

En junio de 2011 Conille se reincorporó al PNUD, ahora en calidad de representante residente y coordinador humanitario en Níger. Poco después, el 5 de septiembre, el entonces presidente haitiano, Michel Martelly, le nombró primer ministro para reemplazar al dimitido Jean-Max Bellerive, el cual había ejercido en el segundo Ejecutivo de Préval. El Senado, que previamente había rechazado dos nominaciones consecutivas de Martelly, las del empresario Daniel Gérard Rouzier y el abogado y ex ministro de Justicia Bernard Honorat Gousse, aprobó el 4 de octubre a Conille, quien el 18 de octubre arrancó su difícil cometido a la vez que sus ministros.

Muchos —incluido el partido de Préval, Inite, con mayoría en el Parlamento— creyeron entonces que una personalidad neutral con el recorrido y el peritaje del oficial del FPNU y el PNUD era exactamente la que Haití necesitaba para conducir la penosísima reconstrucción material, económica y social posterior al devastador seísmo de 2010, calamidad natural a la que habían seguido una severa temporada de huracanes y una epidemia de cólera aún activa. Sin embargo, diversos contratiempos pusieron cuesta arriba la labor del nuevo primer ministro. 

La crisis humanitaria se mostró más pertinaz de lo esperado y, peor todavía, Conille no consiguió establecer unas relaciones de confianza con el presidente Martelly, quien le había colocado en el puesto solo para vencer el bloqueo de la oposición parlamentaria. La división estalló en el Gobierno a propósito de la investigación abierta por el Parlamento a los altos oficiales sospechosos de tener una doble nacionalidad, algo prohibido por la Constitución. Su incapacidad para acercar a los dos sectores del Gabinete enfrentados por esta cuestión empujó a Conille a presentar la carta de renuncia a Martelly el 24 de febrero de 2012. Su salida del Ejecutivo se demoró hasta el 16 de mayo con la toma de posesión de su sucesor, Laurent Lamothe.

Tras esta frustrante experiencia en la dirección gubernamental de los asuntos de su país, Conille regresó a la función pública internacional. Abrió entonces un paréntesis político que iba a durar 12 años. En septiembre de 2012 el PNUD le envió a Liberia, país de África embarcado en una prometedora reconstrucción económica y democrática tras años de ruinosas guerras civiles y dictaduras. En enero de 2014 fue nombrado director regional para África de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) y en octubre de 2015 se desplazó a Ginebra para tomar la posición de subsecretario general para Programas y Operaciones de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. A partir de mayo de 2017 Conille trabajó de seguido para la ONU. Con el PNUD, fue coordinador residente primero en Burundi y luego en Jamaica. En enero de 2023 pasó a la UNICEF como director regional para América Latina y el Caribe, con despacho en Panamá.

Nuevamente primer ministro con Haití sumergido en una crisis multidimensional

En marzo de 2024 Conille continuaba con su labor para la UNICEF en Panamá cuando lo poco que restaba de la seguridad y el orden en Haití, paulatinamente degradados desde el asesinato el 7 de julio de 2021  por un comando de sicarios del presidente Jovenel Moïse (miembro del Partido Haitiano Tèt Kale y accedido al poder por la vía electoral en 2017), se vino abajo por completo. 

El 11 de marzo el primer ministro y jefe del Estado en funciones, Ariel Henry, comunicó su renuncia en un panorama de descomposición estatal ante la violenta ofensiva desatada por las bandas criminales que, bajo el liderazgo de Jimmy Cherizier, alias Barbecue (ex policía y cabecilla de las llamadas Fuerzas Revolucionarias de la Familia G9 y Aliados), se hicieron con el control de la mayor parte de Puerto Príncipe y de otras ciudades. Tras muchos meses sembrando el terror en las calles con bloqueos de suministros, incendios de edificios y masacres, chocando con los efectivos de la Policía Nacional y haciéndoles retroceder, los pistoleros de Barbecue dieron la puntilla a la credibilidad del Gobierno al asaltar dos prisiones en Puerto Príncipe y Croix des Bouquets y conseguir la liberación de unos 3.700 reclusos, la mayoría pandilleros. Haití parecía al borde de una guerra civil, escenario que evocó expresamente Barbecue.

Henry, varado en Puerto Rico, desde no podía regresar al estar cerrados los aeropuertos haitianos, indicó que su dimisión sería efectiva cuando se estableciera un Consejo Presidencial de Transición (CPT) y se nombrara a un primer ministro interino. La espiral de inestabilidad y la posibilidad de un proceso de transición política en Haití fueron abordadas por la Comunidad del Caribe (CARICOM) en una cumbre extraordinaria celebrada en Jamaica horas antes del anuncio de renuncia de Henry y a la que asistieron altos representantes de Estados Unidos, Francia y Canadá. Anteriormente, el 1 de marzo, Henry había adoptado con el presidente de Kenya, William Ruto, un acuerdo de seguridad bilateral que contemplaba el despliegue en Haití de un millar de policías kenyanos para ayudar a restablecer el orden. Dicho contingente conformaría la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en su resolución 2699 del 2 de octubre de 2023. Sin embargo, la llegada de policías de pacificación extranjeros era rechazada airadamente por Barbecue y las pandillas armadas, cuya principal exigencia era precisamente la marcha incondicional e inmediata de Henry. 

El 12 de abril quedó formado el nuevo CPT propuesto por la CARICOM. Siete sus nueve miembros —Smith Augustin, Fritz Alphonse Jean, Louis Gérald Gilles, Edgard Leblanc Fils, Laurent Saint-Cyr, Emmanuel Vertilaire y Leslie Voltaire— tenían derecho a voto, y los otros dos —Frinel Joseph y Régine Abraham— no. En virtud del acuerdo político firmado el 7 de abril, los miembros del CPT se comprometían a dotar al país de un Gabinete de ministros, un Consejo Electoral Provisional, un Órgano de Control de las Acciones del Gobierno (OCAG) y un Consejo Nacional de Seguridad (CNS). Oficialmente, Henry seguía siendo por el momento el primer ministro, aunque sus funciones venía desempeñándolas, desde su desplazamiento a Kenya el 25 de febrero, el ministro de Economía y Finanzas, Michel Patrick Boisvert. El 25 de abril el CPT prestó juramento y quedó constituido. Henry hizo efectiva entonces su dimisión como primer ministro, cuyas funciones seguía desempeñando Boisvert de manera provisional, hasta el nombramiento del primer ministro interino. Cinco días después, por cuatro votos sobre siete, fueron elegidos presidente del CPT Edgard Leblanc Fils, un antiguo presidente del Senado, y primer ministro el ingeniero Fritz Bélizaire.

Sin embargo, la figura de Bélizaire, una personalidad totalmente desconocida por el público, fue impugnada en el seno del CPT, donde no había unanimidad. El 1 de mayo el CPT canceló el nombramiento de Bélizaire y ocho días más tarde estableció el orden de rotación de su presidencia: Leblanc Fils estaría al frente del órgano durante cinco meses, seguido por Augustin (cinco meses), Voltaire (cinco meses) y Gilles (seis meses). Si todo iba bien, el mandato estabilizador del Consejo llegaría a su término el 7 de febrero de 2026. En teoría, esa era la fecha en que podría asumir el presidente ganador de unas elecciones celebradas, hipotéticamente, a finales de 2025. El 24 de mayo llegó a Puerto Príncipe un equipo avanzado de 200 oficiales de la Policía kenyana con el fin de evaluar la preparación para el despliegue de la MSS con el apoyo logístico de Estados Unidos.

Fue el 28 de mayo cuando se dio a conocer el nombre de Conille como la nueva selección del CPT para el puesto de primer ministro. La designación contó con la aprobación de seis de los siete consejeros con derecho a voto. Conille prestó juramento del cargo el 3 de junio y el 10 de junio nombró a los miembros del Gabinete, con Dominique Dupuy (representante de Haití ante la UNESCO) de ministro de Exteriores, Jean Marc Berthier Antoine en Defensa y Ketleen Florestal en Finanzas. Conille se reservó para sí el Ministerio del Interior, dejando a las claras su deseo de conducir de manera personal y directa la lucha contra las bandas criminales. El nuevo Gobierno, de 14 miembros, la mayoría con experiencia de servicio en anteriores administraciones, tomó posesión el 12 de junio.

Garry Conille y su esposa, Betty Rousseau, son padres de dos hijas.

(Cobertura informativa hasta 17/6/2024).

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