Gabriel Boric Font

Con el 55,87% de los votos, más de los esperados, Gabriel Boric, postulante de las coaliciones Frente Amplio y Apruebo Dignidad, se impuso en el balotaje presidencial del 19 de diciembre de 2021 en Chile. El candidato izquierdista derrotó al republicano José Antonio Kast, un adversario en las antípodas ideológicas, quien le había superado en la primera vuelta del 21 de noviembre; entonces, el derechista tomó la delantera con el 27,91% de los votos frente al 25,83% obtenido por su rival.

El 11 de marzo de 2022 Boric, antiguo dirigente estudiantil y hasta ahora diputado, sucede al conservador Sebastián Piñera, pasando a los anales como el más joven presidente chileno y portando el compromiso de "seguir construyendo un nuevo Chile para vivir mejor". Su programa, con acentos feministas, ecologistas y descentralizadores, incide en la "consagración de un Estado Social de Derecho" y la reducción de las desigualdades, agenda progresista que, asegura, llevará a La Moneda las demandas populares subyacentes tras el Estallido Social de 2019-2020 y será coherente con el contenido de la nueva Constitución Política de la República, en cuya elaboración participan 28 convencionales de Apruebo Dignidad.

La elección de Gabriel Boric, producida en una atmósfera de máxima polarización, aunque ya sin las tensiones que rodearon las violentas protestas sociales y la fase preconstituyente, marca un fuerte cambio generacional en el Ejecutivo chileno: a sus 36 años, cumplidos justo un mes antes de la toma de posesión, Boric es el primer presidente nacido después del golpe de Estado de 1973 (cuando Chile retornó a la democracia en 1990, él solo tenía cuatro años), y sus predecesores inmediatos, Piñera y Michelle Bachelet, le duplican la edad. La transferencia del poder ejecutivo rubrica asimismo el final del predominio que durante más de tres décadas mantuvieron en el campo de la izquierda y el centro-izquierda los partidos moderados de la antigua Concertación, con el Partido Socialista (PS) a la cabeza. El otro sorpasso histórico, en todo el arco de la derecha postpinochetista y el centro-derecha liberal, lo ha protagonizado José Antonio Kast, como Boric innovador del tablero político desde uno de los extremos.

Durante la campaña electoral, bastante subida de tono, Kast tildó a Boric de "candidato protegido y controlado por el Partido Comunista", y le recordó su polémica reunión en París con el asesino prófugo del senador Jaime Guzmán así como sus anteriores elogios a Fidel Castro y la Revolución Bolivariana. A su vez, Boric echó en cara a Kast, el "candidato de la ultraderecha", su encomio de ciertos aspectos del régimen militar de 1973-1990 y le acusó de hostilizarle con una campaña "sucia" basada en "mentiras". Actualmente, Boric suscribe que el Gobierno de Nicolás Maduro "viola gravemente los derechos humanos" y opina que la "experiencia de Venezuela ha fracasado", a la vez que censura sin ambages la represión del régimen de Daniel Ortega.

Ahora bien, el PCCh, aliado suyo en Apruebo Dignidad, difundió en un embarazoso comunicado su apoyo a las elecciones sin competencia celebradas en Nicaragua. "En nuestro Gobierno el compromiso con la democracia y los derechos humanos será total, sin respaldos de ningún tipo a dictaduras y autocracias, moleste a quien moleste", tuiteó el candidato el 12 de noviembre. Boric sugiere que su principal referente latinoamericano es el brasileño Lula da Silva, al tiempo que expresa su deseo de restablecer las relaciones chileno-bolivianas, rotas desde 1978, ahora que el Movimiento al Socialismo vuelve a gobernar en La Paz.

En su plan de Gobierno, Boric plantea una ambiciosa reforma tributaria con mayor presión fiscal a las rentas superiores a los 4,5 millones de pesos mensuales (el 1,5% de los contribuyentes) y a la minería del cobre, a la vez que se eliminan exenciones, se aumentan los gravámenes verdes y se combate la evasión fiscal. La "justicia tributaria", avisa el nuevo presidente, requiere también un impuesto especial al patrimonio de los "súper ricos". La meta es recaudar un 5% adicional del PIB en cuatro años, cifra corregida a la baja desde el 8% inicialmente contemplado. El otro capítulo estrella del programa, de no menor calado, es el cambio del sistema de pensiones instaurado hace 40 años por el Gobierno de Pinochet.

Aquí, Apruebo Dignidad prevé eliminar de manera paulatina la capitalización individual de los trabajadores a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP, sociedades privadas) y su sustitución gradual por una seguridad social de gestión pública "solidaria", "sin fines de lucro" y que garantice "pensiones más dignas", sustentada en tres pilares: el no contributivo, en virtud de una Pensión Básica Universal (PBU) de 250.000 pesos mensuales garantizada por el Estado a todos los jubilados e independiente de las cotizaciones; el contributivo, con una cotización total del 18%; y el ahorro voluntario de carácter individual.

Boric contempla un "plan de reactivación económica", subsidiado por el Estado y enfocado en la creación de empleo femenino (habla de 500.000 nuevos contratos para mujeres), la reactivación pospandémica de las mipymes y las inversiones verdes. Se propone aumentar el salario mínimo de manera escalonada a los 500.000 pesos desde los 350.000 actuales, reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, fundar una Banca Nacional de Desarrollo, construir 260.000 viviendas "dignas" para paliar el déficit habitacional, acometer una reforma estructural del cuerpo de Carabineros en aras de una mejor "prevención del delito" y crear un Fondo Universal de Salud. Además, promete condonar los créditos universitarios en el marco de una "nueva educación pública gratuita, universal y de calidad", alumbrar un Sistema Nacional de Cuidados y promulgar sendas leyes integrales contra las violencias de género y hacia la niñez.

En materia de derechos sexuales y reproductivos, su Gobierno "apoyará la demanda histórica por el aborto legal y libre" y garantizará el acceso a la anticoncepción en la atención de salud primaria. Asimismo, modificará la Ley de Identidad de Género y lanzará un Plan Nacional de Derechos LGBTIAQ+. En cuanto a la adaptación a la crisis climática y la "transición ecológica justa", Apruebo Dignidad quiere acelerar la descarbonización de la matriz energética, elaborar una estrategia nacional de hidrógeno verde, instalar 500 megavatios en autogeneración de energía renovable para uso doméstico e implementar el plan piloto Transporte Público Doble Cero, con "cero emisiones y cero tarifa", es decir, no contaminante y a la vez gratuito. Por otro lado, Boric descarta alterar de manera "unilateral" ninguno de los acuerdos de libre comercio suscritos por Chile, aunque buscará "actualizar" algunos aspectos de los mismos.

En su primera y matizada alocución como presidente electo, Boric, deseoso de tranquilizar a mercados e inversores, subrayó la promesa de "expandir los derechos sociales con responsabilidad fiscal, cuidando nuestra macroeconomía". El propio programa electoral, junto con la larga batería de reformas y medidas asimilables al pensamiento de izquierda, ya precisa, textualmente, que "nuestro Gobierno tendrá como prioridad recuperar una trayectoria de consolidación fiscal creíble, con una reducción gradual y sostenida del déficit fiscal estructural". 

El documento añade que: "La única manera responsable de hacernos cargo de las justas demandas sociales y avanzar en la transformación productiva verde mientras llevamos a cabo dicha consolidación fiscal es con recursos permanentes adicionales que provengan de una reforma tributaria". Lo cierto es que en marzo de 2021 Boric presentó su envite presidencial cuando su discurso de izquierda ya se había templado, y a la par de un llamativo pulido de su imagen física.

La composición plural del Congreso, donde el bloque izquierdista de Boric es ampliamente minoritario (Apruebo Dignidad solo tiene 27 diputados sobre 155 y dos senadores sobre 43), obligará al nuevo mandatario a establecer pactos legislativos a varias bandas. Esta necesidad pondrá a prueba su voluntad expresa de diálogo y su capacidad de consensuar las reformas prescritas para Chile, mientras se aclara el rumbo que toman los trabajos de la Convención Constitucional elegida en mayo de 2021, donde la extrema izquierda ajena al sector de Boric parece llevar la batuta. 

Por de pronto, el presidente entrante ya se ha puesto de acuerdo con los cuatro partidos, el PS, el PPD, el PR y el PL, del sector Socialismo Democrático, con una treintena de diputados y hasta ahora socios del PDC en el Nuevo Pacto Social (todos los cuales le apoyaron frente a Kast en la segunda vuelta). Estos obtienen ocho de los 24 puestos del Gabinete de ministros dado a conocer por Boric el 21 de enero de 2022, 11 días después de ser proclamado oficialmente presidente electo de la República por el Tribunal Calificador de Elecciones de Chile (Tricel).

Tres características destacan en el flamante Gobierno Boric, quien según su cabeza tendrá "los pies en la calle": el barniz socialdemócrata, la sobrerrepresentación femenina, con 14 ministras y 10 ministros (cuota que contrasta con las solo siete mujeres del Gobierno saliente de Piñera) y la inclusión de personas del círculo de confianza del presidente. 

Entre los nombres propios, destacan la independiente de izquierda Izkia Siches como responsable de Interior y Seguridad Pública, la socialista Maya Fernández en Defensa, Antonia Urrejola en Relaciones Exteriores y, para la sensible cartera de Hacienda, Mario Marcel, hasta ahora presidente del Banco Central de Chile y, al igual que Urrejola, figura independiente cercana al PS. El frenteamplista Giorgio Jackson es el secretario general de la Presidencia y la comunista Camila Vallejo la secretaria general del Gobierno, con funciones de portavoz. Aunque el partido de Boric, Convergencia Social, no es el mayor de Apruebo Dignidad y tampoco del Frente Amplio, se ha quedado con cinco del grueso de carteras reservadas al bloque oficialista, que completan el PCCh, Revolución Democrática, Comunes y la Federación Regionalista Verde Social (FREVS).

(Texto actualizado hasta 23 febrero 2022).


BIOGRAFÍA

El capítulo puramente biográfico, la hoja de vida, de Gabriel Boric Font es breve, como corresponde a un político y estadista en la mitad de la treintena que saltó directamente de los consejos estudiantiles al Poder Legislativo sin pasar por la profesión laboral privada. Natural de la magallánica Punta Arenas, con ascendencia croata por parte del padre y catalana por la madre, cursó el bachillerato en un centro privado de su ciudad, The British School, y en 2004 se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. 

Allí llegó ya bregado en el activismo estudiantil y con unas ideas de izquierda socialista que no heredó de su padre, un ingeniero petroquímico militante de la Democracia Cristiana. El joven compaginó la vida lectiva que debía capacitarle como abogado y algunas asistencias al profesorado en las cátedras de Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Historia Institucional de Chile y Teoría de la Justicia, aunque su compromiso en las aulas no tardó en adquirir una vertiente más sindical y política que la propiamente académica.

En 2008 fue elegido para el Consejo de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) en nombre de la Izquierda Autónoma (IA), nueva expresión del movimiento autonomista de extrema izquierda, adherido a posiciones anticapitalistas y socialistas libertarias, e inspirado por el marxismo gramsciano. Como dirigente de la FECh, Boric tomó parte en la organización de las movilizaciones y protestas que en aquellos años los alumnos universitarios y de secundaria opusieron a determinados aspectos del sistema educativo chileno, obligando a los gobiernos de Michelle Bachelet, del centro-izquierda, y Sebastián Piñera, del centro-derecha, a anunciar reformas legales y mayores inversiones públicas en la enseñanza. 

De la protesta estudiantil al Congreso

En 2009 Boric alcanzó la presidencia del Centro de Estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile, desde la que instigó una ocupación de la Facultad que consiguió su propósito de descabalgar al decano Roberto Nahum, y entre 2010 y 2011 tuvo asiento, representando a su estamento académico, en el Senado Universitario. Junto con sus compañeros de la IA Francisco Figueroa, Nataly Espinoza y Cari Álvarez, Boric fue uno de los rostros de la gran movilización estudiantil de 2011, convocada por la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECh) contra la participación mayoritaria del sector privado en el sistema educacional, lo que obligaba a los estudiantes de universidad a invertir grandes esfuerzos económicos para pagar sus créditos. 

La exigencia fundamental de la protesta, muy enérgica, era la creación en Chile de un sistema educativo público gratuito, equitativo y de calidad, que reemplazara el "heredado de la dictadura". En diciembre de 2011, coincidiendo con el agotamiento de las marchas tras un poco productivo diálogo con el Gobierno Piñera, que no satisfizo las demandas de una reforma estructural del sector, y una profusión de disturbios violentos, Boric ganó la elección al puesto de presidente de la FECh. El autonomista, como cabeza de la lista Creando Izquierda, derrotó con 189 votos de ventaja a la titular aspirante a la reelección, Camila Vallejo, de las Juventudes Comunistas, quien continuó en la dirigencia de la FECh como vicepresidenta.

Boric siguió en la brecha del sindicalismo universitario durante la nueva movilización de 2012, continuación de la del año anterior y pródiga en acciones radicales de los estudiantes, cada vez más enfadados, así como represivas de los carabineros, pero ya con un impacto nacional menor. Su condición de presidente de la FECh le situó en las cabeceras de las marchas multitudinarias en Santiago, desde donde arremetía contra las propuestas de meros cambios "cosméticos" que hacía el Gobierno, y le reportó notoriedad, consolidada con entrevistas en la televisión en las que argumentaba su rechazo a la presencia del capital privado, los intereses corporativos y el afán de lucro en la educación superior. 

El Boric de aquella época se mostraba como un dialéctico incisivo que parecía tener las ideas bien claras sobre a qué aspiraba su movimiento así como una visión "transformadora" de país, pero que también concitaba en los partidos del oficialismo, UDI y RN, reproches de intransigente y doctrinario. Para él, la movilización de los estudiantes no era más que una lógica continuación de anteriores luchas de alcance histórico, y esta lucha actual no se conformaba ya con su dimensión "sectorial" de carácter social, sino que aspiraba a ser "propiamente política". Los izquierdistas autónomos, en concreto, no ocultaban su "vocación de poder", manifestó Boric a los medios.

En cuanto a sus propios estudios, Boric culminó la carrera de Derecho, pero ni realizó el examen de grado ni presentó la memoria de prueba, sin los cuales no podía recibir el título profesional de abogado. Según ha declarado en entrevistas, esta falta de titulación acreditativa de su licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales fue por decisión propia, porque no tenía ninguna intención de dedicarse a la práctica del Derecho, defendiendo casos o litigando en tribunales. En la actualidad, la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile presenta a su ex alumno como egresado. "Egresado de Derecho con práctica aprobada pero no titulado", precisa él. En octubre de 2021 el diario El Mercurio contradijo este párrafo de la biografía del político, quien según el medio sí habría llegado a realizar el examen oral de grado, pero no lo había superado al fallar en la pregunta sobre el derecho de familia.

El paso de Boric a la política representativa se fraguó al concluir en noviembre de 2012 su ejercicio anual como presidente de la FECh, posición que asumió Andrés Fielbaum, compañero de la IA. La suya fue, junto con Francisco Figueroa y Daniela López, una de las tres candidaturas que la IA, no registrada como partido político, inscribió con la etiqueta de independientes para disputar las elecciones parlamentarias del 17 de noviembre de 2013. Con el 26,2% de los votos, Boric fue el único de los tres que salió elegido diputado. Su escaño era el del Distrito Nº 60, correspondiente a la Región de Magallanes y la Antártica Chilena. Junto con Boric dieron el salto al Congreso otros tres compañeros dirigentes del movimiento estudiantil, Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Karol Cariola.

En su primera legislatura en la Cámara de Diputados, entre marzo de 2014 y marzo de 2018, el ya ex dirigente estudiantil repartió su tiempo entre el trabajo parlamentario y la actividad partidista, cada vez más intensa. En mayo de 2016, unas divergencias estratégicas de calado con el sector de la IA dirigido por Andrés Fielbaum y Carlos Ruiz llevaron a Boric, cabeza de la facción Convergencia Autonomista, a abandonar la formación y a fundar junto con Jorge Sharp, paisano puntarenense y amigo desde la infancia, y otros compañeros afines el Movimiento Autonomista (MA). 

El protopartido de Boric nacía con el propósito de aglutinar a los autonomistas de izquierda repartidos en los movimientos asamblearios de base ciudadana y que estuvieran dispuestos, yendo más allá de la lucha educacional y el mero activismo social, a competir por el poder institucional en las urnas con los partidos centroizquierdistas moderados de las coaliciones oficialistas Concertación Democrática y Nueva Mayoría (PS, PPD y PRSD, bajo los presidentes Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, esta última en su segundo mandato en estos momentos). Por el momento, no se contemplaba una cooperación con el Partido Comunista (PCCh), desde 2009 aliado con los anteriores. Se trataba, en suma, de contribuir a la articulación de un tercer polo, alternativo, de la izquierda en Chile.

Impulsor de la nueva izquierda chilena y papel en el Estallido Social

Para Boric, fue el comienzo de una etapa política frenética, dedicado a definir programas, muñir alianzas y preparar comandos para las próximas empresas electorales. El primer examen fue auspicioso: en las municipales del 23 de octubre de 2016 Jorge Sharp, a sus 31 un año mayor que Boric, dio la gran sorpresa y se llevó con una amplísima mayoría la Alcaldía de Valparaíso, para la que traía un nuevo proyecto de sostenibilidad urbana, participación vecinal y lucha contra la desigualdad. El 53,7% sacado por un joven independiente y poco conocido en la tercera ciudad del país, donde liquidaba el "duopolio" de Chile Vamos y Nueva Mayoría, fue un aldabonazo inesperado que dio mucho que hablar.

A continuación, Boric orquestó el congreso fundacional del MA, de nombre Construyendo Alternativa y culminado en marzo de 2017 con la fusión-absorción con una organización afín, Convergencia de Izquierdas. En su constitución formal, el MA proclamaba como principios rectores el autonomismo, la descentralización territorial, el marxismo, el anticapitalismo, el antineoliberalismo, el feminismo, la "democracia radical", el laicismo, el ecologismo y el latinoamericanismo, entre otros. 

Simultáneamente, los autonomistas se integraron en el Frente Amplio, nueva confluencia, lanzada el 21 de enero de 2017, de organizaciones de la izquierda y la extrema izquierda que, tomando como referente el Frente Amplio gobernante en Uruguay, buscaba revolucionar el sistema de partidos chileno y superar, venciéndolo en las urnas, el bicoalicionismo hegemónico desde la restauración democrática de 1990. En aquellos momentos, tamaña ambición era considerada desmedida e irrealizable por una mayoría de opinadores y comentaristas. En el Frente Amplio, del que eran coartífices, los de Boric trabaron alianza entre otros con la Izquierda Autónoma (la colectividad de la que procedían), Revolución Democrática (RD), el Partido Ecologista Verde (PEV), el Partido Humanista (PH), el Partido Liberal (PL) y Poder Ciudadano.

En las elecciones generales del 19 de noviembre de 2017 los frenteamplistas y, dentro de ellos los autonomistas, cosecharon unos resultados que fueron considerados sumamente positivos. La candidata presidencial del conglomerado, la periodista Beatriz Sánchez Muñoz, ganadora de la primaria interna celebrada en julio, quedó en tercer lugar con el 20,3% de los votos, no llegando por tanto a disputar el balotaje que enfrentó a Sebastián Piñera por Chile Vamos (RN, UDI, Evópoli) y a Alejandro Guillier por la oficialista La Fuerza de la Mayoría (PS, PPD, PRSD, PCCh), con victoria para el primero, que conquistó así su segundo mandato en La Moneda. 

Sánchez superó a la abanderada del Partido Demócrata Cristiano (PDC, retirado de Nueva Mayoría), Carolina Goic, y al entonces diputado independiente José Antonio Kast, figura emergente de la extrema derecha. En cuanto a Boric, ganó la reelección con el 32,8% de los votos en la Cámara de Diputados, donde se le unieron dos colegas del MA, Diego Ibáñez y Gonzalo Winter. Boric concurrió por cuenta del Partido Humanista y en el nuevo Distrito Nº 28 de la Región de Magallanes y Antártica Chilena. En conjunto, el Frente Amplio metió una veintena de diputados con el 16,5% de los votos, convirtiéndose en el tercer bloque de la Cámara para el LV período legislativo, inaugurado el 11 de marzo de 2018.

De cara a las elecciones generales de 2021, el frenteamplismo, con apenas un año de vida, entró en un proceso de reconfiguración, no exento de turbulencias, mediante una serie de fusiones, ingresos y salidas. Una de las mudanzas la protagonizó el sector de Boric, que el 10 de noviembre de 2018, tras meses de conversaciones, aprobó fusionarse con los pequeños Izquierda Libertaria (IL), Nueva Democracia (ND) y Socialismo y Libertad (SOL). El resultado fue Convergencia Social (CS), constituida como organización en mayo de 2019. Aunque el líder de facto, Boric prefirió mantenerse al margen de la Directiva Nacional del partido en proceso de regularización, el cual eligió presidenta a la diputada —elegida en 2017 por RD— Gael Yeomans, vicepresidente a Cristián Cuevas y secretario general a Lucas Cifuentes.

Con el eslogan de Es posible transformar Chile, CS decía perseguir "la consecución de una sociedad socialista, democrática, libertaria y feminista, a partir del "fortalecimiento y profundización de la democracia económica, social e institucional", y a través de la "conformación de relaciones colectivas y democráticas, la desmercantilización de derechos sociales, la socialización de la producción y la reproducción de lo común". En este marco, continuaba diciendo su declaración de principios, "un proyecto histórico socialista debe consistir en transformaciones sociales e institucionales que involucren la redistribución del poder y la democracia radical para un nuevo orden social, enmarcado en un proyecto soberano, independiente, nacional y continentalmente integrado, con pleno respeto, garantía y promoción de los derechos humanos".

La erupción en octubre de 2019 del llamado Estallido Social, la ola sin precedentes de manifestaciones populares y disturbios masivos cuyo detonante era el malestar de extensas capas de la población por las inequidades en el reparto de la renta, el encarecimiento de la vida y los escándalos políticos de corrupción o conflictos de intereses, colocó en una situación complicada a Boric, que corrió a posicionarse con pretensiones de ecuanimidad.

Así, el opositor, de una parte, se unió a algunas concentraciones callejeras, manifestó su "apoyo activo" al "pueblo chileno que se moviliza" y su lejanía de "quienes quieren que las cosas sigan igual", y expresó su censura a las "graves violaciones de los derechos humanos" cometidas por las fuerzas del orden al socaire del estado de emergencia, de las que hizo directamente responsable al ministro del Interior Andrés Chadwick, apartado por Piñera a finales de octubre; a renglón seguido, Chadwick encajó la acusación constitucional de la Cámara, con Boric de diputado interpelador. 

Por otro lado, el frenteamplista se sumó a los esfuerzos por sacar adelante un paquete de reformas legislativas de calado (subidas de las pensiones y el sueldo mínimo, congelación de las tarifas de los servicios públicos, gratuidad del transporte público para colectivos vulnerables, condonación de las deudas de las pymes) que rebajaran la enorme tensión ambiental y fueran el preámbulo de una reforma constitucional en toda regla, superando la ley fundamental promulgada por la dictadura militar en 1980. También, afeó a Piñera, un presidente contra las cuerdas, que apostara por las "leyes de represión", si bien acogió con cautela la idea, puesta sobre la mesa por varios diputados del Frente (incluida Gael Yeomans por CS), el PCCh y el PS, de iniciar una acusación constitucional también contra el jefe del Estado, la cual iniciaría su trámite el 19 de noviembre.

"La mayoría de la gente no quiere la violencia. Yo no quiero la violencia. Y la principal violencia que ha habido en nuestro país es el tener que vivir con pensiones de miseria, un sueldo mínimo que no alcance para llegar a fin de mes, que el 70% de los chilenos estén endeudados. Por eso, hay una explosión de rabia muy grande. Evidentemente no queremos saqueos ni incendios, pero para que paren se necesita urgente la nueva agenda social y una Constitución decidida por el pueblo de Chile, y que no quede en impunidad la violación de los derechos humanos", declaró Boric al periódico de Punta Arenas La Prensa Austral el 10 de noviembre.

El deseo de Boric de "colaborar en las soluciones" y dar a la tremenda crisis que vivía el país una "salida política", sin renunciar a hablar "con quienes piensan distinto", cristalizó en su adhesión al Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, anunciado en el Palacio del ex Congreso Nacional de Santiago el 15 de noviembre de 2019 por líderes parlamentarios tanto del oficialismo como de la oposición. La dotación a Chile de una nueva Constitución Política por la vía de una asamblea constituyente era una reclamación que Boric venía sustentando desde sus días como presidente de la FECh. 

Ahora, la autoexclusión del PCCh y varios integrantes del Frente Amplio, que consideraban insuficientes los términos del Acuerdo del 15 de noviembre, abrió serias fisuras en todo el flanco de la izquierda y provocó una crisis interna en CS, donde Boric fue acusado de actuar unilateralmente y de negociar con las bancadas de Chile Vamos, Convergencia Progresista (ex Nueva Mayoría) y Convergencia Democrática (PDC) a título particular. Jorge Sharp, Cristián Cuevas y Lucas Cifuentes encabezaron la baja en bloque de casi dos centenares de militantes como muestra de protesta. La antigua Izquierda Libertaria se separó casi en su totalidad de CS y recuperó su independencia orgánica.

Más aún, la directiva del partido le abrió al diputado una investigación disciplinaria que incluyó la suspensión cautelar de membresía. El 24 de diciembre el Tribunal Supremo de CS reactivó la pertenencia de Boric al partido y se conformó con hacerle una "amonestación privada". A lo largo de estas agitadas semanas, Boric escuchó cómo se le tachaba de "traidor" y "vendido", soportó abucheos y hasta sufrió agresiones físicas. Entre tanto, el Estallido Social ofrecía un balance provisional de una treintena de muertos, más de 3.000 hospitalizados y cerca de 9.000 arrestados, amén de ingentes costes económicos y materiales por los saqueos, los incendios y la destrucción de propiedades públicas y privadas.

Superado el desencuentro entre compañeros, el liderazgo de Boric se restableció con rapidez. CS completó su proceso de constitución legal como partido el 9 de marzo de 2020, fecha de su registro en el Servicio Electoral de Chile (Servel), en agosto eligió como nueva presidenta a la jovencísima (22 años) Alondra Arellano y, finalmente, tras tanto alboroto, acabó sumándose al proceso constituyente para Chile que Boric había auspiciado desde el primer momento. 

Así, CS, al igual que el resto de partidos del conjunto de la izquierda, pidió el voto para las opciones Apruebo y Convención Constitucional en el plebiscito nacional del 25 de octubre de 2020, el cual, efectivamente, aprobó por una amplia mayoría el arranque en Chile de un proceso constituyente y con el mecanismo de los convencionales elegidos en su totalidad y para ese fin por los ciudadanos: el 78,3% de los votantes aprobaron redactar una nueva Constitución y solo el 21% se decantó por una Convención mixta, formada paritariamente por convencionales ad hoc y por representantes del Congreso.

La coincidencia estratégica sobre el proceso constituyente puso el punto de encuentro entre el Frente Amplio, a estas alturas reorganizado y simplificado tras la secuencia de fusiones y abandonos iniciada en 2018, y Chile Digno, la coalición nucleada en torno al PCCh y que incorporaba también a la Federación Regionalista Verde Social (FREVS), para presentarse unidos al maratón de elecciones (a convencionales, a gobernadores regionales, municipales, legislativas y presidenciales) que tocaban en 2021. La nueva macroalianza de la izquierda y la extrema izquierda tomó el nombre de Apruebo Dignidad. El pacto fue hecho oficial el 11 de enero de 2021, y por parte del Frente Amplio eran signatarios la CS de Boric y Arellano, la RD de Catalina Pérez, los Comunes (producto de la fusión de la Izquierda Autónoma y Poder Ciudadano) de Jorge Ramírez, el Movimiento Unir de Marcelo Díaz y la Fuerza Común de Fernando Atria.

Rumbo a la elección presidencial de 2021 en el proceso constituyente        

El plebiscito nacional y la presentación de Apruebo Dignidad fueron los pistoletazos de salida de un año políticamente frenético, ciertamente para Chile pero en especial para Gabriel Boric, cuya estética física había experimentado una notable metamorfosis: si en 2014 debutó en la Cámara de Diputados melenudo y en camisa arremangada, y en 2018 sorprendió con un rapado capilar dejándose cresta a lo mohicano, ahora lucía una estampa mucho más formal y amable, con el cabello y la barba cuidadosamente recortados, vistiendo chaquetas y llevando unas gafas de pasta oscura que le daban un toque académico. El elemento común a los sucesivos looks de Boric era la ausencia de la corbata, vedada en su vestuario por su simbolismo asociado a las élites y la política tradicional.

Venciendo anteriores dudas personales sobre su preparación para un envite de este calado, Boric se postuló a candidato presidencial de Convergencia Social en las elecciones generales del 21 de noviembre de 2021 y el Comité Central del partido le proclamó como tal el 17 de marzo. La candidata del Frente en 2017, Beatriz Sánchez, se había descartado para repetir este año porque quería presentarse para la Convención Constitucional. Seis días después, la RD comunicaba que el diputado magallánico era asimismo su candidato. 

Con los posteriores respaldos de los Comunes, Fuerza Común y Unir, Boric se convirtió en el aspirante unitario del Frente Amplio. Ahora, debía medirse con el pretendiente de Chile Digno, Daniel Jadue, alcalde comunista de la comuna de Recoleta, en unas primarias conjuntas de Apruebo Dignidad: el ganador de las mismas sería el candidato presidencial de la amalgama de colectividades situadas a la izquierda del Partido Socialista. Este último y sus socios de la Unidad Constituyente, a saber, el PDC, el PPD, el PR, el PL y otras agrupaciones más pequeñas, al cabo de una serie de desacuerdos estratégicos, optaron por no confluir en una única gran primaria de toda la izquierda y el centro-izquierda en la oposición al Gobierno de Piñera.

Sin embargo, antes tocaban las elecciones a convencionales constituyentes, a gobernadores regionales y municipales, que debido a la pandemia del coronavirus (Boric iba a dar positivo en test el 3 de noviembre de 2021, pocas semanas antes de la primera vuelta de las presidenciales) quedaron postergadas hasta el 15 y el 16 de mayo de 2021. En las primeras, Apruebo Dignidad fue la segunda opción más votada con el 18,7% de los sufragios y la obtención de 28 de los 155 convencionales, a remolque de la gubernamental Vamos por Chile (Chile Vamos) pero por delante de La Lista del Pueblo (conformada por independientes de extrema izquierda), la Lista del Apruebo (Unidad Constituyente) y la lista Independientes No Neutrales/por una Nueva Constitución. En la asignación de escaños por partidos, los convergentes de Boric obtuvieron seis, uno menos que el PCCh y tres menos que la RD.

En los comicios locales, el Frente Amplio confirmó su bastión de Valparaíso con la reelección de Jorge Sharp —aunque ya como independiente, fuera de pacto— para alcalde de la capital y la elección de Rodrigo Mundaca —portavoz del Movimiento de Defensa por el acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (MODATIMA)— para el nuevo puesto de gobernador de la región, mientras que el PCCh y Chile Digno dieron la gran campanada en Santiago, donde su candidata Irací Hassler conquistó la Alcaldía con el apoyo de los frentistas.

Las primarias presidenciales de Apruebo Dignidad tuvieron lugar el 18 de julio de 2021 y su resultado fue la victoria contra pronóstico de Boric sobre Daniel Jadue (PCCh) con el 60,4% de los votos, en términos absolutos 1.058.027 papeletas. Ahora, Boric, que reclutó a la alcaldesa Hassler como vocera y coordinadora programática de su comando, tenía por delante una intensa campaña electoral en la que se batiría el cobre con seis contrincantes, de los que cuatro ofrecían un perfil de verdaderos adversarios: el ultraconservador y ultraliberal José Antonio Kast, antiguo diputado de la UDI y candidato del Partido Republicano (PLR); el conservador Sebastián Sichel, de la coalición oficialista Chile Podemos Más (Chile Vamos); el liberal Franco Parisi, del Partido de la Gente (PDG); y la democristiana Yasna Provoste, del Nuevo Pacto Social (ex Unidad Constituyente).

Tras ganar las primarias de su bloque, Boric se destacó en los sondeos prácticamente de continuo, seguido de Sichel. Pero a partir del primer debate presidencial, celebrado el 22 de septiembre, su principal competidor pasó a ser Kast, colocado por los comentaristas en una extrema derecha nostálgica del orden autoritario de la dictadura pinochetista y espantada por la "guerrilla urbana" y el "terrorismo" en que había degenerado el Estallido Social de 2019. Kast, adalid del rechazo a la nueva Constitución, con un discurso beligerante, provocador y a la vez articulado, creció con tal rapidez que a finales de octubre ya encabezaba casi todos los muestreos. Fue entonces cuando la campaña electoral adquirió un cariz de máxima polarización por la consolidación de dos presidenciables ideológicamente antitéticos que se denunciaron mutuamente como unos extremistas y unos radicales peligrosos para la democracia.

(Cobertura informativa hasta 1/11/2021).

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