Franjo Tudjman
Presidente de la República (1990-1999)
Su padre fue Stjepan Tudjman, dirigente del Partido Campesino Croata y activo opositor al Estado independiente de Croacia fundado en 1941 por el movimiento Ustacha (fascista) de Ante Pavelic, quien, bajo la protección de alemanes e italianos, desencandenó un genocidio contra serbios y judíos. Su hermano mayor, igualmente llamado Stjepan, tuvo también una activa participación en la lucha antifascista en los años de la Segunda Guerra Mundial. Los dos perecieron asesinados: el segundo en 1943 a manos de los ustachi y el primero en 1946 por la policía política del régimen comunista de Tito, al que había criticado. En cuanto a la madre, había fallecido en 1929 mientras el niño asistía a la escuela primaria.
Tudjman recibió la educación elemental en su localidad natal y la superior, desde 1934, en Zagreb. En 1941 se unió a los partisanos de Tito en el noroeste de Croacia y en sus filas conoció a la que luego sería su esposa, Ankica. Tras la proclamación por Tito de la República Popular de Yugoslavia en diciembre de 1945, el joven oficial sirvió sucesivamente en la Oficina de Personal del Ministerio de Defensa, en la Junta de Jefes de Estado Mayor del Ejército Nacional Yugoslavo y en el consejo editorial de la Enciclopedia Militar. Entre 1955 y 1957 completó sus estudios castrenses en la Academia Superior Militar de Belgrado y, ya en otro ámbito pero sin apartarse del mundo militar, durante un tiempo fue gerente del club de fútbol Partizan de Belgrado, que entonces pertenecía al Ejército.
Promovido a general, con sólo 38 años, en 1960, al año siguiente abandonó el servicio activo por propia voluntad al objeto de dedicarse en exclusiva a las actividades académicas, que había iniciado en los primeros años cincuenta. En 1961 fundó en Zagreb el Instituto de Historia del Movimiento Obrero, que dirigió hasta 1967, y en 1963 recibió el puesto de profesor de Ciencia Política en la Universidad de Zagreb, donde enseñó las asignaturas de revolución socialista e historia croata contemporánea. En 1965 sacó el doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Zadar con una tesis que llevaba por título Causas de la crisis de la monarquía en Yugoslavia desde la unificación en 1918 a la desintegración en 1941.
En estos años participó en diversos actos académicos dentro y fuera del país e impartió conferencias en universidades de Italia, Checoslovaquia, Alemania, Austria, Canadá y Estados Unidos. En 1966 fue invitado a un ciclo de seminarios internacionales por la Universidad de Harvard. Entre 1962 y 1967 presidió la Comisión de Relaciones Internacionales y fue miembro del Secretariado de la Comisión de la Alianza Socialista de Croacia, y de 1965 a 1969 sirvió de delegado nacional y presidente del comité académico de la Comisión Educativo-Cultural de la Asamblea de la República Socialista de Croacia.
Las tesis de Tudjman de que cada república yugoslava debía dotarse de unas fuerzas de defensa territorial le indispusieron con las autoridades federales de Belgrado, que comenzaron a acusarle de antimarxista y nacionalista. En 1967 fue expulsado de la Liga de los Comunistas Yugoslavos (SKJ, hasta 1963 llamado Partido Comunista), retirado de la docencia y desautorizado de participar en actos públicos. En 1972 sufrió el encarcelamiento durante la campaña de purgas lanzada por Tito en Croacia y Serbia; acusado de relacionarse con elementos opositores de la diáspora croata, recibió una condena a dos años de prisión, de la que sólo cumplió ocho meses. Pero en febrero de 1981, luego de haber concedido entrevistas a televisiones occidentales en las que expresó sus puntos de vista críticos con la historiografía oficial en torno a las matanzas de serbios de Croacia cometidas por los ustachi durante la guerra, fue nuevamente procesado y sentenciado a tres años de cárcel y a cinco de prohibición para realizar actividades públicas.
Sirvió su pena en la prisión de Lepoglava entre enero 1982 y febrero 1983, en que fue excarcelado para recibir un tratamiento médico. En mayo de 1984 regresó a su celda, pero en septiembre de 1984, en atención a su delicado estado de salud, le fue concedida la libertad. Cuando en 1987 se le devolvió el pasaporte viajó por Canadá, Estados Unidos y diversos países europeos, donde participó en actos académicos y trabó contacto con comunidades de emigrados y exiliados croatas.
El 17 de enero de 1989 Tudjman colaboró en la fundación y luego se convirtió en presidente de la Unión Democrática Croata (HDZ), un movimiento nacionalista de ideario conservador que pronto caló en amplios sectores de la sociedad croata por proponer una reestructuración profunda de la Federación Yugoslava en un sentido más ventajoso, política y económicamente, para las repúblicas, pero también por plantear una recuperación de la memoria histórica croata. Cuando a comienzos de 1990 la SKJ comenzó a desintegrarse por la aparición de partidos y movimientos pluralistas en todas las repúblicas, Croacia, junto a Eslovenia, se puso a la cabeza de las reformas democráticas, con el sentimiento nacionalista creciendo día a día.
El 22 de abril y el 6 de mayo de 1990 Croacia celebró sus primeras elecciones libres. La HDZ ganó 207 de los 365 escaños que sumaban las tres cámaras del primer Parlamento nacional, frente a los 73 obtenidos por los ex comunistas del Partido de los Cambios Democráticos (SDP), cuyo líder, Ivica Racan, había guiado la transformación de la antigua Liga de los Comunistas Croatas (SKH) y ahora aspiraba, fracasando totalmente en el intento, a rentabilizar su actuación como impulsor de las reformas democráticas desde 1989. El 30 de mayo el Parlamento eligió a Tudjman presidente de la Presidencia colectiva de Croacia, aún nominalmente República Socialista, en sustitución de Ivo Latin y a Stipe Mesic, dirigente de la HDZ, primer ministro. Con la entrada en vigor de la nueva Constitución el 22 de diciembre de 1990, Tudjman se convirtió en presidente de la República, mientras que Mesic estaba llamado a ser el último y efímero titular de la Presidencia colectiva yugoslava.
Favorable al principio a una nueva Federación Yugoslava ampliamente descentralizada, quizá de tipo confederal, el bloqueo de las conversaciones con Serbia, cuyo presidente, Slobodan Milosevic, albergaba sus propios proyectos nacionalistas excluyentes y en línea directa de colisión con los croatas, más el ansia de decidir en soberanía los destinos de Croacia, empujaron a Tudjman a la separación y a la independencia. Esta opción fue aprobada masivamente en el referéndum del 19 de mayo de 1991 con el 83% de los votos y proclamada por el Parlamento el 25 de junio siguiente.
La negativa de los serbios de las regiones de Kordun, Lika, Knin, Banija, Eslavonia y Baranja, armados y alentados por las autoridades serbias de Belgrado, a reconocer este orden de cosas precipitó la guerra civil abierta el 27 de julio. En los meses siguientes, la escasamente armada Guardia Nacional Croata fue empujada hacia el interior por el Ejército Federal Yugoslavo, en principio movilizado para salvaguardar la unidad del Estado pero que en realidad servía a los proyectos nacionales del Gobierno de Serbia, que a esas alturas ya se había hecho con el control o había anulado todos los resortes de poder federal.
Luego de perder un tercio del territorio nacional y de morir entre 10.000 y 20.000 personas en unos combates que habían registrado cotas de barbarie inusitadas contra la población civil (como en Vukovar, rendida por asedio el 17 de noviembre) y la destrucción deliberada del patrimonio cultural croata (bombardeos navales de Dubrovnik), el 3 de enero de 1992 llegó, en el decimoquinto alto el fuego, una paz precaria, que pasó a ser supervisada por Naciones Unidas. El 15 de enero los países de la Comunidad Europea, con Alemania a la cabeza, reconocieron a Croacia y el 7 de abril les siguió Estados Unidos.
Tudjman, a pesar de la catástrofe militar y humana, conservó intacta su aureola de padre de la patria y ganó cómodamente las presidenciales directas del 2 de agosto de 1992 con el 56,7% de los votos, mientras la HDZ se hacía con 81 de los 124 escaños de la nueva Cámara de Representantes del Sabor o Asamblea parlamentaria. A la espera de que la Fuerza de Protección de Naciones Unidas (UNPROFOR) aplicara sobre el terreno los planes de paz y reintegrara a Croacia la autoproclamada (19 de diciembre de 1991) y ahora soberana de hecho República Serbia de Krajina (RSK) con capital en Knin, Tudjman se implicó en la guerra de la vecina Bosnia-Herzegovina, en apoyo de las aspiraciones de soberanía de los croatas locales, concentrados en la región sureña de Herzegovina.
En abril de 1993 efectivos de la República Croata de Herzeg-Bosna (RCHB, proclamada oficialmente el 28 de agosto siguiente) bajo el liderazgo de Mate Boban, un adalid del nacionalismo pancroata, comenzaron a enfrentarse con la Armija o Ejército gubernamental bosnio, mayoritariamente musulmán, en una suerte de guerra civil incrustada en la más amplia guerra civil en toda la República de Bosnia contra el enemigo circunstancial y siempre potencial que era el bando serbio.
Aquel año, Tudjman, seducido por la perspectiva de una Gran Croacia, apostó por una triple división de Bosnia sobre bases estrictamente étnicas y no dudó en reunirse con Milosevic (16 de junio de 1993), el hombre que había dispuesto una guerra de conquista contra su país dos años atrás, para presentar al Gobierno bosnio y a las potencias concernidas un ejercicio de realpolitik oportunista y de hechos consumados. El 21 de diciembre de 1993 Tudjman y Milosevic elevaron su oferta de cuota territorial a los bosniomusulmanes del 30% al 33,5%, pero el Gobierno de Sarajevo rechazó de nuevo la fórmula. Todavía aliados por mutuos intereses, el 19 de enero de 1994 los dos presidentes sellaron la normalización de las relaciones serbo-croatas en Ginebra.
En 1994 Tudjman, presionado por Estados Unidos, abandonó sus veleidades de colaboración con Serbia y aceptó que la RCHB y el territorio aún controlado por el Gobierno bosnio se unieran en una Federación de Bosnia-Herzegovina, que a su vez podría confederarse con Croacia. Firmado el documento junto con el presidente bosnio Alija Izetbegovic en Washington el 18 de marzo de 1994, las armas callaron en Bosnia meridional (los combates en la capital reclamada por los croatas, Mostar, habían provocado grandes estragos) y el 14 de junio Tudjman visitó por primera vez Sarajevo, que continuaba cercada por el Ejército serbobosnio.
A comienzos de 1995 Tudjman redobló sus críticas a los negociadores de la ONU por su incapacidad para restituir los territorios segregados por los serbios, sobre los que la UNPROFOR, más zonas aledañas controladas por el Gobierno croata, había establecido cuatro Áreas Protegidas (UNPA), Este, Oeste, Norte y Sur, teóricamente desmilitarizadas. En realidad, los combates nunca habían cesado por completo, y ya en enero y septiembre de 1993 el nuevo Ejército Croata (HV), reconstituido como una verdadera fuerza de combate, había lanzado ofensivas de tanteo contra la RSK, que se saldaron con la liberación de territorios de la comarca interior que rodea Zadar, en la costa adriática, sin hacerse esperar, eso sí, la condena del Consejo de Seguridad de la ONU.
El 1 y el 2 de mayo de 1995 las tropas croatas atacaron, en una operación fulminante y casi experimental que recibió el nombre clave de Destello (Bljesak), el pequeño enclave serbio de Eslavonia occidental, con cabeza de comarca en Okucani, el cual, aislado de las comunicaciones directas con los demás territorios, cayó inmediatamente. El resultado positivo, más la nueva alianza con Bosnia (plasmada en un pacto militar con Izetbegovic en Split el 22 de julio) y la simultánea disposición de la OTAN a castigar con dureza a los serbobosnios, le animaron a embarcarse en una ofensiva general contra las fuerzas serbias en la región. El 26 de julio efectivos del HV y de las fuerzas bosniocroatas (Consejo de Defensa Croata, HVO) lanzaron un ataque en Bosnia central coordinado con la ofensiva de la Armija, y a continuación, el 4 de agosto, el primero inició la denominada Operación Tormenta (Oluja) contra Krajina y Banija, cuya reconquista se completó en sólo cuatro días y que supuso la extinción de la RSK.
La campaña relámpago, muy violenta, provocó la condena de Naciones Unidas (resolución 1.009 del Consejo de Seguridad del 10 de agosto), levantó críticas de los gobiernos internacionales y fue acusada de encubrir una limpieza étnica de total eficacia, al provocar la huida en masa a Serbia y a la República Srpska (RS) de Bosnia, no sólo de las autoridades y combatientes separatistas, sino también de una población serbia, unas 150.000 personas, que había vivido allí durante siglos. La Unión Europea respondió con la suspensión de la participación croata en el programa PHARE y de las negociaciones para la firma de un Acuerdo de Cooperación y Comercio, las cuales solo llevaban unos meses abiertas.
No obstante, para Tudjman, encumbrado en su momento de gloria, y para el pueblo croata no cabían dudas sobre la legitimidad de la operación, que subsanó por la vía más expeditiva una amputación del territorio nacional que la comunidad internacional no había sabido reparar por la vía negociada. Posteriormente, el 21 de noviembre, Tudjman fue junto con Izetbegovic y Milosevic el tercer firmante en la ciudad estadounidense de Dayton del Plan de Paz para Bosnia. Tudjman se aprestó a sacar rendimiento de estos momentos de resonante éxito personal y en las elecciones legislativas anticipadas del 29 de octubre de 1995 la HDZ se hizo con 75 de los 127 escaños de la Cámara de Representantes del Sabor y el 45,2% del voto, casi cuatro puntos porcentuales más que en la edición de agosto de 1992. Él mismo, pese a la acumulación de críticas a su gestión interna, obtuvo un segundo mandato quinquenal, que debía comenzar el 5 de agosto, en las presidenciales del 15 de junio 1997 con un arrollador 61,4% de los sufragios.
Tudjman, imbatible en las áreas rurales, donde se mantenía vivo el anticomunismo, tenía sin embargo dificultades para imponerse en Zagreb (cuya alcaldía perdió en 1995) y otras grandes ciudades, donde los partidos de la oposición encontraban a un público más receptivo a sus denuncias de las actitudes hegemónicas de la HDZ, el autoritarismo y la omnipresencia del presidente y las amplias restricciones a la libertad de expresión, agravadas por la ley de prensa de marzo de 1996, que al restablecer el delito de opinión multiplicó los procesos judiciales contra periodistas y medios de comunicación no sometidos al Estado.
Proclive a las poses caudillistas y al populismo paternalista, Tudjman se revolvió contra sus censores, en especial Vado Gotovac, del Partido Liberal (LS), Stipe Mesic (pasado a las filas de la oposición 1994), del Partido Popular (HNS), e Ivica Racan, del Socialdemócrata (SDP), a los que calificó de "residuos comunistas" y de "enemigos de Croacia". Su ambigüedad en torno a los compromisos croatas, contraídos por los acuerdos de Dayton, para con la integridad territorial de Bosnia-Herzegovina, dejó paso en ocasiones a un explícito cuestionamiento del Estado bosnio, cuya mayoría musulmana tendía a identificar como una amenaza cultural y política para los croatas, y a la petición de un entidad territorial para los croatas locales paritaria con la de los serbios y separada de los bosniomusulmanes.
En este sentido, los países occidentales, con escaso éxito, presionaron a Tudjman desde el final de los conflictos en 1995 para que introdujese medidas democratizadoras, permitiese el regreso de los refugiados serbios -aquel sólo aceptaba el retorno individualizado tras estudiar caso por caso-, colaborase con el Tribunal Penal Internacional de La Haya que juzgaba los crímenes de guerra cometidos en la ex Yugoslavia, entregando a los acusados residentes en Croacia, y rompiese con los dirigentes ultranacionalistas croatas de Bosnia. Las advertencias subieron de tono en 1998 y Tudjman replicó que nunca aceptaría el retorno a fórmulas de integración balcánicas auspiciadas por Estados Unidos y los europeos, ya que, en su opinión, Croacia era un país con una trayectoria histórica y una vocación actual centroeuropea y mediterránea, no balcánica. Este celo nacionalista, compartido por una parte notable de la población, consideraba deseable una homogeneidad étnica e incluía llamamientos regulares contra las "fuerza oscuras" que amenazaban la unidad y particularidad croatas.
Simultaneando desplantes y acercamientos, la Croacia de Tudjman encontró cerradas las puertas del ingreso en la Unión Europea y la OTAN, a la que, como gesto indicativo de los deseos croatas de adhesión, ofreció su espacio aéreo durante la campaña militar contra Yugoslavia en 1999 por la cuestión de Kosovo. Esta colaboración logística, prestada de buena gana al concentrarse los bombardeos contra la capacidad ofensiva del Ejército yugoslavo, fue recompensada por Estados Unidos en abril con el levantamiento del embargo de armas a Croacia. Pero la declaración el 26 de julio por un fiscal del Tribunal de La Haya de que el presidente era el responsable último de los crímenes de guerra cometidos por militares croatas, como el general Tihomir Blaskic, en la guerra de Bosnia (días después el Tribunal desmintió que "por el momento" no había ninguna acusación formal sobre la mesa), vino a enfriar de nuevo las relaciones con los países occidentales.
Partidario de un modus vivendi de mínimos con el vecino yugoslavo, el 23 de agosto los dos países acordaron la apertura de relaciones diplomáticas normales. Cuando el 15 de enero de 1998, en virtud del Acuerdo Básico serbo-croata firmado en Dayton el 12 de noviembre de 1995, retornaron a la soberanía nacional Eslavonia oriental, Baranja y Sirmium (Srem) Occidental, últimos de los territorios perdidos en la guerra de 1991 y que en enero de 1996 habían sido puestos bajo administración transicional de la ONU (UNTAES), Tudjman ofreció la desmilitarización de la frontera común. Por lo demás, Tudjman estableció unas relaciones cordiales con todos los países del entorno y, aunque condicionado al cumplimiento de determinados puntos en el tema de los Derechos Humanos, consiguió el ingreso del país en el Consejo de Europa el 6 de noviembre de 1996. En esta línea de reconocimiento regional, el 20 y el 21 de noviembre de 1998 presidió la conferencia anual de mandatarios de los 16 estados de la Iniciativa Centroeuropea (ICE).
Reelegido por última vez al frente de la HDZ el 21 de febrero de 1998, Tudjman inició 1999 con una acumulación de problemas que arrojó serios interrogantes sobre la continuidad de su régimen en un futuro cercano. A las acusaciones habituales de corrupción y nepotismo (el mayor de sus tres hijos, Miroslav, dirigió hasta su dimisión en febrero de 2000 el Servicio de Inteligencia, lo que apenas dejaba dudas sobre el uso de este servicio por el entorno presidencial para finalidades políticas) se sumó el escándalo por la revelación de que su esposa, pensionista, disfrutaba de cuentas bancarias no declaradas por valor de 160.000 dólares.
En el terreno político, la HDZ, que siempre fue más un movimiento de masas subordinado al líder que un partido moderno, registraba la creciente división entre los partidarios de la línea más dura, representados por el influyente ministro de Defensa Gojko Susak hasta su muerte en mayo de 1998 y luego agrupados en torno al lobby de los herzegovinos, llamado así por tener un nexo ideológico y de paisanaje con el ala radical de la HDZ bosnia, con Ivic Pasalic como líder, y los liberales prooccidentales, cuyo mejor exponente era el ministro de Asuntos Exteriores desde 1993, Mate Granic.
Varios colaboradores personales y miembros del Gobierno dimitieron por discrepancias con la línea oficial, mientras que la oposición, hasta entonces débil y poco organizada, fue capaz de crear una alianza coherente para batir a la HDZ en las elecciones legislativas. En añadidura, la evolución de la economía, estabilizada en los últimos años pero todavía muy regulada por el Estado y poco abierta a las inversiones del exterior, presentaba signos poco alentadores. Las encuestas, por primera vez, otorgaban un bajo índice de popularidad a Tudjman e indicaban el deseo de cambio del electorado.
Ya en noviembre de 1996 Tudjman, que gustaba de alardear de vigor físico y de hábitos deportistas como un no fumador y un asiduo practicante del fútbol y el tenis (en lo que recordaba al Tito hiperactivo de los últimos años), fue ingresado subrepticiamente y con carácter urgente en el hospital Walter Reed de Washington. A pesar de la versión de las autoridades, según la cual recibía tratamiento por una úlcera y una afección linfática leve, existía una amplia convicción de que el mandatario se hallaba enfermo de cáncer intestinal o estomacal. Este secretismo sobre el estado de salud de Tudjman se mantuvo cuidadosamente en los años siguientes, hasta que el 1 de noviembre de 1999 se informó de su ingreso en un hospital de Zagreb para ser intervenido por una perforación de intestino. El paciente no salió de la unidad de cuidados intensivos al presentarse complicaciones en el postoperatorio en forma de peritonitis y hemorragias internas.
Esta incapacidad para desempeñar sus funciones generó una incertidumbre, incluida la inquietud de los dirigentes de la HDZ, conscientes de la fuerte dependencia del partido de su líder, que pudo ser superada gracias a un consenso partidista. El 26 de noviembre, a petición del Sabor, el Tribunal Constitucional declaró incapacitado a Tudjman por un período de 60 días y nombró al presidente de la citada asamblea, Vlatko Pavletic, presidente de la República en funciones. Medios locales aseguraron que Tudjman se negó a creer a sus médicos cuando le informaron que su dolencia era términal y por ende rehusó designar, aunque fuera a toda prisa, un heredero político, una imprevisión que iba a costarle cara al partido.
El 10 de diciembre, tras sobrevenirle un fallo cardíaco, Tudjman falleció a los 77 años de edad. Su cuerpo fue expuesto al duelo público en el Palacio Presidencial de Zagreb y el día 13 se celebraron los funerales de Estado con la asistencia de 100.000 personas y unas cuantas delegaciones extranjeras, que, no obstante los numerosos mensajes de condolencia recibidos, fueron de bajo nivel. El único jefe de Estado presente fue el presidente turco Süleyman Demirel. El dirigente croata recibió el último descanso en una tumba horizontal de grandes dimensiones confeccionada con austero granito negro y erigida cerca de la entrada del cementerio de Mirogoj.
Tal como se esperaba, la desaparición de Tudjman abrió una nueva etapa en la historia reciente de Croacia, superadas las excepcionalidades de los primeros momentos de la independencia y de la guerra, en una dirección más democrática y abierta al exterior. Tanto las elecciones legislativas del 3 de enero como las presidenciales del 24 de enero y el 7 de febrero de 2000 fueron ganadas contundentemente por las dos coaliciones de la oposición que lideraban el SDP de Racan (convertido en el nuevo primer ministro), el Partido Social Liberal Croata (HSLS) de Drazen Budisa, el HNS de Vesna Pusic y el Partido Campesino Croata (HSS) de Zlatko Tomcic.
La HDZ, por su parte, se enfrentó, bien a la descomposición, bien a una drástica revisión de cuadros, programa y doctrina. Mate Granic, que sufrió una derrota más severa de lo vaticinado en las presidenciales a mano de Mesic, candidato por cuenta del HSS y el HNS, no se quedó a esperar a ver si sus tesis regeneracionistas ganaban la mayoría en la Presidencia del partido, dominada por las facciones duras de Vladimir Seks e Ivic Pasalic, a la sazón, enfrentadas entre sí, y se marchó para formar, el 2 de abril, su propia fuerza política, el Centro Democrático (DC).
Franjo Tudjman fue miembro de la Academia Croata de las Artes y las Ciencias (HAZU) y, desde 1970, de la Sociedad de Escritores Croatas. Recibió el Premio Catarina de Médici (1990), la distinción del Centro de Minorías Étnicas (1991) y un doctorado honorífico por la Universidad de La Jolla, Estados Unidos. A lo largo de su carrera académica fue miembro de numerosos consejos editoriales de revistas especializadas y obras de referencia, y escribió un centenar largo de artículos, ensayos y libros sobre historia, teoría militar, filosofía y relaciones internacionales.
(Cobertura informativa hasta 1/4/2001)