Chandrika Kumaratunga

La presidenta de Sri Lanka entre 1994 y 2005 fue el último eslabón de una dinastía de políticos que, como es característico en Asia Indostánica, está familiarizada con el poder tanto como con la tragedia. Huérfana del asesinado primer ministro Solomon Bandaranaike, hija de la tres veces primera ministra Sirimavo Bandaranaike, con la que compartió el Ejecutivo en su primer mandato, protagonizando las dos mujeres un caso único en el mundo, y viuda de un político también asesinado, Chandrika Kumaratunga heredó de aquellos el liderazgo del izquierdista Partido de la Libertad (SLNP) e intentó, infructuosamente, concluir la sangrienta guerra civil iniciada en 1983 con los separatistas tamiles del grupo Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE) por las vías de una reforma territorial federalizante y la negociación directa.

(Texto actualizado hasta enero 2008)

1. Educación política al socaire de su madre gobernante
2. Primera presidencia (1994-1999): plan de reforma territorial para terminar con la guerra civil
3. Segunda presidencia (1999-2005): proceso de negociación con los tigres tamiles y forcejeos con el Gobierno del EJP


1. Educación política al socaire de su madre gobernante

Único caso de estadista, mujer u hombre, hija a su vez de estadistas en una república moderna, la suya es la familia más ilustre de la élite dirigente de Sri Lanka, de etnia cingalesa y fe budista. El padre, Solomon Bandaranaike, fue primer ministro del país asiático desde 1956 hasta su asesinato en 1959, mientras que la madre, Sirimavo Bandaranaike, heredera política de su malogrado esposo, fue igualmente primera ministra en los períodos 1960-1965, 1970-1977 y 1994-2000, año este último en que falleció; personalidad destacada del Movimiento de Países No Alineados en las décadas de los sesenta y setenta del siglo XX, Bandaranaike tuvo el honor de ser la primera mujer en alcanzar la jefatura de un gobierno en el mundo.

Chandrika, con dos hermanas y un hermano, cursó su formación en el Convento de Santa Brígida de Colombo, regido por monjas católicas, y en la Universidad de París, en cuyo Instituto de Estudios Políticos (IEP) recibió docencia coincidiendo con las protestas estudiantiles de 1968, en las que tomó parte. Tras graduarse en Ciencias Políticas y completar su bagaje con sendos diplomas en Economía, Derecho y Periodismo, volvió a su país para integrarse en la vida política, dejando sin terminar un doctorado en la primera especialidad. En 1974, dos años después de promulgarse a iniciativa del Gobierno de su madre una Constitución que proclamó la República, poniendo fin al condominio de la corona británica, y cambió el nombre del país de Ceylán por Sri Lanka, la joven fue elegida miembro del Comité Ejecutivo de la Liga Femenina del Partido de la Libertad de Sri Lanka (Sri Lanka Nidahas Pakshaya, SLNP), la formación socialista fundada por el padre en 1951 y que desde 1960 dirigía su viuda. También, se involucró en la Comisión para la Reforma Agraria y en 1976 asumió la presidencia de la Comisión Janawasa, órgano gubernamental encargado de poner en marcha el sistema de granjas colectivas.

El 20 de febrero de 1978 contrajo matrimonio con el actor de cine Vijaya Kumaratunga. Juntos lanzaron en 1984 el Partido Popular de Sri Lanka (SLMP), que se sumó al juego político en estrecha alianza con el SLNP, que sobrellevaba con dificultades su octavo año en la oposición al Gobierno de la formación conservadora rival, el Partido Nacional Unido (EJP) del presidente Junius Richard Jayewardene. El SLMP surgió como una reacción contra la línea impuesta en el SLNP por el propio hermano de Chandrika, Anura, acusado por ella de escorarse a la derecha. Cabeza de una facción rival, Anura se había hecho con las riendas del partido familiar en 1980 cuando su madre fue despojada de su escaño parlamentario y de sus derechos civiles por abusar de su poder como gobernante.

Chandrika compatibilizó los puestos de vicepresidenta y, desde 1986, presidenta del SLMP con las pertenencias a los comités Ejecutivo y de Trabajo del SLNP, para los que fue nombrada el mismo 1984. En estos años, Kumaratunga cultivó también una faceta intelectual, como asesora de la FAO (1976-1979), editora del periódico Dinakara Sinhala Daily News (1977-1985), investigadora en el Instituto de Estudios de la Commonwealth adscrito a la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad de Londres (1988-1991), investigadora en la Universidad de las Naciones Unidas-Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo (UNU-WIDER) y conferenciante en las universidades de Bradford (Reino Unido, 1989) y Jawaharlal Nehru (India, 1991).

El asesinato el 16 de febrero de 1988 de Vijaya, presuntamente a manos de extremistas cingaleses (los magnicidios han sido una trágica constante en Sri Lanka), dejó a su esposa como líder indiscutible del SLMP, aunque su actividad política quedó drásticamente limitada al optar por marchar al Reino Unido, donde reemprendió las labores académicas en la UNU-WIDER y la Universidad de Londres. En 1992, sin dejar de pertenecer al SLMP, el SLNP le dio asiento en su Comité Central. Como responsable del aparato de organización, Kumaratunga se situó de hecho como número dos del partido detrás de su ya anciana madre, hasta recibir el puesto oficial de vicelíder.


2. Primera presidencia (1994-1999): plan de reforma territorial para terminar con la guerra civil

En mayo de 1993 Kumaratunga resultó elegida primera ministra de la Western Province, en cuyo Gobierno, inaugurado el 2 de junio, asumió también las carteras de Orden Público, Finanzas y Planificación, Educación, Empleo y Asuntos Culturales. De cara a las elecciones generales de 1994, constituyó y se erigió en vicepresidenta de la Alianza del Pueblo (BNP), integrada por el SLMP, el SLNP y otras tres fuerzas progresistas: el Partido Comunista de Sri Lanka (CPSL), el Frente Democrático Nacional Unido (DUNF) y el Partido de la Sociedad Igualitaria (LSSP, trotskista).

En las legislativas del 16 de agosto de 1994 la BNP obtuvo una mayoría relativa de 105 escaños con el 48,9% de los votos. Esto concedió el derecho a Kumaratunga, en tanto que cabeza de la lista más votada, a formar el Gobierno; el 19 de agosto prestó juramento como primera ministra, además de ministra de Finanzas y Planificación, Asuntos Étnicos e Integración Nacional, en sustitución de Ranil Wickremasinghe, del EJP. No obstante, la meta de Kumaratunga era la Presidencia de la República, un cargo que la Constitución de 1978 revestía de amplios poderes ejecutivos. En las elecciones al cargo del 9 de noviembre, Kumaratunga batió con un contundente 62,3% de los sufragios a su rival del EJP, Srima Dissanayake, cuyo esposo, Gamini Dissanayake, había sido asesinado semanas atrás por los extremistas tamiles. La prensa local, no sin cierto humor negro, describió la lid electoral como una "guerra de viudas", y en todo caso fue un testimonio notable de la singular escena política srilankesa.

El 12 de noviembre de 1994 Kumaratunga se estrenó en la jefatura del Estado para un período de seis años, tomando el relevo a Dingiri Banda Wijetunga (del EJP y sucesor a su vez de Ranasinghe Premadasa, asesinado en mayo de 1993), y su primera decisión fue nombrar primera ministra a su propia madre, quien el 14 de noviembre volvió al Gobierno tras 22 años de travesía en la oposición y numerosas peripecias provocadas por su enfrentamiento con el EJP. Considerando lo avanzado de su edad, su mala salud y las propias limitaciones del puesto, se esperaba de la veterana estadista una gestión meramente técnica de las rutinas del Gabinete, descargando toda acción política en su hija. Kumaratunga retuvo las carteras ministeriales adquiridas en agosto y además añadió la de Defensa.

No sólo se trató de la primera coincidencia en las dos altas magistraturas de una nación de una madre y una hija en la historia mundial, sino también de la primera vez que dos mujeres accedían a las mismas en un sistema republicano, existiendo el precedente británico de la reina Isabel II y la primera ministra Margaret Thatcher. Aunque Bandaranaike siguió como presidenta nominal del SLNP, desde ese momento la líder efectiva fue Kumaratunga.

La gran victoria electoral de Kumaratunga respondió a un ansia popular de paz civil, de vivificación del sistema democrático y moralización de los usos políticos, capítulos que habían sufrido graves deterioros bajo los gobiernos nacionalistas y de los que el SLNP prometió ocuparse. En particular, la flamante presidenta había basado su campaña en la promesa de concluir la guerra civil con la organización armada Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE), fundada en 1976 por antiguos estudiantes marxistas liderados por Velupillai Prabhakaran y cuya rebelión, a caballo entre la lucha guerrillera y el terrorismo puro y duro, había costado desde julio de 1983 unos 55.000 muertos. Los separatistas pretendían establecer en las provincias Eastern, Northern y North Western, es decir a todo lo largo de la franja oriental, septentrional y noroccidental de la isla, un espacio soberano para los tamiles de religión hindú, lengua propia y especificidades culturales que les vinculaban con los tamiles del sur de India. Esta entidad independiente recibía el nombre de Tamil-Eelam, que significa Tierra Tamil.

Kumaratunga propuso a los LTTE un marco de tipo federal en el que unas autoridades provinciales elegidas democráticamente dispondrían de autogobierno en una serie de áreas. Las dos provincias reclamadas, Eastern y Northern, podrían fusionarse en una, la North Eastern, pero segregando las áreas donde que los cingaleses (muchos de ellos colonos) y los musulmanes de lengua tamil fueran mayoría. Casi todos los partidos tamiles moderados, representados en el Parlamento de Colombo, acogieron positivamente el proyecto. No sucedió lo mismo en el campo cingalés, donde, sobre todo por parte del EJP y el influyente clero budista, tradicional semillero del chovinismo cingalés más sectario, surgieron voces denunciando la "capitulación" de la presidenta.

Las perspectivas de paz tomaron un buen cariz el 3 de enero de 1995 con la firma del cese de hostilidades, pero el 26 de abril los LTTE violaron unilateralmente este alto el fuego y la guerra se reanudó con virulencia. Kumaratunga apostó entonces por la derrota militar de los separatistas, que, aspiraciones nacionales aparte, pretendían ante todo proteger sus sofisticadas redes comerciales. Basadas en el tráfico de armas, drogas y maderas preciosas (intercambiadas con el continente en barcos de su flota particular) y en la exacción del campesinado local, esta industria de retaguardia proporcionaba a los rebeldes unos ingresos más que suficientes para proseguir la guerra de manera indefinida, y aún de provocar graves quebrantos a los gubernamentales.

El 17 de octubre de 1995 el Ejército desató una gran ofensiva, de nombre clave Riviresa (Sol Brillante), con el objetivo de destruir los bastiones de los LTTE en la península de Jaffna, brazo de tierra que remata el extremo septentrional del Estado insular, en la provincia Northern. La ciudad homónima, considerada la capital cultural de los tamiles y en manos de la guerrilla desde septiembre 1990, fue reconquistada el 2 de diciembre al cabo de 47 días de furiosa batalla con un balance de 2.500 muertos por ambas partes. Para mayo de 1996, la mayoría de la península estaba en manos del Gobierno.

Como represalia, los LTTE iniciaron en enero de 1996 una campaña de atentados terroristas indiscriminados contra objetivos señalados del sur, con Colombo a la cabeza, causando cientos de muertos (el ataque más mortífero fue el que tuvo como objetivo el edificio del Banco Central, el 31 de enero, que causó 91 víctimas) y obligando a Kumaratunga a declarar el estado de emergencia, y también contra los representantes del Gobierno en Jaffna. Más aún, la guerrilla contraatacó a campo abierto y el 18 de julio de 1996 infligió un tremendo desastre militar a los gubernamentales en la ciudad costera de Mullaittivu, al sur de Jaffna, donde perecieron 1.200 soldados. Una semana después, el Gobierno reaccionó lanzando la Operación Sath Jaya (Victoria Verdadera), y a finales de año consiguió arrebatar la ciudad de Kilinochchi, el portal de acceso a Jaffna desde el sur.

Sin embargo, desde 1997 las nuevas ofensivas de un Ejército desmotivado e insuficientemente pertrechado no obtuvieron los éxitos apetecidos, cuando no acabaron en un completo fracaso. Los gubernamentales se mostraron incapaces de consolidar muchas de sus recientes conquistas. La operación Jayasikuru (Victoria Segura), iniciada el 13 mayo de 1997 para controlar la carretera de acceso a Jaffna, se agotó en diciembre de 1998, dos meses después de perderse otra vez la estratégica Kilinochchi, donde murió o desapareció otro millar de soldados.

Mientras la guerra se tornaba más que nunca un baño de sangre, la presidenta no aparcó su plan de reforma territorial en la creencia de que, más tarde o más temprano, los LTTE se avendrían al diálogo. Ahora bien, para vencer las resistencias del EJP, cuyos votos necesitaba para sacar adelante la iniciativa, Kumaratunga aceptó su exigencia de tramitar el proyecto como una reforma constitucional. El borrador de las enmiendas, publicado en enero de 1996, confirmaba la ordenación provincial existente, pero con mayores cotas de autonomía. También, contemplaba la reducción de los poderes presidenciales (propuesta por Kumaratunga en la campaña electoral de 1994 pero pendiente de cumplir), la ampliación de las competencias del Parlamento y el establecimiento de una segunda cámara para dar una representación apartidista a las minorías étnicas y religiosas. Esta vez fueron los partidos tamiles los que plantearon objeciones, mientras que el propio EJP elaboró una serie de contraenmiendas. La cuestión quedó en suspenso a la espera de las elecciones de 1999.

A falta de una solidez militar, el Gobierno de Kumaratunga y Bandaranaike cultivó las relaciones exteriores en busca de apoyos diplomáticos y económicos, un terreno en el que los éxitos sí se prodigaron. Con su visita de marzo de 1995, la presidenta reforzó las ya buenas relaciones con India, que desde el asesinato de Rajiv Gandhi en 1991 era decididamente hostil a los extremistas tamiles de los dos países. La X Cumbre de la Asociación de Asia del Sur para la Cooperación Regional (SAARC) tuvo lugar en Colombo del 29 al 31 de julio de 1998 y, además de acordar la creación de un área de libre comercio para 2001, reflejó el excelente nivel de las relaciones de Sri Lanka con todos los países de su entorno. De este panorama no se sustraían los países occidentales, incluido Estados Unidos, a pesar de llegar Kumaratunga al poder como una crítica del intenso proamericanismo de los gobiernos nacionalistas.

En el terreno económico, el equipo gobernante prosiguió los esfuerzos para liberalizar sectores productivos clave, privatizando empresas públicas y removiendo obstáculos a la inversión extranjera. Las notables tasas de crecimiento obtenidas en este período fluctuaron, sin embargo, al compás de los mercados internacionales del té, el caucho y otros productos agropecuarios en los que, junto con los textiles, el país fundaba sus exportaciones y de paso el grueso de sus ingresos, toda vez que el consumo interno era muy limitado. Dicho sea de paso, una cuarta parte del presupuesto nacional se consagraba al esfuerzo bélico.

Kumaratunga se presentó a las elecciones presidenciales del 21 de diciembre de 1999, convocadas con un año de antelación, con una realidad de violencia tan exacerbada como siempre; peor aún, semanas atrás, los LTTE, formalmente fuera de la ley desde el 25 de enero de 1998 como respuesta a su atentado con bomba contra el Templo del Diente en Kandy, principal santuario budista del país, que mató a 16 personas, habían hecho retroceder al Ejército hasta nuevas posiciones defensivas, recuperando casi todo el territorio arrebatado por aquel desde 1997 y en particular desde la ofensiva de marzo de 1999. Tres días antes de las elecciones, Kumaratunga se libró por poco de añadir su nombre a la larga lista de magnicidios perpetrados en Sri Lanka cuando una terrorista suicida, presumiblemente tamil, hizo explotar una bomba ante la tribuna de autoridades del SLNP en un mitin en Colombo. La presidenta perdió la visión en el ojo derecho, pero 21 personas murieron. Al margen de si este atentado le favoreció o no en las urnas, Kumaratunga fue reelegida con el 51,1% de los votos frente a su rival del EJP, Wickremasinghe.

Con la Constitución en la mano, Kumaratunga debió haber iniciado su segundo mandato el 12 de noviembre de 2000, que era cuando vencía su primer período sexenal, pero la jura tuvo lugar el 22 de diciembre, al día siguiente de ser reelegida. La irregularidad jurídica, empero, no provocó mayor polémica, ya que el intento de magnicidio estaba reciente y porque se entendía que el primer mandato había quedado reducido a cinco años. El 5 de enero de 2000 otra terrorista suicida se inmoló en el exterior de la residencia de la primera ministra Bandaranaike, causando 12 muertos.


3. Segunda presidencia (1999-2005): proceso de negociación con los tigres tamiles y forcejeos con el Gobierno del EJP

En los meses siguientes, la situación militar registró nuevos y graves reveses, el peor de los cuales fue la caída en abril de 2000 del estratégico Elephant Pass, la exigua vía para acceder a la península de Jaffna. Y en el plano político, el plan de reforma constitucional del Gobierno para instaurar un tipo de Estado ampliamente descentralizado y cuasi federal volvió a encallar en el Parlamento por la falta de apoyos de la oposición. Las elecciones legislativas tocaban el 10 de octubre de 2000. Kumaratunga esperaba obtener la mayoría absoluta de dos tercios para el oficialismo a fin de aprobar sin componendas su postergada revisión constitucional, pero no descartó convertir la cámara electa en una asamblea constituyente, ya que así al borrador sólo le bastaría la mínima mayoría absoluta para salir adelante.

El 10 de agosto su madre dimitió al frente del Gobierno por lo deteriorado de su salud (la anciana estadista iba a fallecer justamente el día de las elecciones, horas después de depositar su voto) y Kumaratunga nombró en su lugar a Ratnasiri Wickremanayake, ministro del Gobierno y considerado un dirigente del SLNP intransigente con los LTTE, aunque firme partidario de la reforma territorial. Los partidos de la BNP sumaron el 45,1% de los votos y 107 escaños, pobres resultados que se situaron por debajo tanto de la mayoría de dos tercios (150), necesaria para la reforma constitucional, como de la simple mayoría absoluta (113), requerida para formar gobierno en solitario.

Kumaratunga tuvo, por tanto, que pactar numerosos apoyos externos y el 13 de octubre Wickremanayake constituyó un Gobierno de coalición con el sostén parlamentario de la Alianza de la Unidad Nacional (NUA) y el Partido Democrático Popular de Eelam (EPDP, tamiles autonomistas, opuestos a los LTTE y rivales de la principal expresión política del soberanismo tamil, el más reivindicativo y abiertamente independentista Frente Unido de Liberación Tamil, TVP, o TULF, en su sigla en inglés), que aportaban ocho escaños adicionales. Poco duró este esforzado entramado: el 20 de junio de 2001 siete diputados del Congreso Musulmán de Sri Lanka (SLMC, principal componente de la NUA, que había aumentado su representación con algunos trasvases de legisladores, y cuyo líder, el ministro de Puertos M. H. M. Ashraff, había perecido en un accidente de helicóptero en septiembre de 2000) se pasaron a la oposición, dejando al Ejecutivo en minoría y animando al EJP a presentar una moción de censura.

El 11 de julio Kumaratunga abortó este peligro de manera expeditiva, suspendiendo el Parlamento y convocando un referéndum para el 21 de agosto sobre la reforma de la Constitución, lo que le aparejó la acusación del EJP de pretender la dictadura. El 24 de julio los LTTE lanzaron su operación más espectacular contra el aeropuerto internacional Bandaranaike de Colombo y una base aledaña de la Fuerza Aérea, causando el pánico entre los turistas y devastando las instalaciones. En la batalla perecieron varias decenas de guerrilleros y soldados, y, por explosiones dirigidas de tipo kamikaze y fuego de mortero, quedaron seriamente dañados o completamente destruidos ocho aviones de combate (entre ellos un Mig-27 y dos bombarderos de fabricación israelí) y cinco de los doce aviones de pasajeros (incluidos dos Airbus) de las Líneas Aéreas de Sri Lanka allí estacionados.

Con este embate sin precedentes, los LTTE lanzaron a la presidenta el mensaje de que no podía derrotarles por la vía militar, en un momento en que estaba en el alero una mediación del Gobierno de Noruega. Esta iniciativa de paz había sido aceptada por Kumaratunga dentro de su nueva estrategia, más dura, de internacionalización parcial del conflicto en paralelo al debilitamiento militar y financiero de los rebeldes, que seguirían proscritos y perseguidos hasta mostrar una voluntad clara de paz.

En agosto, Kumaratunga, debilitada, pospuso el referéndum constitucional hasta el 18 de octubre, pero el 4 de septiembre anunció su cancelación como consecuencia del pacto, suscrito tres días después, con el Frente de Liberación Popular (JVP), partido cingalés marxista y nacionalista, frontalmente opuesto a cualquier concesión a la minoría tamil y que tenía un sangriento historial de rebeliones y embestidas terroristas contra los partidos mayoritarios, la más notoria de las cuales fue el alzamiento de 1971 contra el Gobierno de Bandaranaike, que degeneró en una breve pero sangrienta guerra civil. El JVP puso a disposición del Gobierno su decena de diputados a cambio de la congelación por un año del plan de reforma territorial. El EJP y los partidos tamiles legales arremetieron contra el "pacto con el diablo", según la expresión empleada por la propia Kumaratunga, porque alejaba las perspectivas de paz con los LTTE.

Sobrepasada la fecha del 10 de octubre de 2001, Kumaratunga ya estaba autorizada por la ley para disolver el Legislativo y convocar nuevos comicios. A las listas de candidatos del SLNP se incorporó el hermano de la presidenta, Anura, quien puso así fin a ocho años de áspero divorcio con el partido de la familia y con su jefa en particular, hasta el punto de que en este tiempo había fungido de ministro de Educación (1993-1994) y presidente del Parlamento (desde 2000) con la cédula de miembro del EJP. Las elecciones anticipadas tuvieron lugar el 5 de diciembre y supusieron la derrota, con el 37,3% de los votos y 77 escaños, de la coalición gobernante a manos del EJP. De esta manera, el 9 de diciembre, Wickremasinghe formó gobierno, creándose la situación de cohabitación inversa de la acaecida durante unos meses en 1994. Kumaratunga transigió en la demanda del EJP de desprenderse de las carteras clave de Defensa y Finanzas, lo que elevó el peso político del Gobierno en detrimento de la Presidencia.

En la campaña electoral, Wickremasinghe había prometido que, de ganar, abriría con los LTTE, que todavía el 29 de octubre habían intentado asesinar a Wickremanayake, un proceso de paz incondicional tan pronto como tomara posesión del Gobierno. Ahora que la mudanza política se había hecho realidad, los hechos se aparejaron de manera positiva y con inusitada celeridad, ante la mirada escéptica de la presidenta. El 19 de diciembre la guerrilla anunció un alto el fuego unilateral de un mes y dos días después Wickremasinghe anunció la suspensión de todas las operaciones militares por la parte gubernamental entre el 24 de diciembre y el 21 de enero de 2002 como gesto de buena voluntad previo al comienzo de unas negociaciones políticas supervisadas por funcionarios noruegos y tendentes a alcanzar una solución global del conflicto. El 22 de febrero siguiente las partes acordaron prolongar el alto el fuego de manera indefinida.

En abril de 2002 Kumaratunga, de mala gana y urgida por el primer ministro, quien se mostraba muy optimista y conciliador, levantó la proscripción impuesta a los LTTE en 1998, una de las exigencias clave de Prabhakaran para sentarse a negociar. Sin embargo, el recalcitrante señor de la guerra tamil dejó claro que sólo desarmaría a sus combatientes hasta después de firmado el acuerdo de paz y que no renunciaba al objetivo de establecer la Tamil-Eelam soberana e independiente. Esta posibilidad repugnaba al Gobierno de India, que jamás toleraría el nacimiento de un país sustentado en el nacionalismo tamil justo en frente de su propio estado de Tamil Nadu, así que Kumaratunga encontró en el primer ministro vecino, el conservador, Atal Bihari Vajpayee, el mejor aliado en su aproximación vigilante y recelosa al proceso de paz. Luego, en noviembre, entre la segunda y la tercera ronda de conversaciones oficiales, Prabhakaran anunció de que su movimiento ya no exigía el Estado tamil independiente, sino que se conformaba con una "amplia autonomía regional".

Transcurrido un año desde el inicio de la legislatura, Kumaratunga, con la Constitución en la mano, podía tumbar el Gobierno por la vía de la disolución del Parlamento. La posibilidad legal se abrió escasos días después de consensuarse en la tercera ronda negociadora, celebrada en Oslo, un documento que recogía el derecho a la "autodeterminación interna (de los tamiles del noroeste, el norte y el este) sobre la base de un modelo federal dentro de una Sri Lanka unida". En otras palabras, se contemplaba una drástica revisión de la forma del Estado que iba a precisar de reformas constitucionales.

Aunque la innovación se parecía mucho a la que ella había perseguido hasta hacía poco más de un año, con la gran diferencia de que aquella tenía un carácter unilateral del Gobierno cingalés, Kumaratunga no disimuló su hostilidad a la federalización de Sri Lanka. La jefa del Estado y el jefe del Gobierno no remaban en la misma dirección y la cohabitación con el EJP empezó a tambalearse. La conclusión sin resultados de las rondas negociadoras cuarta, quinta y sexta, el intento por Wickremasinghe de suprimir mediante reforma constitucional la prerrogativa presidencial que podía dirigirse en su contra (maniobra que anuló la Corte Suprema) y la aceptación por el EJP del sostén parlamentario de la Alianza Nacional Tamil (TNA, coalición de partidos tamiles soberanistas, en la que llevaban la voz cantante los diputados teleguiados por los LTTE), fueron otros tantos acontecimientos que espolearon la animosidad antigubernamental de Kumaratunga a lo largo de 2003.

Ese año, la gota que colmó la paciencia de la jefa del principal partido opositor y la empujó a romper la baraja fue la toma en consideración por el primer ministro de la contrapropuesta hecha por los rebeldes, el 31 de octubre de 2003, para desatascar el proceso de paz. Aquella consistía en dotar a las provincias Northern y Eastern de una Autoridad Interina de Autogobierno (ISGA) dotada de autonomía tributaria y financiera, y que representara a las comunidades cingalesa, tamil hindú y tamil musulmana, hasta la celebración de elecciones regionales en un plazo de cinco años. Los subversivos no dijeron nada de desarmarse y desmovilizarse.

Así las cosas, el 4 de noviembre, aprovechando que Wickremasinghe estaba de visita oficial en Estados Unidos, la presidenta decretó la suspensión temporal del Parlamento, la destitución de los ministros del Interior, Defensa e Información, y la asunción por ella misma de las tres carteras. Siguiendo las órdenes de su comandante suprema, el Ejército desplegó tropas en la capital. Al día siguiente, Kumaratunga declaró el estado de emergencia, si bien la excepcionalidad constitucional no llegó a ser promulgada y el 7 de noviembre fue retirada.

La jefa del Estado justificó su golpe de mano en un momento delicado, con el proceso de paz en suspenso, para "prevenir un mayor deterioro de la seguridad", ocasionado según ella porque el Ministerio de Defensa había "descuidado deliberadamente" a las Fuerzas Armadas, y reiteró su acusación al Gabinete de ser condescendiente con una demanda de autogobierno tamil que ponía en peligro la soberanía nacional. Sin embargo, garantizó el cumplimiento del alto el fuego por el Ejército e invitó al EJP, que replicó tachando de "irresponsables" y "arbitrarios" sus decretos, a negociar la inclusión del SLNP en un gobierno de "reconstrucción y reconciliación nacionales". Prabhakaran terció en la trifulca política de los cingaleses advirtiendo que a menos que se les concediera la ISGA, los LTTE proclamarían la independencia de Tamil-Eelam.

En enero de 2004 Kumaratunga enredó la situación al expresar su opinión de que su segundo mandato sexenal expiraba, no en noviembre de 2005, sino en noviembre de 2006, ya que su inauguración en 1999 con un año de antelación había sido bajo la circunstancia extraordinaria de la amenaza terrorista de los LTTE. El estupor fue mayúsculo al revelar la presidenta que en 2000 había realizado una segunda ceremonia de jura secreta en la que sólo estuvieron presentes, además de ella, el presidente de la Corte Suprema, Sarath Nanda Silva, como administrador del juramento, y el entonces ministro de Exteriores, Lakshman Kadirgamar, como testigo del mismo. Por otro lado, Wickremasinghe desestimó una propuesta de Kumaratunga consistente en la retención por él de un papel principal en las negociaciones con los LTTE siempre que aceptara someterse al dictado de la Presidencia de la República en todo lo que atañera a la defensa y la seguridad del país.

La imposibilidad de llegar a un acuerdo con Wickremasinghe sobre un nuevo esquema de poder compartido y sobre un consenso básico de cara a las negociaciones de paz indujo a Kumaratunga a completar la maniobra dejada a medias en noviembre. El 7 de febrero de 2004 la mandataria disolvió el Parlamento, convocó para el 2 de abril elecciones legislativas anticipadas, las terceras en tres años y medio, y forzó la inclusión en el Gabinete de dos lugartenientes del partido, Kadirgamar y D. M. Jayaratne. Cuatro días más tarde, ejerciendo de nuevo sus facultades constitucionales, destituyó de un plumazo a 39 miembros del Gobierno, aunque no del Gabinete, todos ellos ministros de segundo rango y viceministros. La última jugada autoritaria de la presidenta tensó al máximo las relaciones con el EJP.

El SLNP se presentó a los comicios del 2 de abril de 2004 comandando la Alianza por la Libertad del Pueblo Unido (UPFA), que incluía a sus cuatro aliados tradicionales –SLMP, CPSL, DUNF y LSSP-, a tres nuevas formaciones -la Alianza por la Unidad Nacional Musulmana (MNUA), el Frente Popular Unido (MEP) y el Partido de Liberación Popular Nacional (DVJP)- y, novedad absoluta, al JVP, el otrora mortal enemigo de Bandaranaike, que seguía aferrado a la intransigencia en todo lo que atañía a los tamiles. El pacto con la agrupación extremista cingalesa que dirigía Somawansa Amarasinghe levantó ampollas en algunos sectores del principal partido de la oposición.

Los sondeos eran favorables a la coalición opositora y, en efecto, la UPFA se adjudicó la victoria con el 45,6% de los votos y 105 de los 225 escaños. La enésima mayoría simple prolongó el característico bipartidismo, muy ajustado y sin grandes corrimientos electorales, de la zarandeada democracia srilankesa, que permite el turnismo periódico entre los dos bloques dominantes, si bien la presente alianza con el JVP era un elemento de distorsión que relativizaba esta lectura. Más aún, en las filas del SLNP provocó honda preocupación el dato de que los candidatos propios que habían ganado el escaño eran sólo 57, frente a los 39 del JVP, lo que informaba de un fuerte trasvase de votos y del avance del radicalismo cingalés en las circunscripciones tradicionalmente dominadas por el partido de la presidenta.

La intención primera de Kumaratunga habría sido nombrar primer ministro a un hombre muy próximo a su talante, el ex responsable de Exteriores y ahora titular de Información, Kadirgamar, un dirigente de porte burocrático que no era miembro del Parlamento y que carecía de apoyos territoriales, amén de ser tamil y pertenecer a la pequeña comunidad religiosa cristiana. La filiación étnica de Kadirgamar no era óbice para constituir la fórmula deseada por el JVP, ya que el ministro se había distinguido por promover contra los LTTE una campaña internacional que insistía en la naturaleza esencialmente terrorista y criminal de la organización.

Sin embargo, la dirigente, tras sopesar los pros y los contras de la complicada situación política, se decantó por Mahinda Rajapakse, veterano diputado y ex ministro, vicepresidente del partido y desde 2002 jefe de su grupo parlamentario, quien aunaba popularidad, reputación de probidad, buenas relaciones con el clero budista y fe en las posibilidades de paz con los LTTE, pero no al precio del autogobierno interino que éstos exigían. Por otro parte, Rajapakse venía siendo un rival interno de Wickremanayake y era un notorio antagonista de Amarasinghe, lo que impelió al JVP a boicotear la asunción del nuevo Gobierno minoritario, donde tenía reservados ocho puestos.

El 5 de abril la presidenta nombró primer ministro a Rajapakse, que tomó posesión del puesto al día siguiente. En el Gabinete que dio a conocer, destacaban las presencias de la propia Kumaratunga como ministra de Defensa, Kadirgamar, por segunda vez, como ministro de Exteriores y Wickremanayake, por prescripción de la primera, como titular de Seguridad Pública, Ley y Orden, y de Asuntos Budistas, amén de viceministro de Defensa. Anura Bandaranaike, artífice de la alianza con el JVP, recibió la cartera de Turismo, Industria e Inversiones. A finales de mes, los ministros de la formación marxista levantaron su boicot y se incorporaron al Gobierno.

Kumaratunga y Rajapakse establecieron un tándem ejecutivo que le tocó manejar la crisis humanitaria provocada por el catastrófico tsunami del océano Índico de diciembre de 2004, el cual barrió las costas orientales del país insular, dejando 35.000 muertos confirmados y desplazando de sus hogares, destruidos en su mayoría, a medio millón de paisanos. La inmensa tragedia generó fuertes tensiones políticas intercingalesas en junio de 2005, al oponerse vehementemente el JVP, que abandonó el Gabinete como protesta, y el clero budista radical a un pacto entre el Gobierno y los LTTE para la puesta en marcha de un mecanismo conjunto, la llamada Gestión Operativa pos-Tsunami, que coordinara la distribución del socorro internacional a las víctimas y las labores de reconstrucción en las áreas norteñas devastadas por el desastre.

Entonces, el oficialismo destacó que los tigres tamiles, al aceptar cooperar con el Gobierno central en las tareas humanitarias, venían a reconocer su soberanía sobre todo el territorio nacional. Pero las esperanzas de que el maremoto pudiera vigorizar el desfalleciente proceso de paz se vinieron abajo el 12 de agosto con el asesinato del ministro Kadirgamar por un francotirador que casi con toda seguridad pertenecía a los LTTE, por más que el grupo se desvinculó del magnicidio. Kumaratunga declaró el estado de emergencia, advirtió a los rebeldes que la paz no sería posible a menos que renunciaran completamente a la violencia y el 22 de agosto nombró a su hermano Anura nuevo ministro de Exteriores. A partir de entonces, la torturada Sri Lanka fue deslizándose, lenta pero inexorablemente, a la reanudación de la guerra civil.

Días después de este trágico suceso, el 26 de agosto, Kumaratunga vio liquidada su pretensión de seguir mandando hasta 2006 por un pronunciamiento de la Corte Suprema en el que se declaraba nula y sin efecto la jura secreta de 2000 y se ordenaba la celebración de elecciones presidenciales en el año en curso. Aquellas tuvieron lugar el 17 de noviembre y fueron ganadas por Rajapakse, candidato conjunto de la UPFA y endosado por el JVP, frente a Wickremasinghe. Dos días después, 19 de noviembre de 2005, Kumaratunga entregaba el testigo presidencial al su hasta ahora primer ministro. El 29 de junio de 2006 Rajapakse se hizo también con las riendas del SLNP, pese a los intentos de la hija de su fundador de continuar liderándolo.

(Cobertura informativa hasta 1/1/2008)