Anton Rop

En 1984 se diplomó en Economía por la Universidad de Ljubljana y pasó a ejercer su especialidad de econometría en el Instituto Esloveno de Desarrollo y Análisis Macroeconómico, donde desempeñó diversas funciones, desde investigador de plantilla a director adjunto, hasta 1992, cuando la ex república yugoslava ya había iniciado su andadura como Estado independiente. En 1991 obtuvo la licenciatura en Economía con una tesina sobre la política de gasto público en una coyuntura de crecimiento económico.

Su experiencia como servidor público, de perfil más tecnocrático que político a pesar de militar en la centroizquierdista Democracia Liberal de Eslovenia (LDS, partido fundado en 1991 a partir de la Liga de la Juventud Socialista de Eslovenia), que lideraba el primer ministro desde mayo de 1992, Janez Drnovsek, arranca a principios de 1993 con su nombramiento para desempeñar una secretaría de Estado en el Ministerio de Relaciones Económicas y Desarrollo, en el segundo Gobierno de coalición de Drnovsek. Desde esa capacidad, Rop tomó parte en la conducción del programa de privatizaciones y en la elaboración de nuevas políticas de desarrollo regional. El 7 de febrero de 1996 Drnovsek le promocionó a ministro de Trabajo, Asuntos Sociales y de la Familia dentro de la remodelación del Gabinete a que se vio obligado a realizar por el abandono de un socio de la coalición, la ex comunista Lista Unida de Social Demócratas (ZLSD).

Rop llevó esta cartera ministerial en los cuatro años siguientes, hasta mayo de 2000, cuando el Partido Popular Esloveno (SLS) dio portazo al Ejecutivo y obligó a Drnovsek a renunciar tras ocho años de ejercicio. Entonces, el SLS y los Cristiano Demócratas (SKD, ex miembros también del Gobierno, hasta 1997) se fusionaron en una única formación y articularon un nuevo Gobierno, bajo la presidencia de Andrej Bajuk. Sin embargo, este apartamiento de los liberaldemócratas del poder resultó efímero, ya que el nuevo partido de Bajuk, Nueva Eslovenia-Partido Popular Cristiano (NSi), fue derrotado en las elecciones legislativas del 15 de octubre de 2000 a manos de la formación de Drnovsek, quien el 17 de noviembre retornó a la jefatura del Gobierno y recuperó a Rop para el mismo, esta vez en calidad de ministro de Finanzas.

A lo largo de 2002, Rop, convertido ya en vicepresidente de la LDS, fue perfilándose como el delfín de Drnovsek para sucederle en la jefatura del Gobierno en el más que probable caso, considerando la popularidad del veterano primer ministro, de que se impusiera en las elecciones presidenciales que tocaban a finales de año. Efectivamente, el 1 de diciembre Drnovsek ganó en la segunda vuelta su apuesta para sustituir a Milan Kucan, el presidente desde la independencia, a partir del 22 de diciembre, y señaló a su ministro de Finanzas para formar el nuevo Gobierno. El 2 de diciembre Drnovsek presentó la dimisión, el día 6 Rop recibió de Kucan el mandato formal y el 11 su candidatura fue aprobada por la Asamblea con 63 votos a favor y 24 en contra, entrando al punto en funciones. El 19 de diciembre, los legisladores dieron el visto bueno también a su equipo de Gobierno, que mantuvo inalterable la composición cuatripartita: el LDS, la ZLSD de Borut Pahor, el SLS (fruto de la fusión con los cristianodemócratas) de Franc But y el Partido Democrático de los Pensionistas Eslovenos (DeSUS), un pequeño partido adaptado a la función de comodín.

La llegada a la presidencia del Gobierno esloveno de Anton Rop, comúnmente llamado por la forma familiar de Tone, se producía justo cuando el pequeño pero próspero país centroeuropeo había despejado en el Consejo Europeo de Copenhague los últimos obstáculos, relacionados con la percepción de las cuantías financieras, para la adhesión a la Unión Europea (UE), después de casi cinco años de negociaciones. En la primavera de 2004 la ex república yugoslava cerraba un ciclo histórico con las entradas sucesivas en la OTAN, el 29 de marzo (las conversaciones empezaron el 29 de enero de 2003 y el Protocolo de Adhesión fue firmado en el Consejo Atlántico de Bruselas el 26 de marzo siguiente), y la UE, el 1 de mayo (una vez suscrito el Tratado de Adhesión en el Consejo Europeo informal en Atenas el 16 de abril de 2003).

El Gobierno ganó cómodamente los referendos sobre la entrada en las dos estructuras euro-atlánticas celebrados el 23 de marzo de 2003: el sí a la OTAN supuso el 66% de los votos y las respuestas afirmativas a la UE alcanzaron el 89,6%, lo que hizo llenar de contento a Rop, que de paso pudo remover algunas de las incertidumbres generadas por su negativa (fue el único gobernante de los siete países de Europa central y oriental listos para entrar en la OTAN que adoptó esta postura) a respaldar materialmente a Estados Unidos en su campaña militar en Irak.

Además, el respaldo diplomático contenido en la declaración conjunta de los diez países europeos del Grupo de Vilnius, el 5 de febrero de 2003, quedó luego matizado al no figurar Eslovenia (tampoco Croacia) en la lista de 30 países del mundo que se declaraban aliados de Estados Unidos en la Operación Libertad Irakí y que fue dada a conocer por el Departamento de Estado el 28 de marzo, dos días antes de la invasión. Por otro lado, la nueva dimensión colectiva de la defensa nacional eslovena empujó al Gobierno a abolir el servicio militar obligatorio y a trazar el objetivo de tener listo el Ejército profesional en 2010.

Con un estilo personal harto discreto, incluso gris, Rop era visto como un servidor público altamente competente, aunque falto del tirón popular de que siempre había hecho gala Drnovsek. El 14 de febrero de 2003 fue proclamado presidente orgánico del LDS en un congreso del partido donde no hubo expresiones de reto a su recién estrenado liderazgo. El primer ministro, a la par que la culminación de la integración europea, estaba resuelto a no apartarse de las fórmulas de tipo social-liberal que habían conseguido algo prácticamente singular en el ámbito de los estados ex comunistas europeos: conducir con éxito la transición a la economía de mercado –que dentro de la UE iba a exigir unas altas competitividad y exigencia normativa-, asimilar las reglas del capitalismo y estabilizar las finanzas y la moneda, todo ello sin provocar mayores quebrantos en la producción y el tejido social.

En 2003 y 2004 Eslovenia causó sensación por algunas de sus cifras macroeconómicas, que se situaron ampliamente por encima de las medias de la UE a 15 miembros. El PIB creció el primer año un 2,2%, un valor insatisfactorio para los estándares eslovenos, pero en 2004 el ritmo iba a animarse hasta registrar un 4,6% de media. Esta tasa era tanto más notable por cuanto que superó en más de un punto las previsiones hechas por el propio Gobierno un semestre atrás. El comportamiento del sector público, achicado por la aceleración de las privatizaciones, fue igualmente brillante, con un déficit en torno al 2% del PIB y una deuda del 29% del PIB. En diciembre de 2002 la Asamblea aprobó unos presupuestos bianuales del Estado hasta 2004 con unas previsiones de déficit por debajo del 1%, ya que el Gobierno contaba con los ingresos que iban a generar las ventas de un buen número de industrias de titularidad pública, total o parcial, en los sectores de la siderurgia, los hidrocarburos, las telecomunicaciones, los transportes y el textil.

Con estas cifras en la mano, Eslovenia satisfacía sobradamente los dos criterios financieros de su programa estratégico plurianual de estabilidad y convergencia para poder acceder al euro, meta que Rop y su equipo consideraban factible de cruzar en 2007. En marzo de 2004 este país bisagra entre las europas alpina y mediterránea prácticamente se metió en el club de los países desarrollados (situación de privilegio ya reconocida por la ONU, aunque no admitida por otras instancias debido a la no pertenencia a la OCDE, que suele ser el marco de referencia en estos casos) al cesar en la condición de solicitante de créditos del Banco Mundial y adquirir el estatus de socio del organismo en la prestación de ayuda financiera a terceros países con un grado de desarrollo menor. Concurría además el hecho de que Eslovenia era el país de la hornada de nuevos miembros de la UE que más se aproximaba a la media de los 25 estados en cuanto a PIB por habitante, donde de hecho rebasó a Portugal y Grecia, los dos estados de la antigua UE de 15 miembros más rezagados.

La convergencia monetaria quedó asegurada el 28 de junio de 2004 con la entrada del tólar en el Mecanismo de Tipo de Cambio (ERM II). El punto flaco eran los precios, con un encarecimiento medio en 2004 del 3,7%, pero no cabía suspender al Gobierno de Rop en esta asignatura toda vez que cuando inició su andadura en 2002 la inflación rebasaba el 7%, sin olvidar que el país se metió por una senda de robusto crecimiento. Finalmente, el paro se situó en el 6,4% de la población activa en 2004.

Aunque, globalmente, el presente y las perspectivas eran positivos, incluso muy positivos en algunos terrenos, Rop no se libró de los rapapolvos. El partido más dinámico y pugnaz de la oposición, los Demócratas Eslovenos (SDS) de Janez Jansa, un líder adscrito al centroderecha liberal que ganaba en carisma a Rop, arremetió contra el Gobierno cuatripartito por, a su entender, no aprovechar todo el potencial económico del país, fracasar en los niveles de inversión extranjera, descuidar la lucha contra la corrupción y fomentar el clientelismo político. En política exterior, además del asomo de frialdad en las relaciones con Estados Unidos, preocupaba la inercia de los litigios con la vecina Croacia, arrastrados desde la disolución de la antigua Yugoslavia, sobre la demarcación fronteriza y la explotación de los recursos pesqueros del mar Adriático. La oposición acusó a Rop y a su ministro de Exteriores, Dimitrij Rupel, de ser incapaces de enderezar las relaciones con los croatas.

A las euforias económica y europeísta de 2003 y el arranque de 2004 les siguieron unos sinsabores políticos que tuvieron bastante de inesperados. En primer lugar, el 7 de abril de 2004, el SLS, que ahora lideraba Janez Podobnik y cuya ideología conservadora no casaba bien con el izquierdismo de la ZLSD, retiró a sus tres ministros del Ejecutivo como protesta por la decisión de la LDS y la ZLSD, es decir, las fuerzas con origen en el extinto partido comunista, de no acatar plenamente el resultado del referéndum, teóricamente vinculante, celebrado tres días atrás sobre un proyecto de ley del Gobierno para devolver con carácter retroactivo los derechos de ciudadanía a alrededor de 18.000 eslovenos no étnicos, pertenecientes a otras nacionalidades de la antigua Yugoslavia federal socialista, que fueron borrados del registro de población en 1992 por no haber cumplido entonces con los requisitos para obtener la carta de ciudadanía o bien el permiso de residencia permanente.

La consulta, cuya celebración había sido ordenada por el Tribunal Constitucional, fue ganada por los contrarios a la ley, que eran todos los partidos de derecha, al vencer el no con un aplastante 95% de los votos, si bien la abstención fue del 68%. Rop, así como el ex presidente Kucan, llegaron a pedir el boicot a una consulta que las ONG y las formaciones de izquierda situaron en una campaña de agitación “demagógica y xenófoba” de tintes preelectorales. Rop respaldó al ministro del Interior y miembro de la ZLSD, Rado Bohinc, en su decisión de seguir adelante con el proceso de registro de los “borrados”, por emplear la expresión acuñada por la prensa local. Los populares no consiguieron la dimisión de Bohinc y entonces optaron por pasarse a la oposición. Esta mudanza dejó a la LDS y sus dos aliados con una mayoría parlamentaria reducida de 49 escaños sobre 90.

A continuación, los primeros comicios al Parlamento Europeo, el 13 de junio, depararon un doble revés a Rop. Primero, por la raquítica participación, el 28,3%, más llamativa al suceder en un país que hasta el momento se había mantenido al margen de las potentes corrientes euroescépticas y que hacía un año se había pronunciado masivamente a favor del ingreso en la UE. Y, segundo, por el resultado electoral en sí, al ser superada la lista conjunta de la LDS y el DeSUS por el NSi: los socios del Gobierno sumaron el 21,9% de los votos, pero la formación del ex primer ministro Bajuk sacó el 23,5%. Seis de los siete euroescaños en juego quedaron repartidos equitativamente entre la LDS-DeSUS, el NSi y el SDS.

El siguiente sobresalto fue a cuenta del ministro de Exteriores, Rupel. El jefe de la diplomacia eslovena había realizando una serie de contactos con el SDS y venía quejándose de algunas políticas auspiciadas por su superior político. La gota que colmó la paciencia de Rop fue la participación del ministro en una conferencia organizada por Jansa para saborear los resultados de las elecciones europeas. El 24 de junio Rop cesó en el Gobierno a Rupel, quien replicó dándose de baja en la LDS e ingresando en el partido de Jansa.

El 3 de octubre tocaban las elecciones legislativas y los sondeos pintaban una cerrada competición entre la LDS y el SDS, que creció rápidamente en las intenciones de voto merced a una agresiva y mitinera campaña de Jansa, un terreno, a pie de calle, donde el calmoso y distante Rop no podía hacerle sombra. De todas maneras, las encuestas concedían una ligera mayoría a los liberaldemócratas; objetivamente, no existían razones para un enfado general del electorado o para un voto de castigo al oficialismo, aunque también era cierto que una década larga de poder casi ininterrumpido acarreaba un desgaste natural que la LDS no podía soslayar.

De todas maneras, las encuestas no anduvieron finas: el 3 de octubre, la LDS, con el 22,8% de los votos y 23 escaños -un retroceso de 13,5 puntos y 11 escaños con respecto a la edición de 2000- fue derrotada en toda regla por el SDS -29,1% y 29- y vio frustradas sus esperanzas de seguir gobernando con la ayuda de la ZLSD. Los observadores señalaron que en el electorado terminaron prevaleciendo las ganas de probar un nuevo equipo dirigente, y no tanto el deseo de deshacerse de unos liberaldemócratas que, a fin de cuentas, dejaban un legado globalmente positivo. Con talante deportivo, Rop anunció el paso de los suyos a una “oposición constructiva” y reconoció que “algunos votantes” habían quedado “hastiados” tras el largo período de Gobierno de su partido, habiéndose abierto en ellos “la creencia de que necesitamos cambios”. También afirmó que dejaban un país “en buena forma” y que estaban “orgullosos del trabajo realizado”.

Rop terminó sus funciones como primer ministro de Eslovenia el 9 de noviembre de 2004 con la asunción de Jansa, quien formó un Gobierno de coalición con el SLS, el NSi y el DeSUS.

(Cobertura informativa hasta 1/8/2005)