Andris Berzins (n. 1944)
Presidente de la República (2011-2015)
En Letonia, la elección por el Saeima o Parlamento del presidente de la República para el período 2011-2015 ha estado rodeada de una fuerte controversia, con ribetes de escándalo nacional. Andris Berzins, diputado de la Unión de Verdes y Campesinos (ZZS) pero con mucha más experiencia en el mundo empresarial y financiero, donde fue patrón de la banca privada, se impuso al titular reeleccionista, Valdis Zatlers, pocos días después de abrir este un procedimiento constitucional de disolución del Legislativo, al que acusó de defender intereses corporativos y de frenar la lucha contra la corrupción. La inopinada elección de Berzins -quien no debe ser confundido con un ex primer ministro letón del mismo nombre- salió adelante contra el criterio del Gobierno de coalición encabezado por Valdis Dombrovskis, del que la ZZS es socio miembro. En la nación báltica, la votación del 2 de junio ha sido calificada de "victoria de los oligarcas", prebostes político-empresariales a los que el público achaca una influencia excesiva y dañina en las instituciones democráticas. Observadores del caso letón consideran que la selección de Berzins frente a Zatlers es una mala señal enviada por las élites de un país donde vuelve a adquirir peso la corrupción y que ya se ha recuperado de la recesión que machacó su economía entre 2008 y 2010.
(Texto actualizado hasta julio 2011)
1. Una trayectoria ligada a la empresa y la banca
2. Elección presidencial inesperada y polémica
1. Una trayectoria ligada a la empresa y la banca
Titulado por el Instituto Politécnico de Riga, durante la década de los setenta y la mayor parte de los ochenta trabajó en una fábrica de equipos de radio hasta alcanzar el puesto de director. En 1988, coincidiendo con una graduación adicional en la Facultad de Economía de la Universidad Estatal, se integró en la alta función pública de la República Socialista Soviética Letona como viceministro de Servicios Municipales. Al año siguiente fue elegido miembro del Soviet de Diputados Populares de Valmiera y presidente de la Comisión Ejecutiva del distrito. En las elecciones pluralistas de marzo de 1990 ganó un escaño por Valmiera en el nuevo Consejo Supremo de la República, en cuyo seno pasó a formar parte del grupo parlamentario del Frente Popular Letón, la coalición de fuerzas no comunistas que luchaba por la restitución de la soberanía nacional. El 4 de mayo siguiente fue uno de los diputados que respaldaron la declaración de independencia gradual de la URSS, proceso que asumió como suyo la mayoría reformista del hasta entonces gobernante Partido Comunista Letón.
En 1993, con Letonia ya devenida Estado independiente, Berzins terminó su mandato legislativo e inició una singladura profesional en el ámbito bancario, tanto del sector público como, sobre todo, del privado. Así, por un lado, el Banco de Letonia le puso al frente de su Fondo de Privatización, mientras que el Latvijas Unibanka (hoy, SEB Unibanka) le reclutó directamente para el puesto de presidente ejecutivo. Este cometido fue el prólogo de un extenso currículum corporativo, con decenas de membresías en consejos de administración y juntas directivas, y múltiples negocios privados, que le convirtieron en un hombre rico.
En 2005 Berzins redujo sus participaciones corporativas para reanudar la actividad política en el ámbito municipal y en las filas de la Unión de Verdes y Campesinos (ZZS), coalición centrista formada por el Partido Verde Letón (LZP) y la Unión de Campesinos Letona (LZS), la cual desde 2002 venía participando en los sucesivos gobiernos de coalición (en el breve de 2004, uno de sus líderes, Indulis Emsis, fungió de primer ministro). Se presentó a las elecciones municipales del 12 de marzo como candidato a alcalde de Riga, pero el puesto lo ganó Aivars Aksenoks, del partido derechista Nueva Era (JL). Tras esta tentativa, Berzins abrió un segundo paréntesis a sus todavía no muy acusadas inclinaciones políticas. Asumió la presidencia de la Cámara de Industria y Comercio Letona, y en la empresa pública recibió la posición de presidente de la Junta Supervisora de Latvenergo, compañía estatal de electricidad responsable del 70% del suministro en el país.
El empresario retomó la vocación de político nacional en 2010, año de convalecencia en el que la república báltica intentó dejar atrás los estragos económicos, financieros y sociales provocados por la brutal crisis de 2008-2009, cuando la producción, golpeada por el estallido de la burbuja inmobiliaria y consumista, se derrumbó (la contracción sufrida en 2009 por el PIB letón, hasta 2007 todavía el más dinámico de Europa, alcanzó un aturdidor 18%, la tasa más negativa del mundo), el déficit público y el paro se dispararon, la inflación galopante se transmutó en deflación, y el Estado, virtualmente quebrado, hubo de someterse al socorro crediticio de la UE y el FMI, que acudieron al rescate con una inyección de 7.500 millones de euros.
Candidato de la ZZS en las elecciones legislativas del 2 de octubre, Berzins consiguió el escaño en el Saeima o Parlamento, donde empezó presidiendo el comité de Política Económica, Agrícola, Medioambiental y Regional. Los comicios supusieron la continuidad del Gobierno de coalición encabezado desde marzo de 2009 por Valdis Dombrovskis, economista del JL, pero con un cambio parcial de socios. La ZZS, presente en el anterior Gabinete y la tercera lista más votada con 22 diputados, renovó en el Ejecutivo, cuyo núcleo quedó conformado por la coalición electoral de centro-derecha Unidad (Vienotiba), integrada por el JL, la Unión Cívica (PS) y la Sociedad por una Política Diferente (SCP). Dombrovskis encontró así luz verde para perseverar en su rigurosa cura de austeridad.
2. Elección presidencial inesperada y polémica
Si la sexta legislatura de la independencia postsoviética arrancó con unas razonables perspectivas de mejora económica (la situación, con todo, seguía siendo bastante precaria, con el crecimiento apenas despegado del valor cero, el déficit de las finanzas públicas en el 7,7% del PIB y el desempleo por encima del 18%), transcurridos unos meses, no pudo decirse lo mismo de la situación política. En junio de 2011 tocaban las elecciones presidenciales indirectas y en las mismas aspiraba a renovar el mandato Valdis Zatlers, un profesional de la medicina sin militancia partidista cuya elección por el Saeima en 2007 había generado controversia, entre otras razones, por su total inexperiencia en el servicio de Estado.
Aunque contaba con el respaldo de los partidos de la Vienotiba, la ZZS y, en la oposición, de la alianza conservadora Por una Buena Letonia (AS), formada por el Partido Popular (TP), el Primer Partido de Letonia/Camino Letón (LPP/LC) y otras agrupaciones menores, Zatlers venía haciendo gala de un discurso institucional incisivo, nada condescendiente con la clase política. En febrero de 2009, su amenaza, al hilo de los graves disturbios populares que la calamidad económica había desatado en Riga el mes anterior, de hacer uso de la prerrogativa constitucional de disolver el Saeima y traer el adelanto electoral a menos que los grupos parlamentarios se pusieran de acuerdo sobre la aprobación de un paquete de medidas anticrisis de urgencia y otro de reformas en profundidad del sistema político, aceleró la dimisión del entonces primer ministro y líder del LPP/LC, Ivars Godmanis, al que Dombrovskis tomó el relevo.
El 23 de mayo de 2011 cinco diputados de la ZZS, en un movimiento que puso en tela de juicio la unidad de acción del Gobierno, postularon la candidatura presidencial de su colega de bancada Berzins. La inesperada iniciativa se produjo al filo del plazo legal para presentar opciones alternativas a la del titular reeleccionista. La irrupción del antiguo capitoste bancario en la liza presidencial parecía un hecho anecdótico dentro de la rutina democrática letona. Pero el 28 de mayo el propio Zatlers se encargó de trastornar la situación al dirigir a la nación un explosivo discurso televisado en el que anunció su decisión, de acuerdo con el artículo 48 de la Constitución y transcurridos dos años largos desde el vencimiento (29 de marzo de 2009) del plazo por él dado al Saeima y el Gobierno para acometer las reformas demandadas, de proponer la disolución del Parlamento vía referéndum.
El "radical paso", nunca tomado por sus tres predecesores en el cargo desde el colapso de la URSS, obedecía a una serie de recientes decisiones del Saeima que, a su juicio, representaban la "sirena de aviso de un serio conflicto" entre los poderes legislativo y judicial. En particular, citó la negativa del pleno de la Cámara a aprobar el nombramiento para el puesto de fiscal general de un magistrado de reconocido prestigio. Implícitamente, denunció otra "inmoralidad" cometida por los diputados, el rechazo también a una solicitud por la Oficina de Prevención de la Corrupción de registrar la vivienda del diputado Ainars Slesers, líder del LPP/LC y uno de los hombres más cresos del país, quien era objeto de una investigación. Con insólita dureza, Zatlers recordó que la superación de la crisis económica estaba imponiendo grandes sacrificios a los letones, mientas que "oligarcas" y "ciertos grupos de personas", con la complicidad de un Parlamento dedicado a "defender sus intereses personales", no desistían de "aumentar sus beneficios" y de "capturar el Estado".
En estas circunstancias, la reelección de Zatlers, hasta la víspera dada por hecha, quedó sumida en la incertidumbre. El jefe del Estado, en el propio discurso televisado, reconoció que su decreto de disolución del Saeima "podía eliminar cualquier posibilidad" de renovar su titularidad del cargo, dando a entender que una mayoría de diputados, en venganza, bien podía votar por Berzins, quien por su parte se limitó a indicar que estaba "absolutamente en desacuerdo" con la decisión de disolver la Cámara.
Pues bien, eso fue precisamente lo que sucedió, en la sesión del 2 de junio. En la primera votación, Berzins obtuvo 50 votos a favor, uno menos de los necesarios para proclamarse presidente, y 48 en contra, y Zatlers 43 a favor y 55 en contra. Fue necesaria una segunda votación, y esta vez el diputado de la ZZS ganó la partida con 53 votos. La polémica, con tintes escandalosos, estaba servida, y Berzins se apresuró a salirle al paso en sus primeras declaraciones a la prensa congregada en el edificio del Parlamento: "Doy gracias al Saeima por el honor que me ha hecho al confiarme tan importante puesto (…) Espero que la sociedad me valore por mis actos. No voy a seguir el ejemplo de los oligarcas o los intereses particulares", manifestó. Sin embargo, en el exterior del edificio, al mandatario electo le aguardaban los abucheos, los gritos de "marioneta" y las demandas de "dimisión" lanzados por tres centenares de irritados manifestantes.
Berzins iba a tomar posesión como presidente de la República para los próximos cuatro años el 8 de julio, pero hasta entonces, la bronca política y el malestar ciudadano estaban garantizados. Desde el Gobierno, Dombrovskis se quejó de que una mayoría de diputados "no hubieran respetado la pública demanda de una política libre de la influencia de los oligarcas" y, en cambio, hubiesen preferido "castigar a Valdis Zatlers por su valentía". La presidenta del Saeima, Solvita Aboltina, del JL, así como quien fuera presidenta de la República entre 1999 y 2007, la popular y respetada Vaira Vike-Freiberga, se pronunciaron en similares términos.
Los comentaristas opinaron que la investidura de Berzins obedecía a un pacto entre la ZZS, que seguía siendo miembro del Gobierno, y el principal grupo de la oposición, el Centro de la Harmonía (SC), coalición que reunía a los partidos de la izquierda abogada de las reivindicaciones de la minoría lingüística rusa, aunque los motivos que tendría el SC para preferir a Berzins frente a Zatlers, considerando sus posiciones ideológicas, eran un auténtico misterio. Los ocho representantes de la AS, el grupo político que acaparaba las imputaciones de corrupción, se habrían sumado de buena gana a este movimiento para echar a Zatlers. Los observadores vaticinaron también un contundente sí a la disolución del Saeima en el referéndum del 23 de julio, que iba a decidir sobre una decisión institucional del predecesor de Berzins en la jefatura del Estado. Transcurrida una semana desde la elección presidencial, las calles de Riga reunieron a 6.000 manifestantes contrarios a los "oligarcas" y su "influencia en la política". El 1 de julio Berzins, en cumplimiento con la prescripción constitucional, renunció a su acta de diputado.
(Cobertura informativa hasta 6/7/2011)