Almazbek Atambáyev

La transición abierta en Kirguistán a raíz de la violenta revuelta antigubernamental de 2010 escribió un punto y aparte, moderadamente esperanzador, con las elecciones presidenciales de octubre de 2011. Su ganador por muy amplia mayoría y tras dos tentativas fallidas en 2000 y 2009, Almazbek Atambáyev, líder del Partido Social Demócrata (KSDP) y primer ministro desde el año anterior, es uno de los dirigentes que ha protagonizado el convulso curso político en el último lustro, pródigo en crisis que amenazaron con fracturar este pequeño y montañoso Estado en el corazón de Asia Central, aunque su trayectoria personal ha sido oscilante, con sucesivos respaldos y rechazos al oficialismo de turno.

Luego de participar en la Revolución de los Tulipanes de 2005 que derrocó al presidente desde la independencia, Askar Akáyev, Atambáyev rompió con el nuevo mandatario, sucumbido a la tentación autoritaria y corrupta, Kurmanbek Bakíyev, más tarde accedió a colaborar con él desde el puesto de primer ministro y posteriormente reanudó la confrontación. La rebelión popular de abril de 2010 le devolvió al Gobierno como el número dos de la presidenta interina, Roza Otunbáyeva, a la que ayudó a sofocar los pogromos antiuzbekos, con un balance de varios cientos de muertos, de mayo y junio en el centro oeste del país. A últimos de año, como resultado de unas elecciones legislativas en las que el KSDP quedó segundo, el responsable socialdemócrata tomó las riendas de un Gabinete de coalición tripartito.

El 1 de diciembre de 2011, en la primera transferencia del poder pacífica y democrática que ha conocido la república ex soviética, Atambáyev juró como jefe del Estado kirguís sometido a las reglas del juego democrático que dicta la flamante Constitución, rara avis en una región caracterizada por los presidencialismos fuertes y de hecho vitalicios: su mandato de seis años no es renovable y sus prerrogativas están limitadas por el modelo parlamentario que consagra la Carta Magna. La consolidación de las mejoras, fácilmente reversibles, en el terreno de la seguridad y el orden después de las terribles violencias interétnicas de Osh y Jalal-Abad, y la lucha contra las lacras de la corrupción y los tráficos ilegales, empresa que debería ofrecer resultados tras la expulsión de Bakíyev y su camarilla, son las tareas más urgentes que asume el nuevo presidente, quien ha prometido también meter al empobrecido Kirguistán por la senda de la prosperidad económica así como fortalecer los imprescindibles nexos energéticos y comerciales con Moscú.

Reacia a ejercer de potencia tutelar en la nación más recóndita –pero estratégica- de su antiguo imperio soviético, Rusia ha recibido con malestar e inquietud la renuncia por Bishkek a la república presidencialista. Además, en una especie de toma de postura salomónica, Atambáyev ha anunciado la expiración en 2014 del alquiler a Estados Unidos de la facilidad aeroportuaria de Manas, centro de tránsito fundamental para la logística en Afganistán, a la vez que sugiere a los rusos que se marchen también de la base aérea de Kant. Más allá de las complejidades de la política exterior, las perspectivas de estabilidad política, superación de divisiones y fortalecimiento del Estado bajo la presidencia de Atambáyev, quien es un norteño de la provincia de Chüy, podrían empañarse por la exclusión del Gobierno de coalición (partidos KSDP, Ata-Meken, Ar-Namys y Respublika), dominado por la izquierda prorrusa, de dos agrupaciones del pujante nacionalismo kirguís, las mismas que retaron su candidatura presidencial y que han atizado el extremismo sectario en el sur, foco abierto de tensiones étnicas y religiosas.

(Texto actualizado hasta diciembre 2011)

1. Empresario privado y político socialdemócrata
2. De valedor de Akáyev a participante en la Revolución de los Tulipanes
3. Atambáyev y Bakíyev: una relación pendular
4. Aliado de la presidenta interina Otunbáyeva y segundo ejercicio como primer ministro
5. Elección presidencial en 2011 con una plataforma prorrusa


1. Empresario privado y político socialdemócrata

Formado en Ingeniería y Economía por el Instituto de Administración Ordzhonikidze de Moscú, tras obtener la graduación en 1980 entró en la plantilla del Ministerio de Comunicaciones de la República Socialista Soviética Kirguisa (RSSK) y ejerció su especialidad ingenieril en la capital, Frunze, hoy Bishkek. En 1983, una vez convertido en miembro del Partido Comunista de Kirguistán (PKK, rama republicana del PCUS), ingresó en el Presidium del Soviet Supremo de la RSSK y cuatro años más tarde pasó al aparato burocrático municipal de Frunze, concretamente en el distrito de Pervomayskiy, de cuyo Soviet de Diputados Populares fue vicepresidente ejecutivo hasta 1989.

Aquel año, al socaire de la liberalización económica encuadrada en la Perestroika de Gorbachov y que, aunque mucho más tímidamente que en Rusia, llegó también a la remota y atrasada Kirguistán, Atambáyev abandonó la función estatal y puso en marcha Forum, una firma dedicada a la producción de baterías y piezas de vehículos. Al empresario privado le fue bien en el mundo de los negocios, mientras avanzaba el programa de reformas liberales por etapas puesto en marcha por el presidente de la república desde antes del acceso de Kirguistán a la independencia con el colapso de la URSS en 1991, Askar Akáyev. En 1997 Atambáyev asumió la dirección general de la compañía Kyrgyzavtomash, antigua planta industrial semiprivatizada en 1992, dedicada a fabricar componentes de automoción, radiadores y sistemas de refrigeración. Posteriormente estuvo en las directivas de Elektrotekhnik y Agromash, de los ramos de máquina-herramienta y bienes de equipo.

El compromiso de Atambáyev con la política en la etapa postsoviética se remonta a octubre de 1993, cuando junto con otros emprendedores del incipiente sector privado fundó el Partido Social Demócrata de Kirguistán (KSDP). Registrado en diciembre de 1994 y con Abdygany Erkebáyev de primer presidente, el KSDP adoptó una línea abiertamente pro-Akáyev, en un momento en que el mandatario, con su estilo tolerante y pragmático en comparación con sus vecinos, estaba construyendo una reputación de estadista demócrata, excepcional en la región centroasiática. Atambáyev fue uno de los 14 candidatos socialdemócratas que ganaron el escaño en las elecciones de febrero de 1995 al Joghorku Kenesh o Parlamento bicameral, primeras desde la independencia. El KSDP se convirtió en el primer partido de ambas cámaras, aunque muy por detrás del grupo de parlamentarios independientes.

El 30 de julio de 1999 el empresario sucedió en la jefatura de la formación a Erkebáyev, que desde 1997 venía fungiendo de presidente de la Cámara baja del Joghorku Kenesh, la Asamblea Legislativa. De cara a los comicios del 20 de febrero de 2000 el KSDP formó con los partidos Asaba (Bandera), Unidad y Renacer Económico la Unión de Fuerzas Democráticas (SDS), coalición que expresó su respaldo a la labor desarrollada por el Gobierno del primer ministro Amangeldy Muralíyev. En las votaciones a la Asamblea Legislativa, la SDS, con el 19,8% de los sufragios, fue ampliamente superada por el Partido Comunista de Kirguistán, continuador directo del PKK soviético y situado en la oposición, aunque como en la edición anterior la gran mayoría de los escaños fue a parar a los independientes.


2. De valedor de Akáyev a participante en la Revolución de los Tulipanes

Atambáyev perdió el asiento en el Joghorku Kenesh, pero luego encaminó su ambición a las elecciones presidenciales del 29 de octubre del mismo año. Puesto que hasta ahora no había practicado la oposición al régimen de Akáyev, el aspirante socialdemócrata no tuvo problemas para inscribir su candidatura. A diferencia de personalidades de la talla de Feliks Kúlov, ex vicepresidente de la República, ex gobernador de Chüy, ex alcalde de Bishkek y cabeza del partido prorruso Ar-Namys (Dignidad), e Iskhak Masalíyev, hijo del líder del PKK, Absamat Masalíyev, quien vio tumbada su postulación con el pretexto de que no hablaba el kirguís tan bien como el ruso; entonces, Masalíyev expresó su apoyo a Atambáyev, que se ofreció a los electorales como una alternativa de izquierda moderada en competencia directa con Omurbek Tekebáyev, el líder del partido socialista y prorruso Ata-Meken (Patria).

Con poco más del 6% de los votos, Atambáyev quedó tercero tras Tekebáyev y Akáyev, reelegido para otros cinco años con tres cuartas partes de los votos. El perdedor, que durante la campaña ya se había quejado del boicot a su propaganda por los medios de comunicación públicos y de prácticas intimidatorias contra sus partidarios, protestó por unos resultados que le parecían fraudulentos. Tekebáyev fue más vehemente en su denuncia y la OSCE vino a dar la razón a los dos al valorar la elección como "no conforme a los estándares internacionales".

La experiencia de las viciadas elecciones presidenciales de 2000, que aceleraron la deriva autoritaria, corrupta y nepotista, ya asomada anteriormente, del régimen de Akáyev, malquistó las relaciones de Atambáyev con el oficialismo, del que durante años había sido colaborador parlamentario. En enero de 2002, con la situación política en franco deterioro, el líder socialdemócrata marchó precipitadamente a Turquía en unas circunstancias oscuras. Según se informó entonces, Atambáyev puso tierra de por medio cuando se enteró de que la Policía estaba investigando un complot contra su vida. La represión de las voces disidentes crispaba el ambiente y dos meses más tarde la ciudad de Jalal-Abad era el escenario del más grave motín antigubernamental desde la independencia.

A lo largo de 2004 y con la mirada puesta en las elecciones de 2005 al nuevo Joghorku Kenesh unicameral de 75 escaños, consideradas decisivas para salir de dudas sobre si Akáyev optaría o no ese año a un tercer mandato presidencial bajo la Constitución de 1993 –el texto, tal como estaba, no se lo permitía-, Atambáyev tomó parte activa en el proceso de reorganización general de la oposición kirguisa, débil hasta los disturbios de 2002 pero ahora en plena pujanza por el paso a sus filas de destacados tránsfugas del régimen. El 20 de mayo el KSDP formó un bloque electoral con los partidos Ar-Namys de Kúlov (quien se encontraba en prisión), Ata-Meken de Tekebáyev y El Dobushu. La alianza, bautizada como Unión Cívica Por unas Elecciones Limpias y de hecho solapada al Congreso Popular de Kirguistán, en el que el KSDP, Ar-Namys y Ata-Meken ya venían compartiendo estrategia, concedió el liderazgo a Misir Ashyrkúlov, uno de los dignatarios desertados del oficialismo.

En octubre siguiente, el KSDP acrecentó sus filas con la absorción del partido El (Bei-Bechalar) del periodista Melis Eshimkánov, quien había quedado cuarto en las elecciones presidenciales de 2000. Ese mismo mes, la Unión Cívica decidió aunar fuerzas con otro bloque electoral más amplio, el Movimiento Popular de Kirguistán (KEK), que agrupaba entre otros al PKK, el Asaba y el Partido Republicano (RPK), y cuyo conductor era Kurmanbek Bakíyev, primer ministro en 2000-2002. En diciembre, Atambáyev por el Congreso Popular, Bakíyev por el KEK, Ashyrkúlov por la Unión Cívica, Muratbek Imanalíyev por el movimiento Jany Bagyt (Nuevo Curso) y la también antigua ministra de Exteriores Roza Otunbáyeva por el movimiento Ata-Jurt (Patria) adoptaron un memorándum de colaboración que dio en llamarse Foro de Fuerzas Políticas, el más grande frente opositor de la era Akáyev.

En marzo de 2005 Atambáyev jugó un papel importante pero no principal en la insurrección general contra Akáyev luego de constatar la oposición el fraude masivo cometido en las legislativas del 27 de febrero. Fue la Revolución de los Tulipanes, conducida con éxito por el Consejo Coordinador de la Unidad Popular (CCUP, versión "unificada" del Foro de Fuerzas Políticas), donde llevaron la voz cantante Bakíyev y Otunbáyeva. El 24 de marzo Akáyev se dio a la fuga y al día siguiente Bakíyev, erigido en jefe supremo de la revuelta, fue investido por la Asamblea Legislativa como primer ministro y presidente de la República en funciones.

A la hora de nombrar el Gabinete que debía gobernar el país de manera interina, hasta las elecciones presidenciales del verano, Bakíyev marginó a Atambáyev. Al jefe del KSDP no le gustó el acuerdo personal, en aras de la estabilidad del país, establecido por Bakíyev y el otro hombre fuerte del momento, Kúlov, quien de ser sacado de prisión por los revoltosos pasó directamente a dirigir las agencias de seguridad del Estado con el rango de viceprimer ministro. En cuanto a Otunbáyeva, recobró su viejo ministerio diplomático.

Se conformó así una especie de triunvirato informal concebido como un compromiso por la paz y la unidad nacionales, pues Bakíyev, oriundo de Jalal-Abad, tenía muchos apoyos en el centro oeste islamizado y agrícola; en Kúlov, natural de Bishkek y rusófono, podían verse reflejados los habitantes del norte secularizado, más próspero y más kirguís en el aspecto étnico; Otunbáyeva, por su parte, representaba a la sureña Osh, oblast (región) muy pobre y hogar de una potente minoría uzbeka permeable a la subversión islamista. Atambáyev era un norteño de Chüy, pero en ese oblast el ascendiente político de Kúlov era más acusado. Con todo, las relaciones entre Atambáyev y el antiguo vicepresidente seguían siendo buenas.


3. Atambáyev y Bakíyev: una relación pendular

Aunque fue el primero en retirar a su partido del CCUP y veía con enorme recelo el pacto Bakíyev-Kúlov, el líder socialdemócrata decidió no presentarse a las elecciones presidenciales del 10 de julio de 2005, supuestamente para no socavar la posición de Bakíyev, quien, se creía entonces y gustara más o menos, encarnaba la restauración democrática en una fase transitoria no exenta de peligros, como podían ser las violencias sectarias provinciales y las posibles provocaciones de elementos del régimen depuesto. La misma decisión tomaron Otunbáyeva, el popular ex diputado y actual fiscal general Azimbek Beknazárov, y el propio Kúlov.

Tras jurar Bakíyev como presidente titular con un mandato de cinco años, Atambáyev se mostró más abierto a la cooperación con el nuevo líder del país. El 13 de septiembre, con la mediación de Kúlov, en adelante primer ministro, el empresario fue nombrado ministro de Desarrollo Económico en funciones, sustituyendo a Amangeldy Muralíyev. El 20 de diciembre tomó posesión el nuevo Gobierno Kúlov y Atambáyev fue confirmado en el mismo, pero portando una cartera menor, la de Industria, Comercio y Turismo.

La presidencia de Bakíyev, otro dirigente sucumbido a la tentación autoritaria aunque en su caso en un tiempo récord, decepcionó profundamente a Atambáyev, tal que el 21 de abril de 2006, luego de tachar de ilegal la exigencia del jefe del Estado de que los ministros dejaran en suspenso sus actividades partidistas, dio portazo al Gobierno. Al anunciar su dimisión, Atambáyev denunció que bajo Bakíyev no sólo permanecían paralizadas las reformas necesarias para el refuerzo del imperio de la ley y el estado de derecho, sino que la corrupción, el nepotismo y la infiltración de las redes criminales en la política estaban creciendo a ojos vista. "Para esto no se hizo la revolución", sentenció el dimisionario.

Sin solución de continuidad, Atambáyev se zambulló en la actividad opositora, donde encontró a otros dos ilustres compañeros del alzamiento del año anterior contra Akáyev, Otunbáyeva y Tekebáyev, igualmente desencantados con el duopolio formado por Bakíyev y Kúlov. Aquel mismo mes, los líderes del KSDP y el Ata-Meken lanzaron el movimiento ¡Por las Reformas!, que a lo largo del año protagonizó un fuerte forcejeo callejero con el oficialismo. A golpe de manifestación, ¡Por las Reformas! reclamó las dimisiones del presidente y el primer ministro acusándoles de haber traicionado las promesas revolucionarias de promulgar una nueva Constitución para, entre otros cambios, reducir drásticamente los poderes del presidente de la República y consagrar un sistema de democracia parlamentaria.

En octubre de 2006, otro de los cabecillas de ¡Por las Reformas!, Beknazárov, aseguró que el poder había intentado sobornarles con sendos puestos de postín: a él le habían ofrecido la presidencia del Tribunal Supremo, a Tekebáyev recobrar la presidencia del Joghorku Kenesh y a Atambáyev reemplazar como primer ministro a Kúlov. Durante la gran movilización de noviembre, Atambáyev elevó el tono de sus críticas a Bakíyev, al que llamó "cadáver político" y acusó de "mentir constantemente al pueblo".

Fue precisamente el espectacular cambio de bando de Kúlov el desencadenante del no menos sorpresivo viraje en la actitud de Atambáyev. En febrero de 2007, luego de cesar en el Gobierno, el ex líder de Ar-Namys anunció su paso a la oposición alegando que Bakíyev había roto los términos de su acuerdo particular para repartirse las dos oficinas del poder ejecutivo. Atambáyev afirmó entonces que Kúlov, pintado de oportunista movido únicamente por sus intereses personales, no tenía credibilidad y se negó a adherir el KSDP al Frente Unido por un Futuro Digno para Kirguistán, puesto en marcha por Kúlov. Más aún, el opositor empezó a moderar su discurso al asegurar que merecía la pena alcanzar un modus vivendi con Bakíyev en aras de la reforma constitucional.

El 21 de marzo de 2007 Atambáyev celebró una entrevista con Bakíyev y cinco días después sus colegas de ¡Por las Reformas!, indignados por este paso unilateral, declararon revocada su condición de copresidente del movimiento (el otro copresidente, Tekebáyev, también fue apartado). Sin embargo, Atambáyev estaba dispuesto a trabajar codo con codo con el antagonista de la víspera. El acuerdo estaba sellado y el 29 de marzo Bakíyev nombró a Atambáyev primer ministro para suceder a Azim Isabékov, quien sólo llevaba dos meses en el puesto, instantes después de su dimisión. Al día siguiente, el Legislativo validó la mudanza gubernamental con 48 votos a favor.

Atambáyev justificó su aceptación del cargo de primer ministro para sacar adelante el nuevo texto constitucional, propiciar resultados en la lucha contra la corrupción, aplicar las reformas económicas pendientes y servir de puente conciliador entre el presidente y la oposición, de la que el KSDP, paradójicamente, seguía considerándose parte. La presentación que de sí mismo hacía, como hombre de compromiso y factor de moderación de la crispada política nacional, fue aceptada por algunas personalidades del campo opositor, como Otunbáyeva, Beknazárov, Edil Baisálov y Dooronbek Sadyrbáyev, todos los cuales formaron ahora el Movimiento por un Kirguistán Unido, de línea dialogante, pero el Frente Unido de Kúlov y el Ata-Meken de Tekebáyev, entre otros, rechazaron participar en un gobierno de coalición y mantuvieron la línea intransigente centrada en la exigencia de la renuncia de Bakíyev.

El nuevo primer ministro pasó a dirigir un grupo de trabajo con la misión de formular recomendaciones jurídicas en el proceso constituyente y en los meses siguientes se empleó a fondo para impedir la confrontación entre el presidente y la oposición, sin resultado. Su pretensión de interponer un tercer campo político para evitar la polarización de fuerzas, como había sucedido en 2004-2005, y el consiguiente riesgo de fractura nacional, y de obtener una tregua social para su agenda reformista se tornó inviable al salir a dar la cara por un mandatario, Bakíyev, que cada vez daba más muestras de despotismo y corrupción, practicada en el seno de un clan de familiares y paisanos. En abril, el primer ministro fue abucheado por la multitud cuando intentaba aplacar una protesta en Bishkek. Las manifestaciones de la oposición tomaron un cariz violento y a finales de mayo la comitiva de Atambáyev fue blanco de las iras populares en el oblast norteño de Talas, escenario de un conflicto minero y medioambiental.

Bastante más gravedad revistió, ese mismo mes, un misterioso envenenamiento que le provocó serios daños físicos. Los análisis médicos confirmaron la presencia en el hígado y la sangre del primer ministro de una "sustancia tóxica no identificada" que alguien había disuelto en un vaso de agua bebido en su propia residencia oficial el 11 de mayo. La intoxicación dejó a Atambáyev dos días inconsciente antes de serle diagnosticada una hepatitis aguda que hasta finales de junio le mantuvo convaleciente en un hospital en Turquía. Las circunstancias del sofisticado acto criminal (el caso del líder opositor ucraniano Viktor Yushchenko, envenenado con dioxinas en 2004, acudió inmediatamente a la mente de todos) hicieron pensar más en círculos mafioso-empresariales con acceso al poder que en la oposición democrática que se manifestaba en las calles.

El 28 de noviembre de 2007 Bakíyev liberó de la jefatura del Gobierno a Atambáyev a petición suya, pues quería concentrarse en la campaña para las elecciones legislativas del 16 de diciembre, adelantadas por el presidente tras ganar en octubre el referéndum que validó su versión de la reforma de la Constitución (la cual había sido declarada nula por el Tribunal Constitucional el mes anterior). El KSDP abandonó la línea contentiva y peleó por el voto con el partido recién organizado por Bakíyev, Ak Zhol (Sendero Brillante). En la recta final de la campaña, Atambáyev denunció que los funcionarios leales a Bakíyev estaban cocinando pucherazos en sus respectivas circunscripciones. Al final, Ak Zhol conquistó una abultada mayoría absoluta de 71 escaños sobre 90 y el KSDP quedó segundo con 11 actas. Por los pelos, los socialdemócratas y los comunistas fueron las únicas listas opositoras que cumplieron los requisitos de la nueva ley electoral para obtener representación en el Joghorku Kenesh: que se superara el listón del 5% de los votos en todo el país y que se sacara un mínimo de 13.500 votos en cada uno de los siete oblasts y en las ciudades autónomas de Bishkek y Osh.

La historia de 2006 se repitió y Atambáyev volvió al redil de la oposición más estridente. En diciembre de 2008 el político se puso al frente del Movimiento Popular Unido, que reunía al KSDP, el Ata-Meken, el Asaba y otras agrupaciones extraparlamentarias hostiles al oficialismo. En abril de 2009 la coalición proclamó a su timonel candidato para las elecciones presidenciales del 23 de julio, concebidas como el examen definitivo de la calidad democrática del cuestionado régimen de Bakíyev. Ningún dirigente opositor de relieve quiso presentarse a las votaciones para no perjudicar las opciones del socialdemócrata, quien invocó el derecho "a vivir en un país democrático" y arremetió contra las autoridades porque había "demasiado saqueo, demasiada corrupción, demasiado latrocinio".

El 23 de julio, en mitad de la jornada electoral, Atambáyev anunció que se retiraba del proceso porque estaba convencido de su carácter "ilegítimo". Completado el escrutinio, los resultados oficiales dieron un aplastante 76,1% de los votos a Bakíyev y sólo el 8,4% a su ex primer ministro, cuyas proclamas de fraude masivo cayeron en saco roto.


4. Aliado de la presidenta interina Otunbáyeva y segundo ejercicio como primer ministro

Una vez iniciado 2010, Atambáyev y los demás líderes de la oposición unida enfilaron la confrontación definitiva con Bakíyev, que de alguna manera venía postergándose desde 2006. El 6 de abril, el descontento acumulado en la población por las manipulaciones electorales, la persecución de los medios de comunicación desafectos, la corrupción desaforada, el aumento del paro y la pobreza, el encarecimiento de los servicios energéticos y, por último, la prepotencia provocadora de Bakíyev, que declaró "no válidos para nuestro país" el "sistema occidental de Derechos Humanos" y la democracia basada en elecciones (según él, a Kirguistán le iba mejor un modelo de "democracia consultiva"), detonó en un estallido popular que tuvo su epicentro en la ciudad de Talas.

El fuego de la súbita revuelta en el norte se propagó inmediatamente a Bishkek, donde la Policía arrestó a Atambáyev y Tekebáyev en medio de una gran refriega. La retención duró unas horas y tras su liberación los dos políticos intentaron tomar el control de una sublevación en apariencia espontánea y por momentos caótica, con su secuencia de mortales tiroteos y asaltos e incendios de edificios oficiales y comercios ligados a los trapicheos empresariales de la familia presidencial. El 7 de abril las masas enardecidas obligaron a Bakíyev a ponerse a resguardo en la sureña Osh y dejaron al Gobierno del primer ministro Daniyar Usénov fuera de juego. Los alzados se habían hecho con el poder y Otunbáyeva, diputada del KSDP desde las elecciones de 2007, emergió a la cabeza del colectivo de dirigentes opositores para anunciar la constitución de un Gobierno provisional presidido por ella.

En la jornada siguiente, mientras la inseguridad continuaba en las calles y se hacía recuento de las víctimas de la violencia desatada (el balance quedó establecido en 88 muertos en todo el país), Otunbáyeva desveló la composición del Gobierno Provisional, que retendría el poder hasta la celebración de elecciones generales en seis meses. Flanqueándola aparecía Atambáyev, vicepresidente primero para Asuntos Económicos, y otros tres adjuntos, a saber, Tekebáyev, responsable de la Reforma Constitucional, Beknazárov, titular de Justicia, y Temir Saríyev, quien había quedado tercero en las elecciones presidenciales de 2009, encargado de las Finanzas.

Atambáyev fue uno de los más sólidos puntales con que contó Otunbáyeva, proclamada presidenta interina de la República el 19 de mayo, durante los terribles pogromos antiuzbekos de junio en las ciudades de Osh y Jalal-Abad, que dejaron varios cientos de muertos (más de 2.000, según partes no oficiales), provocaron un éxodo de 400.000 refugiados y obligaron a declarar el estado de emergencia. El despliegue del Ejército, precariamente armado, consiguió apagar un incendio que a punto estuvo de descarrilar la delicada transición política y de sumir al castigado país centroasiático en una guerra civil de base étnica.

A trancas y barrancas, el proceso abierto tras el derrocamiento de Bakíyev fue anotando etapas democráticas. El 27 de junio de 2010 la nueva Constitución, singular en la región, que estatuía el modelo republicano parlamentario y ponía el acento en los mecanismos de control y equilibrio políticos, fue aprobada con un 90,5% de síes. A continuación, el 3 de julio, Otunbáyeva juró el cargo presidencial bajo la flamante Carta Magna con mandato hasta el final de período transitorio, a últimos de 2011. El siguiente jalón lo pusieron las elecciones del 10 de octubre para elegir a los 120 diputados del nuevo Joghorku Kenesh, que en lo sucesivo ningún partido podría monopolizar porque la máxima representación permitida era de 65 diputados por lista. Inesperadamente, la fuerza más votada fue el Ata-Jurt, el antiguo partido de Otunbáyeva, que ahora defendía los intereses del exiliado Bakíyev y su clientela política, y que esgrimía un discurso fuertemente nacionalista.

El KSDP, con el 14,5% de los sufragios y 26 escaños, quedó segundo, aunque las tartas electoral y parlamentaria resultaron divididas en cinco porciones sin grandes diferencias de tamaño entre ellas. Las afinidades personales e ideológicas pautaron las discusiones poselectorales entre los cabezas de facción. Descartado en principio el acuerdo con el líder de Ata-Jurt, Kamchybek Tashíyev, por hacer de abogado de la plataforma política de Bakíyev, y con su homólogo del Ar-Namys, Kúlov, con quien había tenido diferencias demasiado fuertes en el pasado reciente, Atambáyev prefirió entenderse con el prorruso Tekebáyev y con el empresario de petróleo Omurbek Babánov, multimillonario jefe del Partido Respublika.

El acuerdo de coalición a tres, que daba una mayoría parlamentaria de 67 escaños, fue anunciado el 2 de diciembre, pero a las primeras de cambio naufragó, al rehusar un puñado de diputados votar por la investidura de Tekebáyev como presidente del Joghorku Kenesh. Descartado el Ata-Meken, el KSDP y Respublika escogieron como socio alternativo al Ata-Jurt, que suscribió el pacto el 15 de diciembre. Aunque no era el cabeza de la lista más votada, Atambáyev se aseguró la jefatura de un Gobierno tripartito que fue instalado el 17 de diciembre. El Joghorku Kenesh lo aprobó con una holgada mayoría de 92 votos, 15 más de los que sumaba el combinado del Ata-Jurt, el KSDP y Respublika. Un dirigente del primer partido, Akhmatbek Keldibékov, fue investido presidente de la Cámara y el republicano Babánov recibió el puesto de primer viceprimer ministro.


5. Elección presidencial en 2011 con una plataforma prorrusa

(Epígrafe en previsión)

(Cobertura informativa hasta 1/1/2011)