La construcción de un nuevo orden global: una perspectiva desde la India

 La construcción de un nuevo orden global: una perspectiva desde la India
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Publication date: 10/2024
Author:
Happymon Jacob, profesor asociado de Diplomacia y Estudios sobre Desarme en la School of International Studies, Jawaharlal Nehru University
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India y la gobernanza global 

Históricamente, India ha considerado que el orden mundial actual es desigual, discriminatorio y no representativo y, de conformidad con esta perspectiva, ha reclamado de manera recurrente un orden global más democrático y equitativo, para sí y para otros países del Sur Global, tanto subdesarrollados como en desarrollo. 

Sin embargo, la diferencia fundamental entre el actual posicionamiento de India en pro de la reforma de un orden mundial que ve como defectuoso y la que mantenía durante la Guerra Fría reside básicamente en las formas y los medios a través de los que pretende alcanzar su objetivo. Hoy, a pesar de los múltiples problemas de fondo que percibe en el orden mundial, India apuesta por una reforma del orden existente, en lugar de por una refundación integral. Y es con vistas a lograr este nuevo orden global reformado que Nueva Delhi dedica grandes empeños en ejercer de mediador entre el Norte y el Sur globales.

En apoyo a estas afirmaciones, el presente artículo aporta las claves de interpretación de la visión contemporánea de India sobre el orden mundial y su contribución al mismo, constatando que dicha visión, en líneas generales, se ajusta a los objetivos del Sur Global. 

Antecedentes

Hay razones históricas que justifican la visión negativa que tiene India del orden mundial vigente. Debido a su condición de país colonizado, no pudo participar en la toma de decisiones que sentó las bases del orden institucional global contemporáneo, establecido al término de la Segunda Guerra Mundial. Por las mismas razones, tampoco formó parte, como Estado soberano, del orden institucional de entreguerras, cuyos organismos e instituciones siguen constituyendo la base de la actual gobernanza del orden mundial. 

Cierto es que, en el período de entreguerras, se permitió a la India colonizada participar en varias conferencias internacionales y fue, de hecho, miembro fundador de instituciones tan paradigmáticas como la Sociedad de Naciones, en 1919. También participó activamente en las deliberaciones de la Commonwealth británica a partir de 1917. Y, durante este período, también fue invitada a otras conferencias clave como la Conferencia de Paz de París de 1919 o la Conferencia Naval de Washington en 1921-1922. Si bien esto le otorga un papel preindependiente dentro de la escena internacional, la realidad es que los representantes indios gozaron de una autonomía prácticamente nula, ya que su participación estaba estrechamente controlada por la Gran Bretaña colonial.

Delegados indios participaron también, ya en el contexto de posguerra, en las conferencias de Bretton Woods para el establecimiento del sistema de las Naciones Unidas, y también del Banco Mundial y del FMI, si bien de nuevo, bajo la tutela británica. Esta experiencia tendría una gran influencia sobre la conformación de la mirada internacional de India, ya que no solo dio a Nueva Delhi una experiencia que luego emplearía para gestionar sus relaciones exteriores tras la independencia, sino que la convenció de que el sistema internacional que iba a nacer tras la guerra sería profundamente desigual, discriminatorio y no representativo. Esta experiencia marcó profundamente la concepción india del orden internacional y la convenció de dos ideas que se mantendrían en adelante:  por un lado, la creencia de que un orden internacional estable era imprescindible; por el otro, ya desde su misma fundación, India fue consciente de la profunda desigualdad subyacente al sistema internacional en ciernes, por lo que hizo suyo ‒de la mano de otros países afines‒, el objetivo de transformarlo. Esta es una percepción ‒la profunda insatisfacción con el orden mundial vigente‒, que India comparte con el Sur Global y que actúa como un poderoso incentivo para la puesta en común de preocupaciones e intereses similares, y para el desarrollo de vínculos de solidaridad. 

El estado de la gobernanza institucional mundial contemporánea 

En Nueva Delhi existe tal percepción de que la gobernanza global no funciona que los debates acerca de su posible reforma se han convertido en una constante. Recientemente, en el marco de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G20 que tuvo lugar en la capital india, el primer ministro Narendra Modi afirmaba que «La arquitectura de la gobernanza global creada después de la Segunda Guerra Mundial tenía como propósito dos funciones. La primera, prevenir guerras futuras buscando el equilibrio entre intereses en competencia. La segunda, fomentar la cooperación internacional en cuestiones de interés común. La experiencia de los últimos años ‒crisis financiera, cambio climático, pandemia, terrorismo y guerras‒ demuestra claramente que la gobernanza mundial ha fracasado en sus dos mandatos. Y debemos reconocer que son, sobre todo, los países en desarrollo los que se enfrentan a las trágicas consecuencias de este fracaso»1.

El líder indio continuó señalando que las formas alternativas de gobernanza global ‒como el mismo G20‒ tienen un papel que desempeñar2, lo que representa no solo una oportunidad, sino también «una responsabilidad con los que no están en esta sala. Muchos países en desarrollo están luchando contra una deuda insostenible, al tiempo que tratan de garantizar la seguridad alimentaria y energética de su población»3. India, que por entonces presidía el G20, se atribuía con estas palabras la responsabilidad de esta representación y del discurso solidario. 

Por otro lado, el ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, declaró en 2019 que «si el país más poblado y tercera economía del mundo sigue quedando al margen del proceso de toma de decisiones de las Naciones Unidas, esto no será solamente un problema para el país en cuestión; me atrevo a decir que también dañará la credibilidad de las Naciones Unidas»4. 

La preocupación actual de EEUU y de Occidente por la disolución del orden mundial basado en reglas no despierta demasiadas simpatías en India5, que tradicionalmente, se ha sentido fuera del amparo de dicho orden. No obstante, Nueva Delhi ha aprendido a convivir con las imperfecciones de un orden global desequilibrado, ya que, por encima de todo, prefiere un mundo imperfecto a otro donde reine el caos. Está a favor del cambio, sí, aunque da prioridad a que este cambio sea ordenado. A diferencia del enfoque que mantenía durante la Guerra Fría, con una postura mucho más más revisionista, hoy presenta un enfoque más conciliador, centrado en preservar el orden actual con modificaciones. Este cambio de perspectiva también ha repercutido en su solidaridad con el Sur Global. 

India no solo ha sido crítica con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sino también lo ha sido con el Banco Mundial y el FMI, instituciones clave en el desarrollo internacional y el mundo de las finanzas, cuyos sistemas de gobernanza percibe como profundamente injustos en términos de voz y representación en su estructura de liderazgo y de toma de decisiones. Cuando en 2010 Estados Unidos mantuvo congelada la aprobación de la 14ª Revisión General de Cuotas del FMI durante más de cinco años, el clamor en favor de una reestructuración de la gobernanza de las instituciones de Bretton Woods fue general6. No obstante, hasta ahora no se ha logrado ningún cambio importante. En 2019, de nuevo, en la XVIII Cumbre del Movimiento de los Países No Alineados (MPNA) India pidió enérgicamente «un orden multilateral democrático, eficaz, flexible, creíble, transparente y representativo», porque «la reforma del multilateralismo [...] es un imperativo del siglo XXI»7

En la apertura del 77º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en septiembre de 2022, Jaishankar avanzó la preocupación de su país por la falta de instituciones democráticas a nivel mundial, haciendo hincapié en lo necesarias que son para salir de la mentalidad colonial. Calificó la arquitectura actual del orden mundial como anacrónica e ineficaz y señaló como «profundamente injusto que se les niegue la voz a continentes y regiones enteras en un foro que delibera sobre su futuro», de ahí la imperiosa necesidad de un «multilateralismo reformado y una gobernanza mundial más contemporánea»8. En su discurso ante la Asamblea General el diplomático indio explicó como «la pandemia de la COVID-19 vino a cuestionar el carácter excesivamente centralizado de la globalización y cómo condujo a todos a buscar una mayor resiliencia y fiabilidad de las cadenas de suministro»9.

Esta posición acerca de la necesidad de democratizar las instituciones mundiales también quedó reflejada en las observaciones de Jaishankar durante la Cumbre del G20, el 27 de agosto de 2023, donde sostuvo que el sistema internacional todavía está dominado por el Norte Global, de lo que no escapan ni instituciones como el mismo G20, que nació precisamente con aspiraciones más plurales. En este marco, recalcó que el Sur Global suele carecer de representación e influencia significativas en los foros internacionales de toma de decisiones y, lo que es más grave, respecto a aquellas crisis globales que padece antes y más severamente que el resto, como son el cambio climático, el imperativo del desarrollo y las desigualdades económicas o las crisis sanitarias, como las pandemias.

Reestructurar la deuda

Nueva Delhi ha presionado activamente en favor de una reestructuración y alivio de la deuda para los países más pobres del Sur Global. Según datos aportados por el economista Homi Kharas, los mercados emergentes y los países en desarrollo arrastran alrededor de 11 billones de dólares en deuda externa y en torno a 3,9 billones de dólares en servicio de la deuda, que vencían en 202010. Dichos cálculos eran anteriores a la pandemia de la COVID-19, por lo que estas cifras son hoy significativamente mayores. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCYD), «la deuda pública total de los países en desarrollo pasó del 35% del PIB en 2010 al 60% en 2021 y la deuda pública externa, es decir, la parte de la deuda contraída por un gobierno con acreedores extranjeros aumentó del 19% al 29% del PIB en 2021»11. Esta crisis de la deuda afecta a la mayor parte de los estados en desarrollo, que año tras año carecen del dinero necesario para pagar su deuda, y sus economías se sumen en una situación crítica. 

India ha sido vehemente en este tema, ya que viene señalando la cuestión de la reestructuración de la deuda desde la época en que el MPNA estaba en su apogeo. Por ejemplo, durante la séptima cumbre de la organización en 1983, la entonces primera ministra india, Indira Gandhi, hizo un llamamiento explícito a reestructurar la deuda. Y así ha sido desde entonces, como demuestra recientemente la inclusión de este objetivo entre las principales prioridades políticas de su presidencia de turno del G20. Tan pronto como asumieron la presidencia del G20, los dirigentes indios empezaron a promover la necesidad de lo que denominaron disciplina financiera, advirtiendo al resto de países de que deberían desconfiar de ciertas potencias (en una referencia velada a China), que aprovechan las vulnerabilidades generadas por la deuda de los países en desarrollo para entrampar sus economías con más deuda12.

En la declaración final de la citada cumbre se estableció un marco de ayuda a las economías de rentas bajas lastradas por la deuda13. No obstante, no era la primera vez que el G20 abordaba este tema. Para ayudar a las naciones gravemente afectadas por la crisis de la COVID-19, en mayo de 2020 el G20 ya había puesto en marcha la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI, por su sigla en inglés), que permitía a los países más pobres ‒específicamente 73 naciones de rentas bajas o medias‒ congelar temporalmente sus pagos de la deuda, si así lo solicitaban. Dado que la DSSI debía expirar en principio en diciembre de 2021, el G20 y el Club de París establecieron conjuntamente en noviembre de 2020 un marco común para ayudar en la gestión de la deuda de un total de 73 países elegibles para la DSSI14. Durante su presidencia, no obstante, India insistió en la implementación del Marco Común de manera consistente, puntual, organizada y coordinada. En el orden mundial imaginado por Nueva Delhi resulta crucial abordar las preocupaciones de los países más pobres. 

Campañas de financiación ante el cambio climático

Otra de las cuestiones que Nueva Delhi siempre ha vinculado al reto de la gobernanza global es la financiación vinculada al cambio climático, cuyo efecto es global, pero cuyas repercusiones son mucho más graves para el Sur Global. En 2009, en la 15ª conferencia de las partes (COP15) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que tuvo lugar en Copenhague, los países más ricos asumieron el compromiso de movilizar, con este propósito, 100 mil millones de dólares al año para los países de ingresos medios y bajos para luchar contra el cambio climático, la transición ecológica y la reducción de emisiones. Una promesa que ha sido sistemáticamente ignorada.

Los dirigentes indios han expresado reiteradamente su preocupación por la incapacidad de los países más ricos de cumplir con sus compromisos en materia de financiación climática. Durante su presidencia del G20, Nueva Delhi también trató de recordar al mundo desarrollado sus obligaciones en el ámbito de la justicia climática15. Así, la presidencia india logró no solo impulsar una dotación financiera específica para el cambio climático, sino también fijar la agenda de financiación de la lucha contra el cambio climático para la próxima COP28. En la declaración final de la cumbre también recordó que los países en desarrollo necesitarán hasta 5,9 billones de dólares antes de 2030 para sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), y unos 4 billones adicionales cada año para acceder a tecnologías de energía limpia que les permitan alcanzar el objetivo de cero emisiones16.

India y el Sur Global 

Si bien en las secciones anteriores se ha abordado la mirada india sobre el orden internacional y algunas de sus iniciativas para transformarlo, el punto a continuación se centra específicamente en las ideas que vertebran su relación con el Sur Global. 

La emergencia del Nuevo Sur Global 

La noción primigenia de Sur Global que surgió durante los años de la Guerra Fría se articuló en torno a dos grandes agrupaciones políticas, el MPNA y el G77, ambas impulsadas por países con una historia compartida de colonialismo y discriminación, y que estaban unidos por la demanda de mejores condiciones en el comercio, de oportunidades de desarrollo y de su reconocimiento como actores con capacidad de incidencia geopolítica en el escenario mundial.

Una de las campañas más exitosas de la fraternidad del Sur Global fue la demanda, en los años sesenta y setenta, de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). Con él, el G77 buscaba modificar las normas que regían las relaciones económicas internacionales, enfatizando el acceso justo a aspectos como la tecnología, el comercio, las finanzas y la inversión. A su estela, la ONU aprobó finalmente una resolución para un NOEI17, cuya traducción a nivel material quedó muy por debajo de lo esperado, pero que, en cierto modo, marcó el apogeo del Sur Global. 

No obstante, poco se parece el Sur Global actual al de entonces. Comparativamente, aquel era un movimiento más uniforme y con un conjunto de objetivos establecidos y más claramente articulados (aunque la unidad de facto nunca llegó a alcanzarse). El Sur Global actual se caracteriza por tener muchos más intereses en competencia, lo que no obsta que sea una realidad geopolítica con un gran poder de transformación del orden internacional. Si lo comparamos con su avatar de la Guerra Fría, la diferencia estriba en, al menos, dos importantes aspectos.

En primer lugar, el Sur Global actual es consciente de que la retórica revisionista ya no sirve a sus intereses clave, y que necesita adaptarse a las realidades geopolíticas en gestación. Durante la Guerra Fría, debido a sus raíces en el MPNA y al colonialismo, la mayor parte del Sur Global no se decidía a abrazar abiertamente la lógica de la realpolitik pero, hoy en día, los estados del Sur Global se están volviendo geopolíticamente ágiles y expertos, y muestran muchas menos dudas a la hora de posicionarse en las disputas en torno a los equilibrios globales de poder. 

En segundo lugar, el nuevo Sur Global es mucho menos ideológico y, a pesar de emplear ocasionalmente una retórica revisionista, sus integrantes son hábiles defensores de sus intereses nacionales, articulados a través de un lenguaje no ideológico. Se ha deshecho de las antiguas consignas compartidas, como el anticapitalismo y la antiglobalización, la denuncia de las prácticas coloniales en la gobernanza mundial o el racismo, y las han reemplazado por un programa eminentemente pragmático, lo que ha restado capacidad de influencia política a las antiguas estructuras, como el MPNA. Los países del Sur Global también están ahora abiertos a unirse a coaliciones e iniciativas transversales sin apelar necesariamente a una solidaridad ideológica (que está en vías de extinción). En ese sentido, el nuevo Sur Global se construye sobre la base de una política pragmática, elaborada por los países en desarrollo, que persiguen la reforma de la gobernanza global, su empoderamiento en los foros mundiales y elevar su voz para que sea escuchada y tenida en cuenta. Estos objetivos los persiguen con los medios a su alcance, ya sea unilateral, minilateral o multilateralmente con otros socios del mismo Sur Global. Su nueva ideología es la de la obstinada persecución de sus intereses, y es por ello que la voz colectiva ‒la del nuevo Sur Global‒ es también una plataforma clave para alcanzarlos. El nuevo Sur Global es un medio al servicio de un fin, no el fin en sí mismo. 

Este proceso revela un tránsito del revisionismo ideológico al actual statu quo plus, siendo la incorporación de sus preocupaciones en el statu quo, ese plus añadido. Los países del Sur Global desafían el statu quo, no por una discrepancia ideológica puritana con el statu quo, sino porque este no les conviene. Han experimentado una notable transformación. Atrás ha quedado el deseo primigenio de borrar cualquier traza de colonialismo e imperialismo de la gobernanza global y de sus instituciones y de construir alternativas; actualmente, casi todos persiguen sus intereses en el seno de las mismas instituciones contra las que tiempo atrás se rebelaron.

Hay una serie de factores que pueden explicar esta transformación, entre los que destaca por encima del resto el crecimiento de su poder material. El formidable crecimiento del poder económico y militar del Sur Global ‒a pesar de que millones de sus habitantes siguen anclados en la pobreza‒, ha tenido un impacto determinante en la imagen que tenían de sí mismos algunos de sus países clave, así como también sobre sus aspiraciones en materia de política exterior. Este crecimiento material ha revolucionado su capacidad de proyectar poder y de definir sus relaciones con las grandes potencias. También ha permitido que estos países puedan desprenderse de su imagen de perdedores y que perciban que pueden, individual y a veces colectivamente, desempeñar un papel determinante en el sistema internacional actual.  

Esta nueva reinvención del Sur Global coincide, además, con un cambio en los equilibrios de poder global y una crisis del orden internacional que, además de acaparar la atención global, abre oportunidades a nuevas geometrías y asociaciones de actores. 

El papel de India en este nuevo contexto

El Sur Global siempre fue la esfera tradicional de influencia de India, aun cuando esta influencia era limitada, mayormente benigna e impulsada en gran medida por las afinidades ideológicas. No obstante, desde los días del MPNA hasta hoy, el rol de India en el panorama internacional ha experimentado un cambio significativo. En la era enmarcada por el MPNA, India tuvo una actitud que recuerda a la de un activista sindical, que se confronta rotundamente al orden mundial occidental e injusto. No obstante, hoy su actitud es bien distinta, ya que apuesta por la colaboración, la adaptación y el compromiso activo con el orden mundial en transición. Este cambio de actitud ha afectado también al discurso, que ha pasado del revisionismo al reformismo. La India contemporánea busca equilibrar sus relaciones, preservando su papel como defensora de los valores tradicionales del periférico Sur Global, al tiempo que se posiciona como un actor cada vez más central y poderoso en el escenario internacional. Este es un enfoque estratégico que pretende promover la colaboración en torno a las diferentes fracturas globales.

El papel evolutivo de India respecto al Sur Global presenta hoy una narrativa que es, a la vez, atractiva y ardua de rebatir, y que se muestra capaz de atraer tanto al Norte Global como al mundo en desarrollo. La capacidad de liderazgo de India queda reflejada en la participación de 125 países en la cumbre «La Voz del Sur Global», convocada por Nueva Delhi en dos ocasiones en 2023, y por la defensa de que la Unión Africana (UA) se convierta en miembro de pleno derecho del G20. 

En estas dos cumbres consecutivas, Nueva Delhi trató de presentarse como portavoz del mundo en desarrollo y resaltó que los desafíos que enfrenta el Sur Global en relación con el desarrollo también deben preocupar a los países desarrollados. Con su reclamación activa de reformas estructurales en beneficio del Sur Global, India también se forja un lugar para sí misma en la comunidad de naciones desarrolladas.

Conclusiones

India ha buscado históricamente la creación de un nuevo orden mundial, equitativo e igualitario, y con mejores condiciones comerciales para los estados empobrecidos y víctimas del colonialismo, estados que forman parte del actual Sur Global. En las últimas tres décadas, el país ha experimentado un impresionante crecimiento económico que la ha situado entre las cinco principales economías mundiales, lo que ha tenido un impacto notable sobre su visión del orden mundial. Hoy, las demandas indias son más conciliadoras y acomodaticias que revisionistas, ya que Nueva Delhi busca un papel clave para sí misma en el orden institucional global sin intentardesmantelarlo, dando prioridad al lenguaje de la resolución de conflictos por encima del de la revolución. En paralelo, busca desempeñar un papel de mediador entre el Norte desarrollado y el Sur en desarrollo, impulsando conversaciones significativas entre ambos polos y poniendo en primer plano las preocupaciones de los países del Sur Global en varios foros internacionales. De manera que, en resumen, desde la perspectiva india, para construir un nuevo orden mundial no habría necesidad de destruir el existente, sino que bastaría solo con reformarlo y modernizarlo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Kharas, Homi. «What to do about the coming debt crisis in developing countries». The Brookings Institution, (13 de abril de 2020) (en línea) https://www.brookings.edu/articles/what-to-do-about-the-coming-debt-crisis-in-developing-countries/

Mohseni-Cheraghlou, Amin. «“Inequality starts at the top”: Voting reforms in Bretton Woods Institutions». Atlantic Council, (11 de abril de 2022) (en línea) https://www.atlanticcouncil.org/blogs/econographics/inequality-starts-at-the-top-voting-reforms-in-bretton-woods-institutions/

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Shah, Sarjan. «The ‘global rules-based order’ is an idealistic myth». Indian Express (4 de marzo de 2022) (en línea) https://indianexpress.com/article/opinion/columns/global-geo-political-order-russia-ukraine-invasion-7799923.
 

Notas:

1- Narendra Modi, «PM’s address during the meeting of Foreign Ministers of G-20». PMINDIA, 2 de marzo de 2023, (en línea) https://www.pmindia.gov.in/en/news_updates/pms-address-during-the-meeting-of-foreign-ministers-of-g-20/

2- Modi, ob. cit. 

3- Modi, ob. cit. 

4- Ministerio de Asuntos Exteriores (Gobierno de India). «EAM’s remarks at Center for Strategic and International Studies, Washington D.C. on 01 October 2019», (3 de octubre de 2019) (en línea) https://mea.gov.in/Speeches-Statements.htm?dtl/31899/EAMs_remarks_at_Center_for_Strategic_and_International_Studies_Washington_DC_on_01_octubre_2019.

5- Véase Shah  (2022).

6- Véase Mohseni-Cheraghlou (2022).

7- Subrahmanyam Jaishankar, «Upholding Bandung Principles to ensure concerted and adequate response to the challenges of the contemporary world». XVIII Cumbre del Movimiento de los Países No Alineados (23 de octubre de 2019) (en línea) https://pminewyork.gov.in/pdf/uploadpdf/statements__2120186610.pdf.

8- Ministerio de Asuntos Exteriores (Gobierno de India) Ob. cit.

9- Subrahmanyam Jaishankar. «India’s Statement delivered by the External Affairs Minister, Dr. S. Jaishankar at the General Debate of the 77th session of the UN General Assembly». Ministerio de Asuntos Exteriores (Gobierno de India) (25 de septiembre de 2022) (en línea) https://www.mea.gov.in/Speeches-Statements.htm?dtl/35795/

10-  Véase Kharas (2020). 

11- Naciones Unidas. «A world of debt. A growing burden to global prosperity», (julio de 2023) (en línea) https://unctad.org/publication/world-of-debt.

12- Véase Kanwal (2023).

13- Véase ABN News Bureau (2023). 

14- Véase Nageswaran y Rajkumari (2023). 

15- Véase ET EnergyWorld (2022).  

16- Véase Chaudhary (2023). 

17- Resolución 3.201 (S-VI)1 de la Asamblea General de la ONU: Declaración sobre el establecimiento de un nuevo orden económico internacional, 1 de mayo de 1974.