Portugal avanza: de paria a alumno modelo

Opinion CIDOB 521
Publication date: 03/2018
Author:
Héctor Sánchez Margalef, investigador, CIDOB
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Portugal está de moda. Sus perspectivas son buenas. Quizás los datos más relevantes son el descenso del paro a niveles pre-crisis (un 8,2% de desempleados en noviembre de 2017, lo que no sucedía desde diciembre de 2004), los números macroeconómicos mejoran (véase el crecimiento del PIB al 2,64% en 2017 y una previsión del 2,28% para 2019, por ejemplo) y se ha consolidado como destino turístico en auge, con todo los beneficios que esto comporta pero sin olvidar los riesgos y problemas que el turismo masificado conlleva. Portugal, en poco más de dos años, ha pasado de ser miembro de los mal llamados PIGS a acumular un capital político que el ejecutivo socialista está preparado para explotar y rentabilizar.

Sin embargo, la importancia del caso portugués va más allá de los números. El gobierno socialista tiene la admiración de todos los partidos de su familia política. No solo ha conseguido mantener el apoyo parlamentario de las otras fuerzas políticas a su izquierda, sino que lo ha hecho más allá de unas elecciones locales en las que ha arrebatado hasta 10 alcaldías al Partido Comunista, uno de sus aliados. Además de ganar los comicios locales con contundencia, la crisis de los incendios de junio a octubre de 2017 no consiguió hacerles perder impulso en las encuestas. La distancia con el liberal-conservador Partido Social Demócrata (PSD), su principal rival, no deja de aumentar. Además, el PSD se encuentra en pleno proceso de renovación de su liderazgo con la dimisión de Pedro Passos Coelho y la elección del ex alcalde de Oporto, Rui Rio, como nuevo líder. El Partido Socialista Portugués es hoy el espejo en el que les gustaría mirarse al resto de partidos socialistas de Europa Occidental, véase el SPD alemán como último ejemplo.

Cuando los socialistas formaron gobierno en Portugal (noviembre de 2015), la crisis aún daba sus últimos coletazos, Syriza acababa de ganar sus segundas elecciones en Grecia y, en España, las encuestas daban a Podemos un buen resultado. Parecía que el frente sur contra la austeridad podía tomar forma. No ha sido así, ya sea por la falta de unidad y acción política de los países del sur o por el hecho de que el Partido Popular se mantuviera en el gobierno de España tras dos elecciones. Pero el ejecutivo socialista portugués ha tenido suficiente mano izquierda para ir deshaciéndose poco a poco de la austeridad sin irritar a Bruselas y, a la vez, mantener el apoyo de comunistas y bloquistas.

Además, junto con António Guterres -nombrado secretario general de la ONU-, el gran nombre portugués del año 2017 es el de Mario Centeno, elegido presidente del Eurogrupo en substitución del polémico Jeroen Dijsselbloem. Como sucediese con Guterres, sin ser la primera opción de nadie pero gracias a ser la segunda opción de todos, Centeno se hizo con la presidencia de uno de los actores que más peso ha tenido a la hora de gestionar y tomar decisiones durante la crisis económica (y también uno de los que ha recibido más críticas). Con su nombramiento y con los nuevos equilibrios políticos fruto del Brexit (cuando llegue a consumarse), puede que el sur haya ganado peso institucional dentro de la UE en un momento clave. La reconfiguración de poder dentro de la Unión puede otorgarles más relevancia a los países del sur si estos deciden empujar en esa dirección.

Más allá de Centeno, hay varios ejemplos que apuntan en la misma dirección. En abril de 2015, João Galamba, diputado y portavoz del partido socialista portugués, afirmaba que un frente sur (en aquel momento debía ser un frente anti-austeridad) era imposible sin contar con Francia. Si bien es cierto que no se trata de un frente anti-austeridad lo que se ha materializado, las cumbres de líderes del sur (Portugal, España, Francia, Italia, Grecia, Chipre y Malta), que empezaron a nivel ministerial en 2013, se han institucionalizado a nivel de primeros ministros y se han intensificado con el tiempo (se han reunido en Atenas, Lisboa, Madrid y Roma en menos de dos años). Además, ni François Hollande, ni ahora Emmanuel Macron se han perdido una. A parte de empeñarse en resucitar el eje franco-alemán, parece evidente que Francia necesita otros aliados. Y ellos, a su vez, necesitan a Francia. De repente, los países del norte se han visto obligados a prestar una mayor atención al sur, cuyos estados miembros estarían en posición de influir en la agenda. En Roma, por ejemplo, Macron encontró apoyo a su idea de listas transnacionales, no para los comicios europeos de 2019 pero sí para futuros. Mariano Rajoy también mostró su acuerdo con la propuesta, lo que implica un realineamiento, teniendo en cuenta que durante toda la crisis económica Madrid no se desmarcó en ningún momento del camino trazado por Alemania. Por otra parte, el informe del Parlamento Europeo para reasignar los escaños de la Eurocámara liberados por los británicos después del Brexit beneficia especialmente a España y Francia, que ganan 5 escaños, más que ningún otro estado.

Parece obvio que también España está en posición de ganar peso institucional dentro de la UE después de la salida de Reino Unido. Y eso sin olvidar la famosa cena en Versalles donde se escenificó la transición del big three al big four. Los países del sur están lejos de tener el peso o la unidad regional de otros grupos de países, como los de Visegrado o la Asamblea Báltica. Pero hay señales que indican que si juegan bien sus cartas, también podrían optar a tener más peso en la toma de decisiones en el seno de la Unión. Italia debe clarificar aún su escenario post-electoral y, dependiendo de quién lidere el próximo gobierno, deberá buscar amigos como ya intentó Syriza en su momento. Pero Portugal acumula suficiente capital político para salir beneficiado. La situación interna de los diferentes países del sur y su resolución dictaminará si Portugal avanza con sus vecinos o bien lo hace en solitario e intenta marcar un perfil propio en las discusiones sobre el futuro de la UE.

 

Palabras clave:  Portugal; perspectivas económicas; descenso del paro; crecimiento PIB; Partido Socialista Portugués

 

E-ISSN: 2013-4428

D.L.: B-8439-2012