Elecciones europeas 2024 ¿Punto de inflexión en la integración de la Unión Europea?
![Monografia European elections 2024. A turning point for EU integration?](/sites/default/files/styles/max_width_360/public/2024-05/Destacat_Monografia_European%20elections%202024.%20A%20turning%20point%20for%20EU%20integration_2.jpg.webp?itok=uD2k2Pdh)
Del 6 al 9 de junio de 2024 tendrán lugar las elecciones al Parlamento Europeo –las primeras elecciones transnacionales del mundo– en las que más de 370 millones de ciudadanos de los 27 estados miembros estarán llamados a las urnas para elegir a 720 eurodiputados que representarán a 450 millones de ciudadanos. Estos comicios, marcados por las guerras en Ucrania y Gaza, se celebran en un escenario geopolítico que ha cambiado radicalmente desde las últimas elecciones en 2019 y en el que las encuestas predicen que el próximo Parlamento Europeo se desplazará hacia la derecha del espectro político.
Resultado de un esfuerzo de reflexión conjunto liderado por CIDOB, CEPS e IE, y en el marco del proyecto DigiDem-EU, se publica la monografía Elecciones europeas 2024 ¿Punto de inflexión en la integración de la Unión Europea? que analiza algunos de los temas clave en la agenda política europea del nuevo mandato, y presenta, en una segunda parte, la perspectiva electoral en varios estados miembros.
(31/05/2024). Aunque tradicionalmente las elecciones europeas han sido consideradas de segundo orden, se estima que un 70% de la legislación nacional tiene su origen en las decisiones comunitarias. La politización de los asuntos europeos, y la progresiva contraposición de puntos de vista sobre los mismos, especialmente entre las fuerzas europeístas y las fuerzas nacionalistas y euroescépticas, es un fenómeno creciente e imparable. Esta monografía publicada por CIDOB, CEPS e IE, y cuya primera parte han editado los investigadores de CIDOB, Carme Colomina y Héctor Sánchez Margalef, pone de manifiesto que el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo determinará el futuro inmediato del proceso de integración europea en muchos temas: la agenda verde, la futura ampliación de la UE, la política de defensa, el debate sobre los recursos propios de la UE. Los avances legislativos dependerán de las mayorías que se formen en el nuevo Parlamento y de la naturaleza y composición de la nueva Comisión Europea.
Después de las elecciones, ¿más o menos Europa?
Esta es la pregunta que se hace el investigador de CIDOB, Héctor Sánchez Margalef, para quien la cesión de soberanía ha permitido a los europeos afrontar retos comunes como bloque en un mundo cada vez más competitivo donde, por si solos, los estados miembros no tendrían la misma capacidad para hacer valer sus intereses. No obstante, si los resultados electorales son parecidos a lo que apuntan las encuestas, el nuevo Parlamento Europeo será más beligerante con la cesión de competencias y por tanto la integración europea puede sufrir un frenazo y, potencialmente, pararse. En esa misma dirección apuntan Ilke Toygür y Luis de Lossada, investigadores del IE, subrayando que la percepción de la extrema derecha sobre la ampliación de la UE es que es demasiado costosa en términos de soberanía nacional y esfuerzo económicos y que provocará flujos migratorios “no deseados”. Un aumento de la representación de la extrema derecha podría complicar el proceso de aprobación parlamentaria de los tratados de adhesión, dificultar la concesión de mayores ayudas financieras para las reformas relacionadas con la ampliación y reducir la importancia concedida al Estado de derecho dentro y fuera de la Unión Europea.
La defensa como pilar de la integración europea
Las próximas elecciones europeas tendrán lugar bajo la sombra de la amenaza rusa, los interrogantes sobre la relación transatlántica y el ascenso de China. Los riegos geopolíticos a los que se enfrenta Europa en la actualidad garantizarán que la defensa sea una cuestión política clave, señala Daniel Fiott, investigador no residente del Real Instituto Elcano. Si bien desde 2016, la UE ha creado nuevas herramientas –Fondo Europeo de Defensa (FED) y Fondo Europeo para la Paz (FEP)–, la nueva legislatura tendrá un peso vital en la determinación de la cantidad del presupuesto de la UE que debe destinarse a la defensa europea en los próximos años. Sobre la futura capacidad económica de la UE, Víctor Burguete, investigador sénior de CIDOB, subraya en su artículo que una de las prioridades del próximo ejecutivo comunitario será el diseño del nuevo marco financiero plurianual (MFP) que abarcará el periodo 2028-2035. El presupuesto de la UE se ha mantenido en el 1% del PIB de la UE desde finales de los años 80, insuficiente para hacer frente a emergencias y respaldar las nuevas prioridades políticas de la UE, entre las que destacan la transición ecológica, la política industrial y la defensa, y en esta última las disparidades en materia de gasto serán notables en función de la percepción del riesgo de los países.
La desinformación como desafío geopolítico y problema social centra el capítulo de Carme Colomina, investigadora sénior de CIDOB, que la califica de “instrumento de injerencia externa pero también de fragilidad interna”. Para Colomina, las urnas se han convertido en el test más directo a las vulnerabilidades que afectan a los sistemas democráticos europeos: desde la erosión en la confianza institucional hasta la polarización de los debates y los afectos; de la capacidad tecnológica para falsear la vedad al impacto de las respuestas de la desinformación como problema social. En el contexto de las elecciones europeas de 2024, la UE ha desplegado dos iniciativas legislativas importantes en su lucha contra las noticias falsas: la Ley de Servicios Digitales (DSA) y el Reglamento europeo de la Inteligencia Artificial.
Pacto verde europeo, migraciones y juventud, la agenda inconclusa de la UE
Marta Galceran y Agustí Fernández de Losada, investigadores del Programa Ciudades Globales de CIDOB, exponen que el euroescepticismo tiene una geografía variable y se expresa de manera contundente en algunos territorios más deprimidos, periferias marcadas por la falta de oportunidad, en especial en entornos rurales. La brecha urbano-rural describe la denominada geografía del descontento plasmada en las recientes protestas de los agricultores en muchas capitales europeas. El descontento del mundo rural con las políticas climáticas parece haber sumado una parte de la derecha tradicional al bloque del negacionismo climático, augurando un futuro incierto de la agenda verde de la UE. Ana García Juanatey y Andrea Noferini apuntan que el cambio climático se está configurando como uno de los asuntos más politizados en la agenda actual, y van en aumento las fuerzas políticas que consideran que la «ideología climática» ha ido demasiado lejos y que sus costes económicos son inasumibles. El apoyo de la ciudadanía a estos compromisos también parece estar en retroceso: si bien casi nueve de cada diez europeos apoyan el objetivo central de la UE de reducir las emisiones de carbono a cero para 2050, ese apoyo ha retrocedido con respecto a 2019 en 19 de los 27 países de la UE.
Otra de las cuestiones con mayor prominencia en el debate político europeo es la migración, motivado por el ascenso de las fuerzas de extrema derecha que ha hecho de la lucha contra la inmigración su principal caballo de batalla propagandístico y electoral, como explica Francesco Pasetti, investigador principal de CIDOB. El peso cada vez mayor que la ciudadanía concede a las cuestiones identitarias y culturales, reafirman el discurso antiinmigración como un elemento central de la contienda política. Para Pasetti la evolución de la gobernanza migratoria europea ha sido un lento pero inexorable camino hacia el proyecto Europa-fortaleza, a costa de los derechos y la vida de las personas migrantes.
¿Es la UE joven? plantea el investigador Javier Carbonell cuando solo el 6% de los europarlamentarios es menor de 35 años, a pesar de que un quinto de todos los europeos tiene entre 18 y 35 años. La precariedad laboral y el desempleo juvenil han provocado que un 26% de los jóvenes europeos entre 18 y 24 años estén en riesgo de pobreza o exclusión social. El reto de la UE consiste en dar respuesta a los problemas de los jóvenes –vivienda, salud mental, mercado laboral, crisis climática y de la democracia– de manera que sus agravios no los politicen las fuerzas euroescépticas. Aunque a la UE le interesa involucrar a los jóvenes para garantizar su legitimación y continuidad, lo que se dirime en estas elecciones es si las políticas de juventud serán los suficientemente valientes como para solucionar la complicada situación de los jóvenes.
Recorrido geográfico por la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo
La segunda parte de la monografía, editada por Sophia Russack, investigadora del CEPS, e Ilke Toygür, directora del IE Center for Innovation in Global Politics and Economics, reúne a destacados representantes de think tanks europeos, en cuyos capítulos se aportan visiones desde Alemania, Francia, Italia, España, Polonia, Bélgica, República Checa, Hungría, Austria, Finlandia, Irlanda y Estonia.