La Barcelona de mañana
En marcha se dan batallas comerciales, no se puede descartar la carrera armamentista en el espacio y ambas potencias combaten en inversión para ganar la hegemonía digital. Así se dijo el miércoles en CIDOB, presentando Ciberleviatán, de José María Lassalle. En el coloquio, en la línea de reflexión que impulsa CIDOB, se discutió sobre el lugar de Europa en esta etapa de tensión mundial. La tesis de Lassalle era que la Unión, aparte de impulsar una carta de derechos digitales, debería hacer lo posible para no quedar cautiva de los imperios. Ni el norteamericano ni el chino. Pero los estados miembros no tienen capacidad para competir en solitario, mientras que la Unión sí tiene una dimensión que posibilita imaginar y financiar cómo el continente podría ser un contrapoder tecnológico. Es un caso paradigmático de cómo la Unión puede ser clave para ganar nuestro futuro, una demostración tangible de la potencia de un europeísmo clásico que mira adelante.