Volodymyr Hroysman

En la descalabrada Ucrania, Volodymyr Hroysman, un joven político del círculo de colaboradores del presidente Petro Poroshenko y hasta ahora al frente de la Rada o Parlamento, fue investido el 14 de abril de 2016 primer ministro en sustitución del dimitido Arseniy Yatsenyuk.

La designación del liberal y prooccidental Hroysman, quien mantiene el Gobierno de coalición, minoritario, entre el partido del presidente, el Bloque Petro Poroshenko-Solidaridad, y el Frente Popular de Yatsenyuk, y que trae una fama de buen gestor labrada en su etapa de alcalde de Vinnytsia, responde al deseo del cuestionado jefe del Estado de insuflar una bocanada de aire fresco a un ambiente nacional sumamente enrarecido por la catastrófica recesión económica (desde 2014 un 19% del PIB, nada menos, se ha volatilizado), la impopularidad de las medidas de ajuste prescritas por el FMI a cambio de su salvavidas financiero, las denuncias de corrupción e influencia desmedida de ciertos lobbies de poder y el peligroso enquistamiento del conflicto armado con los separatistas prorrusos del Donbass, donde ahora mismo no rugen las armas, pero que, con un balance provisional de más de 9.000 muertos, dista de estar pacificado por la inconcreción de muchos de los puntos políticos y militares de los Acuerdos de Minsk II de febrero de 2015.

Del Gobierno Hroysman, la UE espera que acelere la ejecución de un sinfín de reformas clave en la administración, la justicia, la lucha contra la corrupción y la descentralización territorial, inclusive la dotación de cierto grado de autonomía a los oblasts rebeldes de Donetsk y Luhansk, tal como contemplan los Acuerdos de Minsk, cuyo alto el fuego ha sido violado en múltiples ocasiones en el último año, en particular por los secesionistas. El malestar más profundo está instalado en la población ucraniana, que ve al país metido en una especie de callejón sin salida. En los últimos meses y semanas, se han producido manifestaciones y protestas para todos los gustos, desde las de la derecha nacionalista contraria a que se hagan concesiones a los rusófonos del volátil frente del Donbass a las de quienes reclaman la dimisión de Poroshenko por su aparición en los Papeles de Panamá, pasando por las de los colectivos sociales más castigados por la desastrosa situación de la economía.

Las aspiraciones ucranianas de ingresar en la UE en un nebuloso futuro sufrieron el 6 de abril un considerable revés con el resultado negativo del referéndum celebrado en Holanda sobre la ratificación por este país del Acuerdo de Asociación adoptado por Kyiv con la UE en 2014, después del triunfo de la revuelta del Euromaidán. Por lo demás, el Gobierno nacional sigue sin tener ninguna autoridad sobre las zonas del Donbass controladas por los secesionistas con la asistencia de Moscú y, pese a que le asiste el derecho internacional, no ve la manera de recuperar Crimea, ocupada y anexionada por Rusia hace dos años.


(Texto actualizado hasta abril 2016)

1. Joven alcalde del bloque yushchenkista
2. Paso al movimiento político de Poroshenko y elección como primer ministro

1. Joven alcalde del bloque yushchenkista

Natural de Vinnytsia, importante ciudad de la región centro-occidental del país y miembro de un hogar de ucranianos judíos (durante la ocupación nazi su abuelo paterno sobrevivió milagrosamente al Holocausto, haciéndose el muerto entre cadáveres en una fosa común), aún sin haber terminado la secundaria, años después de adquirir Ucrania la independencia nacional, se puso a trabajar en una pequeña empresa comercial propiedad de su padre, el cual desarrolló también una faceta política en la década de los noventa.

El hijo, que con 16 años empezó a dirigir los negocios de la compañía familiar, siguió los pasos de su progenitor y en las elecciones locales de marzo de 2002, mientras cursaba estudios para titularse en Jurisprudencia por la Academia Interregional de Gestión de Personal (MAUP), se hizo con un puesto en el Consejo o Rada Municipal de Vinnytsia a la temprana edad de 24 años. Hroysman inició su ejercicio de edil como independiente, pero en 2004 se unió al Bloque Nuestra Ucrania (BNU), el movimiento opositor al régimen de Leonid Kuchma que lideraba el principal adalid de la Revolución Naranja vivida por el país en noviembre y diciembre de aquel año, Víktor Yúshchenko, al que esta gran protesta popular condujo por cauces democrático a la Presidencia de la República en enero de 2005.

La carrera política del veinteañero, plenamente adherido a las ideas liberales y prooccidentales de Yúshchenko, fue veloz. En noviembre de 2005 se encaramó a la Secretaría del consistorio y en marzo del año siguiente, con los apoyos del BNU y el Bloque de Yuliya Tymoshenko, salió elegido alcalde de esta urbe de 360.000 habitantes, tomando el relevo a Oleksandr Dombrovskyi.

En sus dos mandatos municipales de ocho años en total, Hroysman se labró una reputación de regidor eficiente que transformó el paisaje urbano de Vinnytsia, una ciudad industriosa cuyos habitantes ganaron en calidad de vida gracias a las inversiones en infraestructuras y servicios públicos gestionadas por su alcalde. Hroysman atrajo mucho capital inversor europeo, concretamente de Suiza, pero además estableció unas estrechas relaciones personales, decisivas para su futura trayectoria, con el magnate chocolatero Petro Poroshenko, quien venía desarrollando en Vinnytsia buena parte de su carrera, primero empresarial y luego política, esta última labrada a la sombra de Yúshchenko.

En octubre de 2010, cuando Yúshchenko ya había sido desplazado de la Presidencia por el dirigente prorruso Víktor Yanukóvych, y meses después de completar su formación académica con un título en Gestión Comunitaria impartido por la Academia Nacional de Administración Estatal, Hroysman ganó la reelección local con un apabullante 77,8% de los votos no del lado del BNU, sino en las listas de Conciencia de Ucrania, pequeño partido sin representación en el Consejo Supremo o Verjovna Rada de Kyiv y que únicamente tenía una implantación significativa en los oblasts de Vinnytsia y Poltava.


2. Paso al movimiento político de Poroshenko y elección como primer ministro

La gran convulsión política a caballo entre 2013 y 2014, la revuelta popular democrática conocida como el Euromaidán, que, con huestes de la extrema derecha nacionalista como punta de lanza y efusión de violencia, forzó la caída de Yanukóvych por su orientación geopolítica prorrusa y sus tendencias autoritarias, y subió al poder a las fuerzas proeuropeas liberales y conservadoras que tenían en el creso diputado Poroshenko un activo financiador, supuso el fichaje del alabado alcalde de Vinnytsia para la alta política nacional.

El 27 de febrero de 2014 Hroysman tomó posesión en Kyiv del puesto de ministro de Desarrollo Regional, Construcción y Servicios Comunitarios, con el rango de viceprimer ministro, en el Gabinete de coalición puesto en marcha por Arseniy Yatsenyuk, uno de los principales abanderados del Euromaidán y jefe parlamentario de Patria (Batkivshchyna), el partido de la ex primera ministra Tymoshenko.

De entrada, Hroysman tenía como principal misión ejecutar una reforma descentralizadora del Estado, pero a partir de abril su Ministerio estuvo absorbido por las labores de emergencia -el alojamiento de los miles de desplazados internos y el mantenimiento y reparación de las infraestructuras destrozadas en los combates- con motivo del estallido del virulento conflicto armado entre el Ejército nacional y las fuerzas separatistas de los oblasts rusófonos de la región oriental del Donbass, Donetsk y Luhansk, cuyas autoproclamadas Repúblicas Populares obtuvieron el patrocinio del Gobierno de Moscú. Además, entre febrero y marzo Rusia, violando el derecho internacional, ocupó y se anexionó la República Autónoma de Crimea a petición de los dirigentes locales, rusos étnicos declarados igualmente en rebeldía y que celebraron un referéndum de autodeterminación, todo ello ante la impotencia del desbordado Gobierno de Kyiv.

Con la llegada de Poroshenko a la Presidencia de Ucrania en junio de 2014 luego de vencer en las urnas a Tymoshenko, las perspectivas políticas de Hroysman, convertido a estas alturas en uno de los hombres de mayor confianza del empresario comprometido con la defensa de la integridad territorial y la soberanía nacional ucranianas, no podían sino tomar más alto vuelo, mientras el país se desgarraba por la guerra civil del Donbass, guerra para la que el nuevo jefe del Estado traía un plan de paz con unas perspectivas de plasmación bastante sombrías. Una de las propuestas clave de Poroshenko para intentar silenciar las armas en el Donbass y sofrenar las ansias secesionistas de los radicales rusófonos era una descentralización administrativa en favor de los consejos locales de las regiones en conflicto, reforma de calado constitucional que podría ser la antesala de la federalización de Ucrania.

Como ministro de Desarrollo Regional, Hroysman tenía mucho que decir en esta reforma, pero la prolongación de la contienda bélica en el Donbass vino a dejarla en el vado. En julio, a Hroysman le correspondió encabezar la comisión de investigación puesta en marcha por el Gobierno para estudiar las circunstancias de la catástrofe del vuelo de Malaysia Airlines, con cerca de 300 fallecidos. Desde el primer momento, Kyiv acusó del derribo en Donetsk del avión que hacía la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur a milicianos prorrusos provistos de misiles tierra-aire, un tipo de armamento pesado cuyo origen no podía ser otro que los arsenales de la Federación Rusa.

Más todavía, entre el 24 y el 31 de julio Hroysman hizo de primer ministro en funciones. Fue a raíz de la dimisión presentada por Yatsenyuk, súbitamente debilitado por la retirada de su apoyo parlamentario por dos partidos que habían tomando parte en el Euromaidán, la Alianza Democrática Ucraniana por la Reforma (UDAR) de Vitaliy Klitschko y Svoboda (Libertad) de Oleh Tyahnybok, este último además con ministros en el Gobierno de coalición. Yatsenyuk estaba dispuesto a facilitar la disolución de la Rada y la convocatoria por Poroshenko de elecciones legislativas, pero el 31 de julio los diputados rechazaron su renuncia y el titular hubo de reanudar sus funciones.

El primer cometido gubernamental de Hroysman duró solo unos meses. Incluido en posiciones de cabeza en la lista nacional que el partido de centro-derecha montado por el presidente, el Bloque Petro Poroshenko-Solidaridad (BPP-Solydarnist), presentó a las elecciones legislativas del 26 de octubre de 2014, el ministro no tuvo problema alguno para hacerse con el escaño. Las votaciones fueron ampliamente ganadas por el BPP-Solydarnist, que tenía en sus listas a políticos de la talla de Yuriy Lutsenko y a muchos miembros de la UDAR de Klitschko -desde junio alcalde de Kyiv-, en cuanto a la adjudicación total de escaños, 132, gracias a su hegemonía en las circunscripciones uninominales regidas por el sistema mayoritario. Pero en la mitad computada por el sistema proporcional se impuso por muy poco el también nuevo Frente Popular (NF) de Yatsenyuk.

Una vez elegido diputado, Hroysman fue el hombre escogido por Poroshenko para presidir la Rada en lugar de Oleksandr Turchynov, correligionario de Yatsenyuk y quien entre febrero y junio había ejercido la jefatura del Estado en funciones. El 27 de noviembre Hroysman fue investido titular de la Cámara con 313 votos en un hemiciclo de 450 miembros.

El 10 de abril de 2016 el primer ministro Yatsenyuk anunció su dimisión irrevocable. Yatsenyuk arrojaba la toalla después de perder la confianza de Poroshenko, quien en febrero llegó a pedirle que renunciara, y de encajar un reguero de deserciones de su segundo Gobierno de coalición (los partidos Radical, Samopomich y Batkivshchyna), amén de la marcha del frustrado ministro de Economía, el reformista Aivaras Abromavicius. Como telón de fondo, galopaban el estado de insatisfacción nacional y el enfado de la opinión pública por el agravamiento del desastre económico (en 2015 el PIB se había contraído un asombroso 12,5%, el doble que el año precedente), las políticas de ajuste que el Gobierno aplicaba por mandato del FMI a cambio de su salvavidas financiero y la proliferación de acusaciones de corrupción contra círculos opacos del poder, donde merodeaban todo tipo de personajes turbios y oligarcas. Además, la UE, con la que Ucrania había firmado finalmente en dos etapas, el 21 de marzo y el 27 de junio de 2014, el Acuerdo de Asociación rechazado por Yanukóvych en 2013, estaba acentuado sus presiones para que Kyiv acelerara las reformas estructurales en el aparato administrativo, el ordenamiento judicial, el área de Interior y, en general, todo lo relacionado con el imperio de la ley.

Por si todo esto fuera poco, pesaba el peligroso impasse del conflicto del Donbass, donde desde febrero de 2015, cuando la firma por Poroshenko y Vladímir Putin del Acuerdo de Minsk II al cabo de un clímax bélico que había involucrado sin disimulos a tropas regulares rusas, regía un muy precario alto el fuego que no se estaba acompañando de las debidas medidas de confianza militares y políticas, y que había sido violado, en particular por los prorrusos, en varias ocasiones desde entonces, hasta el punto de que Poroshenko, durante una grave reanudación de los combates entre abril y junio, había expresado su temor a una inminente invasión rusa a gran escala. Como presidente de la Rada, Hroysman venía pautando la actividad legislativa dirigida a dotar a los oblasts de Donetsk y Luhansk de, tal como estipulaban los compromisos de Minsk, cierto grado de autonomía para conseguir su reintegración en el Estado ucraniano, pero las reformas descentralizadoras y de cesión de competencias a las regiones orientales de mayoría rusófona, o bien estaban marchando con demasiada parsimonia, opinaba la UE, o bien iban demasiado lejos, denunciaba la extrema derecha nacionalista, cuyos paramilitares y demás "voluntarios" armados se resistían a someterse al Gobierno.

La caída de Yatsenyuk estaba cantada desde hacía semanas, y ya el 25 de marzo el BPP-Solydarnist, que a fin de cuentas era con diferencia la primera fuerza de la Rada -con 146 escaños en estos momentos-, nominó a Hroysman para reemplazarle. El 14 de abril, una vez solventadas las diferencias entre su partido y el NF de Yatsenyuk, Hroysman fue investido por la Rada nuevo primer ministro de Ucrania, el decimocuarto desde la independencia de la URSS en 1991, con 257 votos a favor, 50 en contra y 48 abstenciones. Cuatro diputados de su propia agrupación votaron en contra, pero este hecho quedó eclipsado por los votos favorables depositados por las bancadas de los grupos Renacimiento (Vidrodzhennya) de Víktor Bóndar y Voluntad Popular (Volya Narodu).

Hroysman alineó un Gobierno de minoría donde Poroshenko, de acuerdo con sus prerrogativas constitucionales, designó personalmente a los titulares de Exteriores y Defensa; los mismos, el diplomático de carrera Pavlo Klimkin y el general Stepan Poltorak, fueron simplemente confirmados en sus puestos. También fueron renovados los responsables de Interior, Arsen Avakov, del NF, y los viceministros Vyacheslav Kyrylenko, colega del anterior, y Hennadiy Zubko, del BPP-Solydarnist. Hroysman se rodeó de otros cuatro viceministros, todos de su partido: Pavlo Rozenko, Volodymyr Kistion, Ivanna Klympush-Tsintsadze y Stepan Kubiv, este último con el rango de viceprimer ministro primero y titular además de la cartera de Economía. Había también nuevo ministro de Finanzas, Oleksandr Danylyuk, asimismo de la formación de Poroshenko. En cuanto a la presidencia de la Rada, esta paso a un hombre del grupo de Yatsenyuk, Andriy Parubiy.

Volodymyr Hroysman está casado y es padre de tres niños.

(Cobertura informativa hasta 20/4/2016)