Valdis Dombrovskis
Primer ministro (2009-2014); vicepresidente de la Comisión Europea (2014-) y eurodiputado (2004-2009, 2014)
Entre 2009 y 2014 el economista liberal conservador Valdis Dombrovskis presidió en Letonia, uno de los países más severamente golpeados por la Gran Recesión, tres gobiernos de coalición que aplicaron un riguroso ajuste basado en los recortes del gasto, las reformas estructurales y la devaluación interior, preferida frente a la devaluación monetaria para no frustrar el ingreso en la Eurozona. La cura de austeridad dictada por el programa de socorro financiero de la UE y el FMI, pese a su enorme impacto social y a diferencia de otros países en crisis, no fue contestada por la población, que en las elecciones de 2010 otorgó un sorprendente voto de confianza al partido del primer ministro, el Vienotiba (Unidad). Tres años de hundimiento catastrófico, con una contracción acumulada del PIB del 22%, dieron paso en 2011 a una briosa recuperación del crecimiento y en 2012 al final del déficit excesivo, que había llegado a rozar el 10% del PIB. Entonces, la Comisión Europea y el FMI pusieron la perseverancia de Dombrovskis, un gobernante de imagen imperturbablemente seria y aplomada, en Letonia como ejemplo de salida nacional de la borrasca económica acompañada de generación de empleo y consolidación fiscal.
La tragedia del derrumbe accidental del supermercado de Riga indujo a Dombrovskis a presentar la dimisión, en asunción de una responsabilidad política, en noviembre de 2013. Fue un gesto inesperado que recibió elogios y que tuvo efecto en enero de 2014, días después de adoptar el país el euro, al ceder las riendas del Gobierno a su colega partidaria Laimdota Straujuma. Prestigiado en Bruselas por su solvencia gestora, Dombrovskis se estrenó en noviembre de 2014 en la Comisión Europea de Jean-Claude Juncker como vicepresidente responsable del Euro y el Diálogo Social, competencias a las que luego agregó las de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales. En estos cinco años, el comisario letón, férreo defensor de la disciplina fiscal, apremió al Gobierno griego a que acatara la duras condiciones del tercer rescate europeo y lanzó un aviso de procedimiento contra Italia por si aprobaba unos presupuestos demasiado deficitarios.
En septiembre de 2019 la presidenta electa de la nueva Comisión y colega del Partido Popular Europeo, la alemana Ursula von der Leyen, anunció que Dombrovskis, previamente confirmado por el Gobierno de su país (de nuevo mandado por el Vienotiba, no obstante haberse convertido en el partido más pequeño del Saeima), sería uno de sus tres vicepresidentes ejecutivos, junto con Frans Timmermans y Margrethe Vestager; su área de responsabilidad, los Servicios Financieros, con la tarea de "coordinar la economía al servicio de las personas".
(Texto actualizado hasta octubre 2019)
1. Lugarteniente económico de Einars Repse
2. Relevo del primer ministro Godmanis para afrontar la calamidad económica
3. Jefe de tres gobiernos conservadores: vigorosa superación de la crisis y dimisión a raíz del accidente del supermercado de Riga
4. Comisario europeo con Juncker y von der Leyen
1. Lugarteniente económico de Einars Repse
Titulado en Física en 1993 por la Universidad de Letonia, sus primeras prácticas profesionales las realizó como asistente de laboratorio en el Instituto de Física del Estado Sólido y en el Departamento de Física de Semiconductores de su propia Facultad, la de Física y Matemáticas. Simultáneamente, cursó estudios de Economía aplicada a la Ingeniería en la Universidad Técnica de Riga (RTU), especialidad en la que obtuvo una segunda diplomatura en 1995. Ese mismo año marchó a Alemania, a la Universidad de Maguncia, para preparar su licenciatura superior en Física, que culminó en la Universidad de Letonia en 1996.
Durante un bienio más, el joven siguió dedicado a la investigación y a la formación en su especialidad científica. En septiembre de 1997 se inscribió en la estadounidense Universidad de Maryland con la idea de sacarse el doctorado. Pero justo un año después regresó a Letonia y dijo adiós a la Física al ofrecérsele un puesto laboral mejor remunerado, para el que estaba cualificado gracias a su titulación en la RTU, como analista de macroeconomía de la Junta de Política Monetaria del Banco de Letonia. Al frente del órgano emisor del Estado letón estaba otro antiguo alumno de la Facultad de Física y Matemática de la Universidad de Letonia, diez años mayor que él, Einars Repse.
Colocado bajo el patrocinio de Repse, Dombrovskis ascendió rápidamente en la plantilla de funcionarios y tecnócratas del Banco de Letonia, pasando a fungir de economista a finales de 1999 y como economista jefe en septiembre de 2001. Coincidiendo con esta última promoción, el futuro gobernante secundó a su superior bancario en su proyecto de constituir un partido político de centroderecha liberal, empresa que requirió la renuncia de Repse como gobernador jefe de la entidad. El 2 de febrero de 2002 tuvo lugar en Riga el congreso fundacional del partido Nueva Era (Jaunais laiks, JL), que eligió a Repse presidente y a Dombrovskis miembro del Consejo Ejecutivo.
Con nada más que ocho meses de vida, el JL ganó las elecciones generales del 5 de octubre de 2002 con el 23,9% de los votos y una mayoría simple de 26 escaños. Dombrovskis fue uno de los diputados metidos por el partido en el Saeima o Parlamento. A continuación, Repse recibió el encargo de formar el nuevo Gobierno y el 7 de noviembre se constituyó este, de coalición con otras tres formaciones conservadoras, el cristianodemócrata Primer Partido de Letonia (LPP), la Unión de Verdes y Campesinos (ZZS) y la nacionalista Unión por la Patria y la Libertad (TB/LNNK).
El antiguo físico, con tan solo 31 años, debutó en la alta política gubernamental al frente de un ministerio de postín, el de Finanzas, y además con una misión de mucha responsabilidad y complicación: elaborar unos presupuestos de austeridad para recortar el déficit fiscal, que andaba en el 3% del PIB, sobre la base de un equilibrio entre la contención de los gastos y un incremento de los ingresos de recaudación ligado, no a una subida de los impuestos, incompatible con el ideario liberal del JL, sino a la lucha contra la evasión tributaria, un problema serio en el país báltico junto con el de la corrupción. El momento era además decisivo para Letonia, que se disponía a hacer el esfuerzo final en el proceso de cumplimiento de las exigencias de adaptación a las normativas de la Unión Europea, requeridas para el ingreso en el bloque en 2004.
El conservadurismo fiscal de Dombrovskis, compartido estrechamente por su jefe gubernamental y partidista, encontró un terreno propicio en la formidable bonanza de la producción económica, no obstante generar inflación y mostrarse incapaz de achicar el alto desempleo, que, espoleada por el consumo interno y las exportaciones diversificadas, producía tasas de crecimiento anuales de entre el 6% y el 7%. Sin embargo, las ambiciosas metas de recaudación fiscal no fueron alcanzadas y además Repse no se atrevió a extremar el tijeretazo presupuestario en las partidas sociales. Aunque 2003 cerró con un déficit rebajado hasta el 1,8% del PIB, el Gobierno fue acusado desde sectores proempresariales y ultraliberales de no perseguir el equilibrio presupuestario con suficiente celo.
La gestión ministerial de Dombrovskis tocó a su fin el 9 de marzo de 2004 como resultado de la dimisión, el 5 de febrero anterior, de Repse, confrontado con la desintegración del cuatripartito gobernante bajo un vendaval de acusaciones por sus socios de dirigir el Gabinete con arrogancia y autoritarismo. Tras unas fallidas negociaciones, el JL se excluyó del nuevo Gobierno de coalición encabezado por el verde Indulis Emsis, de la ZZS, y pasó a la oposición.
Inmediatamente después de cesar en el Ejecutivo, Dombrovskis fue designado por su partido cabeza de lista en las elecciones del 12 de junio al Parlamento Europeo, que acontecían 42 días después de producirse el ingreso de la república ex soviética en la UE. Con el 19,7% de los votos, el JL fue la segunda lista más votada tras la TB/LNNK, en un contexto de fuerte penalización a los partidos del Gobierno. Dombrovskis y el segundo de su lista, Aldis Kuskis, obtuvieron el escaño. En los hemiciclos de Bruselas y Estrasburgo, el ex ministro de Finanzas letón se integró en el Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos (PPE-DE), y adquirió membresía en la Comisión de Presupuestos de la Eurocámara y en las delegaciones en las asambleas parlamentarias conjuntas UE-ACP y Euro-Latinoamericana.
Sus responsabilidades europeas no fueron exclusivas. Así, en diciembre de 2004, a raíz del regreso del JL al Gobierno como uno de los tres socios del nuevo primer ministro Aigars Kalvitis, del centroderechista Partido Popular (TP), Dombrovskis fue reclutado por su compañero de partido Arturs Krisjanis Karins, hasta entonces jefe del grupo parlamentario en el Saeima, para que le asesorara en el Ministerio de Economía, del que acababa de ser nombrado titular. En el Gabinete también se sentaba Repse, esta vez como ministro de Defensa. El eurodiputado, además, se convirtió en consejero del Nordic Investment Bank (NIB) y retomó su formación académica, hasta sacarse un máster en gestión arancelaria impartido por el Instituto de Negocios y Aduanas, centro adscrito a la Facultad de Ingeniería Económica y Administración de la RTU.
En abril de 2006 Repse, cuatro meses después de dimitir como ministro de Defensa en protesta por la investigación que el Saeima le estaba realizando en relación con unos oscuros negocios privados, decidió sacar al JL del Gobierno, lo que supuso el final de los servicios asesores de su lugarteniente en el Ministerio de Economía. Lo que sucedió después fue que el JL encajó unos malos resultados en las elecciones legislativas del 7 de octubre, que le supusieron un retroceso al 16,4% de los votos y los 18 escaños, y quedó marginado del Gobierno de muy amplia coalición vuelto a presidir por el popular Kalvitis, cuyo partido recuperó el primer puesto del Saeima. El revés pasó factura a Repse, quien a últimos de marzo de 2007 se vio obligado a ceder a Krisjanis Karins la presidencia del partido por decisión de un congreso calificado "de emergencia". Las aguas siguieron revueltas en el JL y el 2 de marzo de 2008 Karins traspasó a su vez el liderazgo a la diputada Solvita Aboltina. Los delegados propusieron, entre otras, la candidatura alternativa de Dombrovskis, pero este declinó disputar la votación interna.
2. Relevo del primer ministro Godmanis para afrontar la calamidad económica
En el año que restaba hasta su impensado encumbramiento político en casa, el eurodiputado fue testigo del vertiginoso deterioro de la situación, primero la económica y luego la política, de Letonia, un país que pese a la crónica inestabilidad gubernamental por el carácter proteico, orgánica y electoralmente, de su sistema de partidos, había sabido preservar el modelo de democracia parlamentaria de desarrollo fluido. Los partidos del arco del centro-derecha, aunque de lo más tornadizos, eran capaces de forjar y recomponer una y otra vez diferentes alianzas, fórmulas imprescindibles ante la imposibilidad para cualquier formación de alcanzar la mayoría absoluta en solitario.
Las instituciones políticas del Estado permanecían sólidas, pero los primeros ministros venían y marchaban a buen ritmo: desde su independencia de la URSS en 1991, esta pequeña nación del norte de Europa había tenido 14 gobiernos, el último los cuales, desde el 20 de diciembre de 2007, lo presidía quien ya fuera primer ministro entre 1990 y 1993, Ivars Godmanis, líder de la alianza de centro-derecha entre el Primer Partido de Letonia y el Camino Letón (LPP/LC).
Cuando Godmanis asumió el Gobierno, las preocupaciones económicas se centraban en la desmedida inflación, que obstaculizaba el objetivo de la adopción del euro a medio plazo, tal vez en 2012. La tasa interanual rondaba el 14%, no daba indicios de frenarse y era, con diferencia, la mayor de la UE. También inquietaban el abultado déficit por cuenta corriente y la debilidad cambiaria del lats. El país, metido en un boom consumista, inversor e inmobiliario gracias al crédito fácil, venía de experimentar un dilatado ciclo de crecimiento económico cuyo pico fue en 2006, cuando la producción trepó nada menos que un 12%. 2007 terminó todavía con una tasa impresionante, del 10%. Pero a lo largo de 2008, primero, la moderación natural al final del ciclo, ya que los precios desmesurados terminaron por enfriar la demanda interna, y luego, en los últimos meses del año, la onda de choque de la gran crisis financiera y económica europea y global, se concatenaron para arrojar a la economía a una caída libre comparable al derrumbe sufrido en los primeros años de la independencia tras la separación de la URSS.
En julio de 2008 Letonia entró técnicamente en recesión al registrar dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo. El dato se conoció en septiembre. La contracción se agravó en el tercer trimestre al decrecer el PIB el -4,3%. El 8 de noviembre la población se sobresaltó con el anuncio por el Gobierno de que procedía a nacionalizar con toda urgencia el Parex Banka, el más importante banco privado de Letonia respaldado por capital local, que parecía abocado a la iliquidez total ante la avalancha de retiradas de fondos por clientes presas de los rumores y el pánico. Con esta intervención, el Estado se apropiaba del 51% de las acciones del Parex y el resto de los activos quedaba repartido entre un banco hipotecario público y los accionistas minoritarios. Los bancos propiedad del capital extranjero cerraron el grifo del crédito y las demás entidades financieras domésticas, no pudiendo acudir al mercado interbancario, se concentraron en sobrevivir a la tempestad.
El rescate del Parex Banka dejó sin reservas al Estado letón, luego de los infructuosos intentos del Banco central de defender al lats para mantenerlo ajustado al euro a razón de 1,41 euros por unidad, tipo de cambio fijado en 2005. Ello obligó al Gobierno, en una segunda decisión traumática, a reclamar el socorro multilateral del FMI y la UE, que respondieron positivamente a la llamada. Sumadas las asistencias de los gobiernos escandinavos, el Banco Mundial y el BERD, Letonia pudo acogerse a una ayuda crediticia total de 7.500 millones de euros a tres años para ser inyectados directamente a su balanza de pagos; tras Hungría, se trataba del segundo país de la UE que requería el auxilio financiero internacional para hacer frente a sus compromisos y deudas. De octubre a diciembre de 2008 el PIB letón se contrajo un -10,3%, dato nefasto que tomaba como referencia el último trimestre de 2007. Al terminar el año, el paro alcanzó el 10,4% y las previsiones eran que siguiera creciendo a toda velocidad.
El descomunal estropicio económico derivó en una grave crisis social y política en enero de 2009, cuando Riga vivió los peores disturbios callejeros desde la separación de la URSS 18 años atrás, con miles de airados manifestantes exigiendo la dimisión del Gobierno -al que los sondeos otorgaban tan sólo un 10% de apoyo popular-, el castigo de los funcionarios y políticos corruptos, y la convocatoria de elecciones anticipadas. En la noche del 13 al 14 de enero, una multitud intentó asaltar el edificio del Parlamento, pero la Policía se lo impidió. En la violenta refriega 40 personas resultaron heridas y más de un centenar fueron detenidas.
El presidente de la República, Valdis Zatlers, comprensiblemente preocupado por el curso de los acontecimientos, amenazó con disolver el Saeima a menos que los grupos parlamentarios sacaran adelante un paquete de reformas de emergencia para propiciar la recuperación económica y reorganizar drásticamente las estructuras del Gobierno y la administración pública. No había otra salida, dado el "catastrófico colapso de la confianza popular en las autoridades y los oficiales del Estado", advirtió el jefe del Estado. Implícitamente, Zatlers acusó a Godmanis de inacción.
Convertido en el blanco de todas las iras y críticas, Godmanis superó el 4 de febrero de 2009 una moción de censura parlamentaria de la oposición. El 18 de febrero, en la televisión, el primer ministro se pronunció con vaguedad sobre la necesidad de estrenar "caras nuevas" en el Gobierno. Pero dos días después, inesperadamente, Godmanis presentó su renuncia a Zatlers, quien se la aceptó. Resultaba que dos de sus socios de Gobierno, los populares y los verdes-campesinos, le habían retirado la confianza, dando la coalición por finiquitada. Al igual que sus colegas primeros ministros de Bélgica, en diciembre, e Islandia, en enero, Godmanis cayó por motivos directamente relacionados con la tormenta económica y financiera.
Zatlers emprendió las consultas partidistas para nombrar un sustituto y el 26 de febrero dio la campanada al nominar al poco conocido Dombrovskis, que desde hacía un lustro estaba alejado de la primera línea de la política y que además era miembro de un partido de la oposición. Analistas financieros y políticos de diversas tendencias acogieron positivamente el nombramiento del diputado europeo, lo que permitió augurar un rápido acuerdo multipartito para la formación del nuevo Ejecutivo apoyado en mayoría absoluta.
En sus primeras declaraciones al público, el designado hizo un diagnóstico muy sombrío de la situación: Letonia estaba "al borde de la bancarrota" y no tenía más disyuntiva que acometer un doloroso recorte presupuestario, ya asumido por el Gobierno saliente, o exponerse al colapso financiero en pocos meses, concretamente para junio, si no afluía antes el préstamo de la UE y el FMI, que estaba condicionado precisamente a unos presupuestos de austeridad. El fantasma de la depresión flotaba en el ambiente al haber terminado 2008 con una contracción del PIB del -3,3% de promedio y pronosticarse para 2009 un retroceso adicional de nada menos que el -12%. La recesión arrastraba los precios a la baja, hasta el punto de que se temía una coyuntura deflacionista para finales de año.
Con semejantes cifras en la mano, Dombrovskis advirtió que Letonia no podría salir del hoyo si el FMI no corregía el memorándum de entendimiento suscrito en diciembre y permitía a Riga aprobar unos presupuestos con hasta un 7% de déficit, frente al 4,7% inicialmente contemplado, y en comparación con el 4,2% de déficit anotado en 2008 y el 0,5% de 2007. Esta revisión a la baja dejaría el recorte de gastos en 280 millones de lats. Pero la amonestación de Bruselas no se hizo esperar y el plan inicial de ahorro, por 700 millones de lats (casi 1.000 millones de euros), fue puesto sobre el tapete de nuevo.
El 12 de marzo de 2009 el Saeima, por 67 votos contra 21, aprobó la composición del Gobierno presentada por Dombrovskis, hasta la víspera miembro del Parlamento Europeo. De los cinco partidos integrantes, que sumaban una holgada mayoría absoluta, dos entraban, el JL de Aboltina y la pequeña Unión Cívica (PS) de Sandra Kalniete, y tres repetían, el TP de Mareks Seglins, la ZZS de Martins Roze y la TB/LNNK de Roberts Zile. Fuera se quedaron el LPP/LC de Godmanis y, lo que no suponía ninguna novedad, el Centro de la Armonía (SC), la alianza socialdemócrata identificada con los intereses de la minoría rusófona, que era rigurosamente marginada por los demás partidos letones. El primer ministro se hizo cargo también de la cartera de Asuntos de Infancia, Familia e Integración, y tres colegas del partido asumieron sendos ministerios: Repse el de Finanzas, Artis Kampars el de Economía y Linda Murniece el de Interior.
3. Jefe de tres gobiernos conservadores: vigorosa superación de la crisis y dimisión a raíz del accidente del supermercado de Riga
El primer año del Gobierno Dombrovskis coincidió con la fase más aguda del tremendo quebranto económico y financiero que sufría Letonia. Solo en 2009 el país vio evaporarse un 14,2% de su economía, tasa recesiva que empeoró con creces los pronósticos más funestos y que en buena medida obedecía al tijeretazo de gastos del Gobierno. Pese al ahorro del Estado y a causa del derrumbe de los ingresos, Letonia también vio desmandarse su déficit público hasta el 9,5% del PIB, desbaratando el primer programa fiscal negociado con los organismos acreedores. El desempleo, en un tiempo asombrosamente corto, alcanzó niveles verdaderamente dramáticos para una masa laboral tan pequeña como la letona: en enero de 2010 el paro tocó cumbre con el 22,9%, el índice más elevado de la UE, incluso superior al de España, tradicional farolillo rojo en esta variable; 30 meses antes, en septiembre de 2007, el desempleo no afectaba más que al 5,2% de la población activa.
El primer ministro, con mucho aplomo y frialdad, aplicó sin reservas el paquete de austeridad y reformas financieras y estructurales contenido en el memorándum de entendimiento con la UE y el FMI, que aportaban respectivamente 3.100 millones y 1.700 millones de euros del rescate internacional. Aunque todos los marcadores económicos seguían en rojo, las señales de que 2011 podría ser el año del final de la crisis apaciguaron a la castigada población, que, al revés de lo sucedido en otros países de la UE golpeados por la recesión, no solo no castigaron electoralmente a los partidos del Gobierno de turno sino que los premiaron.
Así, en los comicios al Saeima del 2 de octubre de 2010 la coalición oficialista forjada por el JL de Dombrovskis, la PS y el nuevo partido Sociedad por una Política Diferente (SCP), de nombre Unidad (Vienotiba), se aupó a la primera posición con el 31,2% de los votos y 33 escaños, mientras que la ZZS ascendió a los 22 diputados y la Alianza Nacional (NA), que reunía a la TB/LNNK y el también derechista ¡Todo para Letonia! (VL), se quedó con ocho puestos. El gran derrotado fue el hasta ahora primer partido del país, el TP, que en marzo de 2010 había dado portazo al Gobierno por diferencias económicas con Dombrovskis, dejándolo por tanto en minoría, y cuya coalición proempresarial Por una Buena Letonia (AS) en compañía del LPP/LC, tachada de mero instrumento de los oligarcas, cosechó un estrepitoso fracaso.
El 1 de noviembre el presidente Zatlers volvió a nombrar primer ministro a Dombrovskis. Este presentó un Gabinete de mayoría con ministros de Vienotiba y la ZZS, el cual fue aprobado por el Saeima el 3 de noviembre con 65 votos a favor, es decir, 10 más de los que sumaban los grupos parlamentarios de Vienotiba y la ZZS, y 35 en contra.
Dombrovskis, un estadista sin carisma al uso pero que transmitía serenidad y confianza por su estilo imperturbable, inició su segundo ejercicio como primer ministro al frente de un equipo de gobierno ideológicamente menos heterogéneo que el anterior, al prescindir de representantes de la derecha nacionalista euroescéptica, y resuelto a aplicar el programa de ajuste hasta el final, más habiendo quedado claro que la mayoría del electorado respaldaba sus políticas, que incluían el recorte draconiano de los salarios de los funcionarios y la subida de impuestos.
2010 terminó con un retroceso adicional del PIB del 4,5%, un déficit público del 8,6% y una deuda pública del 47,3%, volumen que multiplicaba por seis el que había en 2007. Sin embargo, técnicamente, la recesión ya había sido superada en el tercer trimestre del año y 2011 comenzó con la confirmación de que la economía del país, al que fluían los fondos de los créditos internacionales, volvía a crecer. El cambio de tendencia se advirtió también en la mejora del mercado de trabajo. El Gobierno seguía igualmente comprometido con el objetivo de ingresar en la Eurozona, mudanza monetaria que simplemente se retrasaba unos años. En otras palabras, Dombrovskis ni se planteaba recuperar competitividad por la vía de devaluar la moneda nacional, sino que recurría a la llamada devaluación doméstica. La bestia a batir era el desbocado déficit público.
A lo largo de 2011 las buenas noticias en todos los capítulos económicos fueron una constante, pero el Gobierno Dombrovskis encajó fuertes sobresaltos políticos. En febrero, la ministra del Interior, Linda Murniece, del JL, hubo de dimitir por el escándalo desatado por la muerte de un agente en el curso de una operación policial contra una banda de atracadores que resultaron ser policías convertidos en criminales, incluidos varios miembros de la Alfa Force, una unidad antidisturbios de élite ya colocada en el punto de mira.
Luego, en junio, el Gobierno se dividió ante la elección parlamentaria del presidente de la República, al apostar Vienotiba por el mandatario en ejercicio y aspirante al segundo mandato, Zatlers, y presentar la ZZS su propio candidato, el diputado Andris Berzins, el cual resultó vencedor con el respaldo del LPP/LC y la izquierda rusófona. La elección de Berzins estuvo envuelta en una acalorada controversia nacional, ya que aconteció días después de abrir Zatlers un procedimiento constitucional de disolución del Legislativo, al que acusaba de defender intereses corporativos y de frenar la lucha contra la corrupción. Berzins, relacionado por sus detractores con los intereses oligárquicos, tomó posesión de la Presidencia el 8 de julio, pero la salida de Zatlers no detuvo el proceso por él iniciado, que fue sometido a referéndum nacional el 23 de julio. En la consulta, el 94,3% de los votantes se pronunció a favor de la disolución anticipada del Saeima, tal como había reclamado Zatlers, haciendo necesaria la convocatoria de una elección legislativa anticipada, la segunda en menos de un año.
En la campaña de los comicios del 17 de septiembre de 2011 Dombrovskis pidió a los electores que no votaran a los partidos que representaban a los oligarcas y planteó un último esfuerzo de austeridad para que Letonia pudiera consolidar sus finanzas y recobrar la normalidad presupuestaria, perspectiva a la vista ahora que la economía remontaba a velocidad de crucero, tanto que el año iba a arrojar un crecimiento medio sobresaliente del 6,3%. En cuanto a Vienotiba, mandado por Aboltina, acudía a las urnas convertido en un partido unificado, como resultado de la fusión orgánica realizada por el JL, la PS y la SCP el 6 de agosto.
Contrastando agudamente con lo sucedido el año anterior, las elecciones adelantadas depararon un varapalo a Dombrovskis, que vio caer su partido hasta el 18,8% de los votos y la veintena de escaños. Sin embargo, el dirigente se aseguró la continuidad como primer ministro merced a un acuerdo de coalición, medio pactada antes de las elecciones, con la nueva agrupación del ex presidente Zatlers, el Partido de la Reforma (ZRP), de orientación liberal conservadora y erigida en la segunda fuerza del Saeima. La NA de Raivis Dzintars fue admitida de vuelta en el Ejecutivo, dando lugar a un Gabinete tripartito fundado en una mayoría absoluta de 56 escaños y teniendo como primera fuerza opositora al recrecido SC de Nils Usakovs. El tercer Gobierno Dombrovskis fue confirmado por el Saeima el 25 de octubre de 2011.
El desarrollo de la nueva legislatura permitió comprobar el alcance de los resultados de las políticas anticrisis del Gobierno Dombrovskis. El 19 de enero de 2012, un mes antes del referéndum, promovido por la comunidad rusohablante y criticado por el Ejecutivo, sobre una reforma constitucional que haría del ruso el segundo idioma oficial de Letonia y cuyo resultado fue una amplia victoria del no, concluyó el programa de asistencia internacional activado en enero de 2009 y del que Riga solo había hecho un uso parcial, pues de los 7.500 millones de euros puestos sobre la mesa solo había necesitado embolsarse 4.500.
En 2012 la tasa de crecimiento fue del 4,1% y el déficit público no pasó del 1,2%, nivel que mejoraba con mucho el objetivo trazado en 2011 (el 2,5%) y que satisfacía holgadamente el criterio (tope del 3%) de convergencia para el euro. Así, en junio de 2013 la Comisión Europea anunció que Letonia, con sus deberes bien hechos, ingresaría en la Eurozona el 1 de enero de 2014. La sustitución del lats por el euro, empero, no gozaba del apoyo de la mayoría de la población, indicaban las encuestas. Poco antes, en mayo, la OCDE decidió iniciar conversaciones para la admisión del país. Fue también en 2013 cuando se recuperó el PIB por habitante que había en 2008 y aún se superó, al rebasarse la barrera de los 10.000 euros, nivel de renta que de todas maneras seguía estando entre los más bajos de la UE, siendo solo mejor que el de búlgaros y rumanos, y que no representaba más que el 61% del promedio de los 28. El año terminó con el paro descendido al 11,6%, un punto por encima de la media de la UE, y el PIB creciendo a un ritmo superior al 1% intertrimestral y en torno al 4% interanual, con diferencia las tasas más dinámicas de la Eurozona.
Paradójicamente, el mes, enero de 2014, que venía a coronar el éxito macroeconómico de Dombrovskis tras un lustro de sacrificios fiscales (y muchas historias personales de damnificados, como los miles de jóvenes que tuvieron que emigrar por falta de trabajo, estampida que agravaba la sangría demográfica del país) fue también el de su marcha forzada del Gobierno, en unas circunstancias inusuales en política, para tratarse de un primer ministro.
El suceso desencadenante fue el colapso el 21 de noviembre de 2013 de las cubiertas del centro comercial del barrio capitalino de Zolitude, accidente en el que 54 personas resultaron muertas y 41 más heridas. La tragedia, causada por un fallo en la estructura del edificio, que acogía un establecimiento de la cadena de supermercados Maxima, generó una enorme conmoción nacional y la opinión pública se lanzó a exigir responsabilidades judiciales, políticas y morales a un amplio abanico de personas y autoridades. El 27 de noviembre, Dombrovskis, en una decisión que cogió a todo el mundo por sorpresa porque, partiendo de una reputación de integridad y solvencia, no estaba escuchando demandas de renuncia, salió al paso de la crisis poniendo su cargo a disposición del presidente de la República, Berzins, en asunción de una responsabilidad política por lo sucedido.
En su lacónico mensaje, el dimisionario explicaba que "considerando la tragedia y las circunstancias que la rodean, Letonia necesita un Gobierno que esté apoyado por la mayoría del Saeima y aborde la actual situación en el país". El 22 de enero de 2014, al cabo de un accidentado proceso de selección del sustituto, Dombrovskis cedió el testigo a Laimdota Straujuma, economista de Vienotiba.
4. Comisario europeo con Juncker y von der Leyen
Su inesperado adiós al Gobierno letón en 2014 perfiló a Dombrovskis, puesto por sus colegas de la UE como ejemplo de que la perseverancia en la lucha contra el déficit y la austeridad fiscal eran la base para la recuperación del crecimiento vigoroso con ganancia de competitividad y generación de empleo, como un firme candidato a ocupar un alto puesto europeo.
En marzo de 2014 el letón se retiró de la carrera para presidir la próxima Comisión Europea horas antes de comenzar el Congreso del PPE, del que Vienotiba era miembro, que debía seleccionar al candidato de la formación al alto puesto de Bruselas, el cual, indirectamente, se mediría con los aspirantes de los demás partidos transeuropeos en las elecciones parlamentarias del 24 de mayo. Reunidos en Dublín, los populares se decantaron por Jean-Claude Juncker, ex primer ministro de Luxemburgo y ex presidente del Eurogrupo. A continuación, Dombrovskis se presentó a las elecciones europeas como el cabeza de lista de Vienotiba y consiguió una rotunda victoria: la mitad de los ocho escaños asignados a Letonia fueron para su formación liberal conservadora. El 1 de julio el anterior primer ministro se reencontró con el hemiciclo de Estrasburgo en la sesión de apertura de la octava legislatura europea, pero este su segundo mandato parlamentario iba a tener un corto recorrido.
El 27 junio el Consejo Europeo nominó a Juncker presidente de la Comisión y el 15 de julio el Parlamento aceptó la propuesta. Riga anunció que su representante nacional en la nueva Comisión Juncker era Dombrovskis, el cual, una vez obtenida la preceptiva aprobación del Parlamento el 22 de octubre, debutó el 1 de noviembre en el cargo de comisario europeo y portando la importante cartera de vicepresidente para el Euro y el Diálogo Social; en la Comisión presidida por José Manuel Durão Barroso, esta posición la había llevado últimamente el finlandés Jyrki Katainen, cuya denominación había sido la de comisario para Asuntos Económicos y Monetarios y el Euro. En julio de 2016, de resultas de la dimisión del británico Jonathan Hill, el comisario letón asumió además las competencias de Estabilidad Financiera, Servicios Financieros y Unión de los Mercados de Capitales.
Valdis Dombrovskis, que además de su idioma nativo domina el inglés, el alemán y el ruso, está casado con Arija Dombrovska
(Cobertura informativa hasta 1/10/2019)