Shahbaz Sharif
Primer ministro (2022-2023, 2024-)
El 11 de abril de 2022 la conservadora Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N) y la familia Sharif han regresado al poder en Pakistán a través de una moción de censura parlamentaria que en la víspera tumbó al Gobierno salido de las elecciones generales de 2018. El nuevo primer ministro, investido con 174 votos por la Asamblea Nacional de 342 miembros, es Mian Mohammad Shahbaz Sharif, líder hasta ahora de la oposición. Rico hombre de negocios y antiguo ministro jefe del Punjab, fuera de su país Shahbaz Sharif es más conocido como el hermano menor del tres veces primer ministro Mian Mohammad Nawaz Sharif, actualmente inhabilitado, convicto por corrupción y residente en Londres por enfermedad.
La defección de aliados clave (MQM, parte del PLM-Q) precipitó la caída del primer ministro Imran Khan, del Movimiento por la Justicia de Pakistán (PTI). El 3 de abril Khan intentó impedir la votación en ciernes disolviendo la Asamblea Nacional y convocando elecciones anticipadas, movimiento que involucró al presidente ceremonial de la República, Arif Alvi, y que cuatro días después fue frustrado por el Tribunal Supremo con una sentencia de inconstitucionalidad. Entre 2019 y 2021 Shahbaz Sharif compartió con su hijo Hamza, aspirante a su vez a la jefatura del Gobierno punjabí, una peripecia de arresto, proceso y prisión, concluida con la libertad condicional, bajo unas acusaciones de blanqueo de capitales. Se trató del último capítulo de un largo historial de causas penales que Shahbaz ha sorteado con mejor fortuna que su hermano Nawaz o su sobrina Maryam, ya sentenciados.
Shahbaz Sharif toma las riendas de Pakistán con la satisfacción indisimulada del Ejército, eterno poder fáctico, y apoyado en una variopinta coalición de fuerzas anti-Khan entre las que figura el Partido Popular (PPP) de la dinastía Bhutto, adversario tradicional de la PML-N. 177 diputados, una mayoría muy ajustada, respaldan al Gabinete octopartito, instalado el 19 de abril. El nuevo gobernante pakistaní tendrá que aclarar posturas y estrategias con respecto a una serie de cuestiones delicadas. Estas incluyen el recrudecimiento de la insurgencia y el terrorismo de los talibanes pakistaníes (TTP), el fuerte deterioro, directamente relacionado con dicho conflicto armado, de las relaciones con el régimen talibán afgano, el mal momento también de la cooperación con Estados Unidos y la invasión rusa de Ucrania, que Khan se negó a condenar. A lo que se suma la eterna pendencia con India por Cachemira.
Por si fuera poco, Sharif afronta una seria crisis inflacionista, la depreciación aguda de la rupia y el enfado específico de los numerosísimos seguidores del primer ministro descabalgado, el cual denuncia su remoción parlamentaria como una "conspiración extranjera" urdida desde Washington y tacha a Sharif de "gobernante importado". Las próximas elecciones en Pakistán, país musulmán dotado con un sistema democrático funcional aunque defectuoso y expuesto a periódicas turbulencias (el Democracy Index de The Economist clasifica al pakistaní como un régimen de tipo "híbrido"), tocan en 2023.
Nota de actualización: esta biografía fue publicada el 19/4/2022. Shahbaz Sharif cesó en el puesto de primer ministro de Pakistán el 14/8/2023, cinco días después de tramitar el presidente de la República, Arif Alvi, la disolución de la Asamblea Nacional por recomendación del propio Sharif. Hasta la celebración de elecciones generales anticipadas, la jefatura del Gobierno recayó provisionalmente en el senador Anwar ul-Haq Kakar.
Tras las elecciones generales del 8/2/2024 la PML-N de los hermanos Nawaz y Shahbaz Sharif, primera en votos y escaños, y el PPP de Bilawal Bhutto Zardari alcanzaron un acuerdo de gobierno que mantenía en la oposición al PTI del ex primer ministro Imran Khan, el cual denunció un fraude electoral masivo en su contra. El 3/3/2024 la Asamblea Nacional invistió primer ministro a Shahbaz Sharif por 201 votos, frente a los 92 votos recibidos por el candidato del PTI, Omar Ayub Khan. Al día siguiente, Shahbaz Sharif inauguró su segundo ejercicio como jefe de Gobierno de Pakistán. El nuevo Gabinete consistía en una coalición de siete partidos liderada por la PML-N y apoyada decisivamente en la Asamblea por el PPP.
Para el público internacional, Shahbaz Sharif, de 70 años, es una figura política opaca que durante décadas ha permanecido a la sombra de su renombrado hermano dos años mayor, Nawaz Sharif. En su país, sin embargo, es una personalidad descollante por méritos propios y que además se las ha arreglado para zafarse del vendaval de procesos penales por corrupción que sí han truncado las carreras públicas y los negocios privados de varios de sus parientes directos.
Los hermanos Sharif encabezan una de las más poderosas sagas político-empresariales de Pakistán, con feudo en Lahore, la populosa capital del Punjab. El primogénito del creso industrial Mian Mohammad Sharif (1919-2004), fundador del grupo siderúrgico Ittefaq y del conglomerado agrícola Sharif, fue ministro jefe de la provincia entre 1985 y 1990, antes de arrancar el primero de sus tres accidentados mandatos como primer ministro del país en 1993. Entonces, Shahbaz, diputado provincial desde 1988 y luego nacional desde 1990, sucedió a Nawaz como jefe de la PML-N en el terruño punjabí, donde sería ministro jefe en cuatro ocasiones, 1997-1999, 2008-2009, 2009-2013 y 2013-2018. Un tercer y más joven hermano, Mian Abbas Sharif, fue igualmente diputado nacional y falleció en 2013.
Los avatares de la turbulenta política nacional, trufados de quebrantos institucionales, revanchas partidistas e imputaciones judiciales, les afectaron en similar medida, aunque Shahbaz, a la larga, salió mejor parado. Si Nawaz fue defenestrado en Islamabad sucesivamente en 1993 (como desenlace de un movimiento hostil del presidente de la República, Ghulam Ishaq Khan), 1999 (por el golpe de Estado del general Pervez Musharraf) y 2017 (por orden del Tribunal Supremo, a raíz de aparecer su nombre en los Papeles de Panamá), Shahbaz corrió una suerte pareja en Lahore en 1999 (también como consecuencia del golpe militar) y en 2009 (al declararle inelegible el Tribunal Supremo, sanción que sin embargo solo duró unos días).
Entre medio, Shahbaz Sharif compartió con su hermano un corto período de cárcel seguido de un exilio saudí que se prolongó desde 2000 hasta 2007, aunque en su contra siguieron pesando unas causas criminales, pese a la conmutación "humanitaria" de sus penas de prisión, que ellos consideraban políticamente motivadas. Amparados por un veredicto de la Corte Suprema, juntos regresaron a Pakistán con la intención de participar en las elecciones generales que terminaron dando el triunfo al PPP de Asif Ali Zardari, tras lo cual la PML-N, abriendo paréntesis a una sañuda rivalidad, se unió al PPP en la empresa de destituir de la Presidencia al dictador Musharraf, quien se vio obligado a dimitir y a abandonar el país.
Ahora bien, en Punjab las votaciones de febrero de 2008 fueron ganadas por los liguistas con mayoría simple. En marzo siguiente, de manera oportuna, un tribunal antiterrorista absolvió a Shahbaz de la acusación de responsabilidad en el asesinato extrajudicial, cometido diez años atrás, de cuatro personas bajo custodia policial, exoneración que le permitió recobrar el cargo de ministro jefe. Así, en junio, Shahbaz Sharif fue investido por la Asamblea Provincial con, hecho inédito, el respaldo del PPP.
El empresario renovó el puesto de ministro jefe tras los comicios de mayo 2013, que proporcionaron a la PML-N una resonante victoria, en el conjunto del país pero sobre todo en el Punjab: si Nawaz recuperó la condición de primer ministro en Islamabad, en la provincia, su formación, de la firme mano de Shahbaz, conquistó una supermayoría de 313 escaños. Aquella fue una década de gobierno regional en la que Shahbaz Sharif, el rostro amable de la PML-N, se ganó una reputación de administrador serio y competente, más allá de las crónicas acusaciones de populismo, clientelismo y nepotismo contra la familia y el partido. Eran todas ellas, junto con las corruptelas sistemáticas, unas señas de identidad tradicionalmente atribuidas a los liguistas punjabíes.
La estrepitosa caída en desgracia, aparentemente definitiva, en julio de 2017 de Nawaz Sharif, inhabilitado como primer ministro por el Tribunal Supremo de resultas de las investigaciones penales por corrupción incoadas contra él y sus hijos, activó un plan de transferencia del mando formal a Shahbaz Sharif que los hermanos no pudieron implementar en los tiempos deseados. Para empezar, Shahbaz no podía suceder automáticamente a Nawaz en el puesto de primer ministro porque carecía de mandato en la Asamblea Nacional. En consecuencia, en agosto, unos responsables de segunda fila, Shahid Khaqan Abbasi y Sardar Yaqoob Nasar, tomaron temporalmente las respectivas posiciones de jefe del Gobierno y presidente del partido.
En marzo de 2018, Nawaz, acuciado por las autoridades y contra su voluntad, hubo de desprenderse de la presidencia nominal del partido, que había reasumido en octubre de 2017; esta quedó en las fiables manos de Shahbaz, el cual ya la había ostentado entre 2009 y 2011. A continuación, Shahbaz fue testigo del empeoramiento de los reveses de su deudo, al que en abril de 2018 el Tribunal Supremo despojó de por vida del derecho a desempeñar cargos públicos. Posteriormente, a principios de julio, encontrándose en Londres, donde su esposa Kulsoom estaba hospitalizada aquejada de un cáncer terminal, la Oficina Nacional de Responsabilidad (NAB) halló al ex primer ministro culpable de unos cargos de lavado de dinero en la compra de apartamentos de lujo en la capital británica y le condenó a 10 años de prisión.
La sentencia alcanzó asimismo a la hija de Nawaz y sobrina de Shahbaz, Maryam Nawaz Sharif, así como al esposo de esta, Safdar Awan, condenados en sus casos a siete años y un año de cárcel, respectivamente. La familia recibió además una multa combinada de 10 millones de libras esterlinas. Nawaz y Maryam empezaron a cumplir sus sentencias de cárcel tan pronto como aterrizaron en Lahore procedentes de Londres, días antes de las elecciones del 25 de julio.
En estas circunstancias de infortunios familiares e intenso descrédito político tuvieron lugar unas votaciones que para Shahbaz Sharif significaron su traslado a la primera línea de la política parlamentaria nacional. En lugar de volver a encabezar a la PML-N en Lahore, donde cedió el liderazgo electoral a uno de sus cuatro hijos, Hamza, diputado nacional desde 2008, Shahbaz condujo a los suyos, huérfanos del caudillaje del encarcelado Nawaz, en los comicios a la Asamblea Nacional, con la ambición de convertirse en primer ministro.
Continuador de la singladura político-empresarial de su progenitor y uno de los cuatro hijos tenidos por este con la primera de sus esposas, Nusrat (desde 2003 Shahbaz Sharif estaba casado en segundas nupcias con Tehmina Durrani), Hamza Shahbaz Sharif era visto por muchos como el virtual número dos del partido en la provincia, a pesar de no desempeñar allí ninguna función institucional hasta la fecha. Padre e hijo no tuvieron ninguna dificultad en hacerse con los escaños a los que aspiraban en sus respectivas circunscripciones de Lahore, aunque en ambas jurisdicciones su agrupación conservadora fue vapuleada por el Movimiento por la Justicia de Pakistán (PTI), el partido de centro populista, comprometido con un programa de "estado islámico del bienestar", justicia social y rechazo a las viejas "dinastías feudales", y que llevaba como cabeza de cartel al carismático Imran Khan, ídolo retirado del críquet.
En agosto siguiente, mientras Khan era investido primer ministro y daba el carpetazo final al Ejecutivo de la PML-N, Shahbaz Sharif estrenó la condición de líder de la oposición pakistaní, recostado en una fuerza parlamentaria de 82 escaños, menos de la mitad de los cosechados en 2013. Más menguada aún estaba la bancada del PPP que conducía el joven Bilawal Bhutto Zardari, hijo de la asesinada primera ministra Benazir Bhutto y del ex presidente Asif Ali Zardari. En cuanto a Nawaz Sharif, en septiembre de 2018, al poco de enviudar de su esposa, obtuvo una excarcelación temporal bajo fianza en virtud de una sentencia suspensiva del Alto Tribunal de Islamabad. En diciembre volvió a su celda, en marzo de 2019 se benefició de otra suspensión de pena por seis semanas y en noviembre del mismo año fue autorizado a marchar a Londres para recibir tratamiento médico de su dolencia de angina de pecho.
(Cobertura informativa hasta 1/1/2020).
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