Sergey Stanishev
Primer ministro (2005-2009); eurodiputado (2014-)
Hijo de un importante apparatchik del Partido Comunista Búlgaro (BKP), Dimitûr Stanishev, que fuera secretario del Comité Central en el largo período autocrático en que la Secretaría General estuvo ocupada por Todor Zhivkov, y de una ciudadana rusa, nació en Kherson, en la entonces República Socialista Soviética Ucraniana, por circunstancias que atañían a la profesión de su padre, y recibió la educación de privilegio propia de los hijos de la élite dirigente. Su formación superior discurrió en la URSS, con una licenciatura en Historia por la Universidad Estatal de Moscú que completó en 1989, meses antes de la caída en Bulgaria de la dictadura comunista del partido único, la asunción del control político por el ala reformista del BKP y el comienzo de la transición a la democracia parlamentaria.
A Stanishev, ejemplo de inmersión tardía en la alta política nacional no obstante su juventud, su carrera académica basada en la universidad moscovita le mantuvo absorbido durante otro lustro. En 1994 se convirtió en doctor en Historia con una tesis que indagaba en los procesos de selección y promoción de cuadros en la función pública de la Rusia zarista en el siglo XIX, y durante una temporada ejerció de articulista freelance en cabeceras de prensa búlgaras.
En 1995 se integró en el organigrama del Partido Socialista Búlgaro (BSP), fuerza dominante de izquierda surgida de la transformación doctrinal del viejo BKP en abril de 1990 y que este año, bajo el liderazgo de Zhan Videnov, una personalidad ambigua que representaba la cohabitación problemática entre los vestigios marxistas y las tendencias socialdemócratas y social liberales, recobró el control directo del Gobierno tras ganar por mayoría absoluta las terceras elecciones legislativas, en diciembre de 1994, en alianza con agrarios y ecologistas.
Primero, experto asesor en el Departamento de Política Exterior y Actividades Internacionales del Consejo Supremo del BSP y luego, desde 1996, presidente del mismo departamento, Stanishev se situó en el círculo de Georgi Purvanov, otro historiador de formación, director del Centro de Estudios Históricos y Políticos del Consejo Supremo y vicepresidente del Buró Ejecutivo, el máximo órgano dirigente del partido. Entonces, Purvanov estaba considerado el principal ideólogo del partido y uno de los cabezas de su ala socialdemócrata. Tras el fracaso del candidato socialista, Ivan Marazov, en las elecciones a la Presidencia de la República de octubre de 1996 ante Petur Stoyanov, resultado que reflejó la impopularidad acumulada por el Gobierno de Videnov por su ineptitud para domeñar la severa crisis económica, la hiperinflación, y la corrupción y la pobreza generalizadas, la disputa interna entre conservadores y reformistas se agudizó.
En diciembre de aquel año, Videnov se vio obligado a arrojar la toalla como primer ministro y presidente del BSP coincidiendo con la apertura de un congreso extraordinario del partido en el que Purvanov fue elegido presidente del Consejo Supremo frente al también reformista Georgi Pirinski. Sin embargo, el recambio en la cúpula del BSP llegó demasiado tarde para revertir los vientos electorales fuertemente adversos, tal que en las legislativas de abril de 1997 la coalición encabezada por los socialistas, la Izquierda Democrática (DL), fue vapuleada por la centroderechista Unión de Fuerzas Democráticas (SDS), cuyo líder, Ivan Kostov, saltó a la jefatura del Gobierno.
En estos años, Stanishev era, más que un político, un intelectual politizado, amén de un completo desconocido para el público. El currículum facilitado por la Agencia de Noticias de Sofía informa que hasta 1997 no se convirtió en militante del partido, coincidiendo con una incursión en el sector empresarial privado como ejecutivo de Procom, una compañía de servicios informáticos basada en Plovdiv, aunque otras fuentes remontan esa membresía al año de la reconversión del BKP en el BSP. Su perfil académico se prolongó en 1998 y 1999 con sendas especializaciones en politología y relaciones internacionales realizadas en la Escuela de Estudios Políticos de Moscú y en la prestigiosa London School of Economics and Political Sciences (LSE).
Su súbito ascenso interno en el BSP en 2000 cabe vincularlo fundamentalmente al patrocinio de Purvanov, el cual acariciaba la meta de descabalgar a la SDS del Gobierno en las elecciones generales de 2001 con un programa de "nueva izquierda" que contraponía una vigorosa política social, concediendo atención prioritaria a la creación de empleo y la elevación de los estándares de vida de la población, al riguroso liberalismo del equipo de Kostov, que estaba enfrascado en los imprescindibles ajustes macroeconómicos y reformas estructurales de cara al ingreso en la Unión Europea.
Así, en el XLIV Congreso del BSP (el ordinal tomaba en consideración los congresos celebrados por el histórico Partido Socialdemócrata Búlgaro, fundado en 1891, y su sucesor desde 1919, el BKP, poniendo de relieve la observancia de una historiografía que incidía en la vuelta a las raíces democráticas y que prefería soslayar las largas décadas de comunismo totalitario como una suerte de imposición soviética) celebrado el 6 y el 7 de mayo de 2000, Stanishev y otros responsables jóvenes de bajo o medio rango que sintonizaban con la línea socialdemócrata y el nuevo proatlantismo de Purvanov salieron elegidos para integrar el Consejo Supremo y el más selectivo Buró Ejecutivo, desplazando a los supervivientes de la vieja guardia próxima a Videnov. Stanishev, además, fue colocado al frente de la Secretaría de Política Exterior y Relaciones Internacionales del Buró Ejecutivo.
Su siguiente hito en una carrera política que puede calificarse de meteórica fue la obtención el 17 de junio de 2001 del escaño de diputado, por la circunscripción de Ruse, en la Narodno Sobranie o Asamblea Nacional. El debut de Stanishev en la política representativa fue en unas circunstancias de lo más frustrantes para el BSP, que vio cómo le birlaba la capitalización electoral del enorme desgaste sufrido por la SDS en su paso por el Ejecutivo el Movimiento Nacional (NDSV) fundado recientemente por el monarca destronado por los comunistas –siendo un niño- en 1946, Simeón II, en adelante primer ministro de la República de Bulgaria con el nombre civil de Simeón Sakskoburggotski y coaligado con el Movimiento por los Derechos y las Libertades (DPS), partido representante de la minoría turca.
El empuje arrollador del NDSV, que ilusionó a los búlgaros con sus promesas de acelerar el crecimiento económico, vencer las batallas de la corrupción, el paro y la pobreza, culminar las reformas estructurales y meter al país en la UE y la OTAN, todo ello en el plazo de una legislatura, hizo trizas las expectativas electorales de Purvanov: la Coalición por Bulgaria (KzB), articulada por el BSP y un séquito de pequeños partidos de definición socialdemócrata, agraria, laborista, neocomunista y étnica (gitanos y eslavos antiturcos), sólo fue capaz de recoger el 17,1% de los votos y 48 de los 240 escaños, frente al 42,7% y los 120 escaños ganados por el NDSV, lo que suponía un retroceso con respecto al rendimiento de la DL en la edición de 1997. Para mayor desdicha, la coalición conservadora liderada por la SDS, las Fuerzas Democráticas Unidas (ODS), a la que Purvanov había fustigado sin contemplaciones desde la oposición, superó ligeramente a las izquierdas en votos y escaños.
El 24 de junio, un abatido Purvanov sometió su cargo a la confianza del partido en asunción de "toda la responsabilidad" por el desastre en las urnas, pero el Consejo Supremo le confirmó en la jefatura. El líder socialdemócrata concentró entonces sus esperanzas en las presidenciales del otoño. Contra todo pronóstico, Purvanov batió al titular reeleccionista, Stoyanov, que para esta aspiración del segundo mandato se presentaba como independiente -aunque pidieron el voto por él su antiguo partido, la SDS, y también el NDSV- en las dos vueltas electorales, el 11 y el 18 de noviembre.
La hora del encumbramiento en el BSP del discreto y sutil Stanishev sonó con la proclamación presidencial de su mentor. Purvanov, por imperativo constitucional, anunció su baja como presidente de los socialistas –y, de paso, entregó el carné de militante del partido- antes de tomar posesión de la jefatura del Estado búlgaro el 22 de enero de 2002. El BSP convocó un congreso extraordinario para el 15 de diciembre de 2001 y en él se midieron las candidaturas de Stanishev, Rumen Ovcharov, vicepresidente del partido y ministro con Videnov, y otros dos aspirantes, Boiko Velikov y Krassimir Premyanov. Aunque Ovcharov, un dirigente con amplia experiencia, partía como el favorito, la presidencia del Consejo Supremo se la llevó el secretario de Relaciones Internacionales del BSP con el respaldo de 441 de los 657 congresistas que ejercieron el voto secreto.
La preferencia por Stanishev de la mayoría de los delegados de las organizaciones locales del partido fue interpretada como una apuesta por el cambio generacional pero con continuidad en el mensaje, ya que no se veía alternativa al programa y las propuestas defendidas en las recientes campañas electorales. Que Stanishev, con 35 años, fuera escasamente conocido por las bases y no tuviera la menor experiencia en el manejo de la cosa pública desde instancias administrativas o gubernamentales contó mucho menos que su cualificación intelectual, la falta de enemigos internos en el partido y su perfecta identificación con las tesis modernizadoras, sin el menor asomo de nostalgia del comunismo, reformistas promercado pero con toque social, y libres de complejos a la hora de sustentar el ingreso en la UE y la OTAN. De todo ello había hecho gala Purvanov, quien en vísperas del congreso dejó claro que le gustaría ser sucedido por su experto en internacional.
Stanishev, que vio redondeada su condición de colíder de la oposición –junto con la presidenta de la SDS, Nadezhda Mihaylova, aunque esta concurrencia era meramente nominal, ya que socialistas y unionistas democráticos componían una antinomia que dificultaba enormemente la cooperación para ponerle las cosas difíciles al Gobierno de Simeón- al ser elegido jefe del grupo parlamentario de la KzB, ofreció más diálogo político, más apertura a la sociedad civil y una oposición responsable y constructiva. Tras sentar estas premisas, su discurso, no obstante, fue endureciéndose a lo largo de 2002, hasta adquirir tonos catastrofistas, en lo que para los observadores fue la subida de Stanishev al carro de la retórica populista y preelectoral.
Las acusaciones al Gobierno de Simeón de abandonarse a la autocomplacencia y, literalmente, de mentir a la hora de publicar estadísticas, como las que mostraban la evolución bajista del desempleo, marcaron una línea de actuación que fue respaldada por los socialistas en su XLV Congreso, celebrado en Plovdiv el 9 de junio, cita en la que Stanishev fue reelegido al frente del Consejo Supremo con el 95% de los votos, y que desembocó en la presentación a finales de noviembre de una moción de censura parlamentaria sustentada en el argumento de que el Gobierno había actuado en contra de los intereses nacionales y violado la Constitución al firmar con la UE, el 18 de noviembre, un acuerdo por el que Bulgaria vinculaba el carpetazo al capítulo de negociación sobre la política energética con la clausura en 2006 –es decir, antes del ingreso en la UE- de dos de los seis reactores de la central nuclear de Kozloduy, que se sumarían al otro par de unidades apagadas este mismo año.
El 29 de noviembre el oficialismo derrotó la moción de la KzB y también la presentada por las ODS por su cuenta. En un hecho sin precedentes, los diputados del bloque de Stanishev votaron a favor en la moción del bloque de Mihaylova y los diputados conservadores hicieron lo mismo en la moción de los izquierdistas. A modo de compensación, Stanishev insistió en ofrecer diálogo al Ejecutivo y hasta propuso la participación del BSP en el Gobierno, convirtiéndolo en tripartito. A finales de 2002, los socialistas ya lideraban las preferencias de voto de los búlgaros con una clara ventaja sobre el NDSV y la SDS.
En 2003, las censuras de Stanishev a Simeón estuvieron centradas en la postura cooperativa de Bulgaria con Estados Unidos antes, durante y después de la invasión de Irak, que se tradujo en el respaldo diplomático y en el envío al país árabe de 470 soldados para integrarse en el dispositivo multinacional de ocupación. El líder socialista reconocía que Bulgaria, en vísperas de su ingreso en la OTAN (el Consejo Atlántico reunido en Praga había cursado la invitación formal en noviembre de 2002 y el Protocolo de Adhesión fue firmado en Bruselas en marzo siguiente), se encontraba en una "posición delicada" que desaconsejaba dar largas sin más a las peticiones de asistencia del Gobierno de Washington, pero urgía al Gobierno a adoptar una postura "equilibrada" entre las tesis de Estados Unidos y las de la UE, más concretamente las del eje franco-alemán.
Stanishev no dudó en afirmar que el alineamiento irrestricto con los norteamericanos podía tener un "efecto negativo" en la cuenta atrás para el ingreso en la UE el 1 de enero de 2007, fecha que fue ratificada en diciembre por el Consejo Europeo de Bruselas (un temor infundado, ya que el 15 de junio de 2004, seis meses antes de lo previsto, iban a darse por cerrados los últimos capítulos de la negociación), y en señalar el peligro de convertir al país en objetivo de los terroristas islamistas. Estas opiniones eran compartidas por el presidente Purvanov.
Las quejas por la "política irresponsable" del Gobierno con respecto a la crisis de Irak las hizo extensibles Stanishev a la participación del país eslavo en la coalición militar antiterrorista puesta en marcha y comandada por Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Según el jefe opositor, contribuciones a la Operación Libertad Duradera como la cesión a las Fuerzas Armadas estadounidenses de facilidades aeronavales en la ciudad portuaria de Burgas eran "inconstitucionales" porque el Gobierno no buscó el consentimiento de la Asamblea Nacional. Stanishev criticó a Libertad Duradera en sí misma, ya que, en su opinión, este dispositivo ofensivo de alcance global minaba la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU y la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de la UE.
Que los socialistas bascularan entre el escepticismo y la hostilidad en cuanto a la participación del Ejército nacional en la violenta posguerra irakí, desarrollando misiones de reconstrucción, prestación de seguridad e incluso de combate (entre diciembre de 2003 y octubre de 2004, siete soldados búlgaros perecieron en atentados con comba o emboscadas sufridos en la ciudad de Karbala, donde prestaban servicio dentro de la División Multinacional comandada por Polonia), no hizo más que espolear sus excelentes perspectivas electorales, ya que todo lo relacionado con la Operación Libertad Irakí era sumamente impopular.
Las elecciones locales del 26 de octubre y el 2 de noviembre de 2003 dejaron un muy grato sabor de boca en Stanishev y sus camaradas: el BSP se hizo con 51 de las 263 alcaldías municipales y 932 de las 5.281 concejalías, mientras que las listas conjuntas de los socialistas y sus aliados izquierdistas recabaron el 34,2% de los votos en todo el país, dejando muy atrás a las demás agrupaciones (para el NDSV, el descalabro fue mayúsculo). Incluso el forzar a los candidatos reeleccionistas de la SDS a acudir a la segunda vuelta en Sofía y Plovdiv, dos plazas fuertes de la derecha, fue valorado como un "éxito" por los socialistas.
Ansioso por acudir a las generales, Stanishev presentó en marzo de 2004 una moción de censura parlamentaria con el pretexto de que el Gobierno, al descuidar la creación de empleo (los socialistas no se creían la cifra del 13% de paro, cinco puntos menos que a finales de 2000), la cobertura sanitaria y la educación, había incurrido en la "irresponsabilidad social" y violado la Constitución desde el momento en que ésta define a Bulgaria como un "Estado social". Para Stanishev, el trato que la seguridad social dispensaba a enfermos crónicos y a discapacitados era "discriminatorio" y "genocida". A pesar de la pérdida de la mayoría absoluta por el oficialismo debido a la defección de un grupo de diputados del NDSV, la moción del BSP no prosperó al no recabar los apoyos necesarios en la oposición conservadora.
Fracasado este intento de tumbar al Gobierno y de forzar el adelanto electoral al otoño, Stanishev se resignó a la terminación de la legislatura en junio de 2005. Si lo que había temido era que el ingreso en la OTAN, el 29 de marzo de 2004, y la firma del Tratado de Adhesión a la UE, el 25 de abril de 2005, que no dejaban de ser unos grandes éxitos de política exterior y unos hitos históricos, fueran a ser aprovechados por el primer ministro para enjuagar la pésima opinión que los encuestados tenían de su gestión, podía estar tranquilo: la casi realización de las ambiciones euro-atlánticas de Bulgaria no permitió al NDSV salir del hoyo, ya que la población estaba profundamente decepcionada por el incumplimiento de las hiperbólicas promesas hechas por Simeón en 2001.
Stanishev, que consiguió para su partido los estatus de miembro pleno de la Internacional Socialista en octubre de 2003 y de miembro asociado del Partido Socialista Europeo (PSE) en abril de 2004, presentó un programa electoral que, curiosamente recordaba en algunos aspectos al que catapultó al poder al NDSV cuatro años atrás; es decir, estaba cuajado de promesas y metas desarrollistas, algunas dudosamente viables, al menos en el plazo de una legislatura.
El capítulo social recibía prioridad absoluta. Los objetivos eran: decidida implicación del Estado en la reducción del diferencial del PIB per cápita con la media europea (la renta de 2.500 euros por habitante suponía poco más del 25% de ese promedio) y en la aproximación a los estándares de vida de los países menos ricos de la antigua UE de quince miembros o a los de los más ricos de los diez que entraron en 2004; fuertes incrementos de los salarios y pensiones indexados a la inflación (con dos revisiones al año); aumento de los salarios y pensiones mínimos tomando como referencia la línea de la pobreza considerada en la UE; creación de 240.000 puestos de trabajo y reducción del paro por debajo del 10%; generalización del acceso a la sanidad pública sin restricciones; y, ayudas a la maternidad, la educación primaria y el desarrollo regional.
En el ámbito macroeconómico, el BSP consideraba factible acelerar el ritmo de crecimiento del 4%-5% anual registrado en el último lustro a las tasas del 6% en 2006 y el 8% en 2009. También, haría lo posible para generar un ambiente atractivo para las inversiones y sería cuidadoso en el manejo de las finanzas. Por otra parte, se aplicaría una reforma enérgica y decisiva en los sistemas judicial y administrativo, con el fin de garantizar su eficacia y transparencia, y para terminar de asimilar el acervo comunitario en este terreno, más allá del hecho de que las negociaciones con Bruselas, técnicamente, ya estuvieran finiquitadas.
La reforma de la justicia, realmente, iba a pender como una espada de Damocles sobre quienes fueran a formar el Gobierno poselectoral: Bulgaria (al igual que Rumanía, su compañero en este trabajoso viaje a las instituciones comunitarias) había tenido que aceptar la inclusión en el Tratado de Adhesión de una "cláusula de salvaguardia" que permitía retrasar en un año, hasta enero de 2008, la entrada en la UE si Bruselas observaba "riesgos evidentes" en la recta final. Esto suponía que Sofía no podía dejar de completar la reforma de la justicia, inclusión hecha de la promulgación de un nuevo código penal, intensificar su lucha contra el crimen organizado y la corrupción, mejorar el control de sus fronteras y ampliar la integración de las minorías étnicas, en particular los gitanos, en la sociedad.
Por supuesto, Stanishev y los socialistas se comprometieron a hacer todo lo necesario para que el 1 de enero de 2007 Bulgaria se convirtiera en el vigésimo sexto Estado miembro de la UE. Continuando con la política exterior, el aspirante a primer ministro planteó la rápida repatriación de las tropas acantonadas en Irak, decisión que el Gobierno, en lo que mostró no poco sentido del oportunismo, hizo suya semanas antes de los comicios. Stanishev explicó asimismo que iba en el interés nacional vivificar las relaciones económicas con Rusia. En cuanto a la OTAN, ésta debía ver en Bulgaria un "aliado predecible". La KzB que acudía a las elecciones de 2005 la componían, además del BSP, las siguientes agrupaciones: el Partido de los Socialdemócratas Búlgaros (PBSD), el Movimiento Político "Socialdemócratas" (SD), la Unión Popular Agraria Búlgara-Aleksandar Stambolijski (BZnS-AS), la Unión Civil Romaní (GOR), el Movimiento por el Socialismo Humano (DSH), el Partido Verde de Bulgaria (ZPB) y el Partido Comunista Búlgaro (BKP).
Lejos de despertar el entusiasmo desmedido que el ex rey Simeón había suscitado en los búlgaros en 2001, Stanishev llegó a las elecciones del 25 de junio de 2005 con un innegable tirón personal que debía mucho a su imagen telegénica, juvenil y moderna (propaganda gráfica mostrándole viajando en moto por las calles de Sofía, corte de pelo a cepillo, gafas estilosas y un fino bigotillo que aparecía y desaparecía, sin olvidar su soltería, aunque con una pareja de hecho, la periodista de televisión Yelena Yoncheva). De todas maneras, su mayor logro radicaba en el lavado de cara y doctrinal del partido, que hacía ya insostenibles las acusaciones populistas de profesar un comunismo soterrado.
El BSP de Stanishev concurría a las sextas elecciones parlamentarias de la democracia plenamente rehabilitado ante un electorado que tenía en el recuerdo la calamitosa actuación gubernamental de los períodos 1992-1994, con Lyuben Berov, y 1995-1997, con Videnov, y tras ganar de largo a la SDS en el duelo opositor por presentar al electorado la alternativa más convincente a unos movimientistas desahuciados, a pesar de sus considerables logros macroeconómicos y de política exterior, y por atraer el voto de los jóvenes.
El 25 de junio los pronósticos, en líneas generales, se cumplieron: la KzB ganó con el 30,9% de los sufragios y 82 escaños, un resultado que, empero, era notablemente inferior al vaticinado por los últimos sondeos. El NDSV se desplomó, aunque, con el 19,9% de los votos y 53 escaños, retuvo un segundo puesto que muchos, considerando los sinsabores de una legislatura que no se agotó antes por los pelos, consideraron digno.
En orden decreciente les seguían: con el 12,8% y 34, el DPS de Ahmed Dogan, que no sólo no fue penalizado, sino que pegó un considerable salto, luego los movimientistas cargaron con todo el desgaste gubernamental; con el 8,1% y 21, la Unión Nacional Ataka (NSA), recién creada coalición de tres partidos de la derecha nacionalista radical, antiturca y antisemita, liderada por el periodista Volen Siderov, cuya enérgica irrupción en el sistema parlamentario, acorde con sus ideas extremistas y su nombre beligerante, fue la gran sorpresa de la jornada; con el 7,7% y 20, las ODS de Mihaylova, todo un naufragio para la fuerza que había gobernado el país en dos ocasiones; con el 6,5% y 17, los Demócratas por una Bulgaria Fuerte (DSB) del ex primer ministro Kostov; y con el 5,2% y 13, la Unión Popular Búlgara (BNS) de Anastasia Moser.
Correspondía a Stanishev, diputado electo por Burgas, el primer turno para intentar formar un gobierno que necesariamente tenía que ser de coalición. Si la izquierda había estado en algún momento en condiciones de alcanzar la mayoría absoluta de los 121 escaños, esa posibilidad la frustró el fenómeno Ataka, que sin duda había seducido a mucho votante airado con las políticas liberales y que no le hacía ascos al primitivo chovinismo, xenófobo y fascistizante, que irradiaban Siderov y los suyos. Pero hasta convertirse en el primer ministro, Stanishev, y con él la plana mayor de la política búlgara, hubo de atravesar un formidable dédalo de dificultades.
Al BSP sólo le cabía coaligarse con el NDSV, cuya cincuentena de diputados aseguraba un Gobierno de mayoría, y, para reforzar la estabilidad, con el DPS. Stanishev emprendió negociaciones con Simeón, pero el ex monarca se mostró desde el principio bien poco entusiasta de un ejecutivo de unidad nacional basado en el BSP, sobre todo si no contaban con él para presidirlo. Las negociaciones se hicieron tripartitas con la incorporación de Dogan, quien en ningún momento puso objeciones a los planes de Stanishev. El 9 de julio las tres formaciones consensuaron una agenda de gobierno y el 17 de julio Stanishev fue propuesto oficialmente por su partido para encabezar el próximo Gobierno.
El 18 de julio, Stanishev, con la aprobación de Simeón y Dogan, recibió el mandato institucional del presidente Purvanov. Todo parecía encarrilado, pero el 22 de julio, los regateos por el reparto de los ministerios impelieron al NDSV, que exigía tener más cuota de poder que el BSP (una pretensión injustificada, a tenor de los resultados electorales), a dar portazo al Gobierno de unidad. Aunque sin el apoyo de los movimientistas su Gobierno de minoría estaba prácticamente condenado a caer antes de terminar la legislatura o a ni siquiera ver la luz, Stanishev insistió en seguir adelante con la sola compañía del DPS porque confiaba en obtener, al amparo del voto electrónico secreto, el respaldo del puñado de diputados que le faltaba al bloque de 116 legisladores que le sustentaba. El 24 de julio estableció con Dogan un acuerdo de coalición por el que los socialistas recibían trece carteras y los representantes turcos, cinco.
La barahúnda estalló el 27 de julio, cuando Stanishev y sus ministros se sometieron al voto de investidura por separado en la Asamblea Nacional, aunque ya en la víspera el ambiente se calentó con un fallido primer intento de votación ante la falta de quórum producida por la ausencia del hemiciclo de los diputados del NDSV, la NSA, las ODS, la DSB y la BNS. El 27 de julio el candidato a primer ministro superó su prueba con el margen más estrecho posible, 120 votos contra 119, y llegó a jurar el cargo, pero a continuación el Gabinete fue rechazado al votar contra su "composición personal" 118 diputados frente a los 117 que se pronunciaron a favor (el alambicado sistema de investidura requería una tercera votación, la relativa a la "estructura" del Gabinete, y aquí se registró un empate a 119 votos).
Stanishev y Dogan insistieron en celebrar otra sesión de investidura al día siguiente, pero los servicios jurídicos de la Cámara advirtieron que ese proceder no se ajustaba a la ley, así que resignaron a admitir su fracaso y a devolver el mandato a Purvanov. El polémico y polemista Siderov, tres de cuyos diputados habían votado a favor de Stanishev, se declaró abierto a negociar una coalición de Gobierno con todo el mundo excepto con el DPS, y puso como alternativa la celebración de nuevas elecciones generales. Las ODS y la DSB reclamaron la urgente intervención del presidente, y Simeón, que continuaba siendo el primer ministro en funciones, ofreció a los socialistas la vuelta a la mesa de conversaciones.
Apremiados por la opinión pública nacional y por la UE para que resolvieran sus diferencias y terminaran con tan prolongada provisionalidad, Stanishev, Simeón y Dogan desarrollaron unas negociaciones maratonianas que el 15 de agosto, luego de declinar el ex monarca el mandato para formar un gobierno presidido por él, culminaron con la firma de un acuerdo de coalición apoyado sobre tres pilares, en boca de Stanishev, "la integración europea, el crecimiento económico y la responsabilidad social".
De los 17 ministerios, ocho eran para el BSP, entre ellos Exteriores, Economía, Interior, y Trabajo y Política Social, cinco para el NDSV, inclusive Defensa y Justicia, y tres para el DPS. Cada partido recibía un viceprimer ministro (Ivailo Kalfin, más la cartera de Exteriores, por el BSP, Daniel Vulchev, más Educación, por el NDSV, y Emel Etem, más Protección Civil, por el DPS). Un economista independiente, Plamen Oresharski, se hacía cargo de las Finanzas. El tripartito reunía 169 escaños en la Asamblea. Sin pérdida de tiempo, Purvanov asignó el tercer mandato a Stanishev, que el 16 de agosto, por fin, ganó la investidura parlamentaria para sí y para su gabinete, con 168 votos a favor y 67 en contra en el primer caso, y 169 y 68 en el segundo.
Heredero de una coyuntura macroeconómica positiva (crecimiento anual superior al 6%, fortaleza del lev en su tipo de cambio fijo con el euro, superávit en la tesorería del Estado equivalente al 1,7% del PIB -para el conjunto de 2004- y deuda pública disminuida al 32% del PIB, pero con una inflación repuntada, debido al aumento de la presión fiscal y el encarecimiento del petróleo, al 4,5% -aunque cayendo del 6,1% anual con que había cerrado 2004-, con lo que, al tiempo presente, Bulgaria sólo incumplía el requisito de los precios para su futuro ingreso en la eurozona, quizá en 2009), el flamante primer ministro tenía en el horizonte inmediato, para finales de octubre, el informe de evaluación de la Comisión Europea sobre el grado de asimilación por Bulgaria del acervo comunitario.
El examen era crucial, ya que entraba dentro de lo posible que Bruselas vislumbrara los "riesgos" a que se refería la cláusula de salvaguardia y postergara hasta 2008 el ingreso del país en la UE, algo que en sí mismo no sería catastrófico, pero que sí tendría un enorme coste político para el Gobierno. Por lo demás, las autoridades de Sofía y Bucarest habían acogido con inquietud los resultados del Consejo Europeo del 17 de junio, que produjo un desacuerdo sobre el presupuesto de la Unión para el período 2007-2013 y un acuerdo para suspender durante un año el proceso de ratificación del Tratado de la Constitución Europea, como resultado de los noes en los referendos francés y holandés. Aunque, técnicamente, la ratificación constitucional y el ingreso de Bulgaria eran procesos independientes, la clase política nacional temía que la incertidumbre y el pesimismo generales en torno a la construcción europea terminaran repercutiendo negativamente en la ampliación de la UE a su país.
(Cobertura informativa hasta 19/10/2005)