Salvador Sánchez Cerén

En El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se ha asegurado un segundo período de gobierno con la victoria, muy ajustada, de su candidato, Salvador Sánchez Cerén, en las elecciones presidenciales del 2 de febrero y el 9 de marzo de 2014. Como en 2009, la formación derrotada ha sido la adversaria inveterada de los efemelenistas, la conservadora ARENA, cuyo postulante, Norman Quijano, formuló una denuncia de fraude que fue desestimada por el Tribunal Electoral y no obtuvo aval internacional. Antiguo comandante guerrillero en los años de la guerra civil, firmante de los Acuerdos de Paz de 1992 y luego dos veces coordinador general de su agrupación, Sánchez Cerén, un antiguo marxista reconvertido en socialista pragmático, ha sido desde 2009 el vicepresidente de la República, etapa en la que mostró dinamismo en la ejecución de los programas sociales del FMLN, en particular los orientados al desarrollo educativo, área de particular interés para este viejo maestro de escuela. De hecho, hasta 2012, cuando fue proclamado candidato por su partido, fungió también como ministro de Educación.

El mandatario electo, cuyo ejercicio de cinco años arranca el 1 de junio, ha basado su campaña en la promesa de acometer las reformas sociales que permanecen pendientes, pues bajo la presidencia de su colega, el periodista Mauricio Funes, en El Salvador apenas ha habido reducción de la elevada pobreza estructural y de la enorme inequidad social, tareas que no facilita el endeble crecimiento económico. Presenta como prioridades la "creación de empleo con crecimiento sostenido", la "educación con inclusión social" y una "seguridad ciudadana efectiva". Esta mantendrá la actual estrategia "integral", de hecho fundada en la polémica (pero eficaz, pues ha conseguido reducir drásticamente el número de homicidios) tregua alcanzada con las violentas maras o pandillas en 2012, de "equilibrio" entre el "combate efectivo" al crimen y la "prevención social" del mismo. Hombre de formas afables y sosegadas, durante la campaña electoral Sánchez Cerén prefirió relegar a un segundo plano sus conexiones personales con los líderes de la América Bolivariana y afirmó que su modelo de gestión es el del uruguayo Mujica, si bien aspira, apelando a sus ventajas prácticas, a meter a El Salvador en el ALBA y en el consorcio Petrocaribe, ambos comandados por Venezuela. Considera "objetivo estratégico" profundizar la integración regional y latinoamericana.

(Texto actualizado hasta marzo 2014)

1. Profesor de escuela y comandante guerrillero
2. De la coordinación del FMLN a la Vicepresidencia de la República
3. Candidatura presidencial en 2014 con un programa "para la profundización de los cambios"
4. Reñida victoria a doble vuelta sobre el arenero Norman Quijano


1. Profesor de escuela y comandante guerrillero

El presidente electo de El Salvador para el período 2014-2019 procede de una familia numerosa de modesta extracción social. El padre, Antonio Alfonso Sánchez, se ganaba la vida como carpintero y artesano de la madera en Quezaltepeque, municipio rural del departamento de La Libertad, unos kilómetros al norte de San Salvador, mientras que la madre, Dolores Hernández, atendía un puesto de comidas en el mercado municipal. Los Sánchez procrearon una docena de hijos y Salvador fue el noveno de los hermanos, que muchas veces, para contribuir a las magras rentas familiares, debían compaginar los estudios con el trabajo en el taller de carpintería del padre o en el mercado donde servía alimentos la madre. Dos de los hermanos fallecieron a temprana edad. Extrañamente, el pequeño fue registrado al nacer con los apellidos de Sánchez y Cerén, siendo Cerén el segundo apellido de la abuela materna, en vez de Sánchez y Hernández, como correspondía. Al parecer, se trató de un error burocrático, el cual no fue enmendado.

El muchacho se formó en el Centro Escolar José Dolores Larreynaga, donde transcurrió toda su enseñanza primaria y secundaria. Fuera de las aulas destacaba en las competiciones deportivas. A los 16 años, movido por una temprana vocación por el magisterio, ingresó en la Escuela Normal Superior Alberto Masferrer, casa de estudios sansalvadoreña que podía prepararle para ejercer de maestro de escuela pública sin tener que pasar por la universidad. Tratándose la de maestro de una profesión pésimamente remunerada y que apenas tenía reconocidos derechos laborales a pesar de figurar sus practicantes en la nómina del Estado, la elección de un empleo tan parco en medios y en gratificaciones económicas presuponía la asunción por el aspirante de un fuerte compromiso social.

En los tres años que duró esta instrucción, Sánchez Cerén vivió el ambiente reivindicativo de izquierdas que tenía como epicentro la aledaña Universidad de El Salvador. Corrían los primeros años sesenta y el pequeño país de América Central experimentaba una efervescencia política y social que estimulaban, en un sentido contrapuesto, la triunfante Revolución cubana, la hegemonía continental de Estados Unidos y el régimen nacional de Gobierno, que tomó la forma de un autoritarismo de derechas sostenido por el Ejército y la oligarquía terrateniente.

Con 19 años, en 1963, Sánchez Cerén se graduó en la Normal y emprendió una trayectoria docente que hasta mediados de la década de los setenta iba a recorrer en diversas escuelas de primaria del departamento de La Libertad. En un entorno de pobreza y exclusión generalizadas, el trabajo lectivo de un profesor de hijos de familias de jornaleros y campesinos conducía indefectiblemente al trabajo social en pro de las comunidades locales. En diciembre de 1965 Sánchez participó en la puesta en marcha de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños, más conocida como ANDES 21 de Junio, que marcó un hito en la historia del magisterio salvadoreño por tratarse de la primera organización representativa de todos los maestros del país, que hasta entonces no habían gozado de ningún reconocimiento como colectivo gremial.

Bajo la influencia de la escuela pedagógica del teórico brasileño Paulo Freire, quien sostenía que la alfabetización era la clave para la "liberación del oprimido" y que el sistema pedagógico correcto era aquel que estimulaba la comprensión crítica por el educando de la realidad social, política y económica en que estaba inmerso, ANDES 21 de Junio se configuró como sindicato de enseñantes y como nuevo movimiento social, que reclamaba al Gobierno mayores inversiones en la educación infantil, a fin de asegurar el cumplimiento del capítulo de la Constitución que proclamaba el derecho a la educación básica universal y gratuita. En 1968 el joven maestro contrajo matrimonio con Rosa Margarita Villalta, paisana de Quezaltepeque. La pareja tuvo cuatro hijos, Antonio, Claudia, Fátima e Ivett, quienes hasta 2013 han dado a sus padres diez nietos y una biznieta.

Mientras participaba en las luchas gremiales y sociales del sector educativo, y en paralelo a la consolidación del régimen pseudodemocrático de la Fuerza Armada y sus instrumentos para dominar la institucionalidad civil -un brazo político, el Partido Conciliación Nacional (PCN), y un movimiento de masas, la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN)-, Sánchez se vinculó activamente también al mundo político progresista y de izquierdas, que operaba tanto dentro de los márgenes del Estado como en la clandestinidad. En la década comprendida entre principios de los sesenta y principios de los setenta, Sánchez Cerén estuvo relacionado en mayor o menor grado con el Frente Unido de Acción Revolucionaria (FUAR), el Partido Acción Renovadora (PAR), la Unión Democrática Nacionalista (UDN) y la Unión Nacional Opositora (UNO), todas ellas formaciones y coaliciones de carácter legal que sirvieron como fachada o plataforma de participación en el juego político y electoral, cada vez más viciado por la represión y el fraude, al proscrito Partido Comunista Salvadoreño (PCS).

En 1970, durante la administración presidencial del general Fidel Sánchez Hernández, del PCS se escindió una facción radical, la encabezada por el entonces secretario general de partido, Salvador Cayetano Carpio, un marxista de línea dura que proclamaba la inutilidad de los métodos de lucha estrictamente políticos y que preconizaba una estrategia de lucha armada contra el régimen militar. Fue el nacimiento de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL), la primera organización guerrillera de El Salvador, que atrajo a muchos campesinos, estudiantes y maestros de la ANDES ilusionados con el proyecto de hacer una Revolución socialista en El Salvador. Uno de ellos fue Sánchez Cerén, quien hacia 1972 ingresó en las filas de las FPL de la mano de Mélida Anaya Montes, colega de la profesión docente y uno de los principales dirigentes de la ANDES.

Combinando peligrosamente el modo de vida legal y las misiones subversivas, lo que le acarreó varios arrestos y experiencias carcelarias, Sánchez fue desempeñando funciones de creciente responsabilidad en las FPL, donde el liderazgo supremo correspondió a Carpio, conocido como Comandante Marcial, y la condición de número dos a Anaya Montes, quien adoptó el alias de Comandante Ana María. Así, integró la Comisión de Masas del Consejo Revolucionario, tomó parte en la creación en 1975 del Bloque Popular Revolucionario (BPR, el frente político de masas de las FPL) y participó en las reuniones del Consejo Revolucionario, instancia directiva donde los mandos de las FPL debatían las principales cuestiones políticas, insurreccionales y militares. En 1978, tras concluir su segunda estancia en prisión, Sánchez Cerén se escabulló en la clandestinidad permanente.

El 10 de octubre de 1980, con el conflicto salvadoreño, del que eran actores por un lado los diversos movimientos insurgentes de extrema izquierda (apoyados por el Gobierno cubano y el Gobierno sandinista de Nicaragua) y por el otro bando el Ejército y los escuadrones de la muerte de extrema derecha (estos últimos, actuando fuera de la autoridad de la débil Junta Revolucionaria de Gobierno que encabezaba el democristiano José Napoléon Duarte Fuentes y sostenía Estados Unidos), devenido virtual guerra civil, Sánchez, empleando el nom de guerre de Comandante Leonel González, pasó a combatir bajo la bandera del Frente Farabundo Martín para la Liberación Nacional (FMLN). El nuevo FMLN, que en enero de 1981 desencadenó una "ofensiva final", a la postre fracasada, con el objetivo de derrotar a las fuerzas gubernamentales y conquistar el poder, y que tenía como principales dirigentes a Schafik Jorge Hándal Hándal (el secretario general del PCS), Salvador Cayetano Carpio y Joaquín Villalobos, surgió de la coordinación política y militar de las FPL y otras cuatro organizaciones rebeldes: el PCS, cuyo brazo armado eran las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL); el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); la Resistencia Nacional (RN); y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos (PRTC).

Entre 1981 y 1983, informa él mismo, Sánchez Cerén centró sus tareas "en la organización del partido con la misión de garantizar el funcionamiento de la Comisión Política y el Consejo Revolucionario, y asegurar la dirección del partido en la zonal y subzonales de los frentes". En octubre 2013, preguntado en una entrevista concedida al periódico digital Mediolleno.sv por las razones que le llevaron a involucrarse en el conflicto armado, el político manifestó que: "Ser actor de un proceso histórico que está en las páginas de nuestra historia, para mí ha sido algo significativo. Ese era un conflicto que nadie quería y que arrastró a una parte de la población que, debido a la falta de libertades, oportunidades y espacios de expresión y desigualdades, decidió tomar acción. Ya no se podían hacer realidad nuestras peticiones por la vía político electoral ni de la lucha reivindicativa. Se cerraron todos los espacios y nos obligaron a pelear".

A principios de 1983 Sánchez Cerén ascendió a responsable de las actividades de las FPL en el exterior, convirtiéndose en enlace entre las fuerzas combatientes del interior, que tenían en el departamento norteño de Chalatenango, lindero con Honduras, su principal base de operaciones, y la cúpula de la organización que, acogida a la protección del régimen sandinista, se encontraba en Managua. En abril de aquel año la organización guerrillera fue estremecida y quedó decapitada por el asesinato de la Comandante Ana María, crimen al que siguió días después el suicidio del Comandante Marcial. Carpio se quitó la vida de un disparo al ser señalado por una investigación preliminar como el probable autor intelectual del asesinato de Mélida Anaya, con la que tenía importantes diferencias ideológicas.

El antiguo profesor de escuela, que fue uno de los que descubrió el cuerpo inerte del número uno de la organización tras oír la detonación de su pistola en la oficina de Managua donde trabajaba, pasó a hacerse cargo de la conducción política y de la jefatura máxima de las FPL desde el puesto de secretario general, con lo que pasó a integrar la Comandancia General del FMLN. La dirección militar de la lucha sobre el terreno quedó en manos de los comandantes Dimas Rodríguez y Salvador Guerra. A lo largo de la sangrienta guerra civil, Sánchez Cerén fue identificado como uno de los comandantes guerrilleros más convencidos de la necesidad de obtener reconocimiento internacional como fuerza beligerante legítima y, sobre todo, de explorar en todo momento las posibilidades de emprender un amplio diálogo con las fuerzas políticas salvadoreñas así como conversaciones directas con el Gobierno del presidente Napoleón Duarte. Se trataba de darle una salida negociada al conflicto, lo que sólo se consiguió gracias al final de la confrontación ideológica y la dialéctica de bloques de la Guerra Fría.


2. De la coordinación del FMLN a la Vicepresidencia de la República

Desde 1990 el líder de las FPL participó como miembro de la delegación oficial del FMLN en las tortuosas negociaciones con el Ejecutivo salvadoreño, ahora en manos del partido derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), las cuales desembocaron felizmente en los Acuerdos de Paz firmados en Chapultepec, México DF, en enero de 1992. Sánchez Cerén integró la comitiva de máximos jefes políticos y comandantes guerrilleros que, con Hándal a la cabeza, suscribió los históricos Acuerdos. En la ceremonia, trajeado de civil, estrechó la mano al presidente de la República Alfredo Cristiani Burkard, enemigo oficial de la guerrilla hasta ese momento.

El ex guerrillero supo reciclarse, y reciclar a su organización, en la nueva era política salvadoreña de paz civil, que requería un compromiso pleno con el orden constitucional y el juego democrático. Tras entregar las armas y desmovilizar a sus combatientes, las FPL disolvieron su aparato militar y en diciembre de 1995 dejaron de existir como estructura política autónoma al incorporarse plenamente en el FMLN en el marco de la III Convención Nacional del FMLN. Esta asamblea dispuso la transformación de las antiguas organizaciones político-militares, inclusive el PCS, en tendencias y corrientes internas, aunque no precisamente bien avenidas, de un partido unificado. En tanto que formación política legal, el FMLM, tuvo enormes dificultades para consolidarse como alternativa electoral de izquierda a la poderosa ARENA, que le batió en tres elecciones presidenciales sucesivas, las de 1994, 1999 y 2004, y para superar las fuertes disensiones de índole doctrinal. Estas dieron lugar a defecciones con marchamo socialdemócrata y a sonoras expulsiones, todo lo cual proyectó una imagen de partido desorientado, sin un programa claro y sin una ideología definida, carencia esta última que los propios efemelenistas hubieron de reconocer.

La III Convención Nacional del FMLN fue importante para Sánchez Cerén porque supuso su elección como coordinador general del partido en sustitución de Hándal, quien de todas maneras siguió siendo la personalidad más influyente y autoritativa de la organización opositora. Entre 1995 y 2000, cuando el partido declaró caducado este esquema orgánico, Hándal y Sánchez fueron los líderes de la Corriente Revolucionaria-Socialista (CRS), que entabló una marcada rivalidad con la Corriente Renovadora (socialdemócrata) de Facundo Guardado, el coordinador general desde 1997 y frustrado candidato del FMLN en las elecciones presidenciales de 1999. Aquellas elecciones fueron ganadas por el arenero Francisco Guillermo Flores Pérez , quien por tanto tomó la banda presidencial de su correligionario Armando Calderón Sol, quien a su vez había sucedido a Cristiani en 1994.

Mientras estuvo en funcionamiento, la CRS de Hándal y Sánchez Cerén mutó la adscripción al marxismo-leninismo de los antiguos miembros del PCS y las FPL por un socialismo democrático que decía aceptar con naturalidad la economía de mercado, pero dentro de un sistema mixto, que reservara al Estado importantes funciones reguladoras. Este planteamiento pasó a ser la doctrina predominante en el FMLN en diciembre 2001, cuando Sánchez Cerén regresó a la Coordinación General reemplazando a Fabio Castillo –en el cargo desde 1999-, y adquirió carta oficial a partir de mayo de 2002, fecha en que la Comisión Política publicó un programa-manifiesto titulado Nuestra orientación hacia el Socialismo, en el cual se enumeraban los pasos que debía tener la transición a una "revolución democrática" en El Salvador. La primera consecuencia de esta mudanza fue, en 2003, la escisión de la facción renovadora de Guardado, quien activó el Movimiento Renovador (MR).

Además de ocupar posiciones cimeras en el FMLN, Sánchez Cerén debutó en la política parlamentaria en los comicios del 12 de marzo de 2000, que plantaron un jalón democrático al conseguir desbancar la antigua guerrilla a ARENA, aunque por la mínima y de hecho con menos votos, como la primera fuerza de la Asamblea Legislativa. El diputado efemelenista ganó su primera reelección en las votaciones del 16 de marzo de 2003, que mantuvieron para su agrupación la mayoría simple de 31 diputados, aunque esta vez con una ventaja también en votos. En septiembre de 2001, poco antes de ser elegido por segunda vez coordinador general del partido, Sánchez Cerén se vio envuelto en una gran polémica al encabezar una marcha opositora por el centro de San Salvador en la que se jaleó al autor de los atentados del 11-S, Osama bin Laden, se corearon consignas a favor de los talibanes afganos, se culpó al Gobierno de Estados Unidos de provocar, con sus políticas en Oriente Próximo, los ataques terroristas en su suelo y se quemaron banderas de este país. Esta exhibición de retórica antiestadounidense granjeó al antiguo insurgente acusaciones de extremismo y dogmatismo, así como una consideración negativa por las autoridades de Washington.

La primacía parlamentaria de que gozaba el FMLN no fue el preludio, como llegó a creerse con cierto fundamento, de una conquista del poder ejecutivo en la siguiente ocasión electoral. Hándal, proclamado candidato en una primaria celebrada en 2003 y donde tuvo como adversario a Óscar Samuel Ortiz Ascencio, fue contundentemente batido por el postulante del Gobierno, Elías Antonio Saca González, en las presidenciales del 21 de marzo de 2004. A esta derrota, la cuarta consecutiva ante ARENA desde 1989, no fue ajena la baja de Sánchez Cerén de la Coordinación General en las elecciones internas de noviembre 2004, que elevaron a la conducción partidaria a Medardo González Trejo, viejo camarada de las FPL, donde había sido el Comandante Milton Méndez, y de todas maneras hombre de confianza de Hándal.

El 24 de enero de 2006 el líder histórico del FMLN falleció a consecuencia de un fulminante ataque cardíaco a los 75 años de edad. Entonces, su virtual lugarteniente, Sánchez Cerén, heredó la jefatura de la bancada efemelenista en la Asamblea, donde fue renovado en los comicios del 12 de marzo siguiente. Dichas elecciones reforzaron la naturaleza bipolar del sistema político salvadoreño al empatar los dos partidos mayoritarios en el 39% de los votos, si bien el FMLN sacó dos escaños menos, 32, que ARENA, la cual trepó hasta los 34 diputados. Del ajustado resultado no se podía inferir una tendencia consolidada hasta las próximas elecciones presidenciales, para las que aún quedaban tres años.

Sánchez Cerén, a sus 62 años el último miembro de la antigua Comandancia General de la guerrilla que continuaba activo, y desde posiciones rectoras, en el partido, era obviamente un candidato presidencial en potencia. Sin embargo, la dirigencia efemelenista había tomado nota de la experiencia electoral de 2004 con Hándal, quien al parecer había despertado recelos en muchos votantes progresistas o de centro que, aun contrarios al conservadurismo y el neoliberalismo económico de ARENA, no se animaron a votar por el antiguo secretario general del comunismo salvadoreño.

Para maximizar las posibilidades de victoria en las elecciones de 2009, la Comisión Política y el coordinador general, Medardo González, optaron por promover la candidatura de Mauricio Funes Cartagena, un prestigioso y conocido periodista que desde hacía años se había estado relacionando con gentes del partido, si bien no era militante de mismo. En sus trabajos para los medios de comunicación, Funes había vertido insistentes críticas a la gestión liberal de las administraciones de ARENA, cuyos escándalos de corrupción tampoco se cansó de denunciar. Sin embargo, su trayectoria como profesional era intachable, lo que prácticamente le blindaba frente a cualquier imputación de sectarismo o radicalidad, salvo que se quisiera hacer demagogia electoralista a su costa.

Concluidas las deliberaciones internas con una decisión integradora, el 27 de septiembre de 2007 la Comisión Política del FMLN propuso al Consejo Nacional del partido que Funes fuera el candidato a la Presidencia y que Sánchez Cerén le secundara como candidato a vicepresidente. La boleta presidencial fue proclamada de manera oficial el 11 de noviembre en un multitudinario acto celebrado en el Estadio Cuscatlán de la capital y que orgánicamente quedó consignado como la XXIII Convención Nacional del partido.La fórmula compuesta por Funes, el periodista bien informado de la realidad nacional que se expresaba con unas formas articuladas y empleaba un tono conciliador, y Sánchez Cerén, el político profesional bregado en las tareas organizativas, la elaboración de programas y la movilización de masas, fue un rotundo acierto que colmó las expectativas electorales del FMLN.

El programa del partido, un prontuario de recetas izquierdistas moderadas para reorientar el crecimiento económico a las metas del desarrollo humano y la justicia social, sedujo al electorado salvadoreño, que el 15 de marzo de 2009 dio la victoria a Funes con el 51,3% de los votos frente al 48,7% sacado por su contrincante de ARENA, Rodrigo Ávila Avilez. Dos meses antes el FMLN había conseguido despegarse de ARENA en las legislativas, que adjudicaron 35 escaños a los izquierdistas y 32 a los conservadores.

El 1 de junio de 2009 se produjo la transferencia de poderes en San Salvador, que situaba en el Gobierno a la izquierda por primera vez en la historia de la nación centroamericana. Sánchez Cerén, ya despedido de su escaño en la Asamblea, juró el cargo de vicepresidente y, por expresa petición suya, obtuvo de Funes el cometido adicional de ministro de Educación ad honorem, es decir, sin retribución salarial. Como medida inaugural, Sánchez creó la Comisión de Acción Social de la Vicepresidencia de la República, a cuyo frente situó a su propia esposa, Margarita Villalta de Sánchez. Su misión era coordinar tres importantes instrumentos de promoción social del Ejecutivo: el Programa Comunitario de Salud Preventiva, el Programa de desarrollo local Familia Productiva y el Programa de becas escolares Construyendo Sueños.

Como ministro de Educación, Sánchez Cerén dedicó un gran empeño para el éxito del Programa de Dotación de Paquetes Escolares, más conocido como el Paquete Escolar, orientado a garantizar que los aproximadamente 1,3 millones de preescolares y estudiantes de básica de la red pública salvadoreña tuvieran acceso efectivo a la educación con los recursos y materiales adecuados (zapatos, uniformes, mochilas, útiles de aprendizaje), evitando en lo posible el abandono de las aulas.

El Ministerio de Educación (MINED) ejecutó asimismo el Programa de Alimentación y Salud Escolar (PASE), que incluía la campaña Vaso de Leche. Aunque el PASE perseguía mejorar el estado nutricional de los alumnos proveyéndoles de complementos alimenticios de la canasta básica en los mismos centros educativos, en particular los de las comunidades rurales, a fin de propiciar un aumento de su capacidad lectiva y por tanto de su rendimiento académico, no se libró de cuestionamientos que se preguntaban por su viabilidad económica e incluso lo tachaban de medida populista. El PASE y el Paquete Escolar formaban parte del Programa Social Educativo 2009-2014 Vamos a la Escuela, que incluía otra serie de actuaciones específicas, como el Programa Cerrando la brecha del conocimiento y el Programa de Alfabetización y Educación Básica para la Población Joven y Adulta.

Objeto particular de escrutinio por la opinión pública fueron las relaciones personales entre el vicepresidente Sánchez Cerén y el presidente Funes. Éste generó en 2012 grandes titulares por su propuesta, presentada a Estados Unidos junto con otros mandatarios de la región, de explorar la despenalización parcial del tráfico de drogas, y por su pacto, extremadamente polémico, con las ultraviolentas maras para que estas iniciaran una "tregua" en sus actividades delictivas a cambio de beneficios penitenciarios para los jefes pandilleros presos. La componenda trajo una drástica caída, a la mitad, del exorbitante índice de homicidios (de 70 por cada 100.000 habitantes, es decir, una media de 14 homicidios diarios) en El Salvador, uno de los países más violentos del mundo sin encontrarse en un estado de guerra.

La impresión recurrente a lo largo del período de gobierno fue que los dos hombres no sintonizaban bien, en particular en el capítulo de las orientaciones exteriores de El Salvador. Así, Sánchez fue señalado por los medios como el cabeza de un sector efemelenista de la "línea dura" que estaba presionando al cauteloso y pragmático Funes para que dejara de guardar distancias con el eje bolivariano e iniciara una cooperación, siguiendo la estela de varios países del hemisferio que obtenían de esta aproximación beneficios tangibles (como en el suministro energético), con la Venezuela de Hugo Chávez. Lo cierto fue que sólo en el primer año del mandato, 2009, el vicepresidente fue hasta tres veces contradicho y desautorizado por el presidente sobre este particular. La primera vez sucedió cuando Sánchez manifestó su rechazo a las bases militares estadounidenses en Colombia. El segundo desencuentro público se produjo en noviembre, cuando el estadista, desde Caracas, dijo adherirse a los planes de su anfitrión Chávez para impulsar el Socialismo del Siglo XXI y "enfrentar el imperio" estadounidense.

La tercera refutación de Sánchez por Funes llegó en diciembre de 2009. Entonces, el vicepresidente aseguró desde La Habana que el presidente estaba "analizando" la posibilidad de solicitar la adhesión a la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), la gran estrategia continental de Chávez. En casa, Funes reaccionó de manera fulminante, desmintiendo que su Gobierno estuviera considerando ingresar en el ALBA y certificando que El Salvador continuaba firmemente comprometido con el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y con la "alianza estratégica" con Estados Unidos, ejes que eran de una política exterior "sin alineamientos ideológicos".

En diciembre de 2010 la prensa nacional reveló que el encargado de negocios estadounidense en El Salvador, en un informe confidencial enviado al Departamento de Estado en enero anterior, había descrito como "esquizofrénica" la situación en el oficialismo. La diplomacia de la potencia norteña pintaba a Funes como un mandatario reiteradamente "desafiado" por Sánchez Cerén y otros miembros del FMLN en el Gabinete que estaban deseosos de llevar a cabo "el plan chavista-Bolivariano" y que mostraban una "hostilidad implacable" hacia el Gobierno de Estados Unidos.


3. Candidatura presidencial en 2014 con un programa "para la profundización de los cambios"

En octubre de 2010, en la XXVI Convención Nacional Extraordinaria del FMLN, el Consejo Nacional del partido eligió a la Comisión Política para el período 2010-2015. Medardo González fue revalidado como coordinador general y Sánchez Cerén quedó definido como el número tres oficial de la Comisión, por detrás del propio González y de la coordinadora adjunta, Violeta Menjívar. Hecho poco frecuente en los sistemas políticos latinoamericanos, en El Salvador el vicepresidente de la República presentaba un perfil intensamente político y partidista, con un peso y una influencia que excedían con mucho sus atribuciones institucionales.

Con Funes impedido de optar a la reelección consecutiva (no así la alterna) por prohibición constitucional y a falta de figuras de relieve, o simplemente ambiciosas, en el partido en estos momentos, Sánchez Cerén, que ya se acercaba a la séptima década de vida, era sin lugar a dudas, y más habida cuenta del buen recibimiento popular de sus programas sociales educativos, el aspirante más sólido a la sucesión en 2014. El vicepresidente demoró el anuncio de sus intenciones presidenciales hasta después de los comicios legislativos y municipales del 11 de marzo de 2012, que no fueron precisamente gratos para su partido. En la Asamblea, el FMLN perdió 140.000 votos y cuatro escaños, siendo de nuevo desbancado por ARENA de la mayoría simple. En los ayuntamientos, el balance global de fuerzas fue también desfavorable para el partido del Gobierno.

Un mes después de estas votaciones, a mediados de abril de 2012, Sánchez volvió a dejar traslucir sus diferencias con Funes al afirmar que el Ejecutivo había descuidado varias de las promesas hechas en la campaña electoral de 2009 y que muchas mejoras sociales, cuyo epítome era la reducción de la sangrante inequidad en el reparto de la renta nacional, permanecían en el tintero. Al mismo tiempo, el mandatario dijo "no descartar" que el FMLN se decantara por él como candidato presidencial en 2014, pues lo que sí estaba claro era que el aspirante del oficialismo a la jefatura del Estado sería un militante de solera, nada que ver con la elección hecha en 2009. También aquí el vicepresidente arremetía contra su superior institucional.

La postulación de Sánchez Cerén era un secreto a voces y el 23 de junio de 2012 Medardo González confirmó que su compañero de dirección era la opción escogida por el Consejo Nacional del partido. El público ya sabía que la instancia partidaria tenía hecha la elección desde el mes de abril. Finalmente, en el FMLN no habría elección primaria, ni siquiera confrontación de precandidaturas, pues "todos, la dirigencia, las bases y yo como secretario general queremos que sea Salvador Sánchez Cerén el candidato presidencial", zanjó González. La pública unción del vicepresidente anuló de manera automática otras aspiraciones alternativas que venían barajándose, como las del alcalde de Santa Tecla, Óscar Ortiz, el ministro de Obras Públicas, Gerson Martínez, y el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Franzi Hato Hasbún.

Una vez conocida su aspiración, Funes, el 27 de junio, pidió a Sánchez que renunciara a la titularidad del MINED. Así lo hizo el candidato, que sin embargo siguió siendo el vicepresidente de la República. Ya sólo restaba ratificar y oficializar la fórmula presidencial, que integró a Óscar Ortiz para vicepresidente. El acto de aclamación tuvo lugar el 11 de noviembre de 2012 en el marco de una Convención, la XXIX, celebrada en el familiar Estadio Cuscatlán de San Salvador. El protagonista del evento empezó su discurso con estas palabras: "Aquí se expresa la voluntad de la gran mayoría del pueblo de continuar y profundizar el proceso de cambio que iniciamos con el triunfo electoral del 2009". Más adelante elogió a su formación, que representaba "la nueva izquierda, una izquierda capaz de crear una sociedad plural, tolerante, inclusiva, solidaria, amante de la paz y al servicio de la gente". El orador pasó revista a los logros de tres años y medio de gobierno en ámbitos como las comunicaciones viales, la microempresa, la agricultura, la salud y la educación, sin olvidar destacar "nuestros exitosos programas sociales".

Luego, en clave propositiva: "Hemos avanzado, hemos caminado pero falta mucho por hacer y existen sectores que aspiran legítimamente a recibir beneficios con el cambio producido (…) llamo a los sectores empresariales (…) a construir juntos el rumbo de la concertación económica a favor de una política productiva, generadora de empleo y riqueza, y realizar una distribución justa de las ganancias para terminar con la intolerable desigualdad y exclusión". Ausente de la Convención estuvo Funes, quien en la víspera transmitió el mensaje de que la ley no le permitía participar en un acto partidario de estas características, lo que no era óbice para "felicitar" al FMLN por sus preparativos preelectorales. Felicitaciones que fueron devueltas por Sánchez al día siguiente en su discurso de proclamación, donde destacó de Funes "la valentía, la capacidad y la firmeza de iniciar el proceso de cambios y transformaciones en nuestro país, profundizando la democracia inclusiva y dignificando a los sectores históricamente excluidos".

Sánchez Cerén tenía un año largo para ir precisando sus propuestas de gobierno. En enero de 2013 el candidato oficialista dejó claro, y este mensaje iba a reiterarlo varias veces hasta el cierre de la campaña en febrero de 2014, que, en caso de llegar a la Presidencia, solicitaría la adhesión de El Salvador al ALBA así como al consorcio energético interestatal Petrocaribe, igualmente orquestado por Caracas. Estos pasos, de adoptarse, irían mucho más allá del tímido trecho andado por Funes, que en 2012 había informado del comienzo de gestiones preliminares para entrar en Petrocaribe y así poder importar crudo venezolano y productos derivados en condiciones de pago muy ventajosas. En El Salvador ya operaba, desde 2006, Alba Petróleos, compañía mixta que tenía como accionistas a una serie de municipios controlados por el FMLN y mancomunados en la asociación energética ENEPASA, y a la empresa estatal de petróleos de Venezuela, PDVSA. Aunque el Estado salvadoreño no participaba en Petrocaribe, Alba Petróleos, de alcance municipal, sí lo hacía.

Fechado el 5 de noviembre de 2013 y bajo la consigna de El Salvador adelante, el Programa de gobierno para la profundización de los cambios, que así se llamaba el plan, muy extenso y minucioso, de Sánchez Cerén y el FMLN, se presentaba estructurado en "3 prioridades, 3 grandes objetivos estratégicos, 10 ejes programáticos, 33 estrategias, 85 grandes compromisos y 527 medidas", todos ellos elaborados "desde la gente para la gente". Las tres prioridades del nuevo Gobierno del FMLN eran la "creación de empleo con crecimiento sostenido", la "educación con inclusión social" y la "seguridad ciudadana efectiva". Los tres objetivos consistían en: primero, "profundizar y ampliar los cambios para seguir mejorando la calidad de vida de la gente"; segundo, "consolidar la democracia y el Estado constitucional, social y democrático de derecho, fortaleciendo las instituciones y el papel de la ciudadanía; y tercero, "acelerar y profundizar la integración regional y latinoamericana, y avanzar hacia la unión centroamericana".

Las políticas de Estado venían articuladas por los diez ejes programáticos, cuales eran: la prioridad del empleo; la reducción del coste de la vida, mediante el aumento de la producción de bienes y servicios a bajos precios, el abaratamiento del consumo energético y el mantenimiento de los subsidios; el aseguramiento del bienestar social con las necesarias inversiones en salud y en una "educación de calidad con inclusión y equidad"; la seguridad y el "control de los territorios para la ciudadanía"; el desarrollo económico con sostenibilidad ambiental; el desarrollo interno equilibrado, con articulación nacional ("no más territorios olvidados"); la atención a los salvadoreños en el exterior; la integración regional; el refuerzo del aspecto cultural; y el "estilo democrático" de gobierno.

En su eje de seguridad, el Programa de gobierno invocaba el "combate efectivo al crimen" y una "política de prevención social de la violencia y el delito". Es decir, se trataba de perseverar en el tratamiento "integral" e "inteligente" del fenómeno de la delincuencia, confiando en la eficacia de una política que, tal como explicó el candidato en la Convención de diciembre de 2012, "armonizaba la represión del delito, la prevención, la rehabilitación y la atención a las víctimas". En cuanto a la famosa "tregua" arrancada a las maras en 2012, Sánchez Cerén afirmó que la misma no era "una política de gobierno". "Este Gobierno no ha implementado la tregua, sino que ha combatido el crimen y ha buscado generar oportunidades para que los jóvenes se desarrollen. Por lo tanto, mi Gobierno no hará ninguna negociación con delincuentes", puntualizó en octubre de 2013.

Otro aspecto destacado del Programa electoral del FMLN era la confirmación de los planes para "incorporarnos a la zona económica de Petrocaribe". Ahora bien, en las 110 páginas del documento no se hacía una sola mención al ALBA, y sí a foros y organismos como el SICA, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). Por otro lado, en noviembre de 2013 el postulante presidencial negó que su concepto de "un sistema monetario y financiero estable y sólido para el crecimiento y la estabilidad económica" implicara poner en circulación una nueva moneda, o bien pasar a un régimen de cocirculación oficial dólar-colón. "No estamos hablando de desdolarizar", desmintió.


4. Reñida victoria a doble vuelta sobre el arenero Norman Quijano

En la campaña electoral, como era de esperar, Sánchez Cerén, no pudo evitar que le sacaran insistentemente a colación su pasado de hombre armas y dirigente de una fuerza guerrillera que durante la guerra civil también había perpetrado asesinatos y secuestros. ARENA, el inveterado adversario del FMLN ahora en la oposición, resaltó su trayectoria de izquierdista radical y hurgó en su pasado, pasado del que él en modo alguno renegaba. A mediados de diciembre de 2013 la formación conservadora filtró a los medios unas fotos, tomadas presuntamente en Colombia hacía una década aproximadamente, en las que el político posaba con algunos de los más destacados dirigentes de la narcoguerrilla de las FARC; en las tomas podía vérsele cogido de hombros con Manuel Marulanda, Tirofijo, a su izquierda y con Raúl Reyes a su derecha.

Al ser preguntado sobre ello por los periodistas, el candidato presidencial escurrió el bulto, acusando a ARENA de "no tener cerebro para dar un golpe de timón a su campaña política" y rechazando "entrar en ese tipo de campañas de miedo y de temor". Incidiendo en las formas de jovialidad y sencillez, el aspirante presidencial no mencionó como referentes personales a alguno de los presientes del eje bolivariano. Él se identificaba más bien con el uruguayo José Mujica, ex subversivo tupamaro, quien le parecía un "ejemplo a seguir porque trabaja en dos ejes, el desarrollo y la inversión social". De ganar las elecciones, Sánchez Cerén sería el cuarto presidente americano con un pasado de guerrillero, tras el nicaragüense Daniel Ortega, la brasileña Dilma Rousseff y el propio Mujica.

Desde el verano de 2012 Sánchez Cerén y su contrincante de ARENA, el alcalde capitalino Norman Quijano González, partidario de militarizar la lucha contra las maras y fustigador del chavismo venezolano, estuvieron alternándose en el liderazgo de los sondeos de intención de voto. A mediados de enero de 2014 el efemelenista tomo definitivamente la delantera. Dos encuestas publicadas los días 15 y 16 le otorgaron el 46% y el 33%. Casi con seguridad, iba a haber segunda vuelta, escenario que nunca se había planteado en El Salvador desde la promulgación de la Constitución de 1983: los seis presidentes elegidos desde entonces lo habían sido con más del 50% de los sufragios en primera y única votación. Un factor de incertidumbre era la candidatura del ex presidente arenero Tony Saca, quien con su Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) aspiraba a romper la hegemonía bipartidista, haciéndose con un buen puñado de votos que sólo podía ser a costa de su antigua formación, con la que rivalizaba por la derecha. Sin embargo, el voto de GANA podía igualmente ponerle las cosas difíciles al FMLN en la segunda vuelta, pues entonces probablemente operaría un cierre de filas del electorado conservador tras Quijano.

La votación del 2 de febrero de 2014 produjo estos resultados: Sánchez Cerén fue primero con el 48,9% de los votos, seguido de Quijano con el 38,9% y de Saca con el 11,4%. Otros dos candidatos, René Rodríguez Hurtado, del Partido Progresista Salvadoreño (PSP), y Óscar Lemus, de la Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS), no llegaron ni al 1% entre los dos. La participación quedó establecida en casi el 55% del censo, un volumen bastante mediocre que era varios puntos inferior al registrado en anteriores convocatorias. El candidato del Gobierno había quedado al borde de la victoria y ahora debía medirse de nuevo con Quijano en una segunda vuelta que tendría lugar el 9 de marzo y que movilizaría sin apenas matices centristas la clásica antinomia izquierda-derecha.

En la segunda campaña electoral a Sánchez Cerén le salieron unas encuestas muy favorecedoras, con una horquilla de votos de entre el 55% y el 60%, que resultaron ser engañosas. Una vez cerradas las urnas el domingo 9 de marzo, el conteo discurrió con suma rapidez y a las pocas horas el Tribunal Supremo Electoral (TSE) estuvo en condiciones de difundir unos resultados correspondientes al 94% de las actas escrutadas y que concedían la Presidencia a Sánchez Cerén por un exiguo 50,1% de los votos. Con dos décimas y 6.300 votos menos, Quijano saltó como un resorte para denunciar la comisión de un "fraude al estilo chavista" y amenazar con "defender la victoria, si es preciso con nuestras vidas". A última hora de la noche Sánchez Cerén compareció para decir que la tendencia del escrutinio "ya no se modificaría" y que ARENA debía "respetar la voluntad del pueblo salvadoreño".

El 10 de marzo, con el 100% de las actas procesadas, el presidente del TSE, Eugenio Chicas, declaró que el resultado favorable a Sánchez Cerén era "irreversible", pero que todavía quedaban por escrutar 14 actas debido a una serie de "inconsistencias" que era necesario revisar, lo que iba a llevar algunos días. La Misión de Observación Electoral (MOE) de la OEA aplaudió la transparencia de la segunda vuelta, así como el "espíritu cívico" demostrado durante el proceso, aún inconcluso. En este sentido, la MOE apeló en un comunicado a la "tranquilidad ciudadana" hasta que el TSE concluyera el procedimiento y entregara los resultados definitivos. Con todo, la MOE recibió varias denuncias de incidencias relacionadas con actos de proselitismo prohibidos en la jornada electoral, incitación y compra de votos, y problemas relativos a los documentos de identidad de los votantes y el padrón electoral.

El 11 de marzo Quijano, arropado por la plana mayor arenera, presentó un recurso de nulidad de la segunda vuelta electoral luego de ver desestimada por el TSE, por carecer de base legal, su petición de un recuento voto a voto para despejar la idea del fraude cometido en su contra. ARENA quería que atendieran su reclamación la Fiscalía General de la República y la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. El tenso impasse poselectoral empezó a disiparse el 13 de marzo al ratificar el TSE la victoria de Sánchez Cerén, quien se apresuró a ofrecer "diálogo" y "apertura" a la oposición. Con las 10.445 actas electorales escrutadas, el ex guerrillero había obtenido 1.495.815 votos, el 50,11%, mientras que para Quijano habían sido 1.489.451 los votos, el 49,89%.

Esto no suponía la proclamación oficial de Sánchez Cerén como presidente electo, pues el TSE tenía que resolver aún al menos seis recursos interpuestos contra varios aspectos del proceso, incluido el de nulidad presentado por ARENA, que insistía en "una cantidad de anomalías enormes". El 16 de marzo, finalmente, una vez rechazados los recursos, el TSE declaró a Sánchez Cerén "presidente electo de la República para el período comprendido entre el 1 de junio del año 2014 y el 1 junio del año 2019". El 17 de marzo el próximo presidente de El Salvador afirmó en una rueda de prensa que su triunfo en las urnas constituía un reconocimiento de que "las luchas [armadas] fueron importantes", pero no sólo en El Salvador, sino en Latinoamérica, como ponían de manifiesto los casos de Ortega, Rousseff y Mujica. "No soy el primero", recordó. En su país, "la lucha" de 1980-1992 fue importante porque "inició un proceso de transición, que por 22 años ahora nos ha llevado construir una sólida democracia", agregó. Además, se hacía necesario demostrar que El Salvador era un país "en proceso de reconciliación".

En su etapa de vicepresidente de la República, Salvador Sánchez Cerén publicó cinco libros. El primero, editado en 2008 pero una versión ampliada en 2009, es un relato de sus andanzas como activista social y combatiente guerrillero que lleva por título Con sueños se escribe la vida. Autobiografía de un revolucionario salvadoreño, en cuya redacción colaboró su hija Claudia, periodista de profesión. Las experiencias personales en la lucha revolucionaria y la política democrática proveen los contenidos también de FMLN en el Gobierno (2011) y La guerra que no quisimos. El Salvador, 1980-1992 (2012). De 2012 es igualmente Ana María, combatiente de la vida. Mélida Anaya Montes: salvadoreña, maestra, guerrillera, una semblanza de su antigua colega en el liderazgo de las FPL escrita conjuntamente con Iosu Perales y Claudia Sánchez. Su obra más reciente es El país que quiero. 2014: Elecciones presidenciales en El Salvador, su manifiesto de principios y propuestas de cara a la contienda electoral, que incluye en su portada el aforismo La esperanza en el Buen Vivir está en el corazón de la gente.

(Cobertura informativa hasta 20/3/2014)